Vamos a exponer aquí algunas líneas sobre las ideas básicas de la teoría de Bion, tal vez, más conocido como terapeuta grupal. Su concepto de la función alfa, espacio mental, verdad y transformación, y básicamente la idea de Reverie, la cual es menospreciada por los positivistas. Conceptos que se apoyan en ideas propias y distintas, no observables experimentalmente, sustentadas en las mismas posibilidades científicas que el psicoanálisis. A semejanza de Freud y de Klein, Bion ha sido un autor que ha dejado una obra. Pero, contrariamente a ellos, no dejó una escuela. Su escritura ha estado más sometida a la prueba del olvido, de la represión y de la distorsión. Su obra encierra aún sentidos ocultos para descubrir, significaciones implícitas y contenidos teóricos por iluminar.
Beta / Alfa.
Para todo niño al nacer hay un antes del corte del cordón umbilical, donde el niño pierde los referentes que tenía hasta ese momento, y hay un después en el encuentro con la madre externa. Pensemos que el hijo biológico al nacer recupera y reconoce a su madre biológica y que la madre, por su capacidad de reverie, reconoce el llanto de su hijo entre muchos otros. El bebe se calma al oír el latido cardiaco de su madre o al sentir su olor. Se produce una retroalimentación afectiva por el reconocimiento de algo conocido, que favorece que se establezca un sentimiento de confianza en los vínculos, y al haber confianza, los vínculos adquieren sentidos verdaderos.
Cuando el bebe nace, en el primer aullido que da al mundo, expulsa mediante un mecanismo de identificación proyectiva instinto de muerte, permitiendo que en aquel lugar en el que antes hubo Muerte, ahora se genere el espacio adecuado para contener Vida (en forma de instinto de Vida) que debe ser capaz de entrar. Si el bebe es incapaz de llorar, entonces es incapaz de crear el espacio suficiente como para contener vida, y muere.
A esto que el bebe expulsa, Bion lo llama elementos beta. Define a los elementos beta como aquello que es incapaz de ser procesado por la mente, es experiencia emocional pura sin metabolizar e inmetabolizable. Al salir dejan un espacio vacío que debe ser llenado con pensamientos que puedan ser pensados y tolerados. Estos pensamientos que traen el material para la vida (mental, anímica), lo hacen en forma de otro tipo de elementos a los que Bion llama alfa.
Estos elementos beta son contenidos por la mente de la madre (más evolucionada), que los metaboliza y transforma en elementos alfa mediante una función particular: la función alfa. El término función alfa, al igual que el de elementos alfa y beta, se halla intencionalmente desprovisto de significado, de un significado que es esencial aprender a tolerar. Estos elementos alfa devueltos al bebe dan la matriz adecuada para que se forme dentro de su mente una función homóloga a la de la madre que le permita comenzar a pensar sus propios pensamientos. La madre transmite la funcionalidad del pensamiento. Esta idea en principio básica contiene en sí una gran originalidad: implica que no es el pensar lo que origina los pensamientos sino que por el contrario son los mismos pensamientos los que desarrollan dentro de la mente la capacidad de pensar.
Capacidad de Reverie.
A la capacidad de la madre de devolverle al bebe su experiencia emocional sin metabolizar (elementos beta) en forma de pensamientos adecuados para ser contenidos y pensados por él (elementos alfa), Bion la llama Capacidad de Reverie (reverie: del francés, ensueño). La llama Reverie en alusión al estado mental requerido en la madre para estar en sintonía con las necesidades del bebé.
Si la madre falla en esta sintonía, es decir, si es incapaz de metabolizar la experiencia emocional y la devuelve en forma de beta (incapacidad de reverie) la madre puede producir un bebe psicótico. Una madre incapaz de contener la experiencia emocional de su bebe, dejando perdido en el aire el contenido proyectado por este, puede dar lugar a un bebe autista, o a la inicial formación esquizoide de carácter. La gestación psíquica requiere fundamentalmente de esta función de reverie. Equivale a un metabolismo mental, donde el bebé descarga en la madre lo intolerable, displacentero, incomprendido o desubicado, ocasionado por sensaciones, percepciones o sentimientos que le generan ansiedad. Necesita que ella los contenga y lo ayude a elaborarlos con la función reverie.
En estos momentos primerísimos de la vida, las comunicaciones se dan sin palabras, aunque la palabra esté presente en la boca de la madre; hay información de fundamental importancia para la vida que no se trasmite con palabras, tal es el caso del amor. El amor de la madre por su bebé va a ser expresado a través de la alimentación, de las caricias, del contacto visual y de piel a piel pero fundamentalmente por él interés y deseo de comprenderlo, y esta es la esencia de la función reverie.
