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Trauma y Gestalt

TRAUMA Y GESTALT.
Mecanismos De Defensa En El Trauma.

Los mecanismos neuróticos suponen una alineación de la frontera de contacto del yo con el medio. Son mecanismos de evitación, porque llevan a no apreciar los límites reales del ego y por tanto a evitar situaciones a las cuales la persona podría hacer frente.
Según Perls habría una confusión acerca de esos límites de contacto.
Aunque en Gestalt básicamente hablamos de cuatro mecanismos, que son a los que finalmente se refirió Fritz (introyección, proyección, retroflexión, y confluencia); para hablar de la persona traumatizada me voy a referir a algunos otros que él también nombró.
En primer lugar la negación constituye el mecanismo de defensa más habitual. Si la persona no se hiciese de hielo o anestesiase, la emoción asociada a la imagen que le presenta, sus recuerdos no podría tener casi ningún tipo de vida psíquica; no la podría soportar. La negación le permite seguir viviendo aunque sea de una manera alienada, un poco amputada. Otra manera de vivir la negación es pensando que esto no le está ocurriendo a la persona, no queriendo reconocer lo que ocurre.
Junto a la negación en el sentido de anestesia, la “desensibilización y deflexión” también están muy presentes en las personas traumatizadas en forma de desernegetización, apatía y aburrimiento. Como una forma de desvitalizar la relación. Creo que ésta actitud va muy unida al aislamiento” como una forma de evitación del contacto y una manera de poder establecer una distancia y un control sobre el medio, convirtiéndose la persona en muy observadora, esta es una manera de estar alerta y de intentar que la situación no se repita. Podemos ver detrás de este mecanismo el miedo y terror que la persona ha experimentado y el miedo a que vuelva a suceder lo mismo.
En el caso de los niños maltratados se ve muy claramente este estado de “vigilancia congelada” en el que aunque están en una continua hiperactivación autónoma, a la vez tienen que quedarse quietos y callados evitando cualquier expresión física de su agitación interior.
Otro mecanismo de defensa importante, en los niños maltratados es la “disociación”. Como el niño no puede escapar o alterar la realidad, la altera en su mente y prefiere creer que el abuso no ocurrió, esta disociación sirve para preservar los vínculos primarios y eximir a sus padres de toda culpa y responsabilidad. Aparta los maltratos de la conciencia, como si nunca hubieran existido y los racionaliza o minimiza hasta convencerse de que no eran abusos. A veces esta disociación va más allá de ser una capacidad defensiva y se convierte en una forma de organización de la personalidad.
De los mecanismos de defensa que se contemplan más en gestalt los que encuentro que tienen más que ver con los sucesos traumáticos son: la “retroflexión” como una retirada patológica y la “introyección” como una alteración del contacto o contacto patológico. Quiero empezar hablando de la represión por la que oprimimos nuestro yo y eliminamos el conflicto de la conciencia llevando nuestra atención hacia otro lado. En la represión la inhibición premeditada se olvida, olvidamos la actividad suprimida. En palabras de Paco Peñarrubia “la represión es el hermano pequeño de la retroflexión”.
Como ya he explicado, en la persona traumatizada hay una híper excitación que se congela, es decir que la persona no pasa a la acción y por tanto retroflecta. Una de nuestras reacciones al peligro es suprimir la reacción motora, como hacen los animales al paralizar la respiración y quedarse inmóviles y alertas, el suprimir nuestras respuestas espontáneas es retroflexión. La excitación puede ser rabia por lo sucedido, que volvemos hacia nosotros mismos, en forma de culpabilidad: coincido con Ginger que: la culpabilidad como resentimiento no expresado es retroflexión.
Sin embargo, la excitación no se puede destruir, no se detiene, está bloqueada y se transforma en el proceso de bloqueo y así nos forzamos a hacer algo que no queremos hacer, en este proceso se da la contención. La persona traumatizada se contiene también a nivel motor, a nivel emocional y a nivel mental. Ese control sin embargo a veces es imperfecto. Hay un conflicto entre la fuerza de la inhibición y la fuerza de la excitación de las necesidades que tratan de satisfacerse y esta lucha entre la excitación y la inhibición es la angustia. Este control imperfecto es lo que puede explicar el fenómeno del flash -back como algo que escapa a esta inhibición y emerge en la conciencia de forma intrusa.
