El Trauma.
¿Qué es un Trauma?
La palabra trauma proviene de la palabra griega que significa “herida” y nos pone en contacto con acontecimientos devastadores, extremos, inesperados y repentinos como atentados, desastres naturales, abusos agresivos o sexuales, pérdidas súbitas (de una persona amada), cirugía, partos difíciles, estrés en la gestación etc. Pero también el trauma puede ser un evento que destroza nuestro sentido de la seguridad y el bienestar y nos relaciona con un sentido falso o destructivo sobre el mundo o nosotros mismos.
Los acontecimientos son traumáticos porque chocan con un sentimiento y unas creencias de seguridad que nos hemos construido y las fulminan. Ponen en peligro la vida de la persona y le afectan de una manera muy intensa a través de la percepción sensorial. Fisiológicamente, nuestro cuerpo preserva la supervivencia mediante la respuesta de lucha -huída. Ante una situación de peligro podemos luchar, huir o cuando la huída parece imposible nos inmovilizamos. Estamos en un estado de hipervigilacia, el corazón late más rápido, la respiración se incrementa, la circulación sanguínea pasa de la periferia al centro, los músculos se tensan y la adrenalina aumenta tanto para luchar como para huir y salvar la vida.
Si se impiden estas reacciones nos inmovilizamos. Esta respuesta inmovilizadora, nos mantiene en un estado de incremento de la conciencia de peligro y a la vez en una imposibilidad de encontrar el balance neurofisiológico normal. Estos cambios neurofisiológicos también aparecen en la respuesta a la tensión emocional.
Cuando nuestro sistema de reconocimiento del peligro se encuentra sobrecargado podemos quedarnos fijados en un estado de emergencia. Cualquier recuerdo del acontecimiento traumático dispara una gran ansiedad y en el futuro responderemos rápidamente a cualquier situación que nos amenaza de forma similar. La amenaza contra la integridad física nos hace muy vulnerables. Somos presa de la impotencia, la inseguridad, la angustia, la desorientación el temor y no podemos tomar decisiones, concentrarnos o pensar con claridad.
Criterios Definitorios.
Las personas que son víctimas de sucesos aversivos inusuales de forma brusca pueden sufrir repercusiones psicológicas muy negativas. Según el DSM IV “el trastorno de estrés post -traumático aparece cuando la persona ha sufrido o ha sido testigo de una agresión física o una amenaza para la vida de uno mismo o de otra persona y cuando la reacción emocional experimentada implica una respuesta intensa de miedo, horror o indefensión”. En éste a diferencia del DSM III se pone el acento en la reacción de la persona y no tanto en el tipo de acontecimiento traumático.
Tabla I –Sandin.
Además de las reacciones inmediatas que tienden a remitir a las pocas semanas (conductas desorganizadas, aislamiento, insomnio, etc.), las víctimas pueden padecer depresión, ansiedad, pérdida de autoestima, sentimientos de culpa y desconfianza en poder encauzar una buena vida futura. Tienen además dificultad en las relaciones interpersonales, con conductas evitativas, déficit en las expresiones de los sentimientos afectivos y sexuales y pérdida del deseo erótico. Por todo esto, sobre todo el miedo y la evitación parece que el trastorno de estrés postraumático estaría ubicado en los trastornos de ansiedad.
• Tipos Agudo y Crónico.
Cuando la duración de los síntomas dura menos de tres meses estamos ante un trastorno de tipo agudo y cuando los síntomas duran más de tres meses estamos ante un trastorno crónico. El trastorno puede ser de tipo diferido cuando los síntomas comienzan al menos seis meses después de haber sufrido el trauma.
• Tipos I y II.
El traumatismo tipo I se refiere a un evento único, aislado, limitado en el tiempo con un principio y un final claros. El traumatismo tipo II corresponde a una situación que se repite. La persona o el grupo han sido expuestos repetidamente a un peligro idéntico. Esta situación provoca un profundo sentimiento de impotencia ya que el acontecimiento traumático es previsible pero inevitable, por ejemplo abusos sexuales o agresión en la infancia.
