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La psicología individual: La ciencia del vivir

Alfred Adler.
Psicología Individual.

La psicología individual no trata un síntoma o una expresión aislada, busca descubrir el error cometido en todo el estilo de vida, en la forma en que la mente ha interpretado sus experiencias, en el significado que ha dado a la vida y en las acciones con las que ha respondido a las impresiones recibidas del cuerpo y del medio que le rodea.

La Psicología Individual: La Ciencia del Vivir.

La psicología individual trata la vida de la persona como un todo unificado y contempla cada reacción aislada, cada acto e impulso, como expresión de la actitud de esta persona hacia la vida. Con el término “individual” Adler entendía que la persona es indivisible, que la mente humana es un todo holístico dirigido por unos fines o metas. Actualmente los adlerianos prefieren usar el término de “teleanálisis” para referirse a la concepción adleriana de la mente humana como dirigida a fines o metas.
Cada mente se forma un concepto de un fin o un ideal, un medio de salir del estado presente y de superar las deficiencias o dificultades actuales, formulándose una determinada meta para el futuro. Sin este sentimiento de finalidad, la actividad de la persona carecería de sentido.
El establecimiento de este fin tiene lugar al principio de la vida, durante la etapa formativa de la niñez, en este momento comienza a desarrollarse un prototipo de una personalidad madura. Es difícil decir cómo se establece este fin, pero está claro que existe, que domina todas y cada una de las acciones del niño. No hay en realidad ninguna clave para comprender, porque la dirección es la establecida después de que el niño ha fijado sus fines. Solamente cuando vemos hacia qué dirección tiende una vida, podemos adivinar qué pasos se darán en el futuro. La adopción de un fin no sólo afecta a las características de la persona, a sus movimientos y expresiones físicas, también domina la vida de los sentimientos.
Tener un fin es aspirar a ser como Dios. Pero ser como Dios es por supuesto el fin final, los niños lo sustituyen por un objetivo más concreto e inmediato y buscan a la persona más fuerte a su alrededor para convertirla en su modelo o en la encarnación de sus fines. Puede ser el padre, o quizás la madre o cualquier otra persona. Cuando el prototipo, esa personalidad temprana que encarna un fin, está formada, la persona se orienta en una determinada dirección. Los niños perciben las situaciones de acuerdo con sus esquemas personales de apercepción, es decir, ven el mundo a través del prejuicio de sus propios fines e intereses.
A la edad de cuatro o cinco años el prototipo ya está formado, y para comprenderlo tenemos que buscar las huellas que han quedado en los niños antes o durante ese periodo. Cuando atendemos a una persona que sufre tratamos de descubrir los errores fundamentales del comienzo de su vida, el prototipo construido en la niñez, exploramos los recuerdos de niñez, todas las indicaciones de estos recuerdos son valiosas en la medida en que podamos leer su significado, y para comprender los recuerdos infantiles necesitamos de un alto nivel de empatía, una capacidad de identificación con el niño en su situación infantil.

Puntos de vistas centrales de la psicología individual:

• 1. Toda conducta tiene un propósito.
• 2. La conducta está regida por un patrón supra ordenado de organización de la experiencia constituida en la infancia: el estilo de vida.
• 3. La conducta es el resultado de nuestras percepciones subjetivas.
• 4. La psicología adleriana es cognitiva: relevancia de los significados, propósitos, creencias y metas personales. Las personas no reaccionan directamente al medio, sino que ante determinadas situaciones actúan según sus construcciones de significados personales (construcción del significado). Esas construcciones están guiadas por las metas personales adquiridas en la primera infancia.
• 5. La persona es un organismo unificado cuya experiencia y conducta está organizada y guiada por metas o fines (principio teleológico). Es holística como expresión de que toda conducta, está interrelacionada entre si con las metas personales. Las contradicciones aparentes en la conducta no son sino diferentes medios de perseguir las mismas metas.
En su obra, Adler (1924, 1927, 1933) emplea términos como “opinión, idea de ficción” y “esquema a perceptivo” para referirse a creencias inconscientes construidas en la época infantil en una determinada atmósfera familiar, qué son constituidas en las etapas pre verbales del desarrollo, y que junto a las “opiniones secundarias”(creencias adquiridas en la etapa del desarrollo verbal) guían la conducta de la persona. Cuando las opiniones primarias (esquemas a perceptivos) no son moduladas por adecuadas opiniones secundarias en el proceso de socialización, debidas a fallos en la crianza y de relación con los adultos; la persona se ve avocada a imponer y a perseguir sus metas inconscientes de modo rígido y asocial produciendo patología física o psicológica.
Esta concepción general fue recogida treinta años después por el neopsicoanálisis, G. Kelly, A. Ellis y A. Beck. Incluso algunos teóricos contemporáneos han hablado de que la psicoterapia cognitiva constituye una reactualización de los planteamientos adlerianos (p.e Ford y Urban, 1964; Titze, 1979 y Shulman, 1985)

Influencia No Determinista.