En palabras de Joel Latner “la angustia es el conflicto de nuestros intentos de bloquear la excitación. Se presenta cuando interrumpimos la gestalt en vías de formación”. “La angustia es originalmente nuestra experiencia del conflicto entre las necesidades del organismo y las represiones de nuestras funciones de seguridad”. “Es la represión incompleta”. “El conflicto tiene lugar entre la figura en formación en ese momento y la aprensión del desastre que sobrevendrá si seguimos permitiendo que la figura se desarrolle”.
La persona traumatizada, sobre todo en la infancia, ha aprendido a retroflectar a contener o congelar la excitación como medio de supervivencia. La imagen viene a ser que si actúa puede morir. Posteriormente esto queda impreso como un patrón de conducta repetitivo por el cual, el actuar en el mundo puede ser peligroso, me puede dañar o matar y por tanto no actúo, evito la acción. De esta manera, como diría Perls: “La persona está equivocando los límites reales del propio ego, viendo un peligro donde no lo hay y por tanto desarrollando una evitación neurótica.
Otro de los mecanismos que considero que también interviene en las personas traumatizadas es la introyección, sobre todo en el caso de los abusados. A veces el niño no es capaz de alterar la realidad a través de la disociación y como necesita encontrar algún significado llega a la conclusión que es malo y que sus padres son buenos. O bien el niño introyecta el objeto malo y se identifica con el agresor. Las personas traumatizadas de cualquier edad, buscan faltas en su comportamiento, para encontrar un sentido a lo que ha ocurrido. En el caso de los niños, los padres muchas veces buscan un chivo expiatorio al que culpar de su propia violencia y conducta sexual.
Los sentimientos de ira y deseos de venganza no hacen sino corroborarle al niño que es malo y por tanto hacerle creer que todo lo que le dicen es cierto. Se ve por tanto en este mecanismo la introyección como incorporación de un cuerpo extraño (valores, mensajes) y como el niño no puede discriminar entre lo que es suyo y lo que no. Por tanto en el desarrollo de la personalidad y cuando la persona ya es adulta encontramos a personas con baja autoestima, desmotivadas, auto inculpadoras y desestructuradas, indefensas y con vergüenza.
En varios casos que he visto de abusos en la infancia las personas han desarrollado una personalidad de tipo bordeline. En estas personas observo también el mecanismo de defensa de la confluencia. A las personas bordeline les resulta muy difícil tolerar la soledad, y a la vez son muy desconfiadas hacia los demás. Por una parte sienten mucho miedo a ser abandonados y por otro a ser dominados y oscilan entre los extremos. Se aferran a los demás y se distancian de ellos, basculando entre la sumisión y la rebeldía.
En casi todos estos casos, he encontrado que las personas son incapaces de separarse de relaciones afectivas hace mucho tiempo acabadas, quedándose apegadas y no distinguiendo entre ellas y la otra persona. Niegan la diferencia de la otra persona como alguien diferente con sus propios sentimientos. Es como si el otro no existiera.

Dificultad De Contacto –Retirada.

En este apartado me quiero referir a la polaridad básica en gestalt de contacto -retirada y no al ciclo de satisfacción de las necesidades o ciclo de contacto -retirada.
El contacto es la función que se establece entre la unión y la separación. Toda nuestra vida estamos tratando de mantener el equilibrio entre el contacto y la retirada, entre la unión y la libertad.
Solo se puede establecer contacto entre seres separados, independientes, que se arriesgan a quedarse pegados en la unión. Cuando hay unos límites muy rígidos en la frontera del yo, la expansión se vive como una amenaza, pero también asusta la contracción de esa frontera, por miedo al vacío. La ruptura de la frontera habitual es lo que da miedo en los dos casos. Según Perls enfrentar sería la polaridad adecuada para la retirada y en los dos aspectos está presente el contacto, enfrentar es estar en contacto con la zona externa y retirarse es tomar contacto con la zona interna y la intermedia.
