Poder querer (me)
Víctor Pascual Armendariz
No tengo penas, ni tengo amores
Y así no sufro de sinsabores
Con todo el mundo estoy a mano
Como no juego, ni pierdo ni gano
No tengo mucho, ni tengo poco
Como no opino no me equivoco
Y como metas yo no me trazo
Nunca supe lo que es un fracaso
Alegría y tristeza es lo mismo para mí
Que no me interesa sentir
“Así soy yo”
El cuarteto de nos
Sobre el poder
No es mi intención llegar a conformar una definición sobre el concepto de poder.
Si bien utilizaré algunas definiciones establecidas que encontré en la
bibliografía. Foucault hablaba, históricamente, del poder, refiriéndose a la
lucha de clases, cuando eran los gobernantes quienes ostentaban el poder
mientras el pueblo vivía influido por este. Nombraba como incluso se llegaba a
ejercer poder sobre el cuerpo con campañas que bajo la forma de
control-estimulación procuraban reproducir estereotipos. Sin obviar esta
realidad, defendía que el poder no tenía por función básica la represión, sino
que producía efectos positivos a nivel de deseo y de saber. Y trataba de
postular que el poder no se encuentra únicamente en el estado, esto está
caduco, existe el poder en las familias, por ejemplo, que mantienen sus
especificidades más allá del poder que ejerce el estado. También consideraba
que aparecen resistencias allá donde aparece el poder.
Pablo Población define poder como “un sentimiento, una actitud y una conducta que aparecen en el campo intrapsiquico
y relacional en distintas situaciones, constituyéndose en un elemento que suele incidir disfuncionalmente en las relaciones intra e interpersonales ya que, en esencia cuando se pasa a la acción, cuando A ejerce poder sobre B, estaposición de A afecta en sentido contrario a los intereses de B”. Explica que el origen de una actitud interna o un ejercicio externo del poder puede encontrarse en la biografía y componentes históricos de la propia persona.
Diferencia entre lo intrapsiquico (sentir poder en uno mismo) y lo relacional (sufrir o ejercer poder) que implica a otras personas. En contraposición al poder nombra al amor,como forma de relacionarse con el otro permitiendo la libertad y la espontaneidad y favoreciendo la creatividad. Recojo que el poder pasa ya a ser algo interno y no solo algo externo, aunque le otorga un carácter negativo al ejercicio del poder con el que no estoy de acuerdo ya que pienso que pude darse una puesta en práctica de las propias capacidades en la relación con el otro que procuren el crecimiento de ambos. Incluyendo el amor entre estas capacidades en lugar de colocarlo en una posición contraria.
Un estudio de la Asociación de Psicología Británica pretende ofrecer una
perspectiva sobre los orígenes, la experiencia y la expresión del sufrimiento
emocional y del comportamiento perturbado o perturbador, para ello desarrollan
un modelo (PAS) cuyo objetivo es identificar patrones, basados en la evidencia,
en las situaciones de sufrimiento, experiencias inusuales y comportamientos
problemáticos o perturbadores. El modelo comprende cuatro elementos
interrelacionados como son: el ejercicio del poder, la amenaza que este
ejercicio supone para la persona o grupo, el significado de las experiencias y
las respuestas a las amenazas como reacción a lo anterior. Establecen una
clasificación de los tipos de poder analizado en esferas separadas, aunque
relacionadas:
● El poder biológico o corporalizado opera positiva y negativamente a través de
los atributos físicos y sus significados culturales: por ejemplo, la fuerza, la
apariencia física, la fertilidad, el color de la piel, las aptitudes y
habilidades físicas, la salud física y el bienestar.
● El poder coercitivo o el poder mediante la fuerza. Aunque a menudo es negativo,
el poder coercitivo puede usarse positivamente, por ejemplo, cuando los padres
apartan a los niños pequeños de un peligro.
● El poder legal también puede ser coercitivo, como el poder de arrestar,
encarcelar u hospitalizar.
● El poder económico y material implica contar con los medios para obtener
propiedades y servicios costosos, controlar el acceso a los mismos para
algunos, y realizar actividades costosas.
