En la base conductual de los trastornos de conducta estaría la necesidad de la activación conductual y una débil inhibición. La interacción de estos dos sistemas facilitaría la exageración de rasgos como la agresividad, la frialdad y la impulsividad. (Gray J. 1982).
Problemas de externalización. Control y ajuste eficaz
El control del esfuerzo se ha vinculado a los problemas de externalización de los niños (agresión, desafío, delincuencia). El control eficaz contribuye al procesamiento de la información relevante para el funcionamiento adaptativo, así como a la modulación de la experiencia emocional y el comportamiento, asimismo evita o palía la desregulación emocional.
El cambio en los problemas de externalización se ha asociado con varios aspectos. La regulación atencional y el control inhibitorio han estado relacionados inversamente con los problemas de externalización tanto en el niño pequeño como en el preescolar en varios estudios, ejemplos; (Hill et al., 2006, Spinrad et al., 2007; Belsky J. et al., 2007, Eisenberg 2009. Se han obtenido relaciones inversas entre la autorregulación y los problemas de externalización en numerosos países, estando la autorregulación más fuertemente relacionada con la externalización de los niños con alta emotividad negativa.
Nigg JT (2004), en su estudio sobre el desarrollo del temperamento argumentó que el trastorno de conducta involucra al menos dos caminos temperamentales diferentes:
Uno se basa en una baja respuesta al miedo y una baja afiliación (que resulta en una baja empatía y simpatía). Aquí la resistencia fisiológica al castigo potencial es débil, niños propensos a la emoción negativa y las dificultades en su regulación, y en la inhibición de su comportamiento, esta desregulación perjudica el desarrollo y el uso de la cognición involucrada en el procesamiento de información, y merma la calidad de las interacciones con padres y compañeros.
La segunda vía que conduce a problemas de impulsividad, está enfocada a los incentivos, los niños propensos a la agresión proactiva, tienen baja inhibición al miedo, lo que socava el desarrollo de la conciencia, pero no presentan problemas consistentes con los procesos de autorregulación, de acuerdo con estos argumentos la investigación apoya la predicción de que la agresión reactiva está asociada con una mayor reactividad al cortisol que la agresión proactiva (o baja agresión).
La regulación emocional y la internalización de los problemas
Los aspectos de autorregulación se han relacionado teóricamente con la internalización. Las investigaciones plantean la hipótesis de que hay una relación inversa entre los problemas de internalización y el control de esfuerzo o las capacidades de regulación emocional. Diversos estudios muestran esta relación, (Eisenberg, N et al 2011, Carver et al., 2008), aunque las relaciones significativas obtenidas parecen variar con la edad, hay diferentes estudios que esta relación negativa la cifra entre los 10 y 14 años de edad.
Los niños con problemas de internalización pueden parecer excesivamente controlados porque su comportamiento manifiesto es inhibido o rígido. Sin embargo, este tipo de sobre control no es volitivo, sino que es reactivo (Eisenberg et al., 2002). De hecho, los niños con problemas de internalización se han referido como sobre-adaptados, aunque la relación entre control e internalización no sea directa. Se pueden generar con la internalización una clase de problemas de emoción y conducta como ansiedad, depresión, retiro y quejas somáticas. La regulación del afecto es particularmente importante para los niños con estos problemas porque el afecto negativo está altamente asociado con la internalización (Carver et al., 2008).
Los problemas de internalización implican dificultad para controlar la atención, la cognición y la emoción, para inhibir pensamientos, (por ejemplo, rumiación), y cuando son graves, pueden estar asociados con un sesgo atencional hacia estímulos negativos. El control atencional puede reducir el sesgo hacia estímulos amenazantes en niños sujetos a afectividad negativa (Eisenberg y Carver) y puede facilitar el movimiento de la atención de pensamientos negativos a neutros o positivos, contribuyendo a la calidad de las interacciones sociales, ya que las habilidades de control pueden permitir un comportamiento flexible y adaptativo cuando se enfrentan a situaciones desafiantes y, por tanto, prevenir problemas de internalización.