El contacto empieza a funcionar cuando se encuentra en sí mismo con lo que le es ajeno. Hablamos de trastornos del contacto, cuando tenemos dificultades para que se disuelva la figura después de que ha dejado de ser necesaria, o cuando no permitimos que aparezca el punto cero de creatividad.
La persona traumatizada, desarrolla sobre todo, dificultades en el contacto, que impiden su capacidad de enfrentarse a situaciones nuevas. Quedan alteradas las funciones de seguridad que son la huída, desensibilización y la retirada. Entiendo como dice Perls, que en las víctimas, el retirarse y la regresión están al servicio de poder enfrentarse en otro momento con la situación; son una manera de conseguir el apoyo necesario o de atender a situaciones inconclusas más importantes.
Cuando la personan ha pasado por una situación de peligro, vuelve a sentirse en peligro, adopta una forma de funcionamiento para asegurar su existencia, para controlar la situación, que amenaza con escapar a su dominio. Para eliminar ese peligro, suprime la excitación y la conciencia que podría ponerle en peligro otra vez, a la vez que está vigilante para evitar cualquier irrupción que se convertiría otra vez en figura. Como la figura, no obstante tiende a formarse, no puede inhibir completamente la excitación y se establece un conflicto entre la excitación y la constricción que es lo que llamamos angustia. Esta angustia se presenta cuando la gestalt en vías de formación se interrumpe. Como dice Latner “el conflicto tiene lugar entre la figura en formación en ese momento y la aprensión del desastre que sobrevendrá si seguimos permitiendo que la figura se desarrolle”. “Nuestro problema inconcluso es el animador de las compulsiones y obsesiones tan frecuentes en el funcionamiento anormal”. Son nuestro intento de llevar a término las figuras incompletas del pasado. Siguen sin tener éxito para lograrlo porque removilizan nuestra resistencia hacia ellas”. Se podría decir que en un neurótico y en una persona traumatizada el funcionamiento es similar, sólo que en el caso del trauma los síntomas son mucho más graves, intensos y difíciles de curar.
A. Dificultad De Retirada.
• Regresión.
Como he dicho anteriormente, creo que en el caso del trauma la alteración de la frontera del contacto tiene que ver sobre todo con la dificultad en el contacto. Sin embargo en ocasiones también hay algunas dificultades en la retirada. Esta dificultad puede darse de varias maneras.
Una de esas maneras es la regresión. La persona se vuelve infantil, debido sobre todo, a la indefensión e impotencia que siente y depende del medio para que haga por ella, lo que ella no puede hacer sola. Los límites que las funciones de seguridad imponen le hacen enfermarse y sentirse indefensa, que en realidad es como se siente. Por tanto, la persona se queda “pegada”, “dependiente” de las personas de su entorno más cercano, aunque en el fondo creo que la dificultad más amplia es la de conectar con un medio social más extenso.
• Indefensión.
Otra dificultad en la retirada sería provocada por la indefensión, aunque ya me he referido a ésta, ahora mismo, al hablar de regresión; creo que las dos están muy vinculadas la una como causa de la otra, en un proceso de retroalimentación mutua. Cómo el niño es incapaz de cambiar sus circunstancias, porque siente que le falta la capacidad para hacerlo. El otro es el que tiene que hacer los esfuerzos, porque él, traumatizado se siente indefenso.
B. Dificultad De Contacto.
He comentado anteriormente, que en la persona traumatizada, se da sobre todo una dificultad en el contacto, en el enfrentarse a la situación o situaciones aversivas y por tanto la persona se retira. Aunque también creo que es una manera de poder conseguir el apoyo suficiente. En este retirarse a la zona intermedia y a la zona interna se da el fenómeno de los sueños.