A menudo se suele criticar a la psicología adleriana de no respetar el argumento científico de causalidad y de mantener una visión tautológica de finalidad al defender el concepto de teleología (causalidad hacia fines o metas). Titze (1979) describe que: las ciencias naturales se han preocupado por el pensamiento causal, del porqué y de la relaciones “si entonces”, donde se postula que si se da un conjunto de variables tendrá lugar un efecto determinado. Esta concepción ha dominado psicología experimental, el psicoanálisis y el conductismo.
Adler, siguiendo la tradición fenomenológica, fue el primer superador de esta concepción de la psicología; ejemplo que posteriormente siguieron (aún sin reconocerlo) los psicólogos humanistas, los cognitivistas y los constructivistas. Siguiendo a Kant, introduce el concepto de intencionalidad en psicología y rechaza la noción psicológica de causalidad.
Los adlerianos no rechazan todo tipo de influencia determinista en los fenómenos de la naturaleza o en la biología; pero defienden que en el comportamiento humano son más importantes e influyentes la lógica subjetiva que los factores supuestamente objetivos. Por otro lado en esa lógica subjetiva influyen aunque no de manera unilateral los factores sociales, biológicos y psicológicos contextuales; como ya el mismo Adler fue exponiendo en su teoría de la inferioridad, que al fin y al cabo es una teoría de la deficiencia en recursos de vida social, física y psíquica.
Con ello Adler mantiene una especie de teoría interaccionista sujeto-medio, donde el medio influye en la dirección de la vida y la dirección de la vida influye en la postura vital ante este medio. Este interaccionismo cada vez ha ido ganando más fuerza en toda la psicología actual.

El Significado De La Vida.

Cada ser humano posee tres vínculos principales que integran nuestra realidad:
• El primer vínculo es el hecho de que vivimos en la tierra y no en otra parte, y vivimos bajos las posibilidades y restricciones que esta nos impone, nos desarrollamos física y mentalmente para continuar nuestra vida aquí y para contribuir a asegurar la continuidad de la humanidad.
• No somos los únicos miembros del género humano, y este es el segundo vínculo, hay otros asociados a nosotros y vivimos asociados a ellos, no podemos lograr nuestros objetivos aisladamente, si viviese solo perecería. Siempre estoy vinculado a otros en mis limitaciones e insuficiencias y para lograr mi subsistencia necesito asociarme.
• El tercer vínculo es que vivimos en dos sexos, y esto hace posible la preservación de la humanidad, y aquí nace el problema del amor y del matrimonio.
Estos vínculos imponen tres problemas, la ocupación para poder sobrevivir, la posición entre nuestros semejantes para compartir en cooperación y el cómo acomodarnos al hecho de que vivimos en dos sexos y de que la continuidad de la humanidad depende de nuestra vida amorosa.
Un significado erróneo de vida fracasa porque aborda estos tres problemas, ocupación, amistad y sexo, desde una perspectiva particular, nadie se beneficia con el logro de sus objetivos y su interés se detiene en su propia persona. Su concepción del éxito es el de una ficticia superioridad personal y sus logros solo tienen sentido para ellos mismos, sin darse cuenta de que todo logro completa su significado en la contribución a la vida de los demás. Cuando las emociones de un ser humano están encaminadas a su propio significado de vida estas contribuirán a su propio bienestar. Los significados no son determinados por las situaciones, sino que nos determinamos a nosotros mismos por los significados que otorgamos a las situaciones.
No obstante hay tres situaciones que suponen una gran inclinación a otorgar a la vida un significado erróneo, son los niños con órganos imperfectos, niños no comprendidos en sus dificultades y que han acabado por dedicarse exclusivamente a su problema; los niños mimados, niños que ha sido preparado para esperar que sus deseos sean considerados como si fueran leyes; y los niños desatendidos, niños que jamás han conocido el amor y la cooperación y que viven la vida en estas carencias. Estos niños necesitarán de ayuda para revisar su forma de atender los problemas, pero volvamos a recalcar: “la experiencia en si misma no es tan importante como el hecho de que esta experiencia persiste en la memoria (gestalt inconclusa) y sea empleada para cristalizar el significado dado a la vida, cada memoria es un momento del aquí y ahora”
Si logramos hallar y comprender el significado dado a la vida, tendremos la clave de toda la personalidad, el carácter se puede cambiar si logramos descubrir los errores de origen. A los niños no preparados para la cooperación, a los que no se les permitió hallar su propio camino no podemos censurarles por sus defectos, solo podemos ayudarles a experimentar sus consecuencias. Un niño al que no se le enseñó el camino, o a quien no se le permitió descubrirlo en libertad, será difícil que pueda afrontar adecuadamente su vida.

Mente Y Cuerpo.

