El bien superior más allá del bien y del mal
¿Sabes con seguridad que es positivo y negativo? ¿Tienes una visión del cuadro total?. Hay muchas personas para las que la limitación, el fracaso, la pérdida, la enfermedad o el dolor, en sus múltiples formas, han sido el mejor profesor. Las circunstancias adversas les enseñaron a soltar las falsas autoimágenes y los objetivos y deseos superficiales dictados por el ego. Les dieron profundidad, humildad, compasión. Les hicieron más reales.
Cualquier circunstancia negativa contiene una profunda lección oculta, aunque no puedas verla en el momento. Incluso una breve enfermedad o un accidente pueden mostrarte lo que es real y lo que es irreal en tu vida; en definitiva, lo que es importante y lo que no.
Vistas desde una perspectiva superior, las circunstancias siempre son positivas. O siendo mas preciso, no son ni positivas ni negativas. Son como son. Y cuando aceptas completamente lo que es (que es la única manera sana de vivir), ya no queda bien ni mal en tu vida. Solo queda un bien superior que incluya el mal. Sin embargo, visto desde la perspectiva desde la mente, hay bien-mal, gusto-disgusto, amor-odio. Por eso, en el libro del Génesis se dice que a Adán y Eva no se les permitió habitar en el paraíso, después de haber comido el fruto del conocimiento del bien y del mal.
Las cosas son como son, eso es todo. Esta actitud de dejar ser te lleva más allá de la mente, con sus patrones de resistencia que crean polaridades positivas y negativas. Es un aspecto esencial del perdón. El perdón del presente es aún más importante que el perdón del pasado. Si perdonas a cada momento y aceptas que sea como es, no se creará una acumulación de resentimiento que haya de ser perdonada más adelante.
No hablamos de felicidad, cuando un ser querido acaba de morir, o sientes que tu propia muerte está cerca, no puedes sentirte feliz. Es imposible. Pero puedes estar en paz. Puede que haya lágrimas y tristeza, pero, si has renunciado a la resistencia, debajo de la tristeza sentirás una profunda serenidad, una presencia sagrada. Esto es la emanación del Ser, esto es presencia interna, el bien sin opuesto.
Haz lo que tengas que hacer. Entre tanto, acepta lo que es. Como mente y resistencia son términos sinónimos, la aceptación te libera inmediatamente del dominio de la mente y te vuelve a conectar con el Ser. El resultado es que las motivaciones típicas que mueven el ego a actuar – miedo, avaricia, control, defensa o alimentación del falso sentido de identidad. Dejan de operar. Una inteligencia mucho más amplia que la mente se hace cargo de las cosas, de modo que en tu hacer fluirá otra cualidad de conciencia. La mayoría de la gente tiene que sufrir mucho antes de abandonar sus resistencias y aceptar, antes de poder perdonar. En cuanto se produce la aceptación, ocurre uno de los mayores milagros: el despertar del Ser-conciencia a través de algo aparentemente malo, la transmutación del sufrimiento en paz interna.
El efecto último de todo el mal y de todo el sufrimiento del mundo es que obligará a los seres humanos a hacerse conscientes de quienes son más allá del nombre y la forma. Así, lo que percibimos como malo desde nuestro punto de vista limitado es, en realidad, parte del bien superior que no tiene opuesto. Sin embargo, esto solo llegará a ser verdad para ti mediante el perdón. Si no se llega a perdonar, el mal no se redime, y por tanto sigue siendo mal. Mediante el perdón, que en esencia significa reconocer la insustancialidad del pasado y permitir que el presente sea como es, el milagro de la transformación ocurre dentro y también fuera. Un espacio silencioso de intensa presencia surge en ti y a tu alrededor.
Cualquier persona o cosa que entre en tu campo de conciencia quedará afectada por él, unas veces de manera visible e inmediata y otras veces a niveles más profundos, haciéndose visibles los cambios más adelante. Disuelves la discordia, sanas el dolor, despejas la inconsciencia (sin hacer nada) simplemente siendo y manteniendo esa frecuencia vibratoria de la intensa presencia.
El final del drama de tu vida
La mayoría de las cosas presuntamente malas que suceden en la vida de la gente son achacables a la inconsciencia. Son auto creadas o, más bien, ego-creadas. A veces les doy el nombre de drama. Cuando eres plenamente consciente, el drama ya no puede entrar en tu vida. Recordemos cómo opera el ego y como crea sus dramas.
El ego es la mente no observada que dirige tu vida cuando no estás presente como observador, como conciencia que testifica. El ego se percibe como un fragmento separado en un universo hostil, sin conexión real con ningún otro ser, rodeado de otros egos que o ves como una amenaza potencial, o intentará manipular para sus propios fines. Los patrones básicos del ego están diseñados para combatir sus medios más arraigados y su sensación de carencia. Son la resistencia, el control, el poder, la avaricia, la actitud defensiva, la agresividad. Algunas de las estrategias del ego son extraordinariamente inteligentes, aunque no llegan a resolver ninguno de sus problemas, porque el problema es el ego mismo…
La mayoría de la gente está enamorada de su drama personal. Su historia personal es su identidad. El ego dirige su vida. Todo su sentido de identidad está invertido en él. Incluso su búsqueda de una respuesta (generalmente sin éxito), de una solución, o de la sanación se convierte en parte del drama. Mientras sean su mente, lo que más temen y a lo que más se resisten es su propio despertar.
Cuando tu vives en la aceptación de lo que es, acabas con el drama de tu vida. Cuando estás consciente no discutes. Discutir implica identificarte con tu mente y con tu posición mental, y resistiéndote y reaccionando a la posición de la otra persona. El resultado es que los opuestos polares se energetizan mutuamente. Esta es la mecánica de la inconsciencia. La aceptación implica claridad y firmeza, pero sin fuerza reactiva, no hay defensa o ataque. No hay dramas… Cuando eres consciente dejas de entrar en conflicto. Conflicto externo e interno principalmente que cesa en cuanto deja de haber choque entre las demandas y expectativas de tu mente y lo que es.
Eckhart Tolle
El poder del ahora
GAIA Ediciones 2.001