Como dicen Anne y Serge Ginger “el sueño paradójico, desormatiza a la angustia, tiene, como lo había presentido el genial Ferenczi, una función de autorregulación de las tensiones psicoafectivas internas, una función catártica y traumatolítica, que consiste en digerir los traumatismos por un entrenamiento inconsciente en la confrontación de las situaciones estresantes. Esto sería particularmente cierto en el caso de los sueños repetitivos. La reactivación de las situaciones traumáticas no tiene otra finalidad que la de mejorar su elaboración.
Debemos pensar, que la repetición de los sueños sirve para atenuar, y después para borrar definitivamente el halo afectivo que envuelve a la huella anémica de la situación estresante. En tanto este conflicto interno no sea resuelto, el sueño que lo expresa tendrá la tendencia a repetirse”.
Por tanto este párrafo expresa claramente, o está en concordancia con el pensamiento de Fritz. Otro síntoma que tiene que ver con este fenómeno es el flash -back o pensamientos repetitivos espontáneos de la situación traumática, por los que la persona yo creo que también trata de asimilar o digerir a través de la repetición, el horror. Como principales dificultades en el contacto de la persona que ha atravesado un trauma, señalo la desensibilización la congelación, la represión y la disociación.
• Desensibilización –Congelación. La impotencia tiene una relación muy próxima con la respuesta de congelación. La impotencia abrumadora es el freno del sistema nervioso. La inmovilización es real, el campo no puede moverse o sentir. Y aunque pasado el incidente el cuerpo poco a poco irá saliendo de la inmovilización, siempre conserva un eco de esa sensación de congelación.
• Disociación. Otra dificultad que la persona traumatizada tiene con el contacto es la disociación. La disociación en su forma más moderada se manifiesta como un distanciamiento. Es una paralización del sentido de la percepción de una persona. En ocasiones es como si la persona estuviese “fuera del cuerpo”. Este mecanismo parece que ayuda a la persona a soportar experiencias que en ese momento son insoportables. Aunque en un primer momento son los síntomas intrusivos, como la híper excitación, los que predominan, posteriormente son los constrictivos o de evitación, como la disociación. Esta es una forma de evitar la amenaza de aniquilación que definió el momento traumático.
• Represión. Entre nuestras reacciones ante el peligro está la de suprimir nuestras reacciones motoras. La represión consiste en olvidar la actividad suprimida. En los animales se puede observar como suprimen la respiración y se quedan alertas e inmóviles; no obstante cuando el peligro ha pasado normalmente vuelven a su estado habitual. La excitación organísmica se suspende, se frena por un tiempo hasta llevarle a los canales apropiados. El suprimir las respuestas espontáneas es retroflexión. Esta inhibición espontánea se olvida en la represión, por tanto no hay conciencia, no sabemos que estamos en conflicto interno.

Polaridades.

“La conciencia humana divide la unidad en dos polos que se complementan (compensan) mutuamente y, por lo tanto, para existir, necesitan el uno del otro. La polaridad trae consigo la incapacidad de contemplar simultáneamente los dos aspectos de una unidad, y nos obliga a hacerlo sucesivamente, con lo cual surgen los fenómenos de ritmo, el tiempo y el espacio.
Para describir la unidad, la conciencia basada en la polaridad, tiene que servirse de una paradoja. La ventaja que nos brinda la polaridad es la facultad de discernimiento, la cual no es posible sin polaridad. La meta y afán de una conciencia polar es superar su condición de incompleta, determinada por el tiempo, y volver a estar completa, es decir, sana. “Todo camino de curación lleva de la polaridad a la unidad”. “La Enfermedad como camino”. (Rudhiger-Dalke).
Encontramos este paso de la polaridad a la unidad en el taoismo con sus conceptos de Ying y Yang, en la cábala con las tres columnas del árbol de la vida; La vara de Hermes utilizan el símbolo del caduceo donde dos serpientes se enroscan en una vara. Los hermetistas hablan de la unión del sol y la luna y las bodas del fuego y el agua. En la filosofía india tenemos las dos corrientes de energía que recorren el cuerpo ida (femenina) y Píngala (masculino) que se enroscan en el canal central o Sutsuma; y por fin la dialéctica nos habla de tesis, antitesis y síntesis.