● El capital social o cultural se refiere a una forma de poder caracterizada por
una combinación de titulaciones valoradas, identidades sociales, conocimiento y
conexiones sociales que se pueden transmitir indirectamente a la siguiente
generación.
● Poder interpersonal. Aunque todas las formas de poder pueden operar a través de
las relaciones, se refiere más concretamente al poder de cuidar o no cuidar, o
de proteger a alguien, de ayudar o abandonar, de dar, entregar, o retirar el
amor y el cuidado, de debilitar o apoyar a otros a desarrollar sus creencias e
identidades, etc.
● El poder ideológico conlleva el control del significado, el lenguaje y las
«prioridades». También incluye el poder de crear narrativas que apoyan
intereses sociales y económicos concretos, para generar creencias o
estereotipos sobre grupos concretos, para interpretar la experiencia propia o
la de otros, el comportamiento y los sentimientos propios, y de que estos
significados sean confirmados por otros, así como el poder para silenciar o
minusvalorar.
Desarrollan un marco de poder, amenaza y significado, en el que me gustaría destacar
algunas de sus principales características y propósitos:
● Integra los factores relacionales, sociales, culturales y materiales que dan
forma a la aparición, la persistencia, la experiencia y la expresión de estos
patrones.
●Explica las diferencias culturales en la experiencia y expresión del
sufrimiento.
● Atribuye un papel central al significado personal, que surge de los discursos
sociales y culturales, los sistemas de creencias, las condiciones materiales y
las posibilidades somáticas.
● Asigna un rol central a la agencialidad, la capacidad de tener influencia sobre
la propia vida dentro de las inevitables limitaciones psicosociales, biológicas
y materiales.
● Reconoce la importancia crucial del contexto relacional, social y político,
para decidir lo que se considera una necesidad o una crisis de «salud mental»
en cualquier situación dada.
Es decir, reconocen que respondemos ante las amenazas en función de experiencias
vividas anteriormente, dando importancia al contexto en el que estas
situaciones se suceden y otorgando a la persona la capacidad de influir en su
propia vida dando valor al significado que tiene para esta persona el hecho
ocurrido.
Quisiera destacar de este estudio como ponen el foco en la propia persona y las experiencias que ha vivido como punto de partida, le otorgan la capacidad de influir en su propia vida y dan importancia al significado que para la persona tiene el hecho ocurrido, poniendo énfasis en que, sentimientos de inseguridad o la falta de apoyo para desarrollar la propia identidad, son potentes amenazas
para la persona. Todavía tengo la sensación de que ponen fuera de la persona el poder, en cuanto al significado se preguntan “¿qué ha pasado?”, ¿qué es lo externo que ha afectado a la persona?
Entiendo que somos influidos por las circunstancias que hemos vivido y que en los primeros años de vida la única capacidad de los bebés es el instinto como forma de supervivencia, pero ¿qué pasa en la vida adulta? ¿por qué no es posible un poder intrapersonal más allá del interpersonal al que hacen referencia? Pienso que se considera el concepto de poder como algo externo con lo que entramos en relación y nos influye en la vida. Me gustaría seguir profundizando hacia algo más interno que permita a la persona mayor autonomía e influencia en su vida.
Alfred Adler, habla de “complejo de inferioridad” y “complejo de
superioridad” que pueden surgir como consecuencia de sentimientos de inferioridad,
presentes en todas las personas, describen el estado de cosas una vez que la
inadaptación social se ha apoderado de la situación. Es decir, defiende que el
sentimiento de inferioridad surge de la inadaptación social y es a través del
entrenamiento social como puede superarse. La falta de confianza en las propias
capacidades para actuar y expresarse puede llevar a excluir a otras personas y
evitar situaciones nuevas permaneciendo en un pequeño círculo de seguridad, y
alcanzar en ese círculo el fin de superioridad.
En otros casos, la incertidumbre lleva a las personas a permanecer en la
duda y no conseguir nada, esto indica un fuerte sentimiento de inferioridad. En
otro ejemplo describe como “las personas
deprimidas, enfermas, son siempre el centro de atención de la familia. En ellas
vemos el poder que maneja el complejo de inferioridad. La debilidad puede ser
un arma muy poderosa”.
