La psicología de la personalidad trata de describir, explicar y predecir la conducta humana.
La personalidad.
Deja Pervin una cita sobre el estudio científico de la personalidad, “nos interesa la investigación sistemática de las diferencias individuales y el funcionamiento organizado de la persona como un todo. La personalidad como ciencia se apoya en observaciones que pueden ser replicadas por otros observadores y en poder formular principios y leyes que pueden ser contrastadas mediante una observación posterior”. Pervin L.A (1998 p.2)
A tenor de las diferentes teorías y modelos de comprensión existentes en la psicología de la personalidad, Pelechano nos recuerda que el conocimiento científico se va desarrollando en una sucesión de paradigmas, paradigmas apoyados en la existencia de varios modelos y de más de un método. “El que encontremos hipótesis alternativas (no solamente Ho) sobre un mismo hecho, es consecuencia directa de que estas hipótesis proceden de modelos distintos, resulta natural en la ciencia la existencia de varios modelos definitorios del mismo fenómeno”. (Pelechano 2000 p.19)
Objetivos de la psicología de la personalidad son:
-Examinar a la persona total en todo su ciclo de vida, en sus patrones de conducta.
-Integrar todos los aspectos de la personalidad de varios marcos teóricos.
-Estudiar las diferencias individuales, para poder predecir la conducta de la persona.
-Comprender y empatizar con las personas individuales, es su cariz social.
Existen un sinfín de definiciones de personalidad, al menos una por cada marco teórico, o más bien una por cada teórico. A lo largo de la historia la persona ha sido definida en unos casos desde la racionalidad, en otros desde la socialización, y en otros desde la emocionalidad. Al respecto cita Bermudez (1985), cuatro notas comunes a la práctica totalidad de definiciones de personalidad;
1) La personalidad abarca toda la conducta;
2) La personalidad hace referencia a características que son relativamente consistentes y duraderas;
3) El concepto de personalidad resalta el carácter único de cada individuo;
4) No implica juicio de valor.
-En la personalidad pueden diferenciarse dos campos de significación.
Uno que representa la apariencia externa, la máscara, prósopôn, es la más antigua y está relacionada con las versiones sociales de la personalidad. Para Allport es el criterio biosocial,“donde mi personalidad no es lo que yo pienso de mí y hago conmigo, sino lo que otros piensan de mí y hacen conmigo”, en consecuencia, el individuo queda confinado dentro de un contenido social. “No basta con afirmar que las características de una persona, sus valores, sus actitudes u otras fuerzas internas explican su conducta, ya que vamos variando nuestra conducta de acuerdo con las circunstancias sociales, nadie está excluido del sistema social, ni es independiente de él”. (Allport 2000 p.38).
La personalidad se encuentra enmarcada en un contexto cultural y social que le confiere sentido y en cuyo seno se desarrolla la vida del ser humano.
-El otro campo de significación, en tanta ciencia natural, está relacionado con lo que son las cosas, con la naturaleza real e íntima de las cosas, son las notas que definen a un ser humano y que son independientes de lo que los demás piensen de él.
La teoría de la personalidad es dinámica, y en consecuencia presta atención a la unicidad, cada acto psicológico es un acto del ser humano, de una persona total, en consecuencia, tarea de la psicología es enfocar la naturaleza de la persona. Cita Allport 2000 p.44. “Las teorías que se satisfacen totalmente con una explicación de motivos abstractos, de personalidades abstractas, no crean una base suficientemente sólida para sostener el peso de una personalidad concreta”.
La psicología de la personalidad como ciencia natural recoge el análisis de los fenómenos, su cuantificación, y el intento por llevar a cabo el mayor control posible de variables. En este campo de significación prima el estudio controlado en laboratorio, “es la propuesta de modelos con adscripción de papel causal a la variable independiente, cuya variación causa los cambios observados en la variable dependiente. En la medida en que se generen los efectos previstos por la hipótesis formulada, se habrá descubierto la verdadera naturaleza del objeto que se esté estudiando en cada ocasión” (Pelechano 2004 p.29).
Al respecto una cita de Eysenck (1947); la personalidad es la suma total de los patrones de conducta actuales o potenciales de un organismo, en tanto que determinados por la herencia y el ambiente. Se origina y desarrolla mediante la interacción funcional de los cuatro sectores principales en los que tales patrones de conducta están organizados: el sector cognitivo (inteligencia), el sector conativo (carácter), el sector afectivo (temperamento) y el sector somático (constitución).
No podemos dejar pasar la definición sobre personalidad de Pervin (1998 p.444):
“La personalidad es una organización compleja de cogniciones, emociones y conductas que da orientación y pautas (coherencia) a la vida de una persona. Como el cuerpo, la personalidad está integrada tanto por estructuras como por procesos, y refleja tanto la naturaleza (genes), como el aprendizaje (experiencia). Además, la personalidad engloba los efectos del pasado, incluyendo los recuerdos, así como las construcciones del presente y del futuro”.