El concepto de polaridad por tanto ya estaba presente en las antiguas tradiciones, sin embargo Perls retoma esta filosofía de Friedlander y su libro: “indiferencia creativa” en la que todo evento se relaciona con un punto cero a partir del cual se realiza una diferenciación de opuestos. Este punto cero sería lo mismo que el concepto de unidad descrito anteriormente. Lo nuevo que aporta Fritz en su perspectiva gestaltica, es la concepción de cada individuo como una secuencia de polaridades. Suele suceder que tomamos una parte de esta polaridad, normalmente la que contiene sentimientos “negativos”, como no aceptada, en contra de la otra parte aceptada o positiva.
Lo que salva este dilema es que en la polaridad no existe el bien o mal absoluto; la valoración es siempre subjetiva. La solución se encuentra en ese tercer punto donde todas polaridades son igualmente buenas y malas porque forman parte de esa unidad y sin ellas el todo no estaría completo. Por tanto, en Gestalt, a través de la diferenciación e integración de estas polaridades, podemos llegar a tener una persona completa. Primeramente vivenciamos cada polaridad, permitiendo que se desarrollen las dos, dando espacio sobre todo a la más alienada, para posteriormente ponerlas en contacto e integrarlas.
En el trauma hay algunas polaridades que son las que emergen y otras quedan en ese fondo sin definir. Algunos coinciden con lo que Perls llama “las barreras emocionales desensibilizadas” (vergüenza, ansiedad, miedo) que impiden a la persona integrar el opuesto rechazado, aquel que no acaba de salir del fondo y proponen una nueva configuración (gestalt). Las polaridades que he identificado importantes en la persona traumatizada son:
• Vida –Muerte.
• Espontaneidad –Inhibición.
• Miedo –Deseo.
• El resistidor (falta de impulso, estar congelado en sentir y actuar).
• Impotencia (indefensión) -Poder.
• Expansión -Contracción.
Seguramente habrá otras polaridades importantes, que otras personas observaran. Yo me voy a referir a las arriba citadas. En la curación del trauma a través de las polaridades, si nos centramos en las sensaciones tanto de lejos como de cerca, experimentándolas simultáneamente, podemos percibir la figura y el fondo, creando una integración de la experiencia.
Vida –Muerte.
La persona traumatizada, ha experimentado una situación de peligro para la propia vida y yo creo que ha quedado fijada en gran parte con la polaridad de muerte. La muerte está continuamente presente, como tal, o bien como un miedo a la muerte mucho mayor de lo habitual. En ese rechazo o aversión a la muerte la persona se queda fijada tratando de evitarla, perdiendo de vista el aspecto vida de la polaridad como algo que está también siempre presente. Este aspecto de muerte en ocasiones se manifiestan también como un pesimismo vital (nada me va a salir bien, todo me va mal, los otros siempre son los que ganan), favoreciendo con esta actitud la alimentación de este aspecto de falta de esperanza y por tanto de vida.
Espontaneidad –Inhibición.
En el caso de esta polaridad, el traumatizado, queda atrapado en la inhibición tanto emocional como motora, sufre de una falta de impulso y está congelada. Esto hace que las personas estén más en una actitud observadora, se convierten en grandes observadores, como una forma de control y de protección pero también entiendo que como un bloqueo. Voy a integrar en esta polaridad, otra que he nombrado antes de el resistidor -y el que trata de hacer- creo que se crea un conflicto en la persona: Por una parte hay un deseo de hacer, de volverse espontánea, de participar activamente en la vida y por otra parte debido a ese bloqueo y congelación la persona realmente no puede.
Hay una motricidad paralizada, una falta de impulso y por tanto contención. En los niños traumatizados se puede desarrollar una estructura masoquista de carácter debido a esta contención y a una rendición ante la vida al serles imposible defenderse -Un “no puedo”. La estructura esquizoide también es habitual, dependiendo de la época de desarrollo en que se haya producido el trauma.
Miedo –Deseo.