Advierte que desarrollar un complejo de inferioridad puede llevar a vivir en “territorio enemigo”, llevando a la persona a cuidar solo de sus propios intereses y olvidando al resto, sin un sentimiento comunitario, haciendo que se sientan aliviados cuando otros les apoyan y no tienen que resolver ningún problema. Dice que es característico de las personas que se sienten excesivamente débiles, el que dejan de interesarse por los demás y luchan solo por la superioridad.
Defiende que un complejo de superioridad es un desarrollo secundario, una compensación
del complejo de inferioridad. Los sentimientos de inferioridad pueden ser
cimientos útiles sobre los que construir, para ello es necesario cambiar los
fines del paciente. La razón de que no todas las personas tengan complejos es
que, hay determinadas personas donde los sentimientos se canalizan hacia cauces
socialmente constructivos.
En una aproximación al contexto terapéutico, reflexiona Francisco Peñarrubia sobre
los grupos terapéuticos y la ostentación del poder. Defiende que el grupo
proyecta su propio poder sobre el terapeuta y es necesario que este poder
vuelva a las manos del grupo.
“La psicología humanista enfoca el poder como algo intrínseco: ser uno mismo (que es el horizonte implícito de la salud gestáltica), por eso hace tanto hincapié en los recursos y en el potencial humano”. Destaca el rol del líder y distingue tres estilos de liderazgo: autocrático, democrático y liberal.
Defiende que los “fenómenos de competitividad (poder) son nucleares, así como la influencia que el grupo ejerce sobre los miembros y los miembros entre si”. Entiende el proceso grupal como progresivo y utiliza la metáfora del desarrollo infantil para señalar que el paso de la niñez a la adolescencia corresponde con la fase del poder. “Oponerse para constituirse, afirmarse para desarrollar el poder personal y “hacerse mayor”. El amor es tarea del joven y del adulto.”
Afirma que en cualquier contrato terapéutico se da una relación de poder en dos
direcciones. El grupo ejerce el poder desde posiciones defensivas,
resistencias, y el terapeuta lo ejerce desde una posición de superioridad que
no es real, sino que es el grupo quien se la otorga. Diferencia dos tipos de
autoridad: poder narcisista (la información, las técnicas y el saber están al
servicio del terapeuta) y poder reconocido que surge del encuentro
interpersonal terapéutico y es mutuo, recíproco. Explica que, citando a Schutz,
las tres necesidades básicas en la conducta interpersonal son la inclusión, el
control (corresponde al área de poder e influencia, necesidad de ejercer
autoridad, intervenir en la toma de decisiones, dominar y ser dominado) y el
afecto. Establece Schutz la polaridad arriba-abajo en la dimensión del control,
refiriéndose al “puesto que una persona
ocupa en la jerarquía de poder que se da en todos los grupos, y al grado de
poder que cada persona quiere asumir (dominancia) o a cuanto quiere renunciar
(sumisión).”
En este caso, si se hace referencia al poder como intrínseco a la persona, si bien
es cierto que, la reflexión posterior, la centra en como el poder es parte de
la relación que se da entre las personas, en este ejemplo, entre terapeuta y
paciente. Hace hincapié además en la figura de autoridad y el liderazgo, como
posiciones que ostentan mayor poder respecto al resto.
Joan Garriga reflexiona sobre el poder poniendo el énfasis en el grado de conciencia sobre uno mismo: “El verdadero poder radica
en estar asentado sobre la realidad de uno mismo, no en sentirse superior a otra persona o dominarla física o psicológicamente. Experimentamos el poder cuando nos enraizamos y nos reconocemos en nuestra experiencia real, en cada momento y lugar, cuando estamos conformes con nuestra realidad, con nuestros sentimientos, problemas, alegrías, vivencias, pensamientos, contradicciones, necesidades; con nuestro lugar de origen, familia, cultura, luchas; con nuestros deseos de cambiar lo que nos pasa que sentimos como injusticia etc.”