Tanto la mente como el cuerpo son expresiones de vida, son partes interrelacionadas de una totalidad, la vida de un hombre es la de un ser en movimiento y necesita de ambas, y esta previsión de la dirección del movimiento es el núcleo central de la mente, no sería suficiente iniciar un movimiento fortuito en cada instante, ha de haber un propósito en el esfuerzo, y la mente decide el punto hacia el que se realiza el movimiento en concordancia con la posibilidad corporal, ya que no solo el cuerpo es desplazado sino también el medio que le rodea.
La mente es un motor que extrae todas las potencialidades que puede descubrir en el cuerpo y contribuye a colocar el cuerpo en posiciones de seguridad y de superioridad respecto de todas las dificultades, existe la posibilidad de error en la elección de la dirección del movimiento, error psicológico. La psicología explora el significado implícito de todas las expresiones de la persona, el hallazgo de la clave de su objetivo y la comparación de este con los objetivos de los demás.
Según la psicología individual es la comprensión de la actitud de una persona hacia las impresiones de su cuerpo. Si vemos una expresión o síntoma y no reconocemos su significado la mejor manera de comprenderlo es reducirla a un movimiento, el punto del que parte el movimiento nos da la información de su significado.
Los sentimientos capacitan al cuerpo para enfrentarse con una situación dándole un tipo de respuesta. Fantasías e identificaciones también son métodos de previsión de respuesta, suscitan los sentimientos conforme a los que actúa el cuerpo, así pues, los sentimientos llevan la huella del significado que la persona otorga a la vida, y aunque gobiernan el cuerpo no dependen de él, dependen primariamente del objetivo y el consecuente estilo de vida.
Allí donde hay un objetivo los sentimientos se adaptan siempre a su logro, y se desarrollan en función del logro del objetivo, alegría o tristeza, culpa, miedo o arrojo están siempre conforme al estilo de vida. El tono emocional queda tan fijado como el estilo de vida, el cobarde es cobarde aun siendo un maltratador. Es en los cuatro o cinco primeros años de vida cuando la persona establece las relaciones entre mente y cuerpo, toma el material heredado y las impresiones que recibe del medio y lo adapta para su búsqueda de superioridad, ahí ya queda cristalizada su personalidad. El significado que da a la vida, el objetivo que persigue, su estilo de aproximación y su disposición emocional ya está fijados, pueden ser cambiadas, pero solo serán modificadas si la persona comprende su error inicial, y si esto ocurre sus nuevas expresiones serán coherentes con su nueva interpretación.
Aunque esté muy claro es difícil lograr una explicación definitiva sobre la actuación de la emoción, de la mente sobre la enfermedad corporal, pero es bien probable que la mente no sólo determina la elección de un particular síntoma corporal, sino que gobierno e influye en toda su elaboración por el cuerpo, así podemos deducir que toda la forma y el desarrollo del cuerpo son afectados por la mente y reflejan los errores o las deficiencias de la mente.
Cada emoción haya alguna expresión corporal, periférica, en postura, actitud, en la cara, en temblor de manos o piernas, en sudoraciones, sofocos, ruborización o palidez, tics nerviosos, cabellos erizados, palpitaciones, voz ronca, queda o temblona, retraimiento corporal, irritación de vejiga, vómitos, etc., lo que queda claro es que la mente por medio de las emociones es capaz de activar las condiciones físicas.
Una tensión mental afecta al sistema nervioso central y al periférico, este transmite la tensión a todo el cuerpo, y así con cada emoción el cuerpo está en tensión., por lo tanto un estilo de vida y su disposición emocional ejercen una continua influencia sobre el cuerpo y si un niño cristaliza su estilo de vida en edad muy temprana está claro que este va dejando un rastro visible en el organismo.
La psicología individual no trata un síntoma o una expresión aislada, busca descubrir el error cometido en todo el estilo de vida, en la forma en que la mente ha interpretado sus experiencias, en el significado que ha dado a la vida y en las acciones con las que ha respondido a las impresiones recibidas del cuerpo y del medio que le rodea. Esta es la tarea de la psicología. Tomamos en consideración el espíritu mismo, la mente unificada, examinamos el significado que las personas otorgan al mundo y a ellos mismos, sus objetivos, la dirección de sus esfuerzos y las maneras de abordar los problemas de la vida.

El Estilo De Vida.