Victimas Primarias y Secundarias.
Se denominan víctimas primarias, a aquellas personas que han sido directamente afectadas por un acontecimiento y con frecuencia heridas físicamente. Víctimas secundarias o indirectas son aquellas personas que han sido testigos o son familiares de las personas afectadas y en las cuales ha habido una es estabilización psíquica (traumatización por rebote o simpatía), en inglés compasión -stress que se corresponde con el estado de stress-agudo. El traumatismo secundario es hoy reconocido como una de las principales causas de agotamiento psíquico en los profesionales de ayuda.
Etiología.
Al acercarme a las causas o factores que producen que una persona quede traumatizada de una manera aguda o crónica en el tiempo, he tenido que revisar diferentes teorías. En mi experiencia personal y clínica la que ha sido más evidente desde un primer momento es la teoría de la indefensión aprendida de Seligman, aunque también creo que interviene una parte fisiológica importante en este comportamiento y esto me acerca también a la teoría fisiológica de Levine. Creo además, que esta teoría fisiológica se acerca más a la visión de la terapia gestalt.
Paso a continuación a exponer algunas de las teorías que hablan de por qué el organismo permanece en un estado de stress posterior a un acontecimiento traumático:
o Teoría de la Indefensión Aprendida (Seligman)
“La indefensión, es el estado psicológico que se produce frecuentemente cuando los acontecimientos son incontrolables. Y un acontecimiento es incontrolable, cuando no podemos hacer nada para cambiarlo”. Los acontecimientos incontrolables producen 3 tipos de consecuencias: Motivacionales, cognitivas y emocionales.
Los acontecimientos incontrolables disminuyen la motivación para iniciar respuestas voluntarias que controlan otros acontecimientos. La indefensión aprendida produce una disposición cognitiva negativa por la que la persona cree que el éxito y el fracaso son independiente de sus acciones. A nivel emocional, una experiencia de trauma incontrolable, produce un efecto que se disipa con el tiempo; sin embargo, la incontrolabilidad repetida produce un efecto crónico. Este efecto es una intensa ansiedad seguida de depresión. “Cuando un acontecimiento traumático ocurre por primera vez, produce un estado de intensa emocionalidad al que de forma un tanto imprecisa llamamos miedo”. Este estado persiste, hasta que ocurre una de estas dos cosas: Si la persona aprende que puede controlar el trauma, el miedo disminuye y puede llegar a desaparecer por completo, pero si la persona termina aprendiendo que no puede controlar el trauma, el miedo disminuirá y será sustituido por la depresión.
La indefensión puede generalizarse fácilmente de los acontecimientos más traumáticos o importantes a los menos pero no a la inversa”. Todos los principales síntomas de la indefensión aprendida tienen un paralelismo con los síntomas de la depresión. Las dos tienen su origen en la creencia de que los acontecimientos importantes son incontrolables. Por tanto para que la persona se recupere necesita creer que puede controlar los acontecimientos que para él son importantes y esto desarrolla su autoestima y sentido de competencia.
“Si un niño cree que está indefenso actuará con torpeza, independientemente de su C.I.; por otra parte, si un niño cree que tiene control y dominio puede superar a sus compañeros mejor dotados a los que les falta tal creencia. La disposición de una persona para creer en su propia indefensión o en su capacidad de dominio está moldeada por su experiencia con acontecimientos controlables o incontrolables”.
En el niño el sentido de dominio o indefensión también se desarrolla por la respuesta de su madre a sus acciones. Si una madre está ausente surgirá un profundo sentido de indefensión. La teoría de la indefensión explica que las personas traumatizadas se muestran culpables, pasivas y penalizadas.