Sigamos en la evolución del bebe. El bebe, hambriento, llora reclamando al pecho que lo frustra por no estar en este momento dentro de su boca. La madre llega con el pecho gratificando las necesidades de su bebe. Cuando éste deja de tener hambre, como el pecho sigue estando allí, lo vivencia como persecutorio con ansiedades de aniquilación y se defiende del ataque fantaseado mordiéndolo (con proyección de esta experiencia emocional en forma de beta). Si la madre abraza al bebe permitiéndole aferrarse a ella visualmente y envolviéndolo mentalmente con un piel protectora que lo protege y abraza (al decir de Bick) y lo sostiene en su ansiedad (Winnicott), entonces el bebe comprende que era un hecho que se correspondía sólo con una fantasía y vuelve a sentirse a salvo. Ahora bien, si la madre en cambio aleja al bebe gritándole, lo que hace es reafirmar su fantasía de aniquilación y lo deja inerme ante su ansiedad.
La primera es una madre con capacidad de reverie; una madre suficientemente buena capaz de devolverle al niño en forma de alfa lo que él expulsó en forma de beta. Por su parte, la segunda madre, con incapacidad de reverie, deja en el niño una sensación de vacío que alimenta sus más atroces fantasías rellenándolo de infinitas cantidades de nada. Esta capacidad materna de pensar en su bebé con amor será introyectada por el bebé junto con sus sentimientos Beta modificados en Alfa, permitiéndole de esta manera identificarse con una madre con capacidad de pensar en los sentimientos. Este tipo de intercambios repetidos entre la madre el bebé van transformando la estructura del yo, se va formando una nueva estructura yoica: un yo realista que ha internalizado inconscientemente en su núcleo a un objeto con capacidad para pensar y reconocer las cualidades psíquicas en sí mismo y en los otros.
En estudio de la incidencia de lo prenatal en el vinculo materno fetal se conjetura que ésta verdad de las emociones, se da desde el inicio de la concepción del hijo. Se daría lo que Sor y Gazzano (1993) llaman un vinculo reverie a doble vía, donde tanto el feto como la madre captan mutuamente la verdad de los sentimientos de ambos. Este vínculo puede o no establecerse y eso deja su marca, su huella. El punto primordial es que la mente necesita del reverie materno para dejar de pensar en forma concreta.
Antes que la personalidad pueda disponer de una parte no psicótica, es imperativo que haya logrado instalar en ella esta capacidad de continencia y de transformación.
El Espacio Mental.
Para definir el espacio mental, Bion se vale de la definición geométrica de la noción de espacio, en tanto cualquier lugar en el que antes hubo algo. Es decir que para que se pueda crear espacio, algo que ocupe lugar, debe previamente salir. Digamos entonces uno de los pilares del pensamiento biónico: el espacio mental es el continente adecuado para contener pensamientos. El espacio formado en el lugar en el que antes hubo beta será el continente de alfa. La cualidad, el alcance del pensar, dice Bion, resulta de la confluencia de dos desarrollos mentales que es preciso distinguir: el desarrollo de pensamientos y el desarrollo del aparato para manejarlos, el aparato de pensar.
Ambos desarrollos están absolutamente determinados por la cualidad de las experiencias emocionales que los enmarcan. En este sentido Bion hace de la tolerancia a la frustración o de la intolerancia a ésta un dato decisivo, del mismo modo que hacía decisiva Klein a la capacidad de tolerar la angustia a la hora de pensar el desarrollo o la inhibición del yo. Según el nivel de desarrollo que la tolerancia/intolerancia a la frustración haya hecho posible se pueden distinguir:
1. Preconcepciones: Son los pensamientos vacíos de Kant, son expectativas a priori, como promesas que a veces permanecen como tales. Otras alcanzan el estatuto de concepciones y permanecen allí y a veces se transforman en pensamientos propiamente dichos. Son las huellas que traen cierta prefiguración a priori, si estas preconcepciones ocuparan su vacío darían una percepción plena, una concepción, una realización. Si no son llevadas partir de ellas se forma un pensamiento propiamente dicho.
2. Concepciones: Son preconcepciones acopladas a realizaciones y unidas a experiencias emocionales de satisfacción. Las concepciones surgen si una preconcepción se realiza, si un hueco se satura. Para que haya concepción tienen que converger una preconcepción y una experiencia emocional satisfactoria.
3. Pensamientos: Ocurren cuando es tolerada la experiencia de preconcepciones unidas a una realización negativa. La existencia de pensamientos nos indica que hubo encuentro en la presentación simultánea de una preconcepción y su no realización satisfactoria. La experiencia emocional correspondiente es una frustración y si esa frustración es tolerada, un pensamiento puede nacer.
4. Conceptos: Son concepciones fijadas si una preconcepción, cualquiera sea, se yuxtapone con una experiencia emocional insatisfactoria, una frustración, cualquiera sea, puede nacer un pensamiento, a condición de que la frustración sea tolerada.
El suelo de los pensamientos está hecho de experiencias emocionales insatisfactorias que han sido toleradas la existencia de pensamientos prueba el carácter estructural, ineludible y vital de la insatisfacción.
La Verdad / La Transformación.
Dice Bion que la ausencia de verdad, de la función de la verdad, lleva a la inanición mental. De la misma manera que el cuerpo necesita de alimentos, el aparato mental necesita de verdades. El bebe humano, a través del reverie materno, recibe la comunicación de los verdaderos sentimientos de ésta, no a través de las palabras sino a través de las emociones. La verdad, así como el amor y la comida, son esenciales para el desarrollo.