El estilo de vida es una unidad puesto que ya vimos que se ha formado a partir de las dificultades en el comienzo de la vida y de la lucha por un fin, está relacionado con las circunstancias existentes, ya que la mente cambia ante cualquier alteración del entorno. Los seres humanos con deficiencias , debido a sus propias dificultades y por propia inseguridad, padecen de un sentimiento de inferioridad, este les estimula a la acción, y de esto se deriva la formulación de un fin, esto es lo que la terapia Adleriana denomina estilo de vida.
Las personas cuyo fin es que los demás les apoyen en todo momento, dejan de buscar, o huyen, de solucionar sus problemas vitales, siempre dudarán, se detendrán o huirán, en vez de luchar por sus asuntos. En muchos casos de personas tímidas y con miedo de seguir adelante encontramos la razón en el hecho de que creen que otro es el preferido, casos de hermanos mayores que se sintieron desplazados de su posición de esplendor al llegar otro hermano.
Nuestra tarea es ayudar en desarrollar el sentimiento social, su adaptación social. Estas personas, que mantienen una tensión excesiva, siempre buscan la confirmación de sus ideas fijas, hay que ayudarles a cuestionarse esas ideas fijas preconcebidas, siendo lo más importante el disminuir su sentimiento de inferioridad, cambiar su finalidad de huida y el sentimiento de infravaloración que mantienen. En estados depresivos, hay un origen en su estilo de vida en la niñez de dolencias y debilidad, tratan siempre de mandar sobre los demás quejándose del sufrimiento, característica que les lleva con posterioridad a una depresión que en si es una “expresión de debilidad”.
Al estudiar los recuerdos puede aparecer una lucha por la preferencia en la atención recibida, puede ser presencia o ausencia de tal atención, cuando la persona siente que está en peligro de perder algo o que hay otro preferido antes que él existe una tensión que indica que en su vida posterior podrá existir cierta disposición a los celos.
Los celos sexuales suponen una actitud mental difícil, ya que no se pueden convertir en algo útil para la persona. Los celos demuestran un profundo sentimiento de inferioridad, ya que el celoso tiene miedo de su incapacidad para poder mantener a su pareja, vemos por tanto una actitud manifiesta de derrota que invita a que la pareja termine por irse abrumada por la carga de los celos.
Veamos un niño que siempre parece rendirse, un niño que habitualmente es el centro de atención familiar, todo el mundo le cuida y se ocupa de el, siempre necesita recibir apoyo y es muchas veces una carga para los demás. Este es su fin de superioridad, domina a los otros de esta forma, tal fin es desde luego el resultado de un complejo de inferioridad, ya que si no tuviera dudas acerca de sus fuerzas no tomaría este camino para lograr el éxito. Es el clásico estilo de vida de un niño mimado que siempre trata de hacer responsables a los demás.
El complejo de inferioridad aparece ante un problema para el que la persona no tiene respuesta, no está adaptado o equipado, y expresa su convicción de que es incapaz de resolverlo, su expresión va desde la ira hasta las lágrimas o las disculpas. Como estos sentimientos producen tensión habrá siempre un movimiento de compensación hacia un sentimiento de superioridad que no resolverá el problema, el cual quedará oculto o será excluido. ¿Porqué tanto temor a la incapacidad? Respuesta sencilla: Porque la persona se ha fijado para sí mismo un objetivo de éxito muy elevado, “un anhelo de ser divino”.
Hemos visto que cada característica del estilo de vida es una progresión, así pues, estas tienen un pasado y un futuro. El pasado representa más bien aquello que queremos superar, está más ligado a una situación de inferioridad y el futuro está unido más bien a nuestras metas o fines. Complejo de inferioridad y de superioridad están ligados entre sí, y a una inferioridad corresponde un sentimiento de superioridad manifiesto u oculto.
Un complejo de superioridad es un desarrollo secundario, es una compensación del de inferioridad. Es necesario encontrar la conexión orgánica, la que puede parecer que es una contradicción pero que está totalmente de acuerdo con la naturaleza humana. Un sentimiento de inferioridad no tiene porque ser insano, se convierte en patológico cuando abruma a la persona, y en lugar de estimular hacia la consecución del logro, le hace deprimirse y le incapacita para el crecimiento. Una salida insana del mismo es el sentimiento de superioridad, la persona se convence a si misma de que es superior cuando en realidad no lo es, y este falso triunfo le compensa de un sentido de inferioridad que no puede tolerar.
El estilo de vida fue llamado inicialmente “lógica privada ” por Adler, pretendía diferenciarlo de la lógica racional y el sentido común. “El estilo personal de vida” conlleva las metas, las estrategias y métodos para conseguir los fines o propósitos personales. La parte del estilo de vida que se refiere a los métodos o conductas inconscientes para alcanzar esos fines se llama “plan inconsciente de vida”.
Adler cree que los “primeros recuerdos” reflejan el ámbito selectivo del estilo de vida; ya que estos guían la actividad de la misma memoria. Por ello pedía a sus pacientes el relato de los mismos. En realidad, la actividad automática e inconsciente de la mente está guiada por el estilo de vida.
–Lo que se almacena y recupera en la memoria está guiado por el estilo de vida.
–Lo que se aprende, y es deseado, reforzante, o atractivo para la persona también es influido por su estilo de vida; en la misma línea están sus “fantasías”, “expectativas” y sus símbolos, incluidos sus sueños.
–La actividad simbólica (p.e fantasías y sueños) son una especie de ensayo o preparación para manejar problemas actuales inacabados o esperados, guiados por el estilo de vida. Las emociones que acompañan a la actividad simbólica suelen indicar la dirección o fin del estilo de vida.
De esta manera por ejemplo la ansiedad, la tristeza o la ira pueden indicar fines o anticipaciones tendentes a la evitación, abandono o lucha en diversas tareas o relaciones interpersonales.

Consciente e Inconsciente.

La psicología adleriana rechaza el dualismo entre lo consciente y lo inconsciente en cuanto a instancias diferentes de la persona; ya que ella es una psicología holista que defiende la unidad de la personalidad. Lo consciente e inconsciente para Adler no obedece a estructuras mentales diferentes sino a las formas que tiene la persona para alcanzar su meta final, su principal objetivo.
El objetivo final es el estado definitivo de seguridad que proporcionaría el esfuerzo de significación individual o compartida de cada persona. Pero en el plano de los objetivos a corto y medio plazo existe una diversidad de objetivos conscientes derivados del objetivo final inconsciente. De esta manera se plantea una continuidad entre los procesos conscientes e inconscientes. Ambos son regidos por el estilo de vida. El estilo de vida, a nivel inconsciente supone un plan inconsciente de vida que es una construcción cognitiva que contiene tanto el objetivo o meta final y las estrategias de acción derivadas del mismo. A nivel consciente, el estilo de vida está conformado por las razones, atribuciones y valores que la persona esgrime para su conducta; elementos que han sido seleccionados por el campo de intereses subordinados al plan inconsciente de vida.
De esta manera la persona es consciente de sus intereses, de las razones aparentes de sus elecciones en la vida (trabajo, pareja, etc.); pero no de la base, o mejor dicho de la finalidad, que guían esas elecciones e intereses conscientes. Sin embargo, ante su aparente, a veces contradicciones tanto los medios conscientes como inconscientes, están subordinados al estilo de vida. Por lo tanto en el funcionamiento consciente e inconsciente podemos encontrar una diferencia de métodos o medios para alcanzar el objetivo final. Los sub-objetivos también serán diferentes (búsqueda de pareja, trabajo, relación sexual, etc.); pero todo el conjunto está en función del estilo de vida y su objetivo finalista.