“Janet reconocía implícitamente que la sensación de indefensión constituye el insulto fundamental del trauma, y que la curación exige la restauración de una sensación de eficacia y poder”
o Teoría Fisiológica (Levine)
En la teoría del trauma, Levine da una gran prioridad al cuerpo y más en concreto al sistema límbico, (o cerebro reptiliano), tanto en el desarrollo del trauma, como en su superación o curación. Ante un trauma el cuerpo reacciona intensamente. Cuando está alerta se pone en tensión, se queda inmóvil ante el terror etc. Si después de un incidente traumático la mente se normaliza, el cuerpo también lo hace; cuando el proceso curativo se quiebra, los efectos del trauma se asientan y la persona se traumatiza. Cuando nos enfrentamos a una situación traumática igual las personas que los animales, nos inmovilizamos. Esta es una respuesta involuntaria que reside en la parte primitiva, instintiva de nuestro cerebro: el cerebro reptil o instintivo.
“La clave para la curación de los síntomas traumáticos en los seres humanos reside en nuestra capacidad de representar la fluida adaptación de los animales salvajes cuando se sacuden y salen de la respuesta de inmovilización para volver a moverse y a funcionar plenamente”. Los animales a lo largo de su vida, están expuestos a cientos de situaciones traumáticas, sobre todo, los animales herbívoros o de presa. Pueden ser cazados en cualquier momento por un depredador; Como último recurso, ellos también se inmovilizan y sin embargo, los animales no se traumatizan.
“Los síntomas traumáticos no están causados por el mismo suceso que los desencadena. Son consecuencia del residuo de energía congelada que no ha sido resuelto ni descargado. Este residuo permanece atrapado en el sistema nervioso, donde es capaz de provocar estragos en nuestro cuerpo y nuestro espíritu”.
En general a las personas traumatizadas les resulta muy difícil superar la ansiedad. Permanecen aterrorizadas, abrumadas y rendidas; atascadas en la respuesta de inmovilización. Para salir de este estado hay que permitir según Levine que el sistema nervioso se libere de la sobrecarga de energía y de miedo. No es necesario según él volver a revivir el recuerdo y el dolor emocional para curar el trauma. Más bien puede volver a retraumatizar a la persona y en esto Levine coincide con otros autores. Argumenta que incluso la recuperación de los recuerdos traumáticos puede interferir en la sabiduría innata del organismo para curarse.”Una respuesta inadaptada no es necesariamente una enfermedad, sino un malestar”.
Levine habla también del enfoque chamánico de la curación. De cómo la enfermedad y el trauma afectan a toda la comunidad y por tanto hace falta el respaldo de la comunidad para su curación. “Cuando las personas están abrumadas es posible que su alma se separe de su cuerpo”. La lesión traumática afecta al alma y curiosamente en las ceremonias de curación “los beneficiarios casi siempre tiemblan y se agitan cuando el evento está cerca de su conclusión. Lo mismo les ocurre a los animales cuando liberan la energía acumulada”.
Aunque Levine comenta que algunos aspectos de la práctica chamánica son válidos, sugiere que nosotros tenemos una capacidad mayor para curarnos a nosotros mismos que la que el enfoque chamámico cree.
Él llama el efecto medusa (al que le mire directamente se convierte en piedra), a lo que ocurre si nos enfrentamos directamente con el trauma: nos sentiremos inmovilizados por el miedo. Por lo tanto, la forma de trabajar con él no es directamente, sino a través de prestar atención a nuestras sensaciones corporales internas. A través de la percepción y sutilmente, sin forzar, en una actitud meditativa de observar sin apegarse a lo que venga, sean recuerdos, emociones etc. Hay que aprender a detectar las sensaciones que sustentan las emociones. “Las sensaciones provienen de los síntomas y los síntomas provienen de la energía retenida”. Con esta energía es con la que hay que trabajar. La percepción está estrechamente relacionada con la toma de conciencia.