En este caso la fijación estaría en el miedo y en ocasiones más allá del miedo, terror y pánico. Esto va unido a la polaridad anterior, en el sentido de que el miedo suele ir unido a la inhibición. Por tanto en el trabajo terapéutico sería deseable que la persona pudiera explorar el deseo, como ese impulso de ir hacia delante, de salir hacia fuera, siendo una forma de ir rompiendo el bloqueo.
Impotencia (Indefensión) –Poder.
La indefensión, junto con la desconexión de los otros son las experiencias centrales del trauma psicológico. Cuando la persona quede expuesta a acontecimientos incontrolables aprende que responder es inútil. Cuando las respuestas controlan la situación, el miedo provocado por un acontecimiento traumático, disminuye; si no hay certeza de que se puede controlar la situación el miedo permanece y si el trauma es incontrolable el miedo da paso a la depresión. Por tanto este es una de las polaridades básicas a encarar en el trabajo terapéutico. La persona ha quedado anclada en una situación de impotencia o indefensión. El primer paso es que la persona vaya recuperando su poder: toma de decisiones, autonomía, iniciativa, etc. Debe ser autora de su propia curación y cualquier actuación que la arrebate poder va en contra de su recuperación. Es necesario desde un principio ir explorando la polaridad, + Poder – Impotencia.
Expansión –Contracción.
En esta polaridad la víctima queda fijada en una contracción casi permanente. La contracción sería el “infierno” y la expansión sería el “Cielo”. La persona trata de suspender la expansión. La excitación que fluye es sometida a una contracción. El movimiento hacia la formación de una figura (expansión) tropieza con la auto restricción o contracción. Queda bloqueada la salida hacia fuera, hacia la vida y el contacto. En este caso la contracción en ocasiones tiene que ver con el aislamiento social y la falta de contacto y me recuerda a la capa implosiva de reacción contra el yo. Una forma de auto alienación.
Siguiendo a Joel Latner “en el desarrollo del estado enfermo, la dialéctica de la espontaneidad contra la inhibición, no conduce a la síntesis. En vez de ello nos obligamos a detenernos. Las fuerzas de nuestro movimiento y de nuestra restricción se contraponen igualmente como caballos aparejados que tiran en direcciones opuestas. Esta fase de inmovilidad es la dificultad insuperable. En esta fase de desavenencia irreconciliable hay poca actividad, pero mucha tensión”. Todas estas polaridades no tienen base en las necesidades actuales ni en las exigencias de la situación.
Figura –Fondo.
Aunque figura -fondo se podría considerar una de las polaridades básicas en terapia gestalt, es un concepto lo sumamente importante como para tratarlo en otro apartado. Nuestra necesidad más inmediata, es la que de forma natural llega a un primer plano de nuestra atención, mientras que todo lo demás retrocede al fondo. Este primer plano de atención es lo más importante aquí y ahora. Guestálticamente diríamos que “los problemas humanos y por tanto los traumas son interrupciones y fijaciones en varios niveles del despliegue natural del proceso figura -fondo”. (Marc Joslyn). Perls reformuló la “compulsión repetitiva” de Freud, al principio gestaltico del asunto incompleto. Por tanto los problemas o traumas podían ser visualizados como figuras incompletas o necesidades interrumpidas en el pasado, que se entrometen una y otra vez en el presente, en un intento por ser solucionadas o completadas. Esto implica claramente el fenómeno del flash -back en el trauma. Habitualmente el proceso figura -fondo lo percibimos desde el punto de vista dual de la figura, sin embargo también se puede percibir desde el punto de vista unitario del fondo. En terapia gestalt este fondo se evoca mediante el silencio y la espera, de esta manera sobre este fondo cualquier trauma llega a ser una gestalt definida. A menudo esta toma de conciencia del fondo, en gestalt la podemos lograr mediante la silla vacía, que es uno de los instrumentos más apropiados para el trabajo con polaridades.