Influencias Familiares.

Desde el momento del nacimiento un niño trata de relacionarse por si mismo con su madre, este es el objetivo de sus movimientos ya que depende casi enteramente de ella, la madre le proporciona el primer contacto con otro ser humano, es el primer interés en alguien que no sea él mismo, es el primer puente hacia la vida, y si el niño no puede establecer relación con su madre (o madre sustituta) muere inevitablemente. Esta relación es íntima y penetrante y la labor de la madre, que no está sujeta a normativa sino al continuo de la experiencia, consiste en conseguir el afecto y bienestar del hijo, que depende del amor y entrega materno.
La maternidad es la mayor actividad creativa y, por desgracia y durante muchos años, en nuestra cultura se ha considerado la maternidad como una misión de categoría inferior que el desarrollo social de la mujer, sin tomar conciencia de que el conjunto de la sociedad está relacionada con la actitud de la mujer respecto de la maternidad, si esta no está satisfecha, y carece de interés por la maternidad toda la humanidad se halla en peligro. No son las experiencias del niño las que dictan sus acciones, sino las conclusiones que extrae de sus experiencias, esta es conclusión básica de la psicología individual:
“No hay razones para el desarrollo del carácter, pero un niño puede hacer uso de sus experiencias para su objetivo y convertirlas en razones”.
Una madre puede exagerar el sentimiento de que un niño es parte de ella misma, y hacer que este dependa completamente y permanezca siempre ligado a ella, rápidamente comprendemos el error que esto va a significar para el hijo, la vinculación materna implica la protección, el amparo y el amor del niño, pero la madre está relacionada con su pareja y todo el entorno social y debe prestar atención a las tres relaciones por igual, los tres vínculos deben ser atendidos con tranquilidad y sentido común. Tras haber logrado relacionar al niño con ella la próxima tarea de la madre es la de ampliar este interés del niño hacia el padre, y esta tarea es casi imposible si ella misma no está interesada en el padre, asimismo, y con el apoyo paterno, ha de comenzar a procurar el vínculo social del niño.
Tarea difícil ya que supone procurar al niño su primera experiencia como ser humano, el primer vínculo de confianza que este pueda establecer, y ha de estar preparada para que el niño pueda desapegarse en libertad y establezca vinculación, primeramente paterna y posteriormente social. Si la madre está tan solo ocupada en interesar al niño en sí misma, mas tarde él se sentirá agraviado en todos los intentos de interesarse por los demás, siempre buscará el apoyo materno y experimentará hostilidad hacia todos lo que considere competidores en la atención de su madre.
El complejo de Edipo puede aparecer sólo en un chico que desee acaparar la atención de la madre y desembarazarse de todo lo demás. Semejante deseo no es sexual, es un anhelo de dominar a la madre, de ejercer sobre ella un completo control y de convertirla en sirviente. Cuando un niño así es separado de su madre, todas sus emociones, toda su fuerza y todos sus poderes mentales están volcados en situaciones en las que la madre tenga que volver a acercarse y volver a relacionarse con él. Esta dependencia de atención materna es causa obvia de miedos temores y ansiedades, terrores nocturnos e hipocondría, y la creación de situaciones en las cuales sea imperiosamente necesaria la presencia de la madre para poder subsistir. Vínculo de dependencia que es trasladado con posterioridad a cualquier otra relación.
El papel del padre es tan importante como el de la madre, en principio su relación es menos intima, mas tarde tiene efecto su influencia, si, o bien la madre por no ayudar al niño a vincularse con el padre y quererlo enteramente para ella, o bien el padre por ausencia, falta de interés o falta de dedicación no vincula con el niño, éste sufre un bloqueo en su desarrollo social, no logra situarse adecuadamente en el mundo. La primera cooperación que el niño experimenta es la cooperación entre los padres, si esta es deficiente el niño no se mostrará abierto ni solidario en el mundo, no encontrará su lugar.
Al ser el matrimonio una asociación ninguno de los dos miembros debe ser más importante que el otro. Si el padre trata de dominar al resto de la familia los chicos crecerán con una falsa opinión de lo que se espera del hombre, y las chicas sufrirán aun mas, imaginarán a los hombres como tiranos y la pareja les supondrá una esclavitud y una subyugación. Si la madre es dominante y acosa al resto de la familia la posición quedará invertida, los chicos se hallarán siempre a la defensiva, serán reservados y será difícil su progresión social, y las chicas se tornarán duras y enjuiciadoras.
El padre debe ser un buen compañero para su pareja e hijos, abordando de forma adecuada amistad y amor, inculcando respeto entre los hijos y ofreciendo seguridad a los mismos, cooperando en total igualdad con la madre en el cuidado y protección familiar, para ello nunca puede subestimar el papel materno en el hogar, ya que su misión no consiste en destronar a la madre sino en trabajar con ella. La influencia del padre en los hijos es tan grande que muchos de estos lo consideran a lo largo de sus vidas, bien como su ideal, o bien como su mayor enemigo. El padre es el que enseña el camino hacia el mundo y la relación entre ambos es muy valioso para que el niño pueda el aprender que la familia no es un núcleo cerrado, que es una unidad de una sociedad más amplia y que fuera de la familia existen también seres humanos y semejantes en los que cabe confiar.

