Extracto del artículo. Psicología Humanista.
Gestalt e Instituciones. Revista nº 21. Año 2.001. AETG
Paradigmas Científicos.
Pienso que muchos de los asistentes y ahora lectores, me habéis conocido desde el punto de vista académico en que ciertamente he tenido que impartir al menos en la Universidad de Deusto, durante muchos años Modificación de Conducta, o en otras palabras behaviorismo que la Institución Universitaria en general, lo considera como paradigma científico. Esto quiere decir, que la misma Institución piensa en otros paradigmas como no científicos como pueden ser el constructivismo y el psicoanálisis y dentro del constructivismo, la psicología de la gestalt.
Pues bien, para que no sorprenda a nadie sabéis que el conductismo es una más de las escuelas psicológicas que a grandes rasgos se aplican en psicoterapia como es la transpersonal, la gestalt, la psicoanalítica y la que conocemos como humanista con un nombre tan ambiguo dado los muchos significados de la palabra.
Psicología Humanista.
En primer lugar, hay que aclarar que a mi parecer lo humanístico no se relaciona con la religión a pesar de que en el marco religioso los términos humanístico y humanismo han venido a ser equivalentes hasta el punto de pensar en la falta de fe en lo sobrenatural al creer más en el perfeccionamiento del hombre por medio de la razón y la ciencia o que debido también, en un interés por las cosas que se refieren al hombre, en lugar de por las cosas que se refieren a Dios; igualmente, al pensar en una creencia en que Jesús fue un hombre extraordinario, pero no un ser sobrenatural o en la creencia de que la más alta naturaleza del hombre puede ser desarrollada a través de una religión concreta, como podría ser una especie de humanismo cristiano.
Esto acontece cuando se relaciona con la religión, pero cuando se refiere a valores sucede otro tanto pues entonces, se asocia con el bienestar humano y las palabras humanitario y humano recogen esta con notación unida a la compasión
Y si lo unimos al mundo académico, humanístico lo podemos relacionar con humanidades o estudios que fomentan la cultura humana, y en especial, estirándonos en la especialización, llegaríamos a pensar en los estudios clásicos de los siglos XV y XVI en que especialmente se estudiaba la cultura de Grecia y de Roma. No olvidemos que la filosofía ha sido la fuente genética de la psicología científica y además, marco teórico de la psicología científica en cuanto “epistemé” o conocimiento de las características y métodos necesarios para que nuestro conocimiento psicológico sea científico.
La psicología se ocupa del mundo interior y de las relaciones de tal mundo con el mundo exterior y explora la forma en que nosotros, en cuanto individuos nos relacionamos con ese mundo exterior. Es vana ilusión querer una psicología sin fisiología o sin filosofía, porque los hechos psíquicos se presentan siempre unidos a los biológicos en forma inescindible, a pesar de no confundirse con ellos; y los hechos psíquicos son también los que constituyen el presupuesto y el resultado de un pensamiento que siendo lleva indeleblemente impreso el carácter “humano”. (Traxel, 1976)
La filosofía ha sido parte integrante de las psicologías humanísticas. La llamada psicología humanística es en parte filosófica al pretender utilizar métodos no científicos sino más bien filosóficos que desde la experiencia pasan a algo inteligible pero difícil de verificar. Mi objetivo en estas reflexiones y especie de ensayo, es escribir de psicología humanística para llegar a la gestalt que no significa acepción alguna de las anteriormente mencionadas, pues se convierten en campos restringidos con una variedad de significados y en los que tendríamos que ponernos de acuerdo para no terminar hablando de cosas distintas y sin comprendernos unos a otros. Sabemos cómo “la energía integradora del psicoanálisis en la evolución social de la primera mitad del siglo es harto conocida y muy notoria. Sobre sus cimientos edificaron todos los teóricos de la psicoterapia” (Polster).
Y dentro del movimiento inevitable que arranca del tronco psicoanalítico, la terapia guestáltica se puede considerar como una gran fuerza integradora de la evolución social contemporánea como se desprende también de sus ideas y principios, a pesar de que en los últimos años, el tema de la terapia guelstáltica se haya presentado asociado con la terapia conductista, el análisis transaccional y una mezcla de nuevas tendencias que no han beneficiado en realidad a ninguna, y en cambio ha fomentado la mística y la confusión. Esta mística resulta atractiva y repulsiva a la vez, para los estudiosos y trabajadores serios de la especialidad.