El hecho traumático como figura casi permanente. La no finalización de la gestalt lleva a la persona traumatizada a una: Situación inconclusa y repetición de la figura que se entromete una y otra vez en el presente en un intento de ser solucionada o completada y por tanto a un: Flah back e interferencia con otras gestalts. Hasta que esta figura o este ciclo queden finalizados. En el caso de figura -fondo y como integración, creo que sería necesario aun nivel sobre todo perceptivo y de sensación vivenciar el fondo (esta polaridad). Poder poner la atención en ese fondo de donde emerge la figura traumática y donde existen muchas más posibilidades. En la percepción de ese fondo, la figura se puede disolver y por tanto integrar.
Apoyo –Confrontación.
“Podríamos resumir el enfoque terapéutico presentado aquí y la utilización por parte del terapeuta de las herramientas de la frustración y la satisfacción diciendo que el terapeuta debe frustrar aquellas expresiones del paciente que reflejan su auto concepto, su técnicas manipulatorias y sus configuraciones neuróticas. Y debe satisfacer aquellas expresiones del paciente que son verdaderamente expresiones de sí mismo del paciente. Si ha de ayudar al paciente en cualquier forma de autorrealización, deberá por definición, disuadir cualquier satisfacción de las configuraciones que impiden la autorrealización (la neurosis) y estimular exhibiciones del sí mismo esencial que el paciente está tratando de encontrar”. (Fritz Perls. El enfoque gestaltico.)
Por tanto en terapia gestalt frustraremos lo que no es expresión del “sí mismo” genuino del paciente y apoyaremos lo que sí es genuino en él.
El Suceso Traumático Como Confrontación.
En la vida también hay situaciones frustrantes, que nos confrontan con la realidad y nos alejan de las ilusiones que nos hemos ido fabricando a lo largo de nuestra vida. En muchas ocasiones, incluido nuestro crecimiento desde que somos niños, esas frustraciones no solo son buenas, sino también necesarias para poder afrontar nuestras responsabilidades como adultos. Sin embargo, en otras ocasiones, las confrontaciones de la vida, y aquí me refiero a los sucesos traumáticos, son como mazazos que recibimos que nos descolocan, nos dejan desorientados e inseguros y no sabemos cómo afrontar. Son incomprensibles, no estamos preparados para recibirlos. Estos sucesos traumáticos son confrontaciones que nos ponen de golpe ante una realidad brutal, que no por formar parte de la vida, deja de ser más brutal. ¿Cómo podemos encajar esto?, ¿Cómo se digiere? Con mucho tiempo, paciencia, espacio y confianza aunque en ocasiones es muy difícil, porque precisamente todo eso es lo que se pierde, sobre todo la confianza.
Apoyo Como Necesidad Para Que Se Den Nuevos Contactos.
Al haber recibido una confrontación brutal de la vida, la persona traumatizada necesita restablecer su seguridad, como primer paso. Por tanto yo creo que en primera instancia necesita del apoyo del terapeuta para ir estableciendo contacto y vínculo y por tanto seguridad. En el acogimiento de la persona traumatizada es básico el apoyo. El éxito en la expansión del contacto se basa en el apoyo. Se me ocurre que como confrontación, en un momento más avanzado de la terapia es ir trayendo a la persona al aquí y ahora; ir confrontando el permanecer en el pasado, en la situación traumática. Si el suceso traumático es una figura cuasi -permanente, el permanecer en el presente como un fondo con todas las posibilidades posibles, hace que sea una frustración de la actitud neurótica de quedar fijado a otro momento.
El Apoyo En La Formación De Las Gestalts (Autoestima).
“Cada episodio de contacto con éxito se convierte en apoyo para el contacto siguiente. Una historia de gestalts concluidas con éxito es el soporte del adelanto en la conciencia”. Joel Latner. Cada vez que tenemos éxito en un contacto se va desarrollando un poco más nuestra autoestima. Vamos siendo capaces de conseguir lo que necesitamos y esto nos da poder y confianza en nosotros mismos. Fomentar este apoyo -contacto es básico en la persona traumatizada, que precisamente lo que ha perdido es la sensación de poder, de confianza y ha quedado con la autoestima destrozada. Ese apoyo le irá dando a la persona la fuerza para salir del terror y situarse en los problemas reales y presentes.