Atmósfera Familiar.

En la formación del estilo de vida influyen en mayor medida los defectos físicos o “inferioridades orgánicas” y la familia (la constelación familiar y la atmósfera emocional de la familia). En la infancia se desarrolla el núcleo inconsciente del estilo de vida con sus metas ficticias o meta central. El niño en la infancia, a pesar de las influencias familiares y déficits físicos, no es un mero receptor de tales influencias, ya que se posiciona mediante la elaboración de las mismas. Una vez formado el estilo de vida, este se mantiene por diversos procesos mentales, destacando entre ellos el de la “selectividad” de las experiencias que lo confirman y rechazando lo que no encaja con el mismo.
Los factores e influencias que parten de las personas más próximas al niño (padres, hermanos, parientes, amigos de la familia, etc.; y las relaciones de estos entre sí) actuando sobre el niño le denomina Adler como “atmósfera familiar”. En esa dinámica es central la relación entre ambos padres, y el modelo de conducta-afecto que aportan a sus hijos. Los padres a menudo establecen unas expectativas hacia el funcionamiento familiar global y el de sus hijos a partir de los “valores familiares”.
Estos valores familiares representan objetivos sobre los que los padres mantienen una fuerte creencia. Objetivos como la educación, el dinero, la religión, el deporte, el éxito, las relaciones de cuidado humano o la obediencia, suelen formar parte de estos valores. Las ambiciones de los padres hacia los hijos expresan estos objetivos. El niño puede aceptar o rebelarse ante estos objetivos de los padres.
La relación entre hermanos conforma otro aspecto de la dinámica familiar, la “constelación familiar”. El “orden de nacimiento” de los hermanos, influye, aunque no determina, la perspectiva del niño respecto a las relaciones con sus hermanos y sus propios padres. El primer hijo suele disfrutar de una posición de favor, que puede ser amenazada por la experiencia de “destronamiento” al nacer nuevos hermanos. El segundo hijo suele entrar en una competición constante con el primero por obtener los favores parentales; a menudo desarrolla características de personalidad opuestas al primero, más cuando hay poca diferencia de edad y son del mismo sexo. El niño más joven de una serie de tres hermanos puede ser el portador para los padres de características especiales y ser tratado de manera infantil por estos, desarrollando actitudes dependientes.
Titze (1982) enumera las repercusiones de la atmósfera familiar sobre el estilo de vida inconsciente de la persona tanto a nivel verbal (creencias semánticas) como no verbal (guiones de escenas analógicas). Cada familia de acuerdo con las características de su atmósfera emocional crea un “lema” que expresa de manera consciente o inconsciente su forma de estar en el mundo.
• (1) La atmósfera de rechazo:
Los padres o los adultos dominantes tienen un estilo educativo coercitivo que justifican por la importancia que conceden a la disciplina en la formación del carácter del niño. Además los padres rechazan a sus hijos por diversos motivos (por que los perciben como una carga, porque les coarta la libertad, etc.). El niño percibe el mundo como hostil, distanciado, malo cruel y violento. La imagen de sí mismos suele girar en torno a sentirse rechazados y si se sienten fuertes suelen usar la violencia con frecuencia para defenderse de los otros. Estos niños se pueden convertir en delincuentes, niños difíciles, neuróticos o suicidas. El lema familiar es del tipo: “Cada uno sabe lo que le conviene”, “Ese es tu problema”.
• (2) La atmósfera autoritaria :
Se asemeja al anterior, pero en este caso la dureza y severidad de los padres no conllevan rechazo incondicional. El niño puede recibir afecto, afín de que se doblegue a las exigencias parentales. El niño percibe a los otros como duros y prepotentes, y a si mismos como débiles, sometidos y dependientes. Suelen mostrarse como tímidos e inhibidos; y pueden mostrar síntomas de ansiedad, tics, angustia. El lema familiar típico es: “El que quiere a sus hijos tiene disciplina con ellos”, “Los niños son tontos y deben obedecer”.
• (3) La atmósfera doliente :
Uno de los padres se presenta como mártir y sacrificado de una mala situación familiar. Los niños perciben una atmósfera emocional de sufrimiento. Forjan una imagen del mundo y los otros como hostiles, amenazantes y no fiables. Ellos mismos suelen desarrollar una imagen de sí mismos como sufridores. El lema familiar es: “El mundo es ingrato y desagradecido”, “El mundo es un valle de lágrimas y la vida carece de alegría”.
• (4) La atmósfera represiva :