Sin embargo, si nos fijamos en las expresiones o ideas en la lista que a continuación expongo como: los estados alterados de la conciencia, la biorretroalimentación, el sufismo, I Ching, LSD, Meditación Zen, hipnosis, procesos psicológicos, autorrealización, esquizofrenia experimentada, movimiento de los grupos de encuentro y terapia de la Gestalt a pesar de que nos puedan parecer cosas muy heterogéneas, todas ellas tienen algo de común que se expresa en el formar parte del movimiento humanista de la psicología
El movimiento humanístico de la psicología o la psicología humanística elaboró una teoría coherente de la naturaleza de la conducta anormal y de la conciencia humana Dentro de esta teoría se ha ido formulando un grupo de conceptos sobre el tratamiento y la trascendencia de los problemas personales. La diversidad del movimiento es tal, que produce el efecto de una aparente contradicción, y sin embargo, se encuentran temas afines.
En Estados Unidos predominaban dos orientaciones psicológicas: el behaviorismo y el psicoanálisis, pero en los últimos años captó el interés de los profesionales de la salud mental y también, del hombre común y corriente de la calle, lo que comúnmente se conoce como “tercera fuerza” o psicología humanística.
La psicología humanística contiene tres enfoques distintos como las teorías del yo, algunos elementos del existencialismo y algunos de la fenomenología y una idea general de la naturaleza humana es lo que unifica la psicología humanística en contraposición al behaviorismo y al psicoanálisis. (Sutich y Vich, 1969)
Entonces, ¿cuál sería la urdimbre y la trama de la psicología humanística? Ante todo, se caracteriza por el método fenomenológico que trata de describir los fenómenos para lo que realmente son y distinguirlos de otros. Describimos el fenómeno pero no decimos las causas a la que se debe, con lo cual no podemos suprimir o modificar la causa.
Ahora bien, ¿es necesario suprimir o modificar la causa de nuestros problemas? o quizás, ¿sea mejor potenciar y desarrollar nuestras habilidades a través del concepto de la habilidad positiva de hacer cosas? Es el potencial humano según la idea de Maslow, lo que va a producir nuestra felicidad en contraposición a la psicología freudiana por ejemplo, que trata de curar la enfermedad. Como dirían Borton y Combs, todos estamos revisando constantemente nuestro concepto de potencial humano y elevándolo, al paso que los individuos y los grupos descubren nuestras habilidades. Y el grupo de habilidades humanas de mayor interés es el de las relaciones humanas en las personas sanas que por ser humanos tenemos nuestros problemas y que además, sin ellos no seríamos perfectamente humanos. Carl Rogers decía en el año 1961 que “la necesidad de nuestros tiempos es la de un mayor conocimiento mutuo… La persona descubre que una gran parte de su vida se orienta por lo que él cree que debería ser y no lo que es en realidad…”
Este tema se manifiesta en el deseo de ayudar a las personas, a tratar con los demás más hábilmente y haciéndoles más felices, a la vez que nos entendemos también, mejor a nosotros mismos. Ahora bien, esto ¿es propio de la psicología humanística? o más bien, es la condición de todo psicólogo que está llamado no sólo a estudiar los problemas más vidriosos e íntimos de la vida humana, sino también a vivirlos él mismo en su condición de hombre y de aquí, la formación en la sensibilidad de tipo humanístico se nos enseña a establecer relaciones amistosas y a tener confianza, aceptación, comprensión de los sentimientos de los demás, honradez en la relación interpersonal y otras formas de trato social como diría Himber. Es hacer hincapié en el perfeccionamiento de nuestro vivir diario y en la necesidad de buscar nuevas fuentes de gozo y enriquecimiento en la vida social, en lugar de buscar la cura de los problemas interpersonales de aquí, el interés por hacer que las personas se conozcan bien unas a otras y aprendan a enriquecer los potenciales de la vida social del hombre.