A mi entender ese apoyo, en las personas traumatizadas y sobre todo en los niños, debe darse en forma de contacto físico. Los niños traumatizados necesitan que se les toque continuamente, estar ininterrumpidamente en contacto físico con los adultos como una manera de tomar cuerpo, de sentirse seguros y protegidos. Incluso por las noches y durante largas temporadas necesitan dormir acompañados. Les asaltan continuamente pesadillas y terrores nocturnos de agresión y muerte. Creo que es bueno acompañarles también por la noche, hasta que con el tiempo sean capaces de ir teniendo confianza y pudiendo dormir solos. En mi caso, fue necesario dormir con mi hija entre los dos y los cinco años cada noche. Ella no podía enfrentarse sola a los sueños de terror que sufría continuamente. Hace dos años que duerme sola y en la medida que se va sintiendo más segura, (aunque sigue teniendo pesadillas), en sus sueños ya no está sola frente a los monstruos. Incluso últimamente hay un oso blanco que la defiende del ataque del otro oso o de un lobo. Parece que ya hay una fuerza positiva de confianza en ella que va tomando forma y que aunque todavía no sea la más fuerte es un símbolo de esperanza. No obstante también le confrontamos su
“no puedo”, “no lo voy a conseguir”, “los demás son mejores” y ella misma se da cuenta y se ríe de sus propios mensajes.

Conclusión.

No se me ocurre mejor manera de acabar este trabajo que con un cuento de transformación escrito por mi hija Althea recientemente. Comencé este trabajo hablando del motivo que me había llevado a escoger el trauma como tema; comenté el trauma que había sufrido mi hija y por supuesto, ella ha estado muy presente en la elaboración de este trabajo, interrumpiéndome en muchas ocasiones pero también en otros momentos colaborando, escribiendo incluso un cuento que he creído muy apropiado incluir aquí. Por tanto, quiero cerrar así la gestalt que empecé hace unos meses y lo hago con esperanza.
Aparecen en este cuento, elementos de los cuentos clásicos como el precipicio, el pájaro del cielo, la jungla, los animales (topo y tigre), la pérdida de una parte del sí mismo (las alas) y la recuperación de esta parte transformada en algo más luminoso (las nuevas alas), la transformación de una mariposa lunar en una mariposa solar. Relaciono este cuento, con el fenómeno del fénix del que he hablado anteriormente. Cada trauma es una oportunidad de transformación.
Cuando a un sufrimiento o una desventaja se le hace frente pueden transformarse en un florecimiento personal. A esta capacidad de crecimiento a partir de una crisis se le ha llamado fenómeno del fénix. Ofrezco este cuento como algo muy valioso para mí, como ese viaje heroico que nos pertenece a todos.
Cuento De Althea. Cuento escrito por Althea el día 11 de Diciembre del 2004, a la edad de 7 años y que me parece refleja muy bien el fenómeno del Fénix, y la transformación debida al trauma. He hecho las puntuaciones oportunas.
La Mariposa Lunar.
Hace mucho tiempo a una mariposa que vivía en un acantilado, le llamaban mariposa lunar. Se sentía solitaria y triste y no sabía lo que tenía que hacer; pero un día oyó decir al pájaro de cielo que había un concurso de mariposas. Entonces la mariposa le preguntó de qué era el concurso y le respondió que de la belleza, entonces le dijo al pájaro voy a ir, pero el pájaro le dijo no puedes ir porque será mucho viaje para ti. No, seguro que llegaré bien y entonces le dijo el pájaro, pues vete, y entones se fue poco a poco volando.
Llegó a una jungla donde se encontró con un topo que luego le arrancó un ala pensando que era una hoja y luego se encontró con un tigre que le comió la otra ala y se quedó llorando. Pronto apareció una mariposa que le preguntó ¿qué te pasa? Y ella respondió: me han quitado las dos alas y entonces esta mariposa le dio unas alas nuevas y desde ese día le llamó mariposa lunar.
Althea.

Trauma y Gestalt.
Ana Berruete. 2.005