Semejante a la atmósfera autoritaria, pero además el niño es controlado también en la esfera privada junto a las normas formales de conducta. Estos niños desarrollan una sensación de estar actuando mal con frecuencia. Suelen percibir al mundo y a los otros como injustos, malos y controladores, y a sí mismos como débiles e impotentes. En el futuro suelen evitar las relaciones estables y suelen tener problemas de relaciones en la vida íntima o de pareja. El lema familiar es: “Hay que obedecer sin rechistar”, “Tienes que seguir las normas de quien te da de comer”.
• (5) La atmósfera desesperada :
Los padres están en una situación socioeconómica o de salud adversa o marginal (enfermedades crónicas, problemas económicos, marginación política, etc.) Que pueden conllevar problemas añadidos como el hambre, el alcoholismo, chabolismo, etc. El niño desarrolla una imagen del mundo y los otros como esencialmente negativa y una imagen de sí mismos básicamente inseguros. El lema familiar es: “Para nosotros no hay esperanza”, “Vamos de mal en peor”.
• (6) La atmósfera humillante:Los padres tienden a rebajar, despreciar o desalentar con su actitud crítica persistente las conductas del niño. El niño desarrolla una imagen del mundo-otros como represiva, autoritaria y de rechazo. La imagen de sí mismos suele ser negativa. En su vida estas personas suelen ser solitarias o esquizoides en los casos extremos, y en grado menor en pesimistas e hipercríticos de sí mismos y los otros. Intentan compensar sus sentimientos de inferioridad rebajando a los demás. El lema familiar es: “Rebaja a los demás para que ellos no te rebajen a ti”.
 (7) La atmósfera de desavenencia: Los padres se dedican a la disputa y reyertas entre ellos o con otros allegados. Es frecuente que intenten fomentar alianzas con los hijos contra el otro padre. El niño se percibe a sí mismo y a los otros bajo el prisma de la lucha y la discusión. El lema familiar es: “No des nunca el brazo a torcer”.
• (8) La atmósfera competitiva: Los padres están excesivamente preocupados por la productividad, el éxito y el rendimiento. El niño percibe a los otros como competidores y sí mismo como buscador del éxito y competencia. El lema familiar es: “Tienes que ser algo de provecho”.
• (9) La atmósfera pretenciosa : Idéntica a la atmósfera competitiva, pero destacando la relación entre el rendimiento y el prestigio o elitismo social. El niño percibe a los otros como rivales y a sí mismo como el mejor en sus actividades. El lema familiar es: “Nadie puede compararse con nosotros, tenemos que ser los mejores”.
• (10) La atmósfera materialista: También relacionadas con la productividad, pero más interesada en la adquisición de medios materiales que de prestigio. El niño suele percibir a los demás como fríos, extraños y distanciados, y a sí mismos como seres despreciables guiados por el afán de búsqueda de dinero y bienes materiales. El lema familiar es: “El dinero gobierna el mundo y la vida, sin dinero la vida no vale nada”.
• (11) La atmósfera sobreprotectora o mimosa : Los padres protegen y cuidan a sus hijos en exceso, sin permitirles esforzarse en sus logros. El niño suele percibir el mundo externo a su familia como extraño, malo y peligroso, y se percibe a si mismo seguro solo si tiene el cuidado y apoyo de los otros significativos. El lema familiar es: “Solo puedo sentirme seguro con mi familia, los otros me decepcionarán”.
• (12) La atmósfera de compasión: Es una variante de la atmósfera de mimo, y se suele relacionar con la presencia de un niño con algún déficit corporal o psíquico (las llama das “inferioridades orgánicas” de Adler). El niño suele percibirse a sí mismo como impotente, débil o deforme, y a los otros como fuertes, felices y sanos. El lema familiar es: “Solo nosotros nos compadecemos del sufrimiento”.
• (13) La atmósfera inconsecuente : Los padres suelen ser caprichosos e imprevisibles en el trato con el niño. El niño suele percibir el mundo y a los otros como caóticos e imprevisible, y a sí mismo como trastornados o deficitarios. Puede llevar a la psicosis. El lema familiar es: “Los sentimientos nos pueden desbordar”.
• (14) La atmósfera democrática : Los padres diferencian entre las conductas y el carácter del niño, y aunque orientan las conductas inadecuadas, continúan mostrando afecto por el niño. Además intentan no compararlos con los otros hijos en términos de cualidades absolutas, fomentando la cooperación. El niño percibe el mundo y a los otros como iguales con los que cooperar, y a si mismo como dignos de existir. El lema familiar gira en torno a: “Hay que respetar a los otros, y distinguir entre su persona y sus actos”.