De esta forma, Bion realiza una analogía con el sistema digestivo. Dice que si la mente no se alimenta adecuadamente de elementos que puedan ser digeridos, muere de inanición. Este alimento, el alimento mental, es para Bion, O, la Verdad, Bion llama O a esta Verdad desconocida e incognoscible. El proceso mediante el cual diversas dimensiones de O evolucionan de manera de poder ser captadas por nuestras mentes recibe el nombre de Transformación.
Bion describe tres tipos básicos de transformaciones: transformación en pensamiento, transformación en alucinosis y transformación en sabiduría. Llamamos transformaciones en pensamiento a aquellas transformaciones que guardan amor y respeto por la Verdad como alimento mental. Son aquellas que nos permiten construir modelos, armar analogías, pensar pensamientos abstractos y desarrollar la capacidad figurativa. Al respecto Bion estableció un postulado epistemológico: “el pensamiento conforme a la verdad no necesita pensador que lo piense mientras que la mentira es inseparable del que la enuncia”.
Las mismas se producen cuando la iridiscencia de O entra en contacto con una barrera (que bien puede ser la función alfa de la mente en cuestión) desprendiendo cierto tipo de elementos de su impacto: el alfa. Cuando la Transformación se da en pensamiento (es decir, con amor por la Verdad y utilizando elementos alfa) el vínculo que se entabla con la Verdad se llama de Conocimiento y Bion lo simboliza con la letra K (del inglés, knowledge). El vínculo necesario para crecer mentalmente, según la analogía del sistema digestivo, es el vínculo K que guarda amor por la Verdad, alimento de la mente por excelencia. En este sentido, la capacidad de reverie implica la capacidad del bebe y la madre de establecer vínculos de conocimiento K.
La Teoría de la Transformación.
Transformación tanto de un objeto, como del yo, como de un contenido psíquico. Bion dice que un objeto en sí mismo sería lo que él denomina objeto 0 (cero). Lo que nosotros observamos del objeto no es nunca el hecho en sí mismo, sino una transformación de él. La teoría fundamentalmente tiene que ver con la observación clínica. Bion habla de un hecho, el hecho cero, que es el hecho en sí mismo, lo que ocurrió u ocurre. El hecho cero pudo haber sido el hecho real cuando ocurrió. Nosotros no podemos conocer el hecho cero, aquel hecho real. Tampoco conocemos cuál es el hecho cero dentro del psiquismo de ese paciente, pero sí conocemos las transformaciones.
Las transformaciones son las evidencias que se va dando a través de la relación terapéutica de aquel hecho, o de la propia transferencia. Las transformaciones pueden estar más o menos alejadas de aquel hecho cero, o más o menos cercanas. Él habla de transformaciones proyectivas y transformaciones de sentido rígido. Las transformaciones de sentido rígido son aquellas que casi son iguales al hecho cero. Y las transformaciones proyectivas son aquellas que tienen un cierto grado de transformación. Éste es un concepto tomado de la geometría, las imágenes proyectivas.
“Cualquiera que se disponga a atender un paciente al día siguiente debe en algún momento sentir miedo. En todo consultorio deberían de haber dos personas bastante asustadas: el paciente y el psicoanalista. Si no lo están, cabe preguntarse por qué se toman la molestia de indagar lo que todo el mundo sabe” Bion. (1974)
Historia personal
Wilfred Bion. Nació en Mutra, India en 1.897 donde vivió hasta los ocho años, de donde se trasladó a Londres. Británico, médico y psicoanalista. Estudió historia en Oxford y posteriormente medicina, comienza su práctica psiquiátrica a los 37 años y trabaja durante 15 años en Tavistock. Sus escritos ya nos dejan una especial manera de ver la represión social de su tiempo.
Le toca ser partícipe de las dos grandes guerras siendo esta una experiencia que ya deja marcada su persona y su teoría. A los 48 años inicia su carrera como psiquiatra y su análisis personal con Melanie Klein con quien estos cinco años, a los 53 años es aceptado como miembro de la Asociación Psicoanalítica Británica. Muere en 1.979
La primera parte se sus trabajos son bastante enrevesados, difíciles de leer, están referidos a Freud y M. Klein mediante un pensamiento muy personal, mas adelante se convierte en un analista revolucionario que amenaza profundamente toda la vetusta estructura del movimiento analítico, ahí es donde se manifiesta con toda su claridad. Se traslada a Estados Unidos para “comenzar de nuevo” huyendo de lo que él mismo llama “el peso de las medallas”
Sus trabajos han contribuido en el tratamiento de la psicosis desde el análisis. En California deja huella en la escuela de psicoanálisis. Bion, en contacto con tradiciones filosóficas orientales, que aluden a un todo, nos hace ver que la materialidad corporal de la fisiología nos mueve a engaño en el creernos seres individuales. Su gran formación y experiencia de vida, su cualidad de observación, su sensibilidad y su disciplina para el pensamiento articulado, dieron luz a una obra compleja y apasionante.