Socialización y regulación emocional
El medio ambiente también juega un papel en el desarrollo de la regulación emocional y el control del esfuerzo. Dado el importante papel de la familia en la vida de los niños, la socialización de los padres en la regulación-esfuerzo ha sido un tema de investigación considerable. En su estudio de 1998 Eisenberg et al, propusieron que la socialización de la regulación emocional puede ocurrir en al menos tres maneras: (a) las reacciones parentales a las emociones de los niños, (b) la expresión de la emoción en la familia o hacia el niño, y (c) La discusión de la emoción.
a.- Reacciones parentales a las emociones de los niños; El cuidado materno sensible, la capacidad de respuesta de las madres a las señales de sus hijos y a las reacciones emocionales, diferentes estudios avalan la relación entre crianza sensible, mayor regulación emocional y menor negatividad, Belsky J, et al, en 2007 encontraron que la sensibilidad materna predecía una mejor inhibición de la atención.
Las interacciones maternas de calidez y apoyo también fomentan las habilidades de regulación emocional, el apoyo positivo también ha sido asociado con un mayor control de autorregulación-esfuerzo, así como la capacidad de respuesta de los padres a la necesidad del niño, el respeto a su autonomía, y el establecimiento de límites maternales precisos, también se ha relacionado con una baja desregulación y un mayor control del esfuerzo. Asimismo, el estilo de crianza, que refleja las actitudes y comportamientos generales de los padres hacia los niños, también está relacionado con la regulación emocional de los niños. Los padres autoritarios, negativos y punitivos, así como la expresividad negativa de los padres, se han asociado con niveles más bajos de control de esfuerzo en diferentes estudios.
-b.- La calidad de las reacciones familiares ante la expresión emocional de los niños, especialmente las emociones negativas. Las reacciones parentales a las emociones negativas de los niños proporcionan a estos, información concluyente sobre la experiencia y la expresión de las emociones. Las adecuadas respuestas emocionales pueden ayudar a los niños a reducir sus emociones negativas y ayudar a las habilidades de los niños a comprender las emociones. Al contrario, las reacciones no favorables pueden inducir emociones negativas y desregulación. A mayor comprensión de los cuidadores a la expresión de las emociones de los niños habrá una mayor regulación de la emoción-control del esfuerzo, mientras que ante respuestas punitivas habrá niveles más bajos. Los padres que son conscientes y apoyan las emociones de sus hijos, validan y etiquetan sus emociones y ayudan a su hijo a manejar las emociones de manera constructiva. Las relaciones de apego seguro se caracterizan a menudo por madres que están emocionalmente disponibles y responden a las necesidades de sus bebés.
c.- Discusión de la emoción. Los padres que discuten las emociones con sus hijos previsiblemente les enseñarán sobre los significados de las emociones, Qué deben y no deben expresarse, y las consecuencias de expresarlas o no expresarlas. Los hijos de padres que son emocionalmente expresivos en la familia tienden a ser emocionalmente expresivos por expresividad tanto positiva como negativa, por tanto, la expresividad de los padres en el hogar es un correlato importante del desarrollo de las habilidades de regulación de los niños.
La depresión materna, se caracteriza por los niveles relativamente altos de afecto negativo en el hogar, puede interrumpir la regulación emocional de los niños y el control del esfuerzo, los hijos de madres deprimidas tienen problemas con la regulación. Eisenberg en diferentes trabajos encuentra una relación negativa entre la discusión de las madres sobre las emociones y las reacciones negativas de los adolescentes en un conflicto entre padres e hijos. Por tanto, los padres que son sensibles y cálidos y / o expresan las emociones apropiadas en el hogar son propensos a criar hijos mejor regulados, que tienen menos probabilidades de desarrollar conductas problemáticas y tienen más probabilidades de ser socialmente competentes.
Por lo tanto, la influencia de los padres puede estar operando a través de los efectos sobre la capacidad de autorregulación de los niños. Es posible que esta relación mediada se produzca en algunas etapas de desarrollo y no en otras. Es importante reconocer que los niños pueden evocar ciertas reacciones parentales y que es probable que el proceso de influencia entre la crianza de los hijos y la autorregulación de los niños sea probablemente bidireccional. Es decir, los niños que no están regulados pueden obtener interacciones sociales de menor calidad. Además, hay abundante evidencia de que incluso dentro de las interacciones entre padres e hijos, hay una regulación recíproca de la emoción, es decir, la calidad de los padres y el comportamiento del niño se afectan entre sí durante las interacciones y probablemente a través del tiempo.
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La autorregulación emocional y su relación con el desajuste de los niños
Melchor Alzueta S. 2017