Frecuentemente, esto incluye también, el conocimiento de uno mismo como un ser humano y a través de él, llegar a conocer mejor a los otros como humanos inmersos en las mismas dinámicas humanas
Pero hay también una habilidad muy importante que es la de sentir, darse cuenta, dejar fluir y moverse para llegar a la acción, además de maravillarse, intuir, imaginar, fantasear, crear y experimentar. Así, consideramos dentro de la psicología humanística un amplio espectro del comportamiento humano preguntándonos ¿Cuántas cosas podemos hacer los hombres? Y ¿Cómo podemos ayudar a hacer esas cosas mejor a otros y a nosotros mismos? Pensar y sentir lo nuestro y lo de los demás, casi siempre aparecen asociados en la experiencia humana como uno de los mayores potenciales al permitirnos dejarnos fluir, sentir, dándonos cuenta y tomando conciencia, y a través de la reflexión tomar nuestras decisiones en el ejercicio pleno de nuestra responsabilidad.
La psicología humanística también quiere que se aprenda a gozar de la vida, viendo el lado positivo del ser humano al intentar restablecer el equilibrio entre los rasgos humanos deseables y aquellos indeseables, en lugar de reducir el comportamiento humano a impulsos fisiológicos básicos comportamentales o a una variedad de impulsos libídicos de estilo freudiano. Así, los psicólogos humanistas tendemos a ver la conducta humana como una combinación de motivaciones superiores e inferiores en lugar de ver el comportamiento humano sólo en términos de enfermedad o de motivaciones aplicables igualmente a animales inferiores. Como dice Maslow experimentar la realidad primordial -la misma experiencia humana- y partiendo de ella, derivar los conceptos, las abstracciones y definiciones necesarias de las experiencias concretas y las necesidades, fines y valores humanos. Partiendo del comportamiento humano, sin necesidad de extender a éste, los principios de comportamiento de otras especies.
Entonces, aunque el concepto de motivación sea común a otros animales, tenemos también, una motivación específicamente humana, constituida por necesidades superiores como la jerarquía de necesidades que originan los deseos de estar con otros hombres, con los que tenemos que competir y resultar aceptados y de autorrealizarnos, además de los deseos inferiores de satisfacer las necesidades fisiológicas y obtener seguridad.
Para nosotros sería un deseo natural el aprender, el desarrollarnos y el perfeccionarnos, puesto que uno de los rasgos distintivos de la naturaleza humana es el deseo de saber y entonces nosotros nos convertiríamos en facilitadores humanísticos para ayudar a satisfacer necesidades superiores sin tener que convertirnos en terapeutas freudianos o en ingenieros del comportamiento. Nuestro propósito sería capacitar a las personas para vivir una vida tan plena y satisfactoria como fuera posible, y para ello, tenemos que dejar fluir nuestras necesidades, no en un sentido mínimo para indicar las cosas que son estrictamente necesarias para la subsistencia, y todas aquellas necesarias para vivir y sostener la vida sino para vivirla en plenitud y darnos cuenta de ello sintiéndolas, y motrizmente comportándonos en consecuencia con la mayor creatividad posible, es decir en la acción responsable, pues, el concepto de potencial humano implica la búsqueda constante de las habilidades latentes en cada individuo y que deben ser desarrolladas.
Ofrecen el mayor interés la asertividad y las habilidad des interpersonales y sociales, y las que facilitan el autodesarrollo, pues, lo que interesa es el enriquecimiento y el goce del individuo en sí mismo, de la vida y de la sociedad. Se debe considerar que para llegar a este punto, no hay que olvidar que nos basamos sobre la experiencia personal y grupal, sobre el saber compartir pensamientos y sentimientos.
Como dice la filosofía oriental, “Las palabras de la Sabiduría no tienen que ser explicadas. Tan sólo tienen que ser escuchadas, del mismo modo que uno escucha el viento de los árboles y el rumor del río y el canto del pájaro, que despiertan en quien lo escucha, algo que está más allá de todo conocimiento. El árbol, el río, el pájaro no silba o rumorea o canta porque tengan una afirmación que hacer. Silba, rumorea o canta porque tienen un silbido, un rumor, un canto que expresar”.
Y entonces, ¿qué va a suceder?, ¿qué vas a sentir?, ¿qué vas a vivir? Solamente tú tienes la respuesta y recuerda lo de:
-Maestro ¿Qué es lo que la Sabiduría te ha dado?
-El Maestro respondió: Cuando me despierto por las mañanas, me siento como un hombre que no está seguro de vivir hasta la noche.
-Maestro, pero esto ¿no lo saben todos los hombres?
-El Maestro replicó: “Sí lo saben’. Pero no todos lo sienten”. Jamás se ha emborrachado nadie a base de comprender intelectualmente la palabra vino.
Luis de Nicolás.
Psicología Humanista.