La Constelación de la Serie de Hermanos.

El puesto que ocupa el niño en la serie de hermanos y en el orden de nacimiento, influye en la formación del estilo de vida, junto a la opinión o construcción que hace el niño de esta situación. Para considerar este factor además hay que contar con la diferencia de edad entre los hermanos. Por ejemplo en una familia de muchos hijos, si hay grandes diferencias de edad entre dos conjuntos de hijos (más de tres años); hay que considerarlos como conjuntos independientes para valorar este factor. Es común distinguir cuatro puestos en la serie de hermanos:
• 1) El hijo único:
Su venida al mundo suele ser recibida por los padres como un don especial. Suele ser un niño muy mimado y consentido por la madre; de modo que el niño puede desarrollar complejo de Edipo, donde desea estar muy cerca de la madre y expulsar al padre del círculo familiar. Quiere ser el centro de atención durante todo el tiempo, siente que es un derecho suyo y si su posición es desafiada lo considera una gran injusticia. Si la atmósfera familiar es democrática y no se mima demasiado al niño; estos niños suelen desarrollar habilidades y talentos activos-agresivos, de dominio y autosuficiencia y se convierten en niños precoces y sabiondos. Si la atmósfera familiar es disfuncional suelen estar predispuestos a un estilo de vida problemático. Si media un gran espacio de tiempo, mas de tres años, entre el nacimiento de los hijos cada uno tendrá las características de un hijo único.
• 2) El hijo primogénito o mayor:
Durante un tiempo es el hijo único. Recibe generalmente gran cantidad de atenciones y mimos siendo el centro de la familia. Con la llegada del hermano suelen experimentar la vivencia de “destronamiento” el percibir que han dejado de ser el centro de atención para los padres. Intenta atraer de nuevo a su madre y buscar la manera en que ella no lo pueda abandonar, lucha con todos sus medios y cuanto más lucha peor se torna su posición, se puede volver malhumorado, criticador y desobediente, entonces, tal vez el padre le proporcione la ocasión de recuperar su posición, el niño se interesa por él y trata de ganar su afecto. Los niños primogénitos prefieren frecuentemente a su padre y se inclinan por él, es un reproche hacia la madre y no puede olvidarlo, todo su estilo de vida está cimentado en función de este sentimiento.
En la mayoría de los casos suelen superarlo y se autoafirman para salir adelante; pero si fracasan adoptan una posición pesimista ante el presente y el futuro. En este último caso añoran el pasado y detestan el presente y futuro; lo que suele llevarle a adoptar actitudes conservadoras ante la vida. Comprenden mejor que los demás la importancia del poder y la autoridad, al crecer le gusta tomar parte en el ejercicio de la autoridad y exagera la importancia de normas y leyes. El poder siempre estará en las manos de quien le corresponde y ninguna norma debe ser alterada.
• 3) El niño seudogénito o segundo hijo:
Desde que nace comparte la atención con otro niño, si el primogénito no reacciona contra él está bien situado, tiene alguien que le marca el ritmo, y se siente estimulado a alcanzarle. Suelen adoptar una actitud de competencia con el hermano mayor, lo que al luchar con un igual les suele facilitar, por lo general, un estilo activo, superador y un comportamiento futuro de cooperación. Siempre está preparado para intentar conquistar a su hermano mayor y superarle, se halla a presión en todo momento, es por tanto una persona competitiva. Sus actitudes suelen ser progresistas y abiertas. Cuando existe mayor diferencia de edad con el hermano mayor y una atmósfera familiar disfuncional suelen desarrollar actitudes de debilidad e inferioridad. Si aún llega el tercer hermano tendrán que pasar además por la experiencia del “destronamiento”. Difícil es la posición del hermano mayor seguido de una chica, la tensión entre ellos puede ser más elevada que entre hijos de igual género. La chica está favorecida por su desarrollo, crece más rápidamente hasta la adolescencia.
• 4) El hijo menor o benjamín:
Estos niños están a salvaguarda de sufrir la experiencia del destronamiento, y suelen estar muy mimados por toda la familia, con el problema que esto puede suponer. Un niño mimado nunca puede ser independiente, pierde valor para triunfar por su propio esfuerzo, es ambicioso y perezoso. La pereza es un signo de ambición unido al desánimo. La ambición es tan elevada que la persona no advierte esperanzas de realizarla, el niño pequeño quiere sobresalir en todo,pretende ser singular, fácilmente puede sentir sentimientos de inferioridad ya que todos en su ambiente son mayores y más experimentados. En una atmósfera democrática y de no excesivo mimo tendrán una excelente oportunidad para contactar con una multitud de diversidad de experiencias; y facilitara en ellos una gracia y talentos especiales. Si la familia le tiene por el más pequeño, el más débil y el más dependiente puede desarrollar una actitud de desmoralización y métodos de compensación de tipo “apelativos” de llamadas de atención y demandas de afecto, como las neurosis histéricas, las depresiones de quejas (histeriformes), la claustrofobia o la agorafobia.
Es importante también al considerar esta condición contar con las formas especiales de configuración de la serie de los hermanos como sería el caso de un único chico entre chicas o una chica entre chicos. En estos casos ese chico o esa chica suelen adoptar posturas extremas de muy fuertes o muy débiles. Un chico entre chicas está inclinado a crecer con gustos femeninos, o luchar contra esto y recalcar su masculinidad, siempre estará en guardia para no ser dominado por las mujeres, sentirá que debe afirmar su superioridad, siempre habrá tensión, su desarrollo procede por extremos, se prepara para ser el más fuerte o el más débil. Una chica entre chicos desarrolla cualidades o muy masculinas o muy femeninas, puede sentir durante toda su vida sentimientos de inseguridad y desamparo.

La Psicología Individual en la Práctica.

Cuatro etapas principales en el análisis del estilo de vida:
• 1. La etapa de relación, establecer el vínculo de confianza y respeto, con un claro propósito y un contrato de trabajo.
• 2. La segunda fase es la recopilación de datos, acerca del problema, la finalidad del proceso y sobre el estilo de vida
• 3. La tercera fase consiste en desvelar la lógica privada, establecer la relación entre el problema y el sistema de creencias
• 4. La fase final es la reeducación o reorientación, incluye el incremento de la autoestima del paciente (el estímulo), y una mayor conciencia de los demás.

Apuntes de Alfred Adler.
Melchor Alzueta