Levine, está hablando con esto de los instintos o del cerebro reptil y de las sensaciones que es su lenguaje y aquí es dónde él sitúa la clave para resolver el trauma. La inmovilización en los animales, es una imitación de la muerte, que confunde al cazador y le hace creer que la carne de la presa está en mal estado. La inmovilidad además ayuda a disminuir el dolor al morir. Es una especie de anestesia que pone a la presa en otro estado de conciencia. Para salir de este trauma que es la unión de miedo e inmovilización hay que separarlos. Al separarlos, la energía acumulada emerge de nuevo, de un modo explosivo con una intensa emoción normalmente de rabia y temor. Si no se actúa enseguida sobre estas emociones, el miedo a la rabia contra los demás y contra uno mismo reactiva la inmovilidad y aquí nos encontraríamos con el círculo vicioso del trauma. Por esto hay que trabajar de manera delicada y gradual.
o Modelo de Condicionamiento.
Según las distintas teorías del aprendizaje, los sentimientos de indefensión, temor y ansiedad que sufren las personas durante el suceso traumático permiten predecir el desarrollo futuro de síntomas postraumáticos. El suceso traumático funciona como un condicionamiento clásico, en que las vivencias de la persona actúan como estímulos incondicionados, que provocan una respuesta incondicionada de ansiedad y de terror. Los estímulos asociados a esa situación, por ejemplo un determinado ruido u olor, o determinada persona actúan como estímulos condicionados que provocan respuestas de ansiedad. También ciertos estímulos cognitivos, como declarar en un juicio o contar lo sucedido actúan como estímulos condicionados y por tanto provocan ansiedad porque se asocian a la situación traumática.
Por lo tanto cuantos más estímulos condicionados haya, mayor será el nivel de ansiedad. Cuando nos enfrentamos nuevamente a una situación inesperada e incontrolable surge una reacción de alarma que es igual al síntoma original de alarma de la situación traumática. A su vez se puede hacer una generalización de estímulos y respuesta de ansiedad ante estímulos nuevos.
o Teoría del Procesamiento de la Información (Foa Y Kosak).
Las teorías expuestas anteriormente, no pueden explicar el fenómeno del flash-back o re experimentación de la situación traumática. Esta teoría se basa sobre todo en las estructuras cognitivas del miedo y desde aquí pretende explicar el fenómeno del flash -back o re experimentación. Los autores sugieren que el estrés -postraumático se debe a la no integración emocional y cognitiva de los sucesos traumáticos. Diferencian entre el miedo normal y el miedo patológico, en que este último contiene elementos erróneos, es decir, que la amenaza percibida no tiene por qué ser una amenaza real. La persona reaccionaría ante una amenaza percibida con una conducta de evitación.
Por ejemplo, en las víctimas de violación, el trauma es mayor cuando la violación se da por personas conocidas o lugares conocidos, es decir cuando los estímulos y respuestas seguros antes de la agresión dejan de serlo.
Revisando estas teorías personalmente coincido parcialmente sobre todo con la teoría de la indefensión, con la fisiológica y con la del procesamiento de la información. Creo que hay que abordar el aspecto emocional, el cognitivo y el fisiológico y en esto coincido con Seligman. Ante la indefensión a un estímulo impredecible, la persona ha desarrollado un sentimiento de impotencia muy fuerte: no puede hacer nada por defenderse, se queda paralizada. Esto va asociado a un miedo muy profundo, ante cualquier situación de agresión. Finalmente desarrolla o extiende este miedo a situaciones que nada tienen que ver con el suceso traumático y ante las que se siente igualmente indefensa aterrorizada y paralizada.
Tratará por tanto de evitar cualquier situación que le cree o genere inseguridad y que por tanto le haga revivir las emociones asociadas al suceso agresivo (miedo, inseguridad, abandono, impotencia, indefensión, terror, etc.). Este no atreverse a enfrentar o vivir distintas situaciones, produce en la persona una muy baja autoestima, al no recibir refuerzos positivos que le hagan sentirse válida y por tanto finalmente puede acabar en una depresión. Puede ocurrir también, que la persona ante esa impotencia se quede en la evitación de cualquier situación que para ella resulte amenazante y esto puede ser cualquier situación no conocida y por tanto desarrolla una conducta de aislamiento y desconexión tan habitual por otro lado como síntomas postraumáticos.
El Trauma.
Introducción y Etiología.
Ana Berruete. 2.005