Y continúa defendiendo que “todos necesitamos sentir nuestro poder. Sentir que podemos, que somos adecuados, que
nos sostenemos en nuestros propios pies y somos válidos. Virginia Satir, en su libro En contacto íntimo, nos enseña que el genuino poder tiene que ver con la congruencia y con lo que ella llama las 5 libertades: la libertad de ver y escuchar lo que está aquí en lugar de lo que se supone que debería estar; la libertad de sentir lo que siente en lugar de lo que debería sentirse; la
libertad de decir lo que uno siente y piensa si lo elige en lugar de impostarse; la libertad de pedir lo que se quiere en lugar de pedir permiso; y la libertad de arriesgar en lugar de optar únicamente por estar seguro.”
En muchos casos observo que se hace referencia al poder atribuyéndole carácter relacional, no como algo intrínseco de la persona. Lowen afirma que el poder “es una fuerza impersonal, no una parte del ser de la persona, es susceptible de que se lo apropie otra persona u otra nación.”La persona, desde su posición, tiene influencia en la otra ejerciendo cierto poder. Las experiencias
pasadas influyen en cómo una persona se muestra ante el mundo y se relaciona.
Conforme más éxito haya tenido en su desarrollo y pueda haber construido una
identidad propia, más conservadas estarán sus capacidades y su confianza en si
misma, lo que lleva a una vida más plena. Por lo tanto, podría un proceso
personal llevar a la persona a conocerse, a confiar en si misma, ser consciente
de sus capacidades, desarrollar su potencial al máximo y desde ahí empoderarse
para tener más recursos, más posibilidades de ser plenamente, identificarse con
más aspectos propios que le permitan diferentes respuestas ante el mundo y
desde ahí, que la forma de relacionarse con el mundo cambie.
Como decía antes, no es mi interés llegar a una definición de poder ni quiero
enredarme en un trabalenguas consistente en encontrar las diferencias entre
poder, relaciones de poder, capacidades propias o cualquier término a los que
estoy haciendo referencia. Lo que queda claro es que un mayor autoconocimiento
permite relacionas de mayor calidad con el otro. Ser consciente de fortalezas,
debilidades, capacidades y aspectos rechazados, hace a la persona sentirse más
completo y con más posibilidades de actuación en el encuentro con el otro. A
este aumento de posibilidades es lo que yo considero el poder propio. Pasar de
un yo empobrecido, limitado por la ia inconsciencia, a un yo capaz de
desarrollarse plenamente.
Asimismo, soy consciente de que existen las relaciones de poder y del poder que ejercen
unas personas sobre otras, es más bien que considero que el punto de partida ha
de ser desde uno mismo para que en estas relaciones sea más factible llegar a
situaciones más satisfactorias para todas las partes. Mantengo la ilusión de
que en la relación con el otro pueda darse un enriquecimiento mutuo y se pueda
llegar al máximo desarrollo individual.
Dice que no quiere oír. Quiere patear
Dice que no quiere estar. Quiere arrancar
Dice no querer reír. Quiere llorar
Dice no querer saltar. Quiere volar
Si no pierde la cabeza, no puede soñar
Si no escupe su demencia, no puede bajar.
Si no encuentra la manera se va a destruir
Si no va en su colgadera se quiere morir.
Dice que no quiere dar. Quiere robar
Dice que no quiere odiar. Quiere matar
Dice no querer dormir. Quiere roncar
Dice no querer sufrir. Quiere soltar
Dice que no quiere paz. Quiere moquear
Dice que no quiere show. Quiere brillar
Dice que no quiere mas. Quiere estallar
“Dice”, La vela puerca
Del dicho al hecho…
hay un proceso terapéutico.
Sobre el poder. Extracto de: Poder querer (me).
Victor Pascual Armendariz.
Pamplona, noviembre 2.019
Bibliografía
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- Bowlby, Jhon, El apego, Paidós, Barcelona, 1998.
- Foucault, Microfísica
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Barcelona, 2013 - Hendrix, Harville, Como desarrollar una relación consciente, Ediciones Obelisco,
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Dillon, J., Harper, D., Kinderman, P., Longden, E., Pilgrim, D., & Read, J.
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