Tres aspectos fundamentales destacados en la definición:
-El estudio de las diferencias individuales solo es una parte del campo de la personalidad, Pervin considera que la organización de las partes de la persona en un sistema de funcionamiento total es la característica que define a la personalidad, la clave no son sólo los procesos básicos, sino el funcionamiento conjunto de estos procesos.
– El segundo aspecto es el énfasis en la consideración de cognición, emociones y conducta como algo interrelacionado, siendo central para la personalidad la organización conjunta de estos tres elementos.
-El tercer aspecto es la dimensión temporal. Aunque la personalidad opere exclusivamente en el presente, el pasado ejerce influencia a través de estructuras actuales y recuerdos, siendo el futuro una influencia en el presente a través de expectativas y metas. Así pues, la personalidad para Pervin es compleja ya que además de comprender cogniciones, emociones y conductas engloba la organización de estas unidades.
A modo de conclusión en el capítulo sobre personalidad Bermúdez J en 2.012 , presenta una definición de personalidad, que es citada también para cerrar este apartado definitorio; “forma de pensar, sentir o percibir de un individuo, que constituye su auténtica identidad, y que está integrada por elementos de carácter más estable (rasgos), y elementos cognitivos, motivacionales y afectivos más vinculados con la situación y las influencias socioculturales, y por tanto, más cambiables y adaptables, que determinan, en una continua interrelación e interdependencia, la conducta del individuo.
Está compuesta, tanto por lo que podemos observar desde fuera (conducta manifiesta), como por los productos cognitivos, motivacionales o afectivos (conducta privada o interna), como por la determinación de la conducta futura (expectativas, creencias, metas, estrategias, valoración de las situaciones, etc.)”.
Cogniciones, emociones y temporalidad de Pervin, ciencia natural y social de Pelechano, interacción funcional de Eysenck, criterio biosocial y ciencia natural de Allport, las definiciones de los estudiosos de la personalidad convergen en estructura, funcionalidad y proceso de personalidad.
En definitiva, la personalidad es el resultado de la interacción, (acciones y reacciones encadenadas y en acción continua), entre determinantes biológicos y factores socioculturales, siendo el resultado atribuible a la propia persona que lo va conformando a través de la actividad y la interacción social.
Es necesario aceptar la dualidad de la psicología de la personalidad, es una ciencia natural y es una ciencia social, al respecto Allport hace una recomendación a los psicólogos, “está bien conocer la interacción, la civilización o las funciones, pero siempre es necesario volver al punto donde estos sistemas convergen, se cortan y se modelan, y ese punto es el ser humano”. (Allport 2000 p.83)
El Temperamento.
Se refiere a rasgos de comportamiento o patrones de reacción que son estables en el tiempo, son, asimismo, comportamientos o reacciones que tienen conexión con lo que llamamos estado de ánimo, “humor” y, por lo tanto, están impregnados de tono emocional. Estas dos características hacen del temperamento una dimensión que cuenta decisivamente en la manera como las personas se relacionan.
Las bases del temperamento han de buscarse en parámetros de reacción típicos del sistema nervioso: umbrales de excitación, niveles de irritabilidad, capacidad de autorregulación y homeóstasis. Allport fue el origen del concepto “rasgo”, para él el temperamento viene explicado por la existencia del rasgo, que representa disposiciones estables del comportamiento. Son tendencias estables y permanentes.
El término aparece en la teoría Hipocrática, Galeno afirmaba que el predominio de uno de los humores traía manifestaciones de rasgos psicológicos, desde características emocionales hasta intelectuales. “La doctrina clásica que adscribía las peculiaridades del temperamento a los humores del cuerpo ha persistido a lo largo de las épocas, de tal forma que el significado de este término ha variado poco… supone la existencia de un hábito o constitución de la mente, que depende especialmente de la constitución física o está conectado con ella” (Allport G. 1970, p.70)
Para Wundt el temperamento hacía referencia a las disposiciones psíquicas individuales para el surgimiento de movimientos afectivos, y para Allport “son fenómenos característicos de la naturaleza individual del individuo; susceptibilidad a la estimulación emocional; intensidad y velocidad de respuestas habituales; la cualidad de su estado de ánimo y la fluctuación e intensidad del mismo; fenómenos dependientes de su estructura constitucional, y por tanto, de origen principalmente hereditario” (Allport, G. 1970, p. 71).
El temperamento entonces depende del sustrato biológico, y lo utilizamos para hacer referencia a las características relativamente estables de la conducta que están presentes desde la infancia y tienen una clara fundamentación biológica, y posiblemente genética.
Jung, clasificó el temperamento en dos dimensiones opuestas:
-Extrovertido: Está centrado en el mundo, es espontáneo y abierto.
-Introvertido: Está centrado en su yo, en su intimidad, es cerrado, impenetrable y se repliega fácilmente sobre sí mismo.
Eysenck se basó en dos rasgos bipolares: “introversión-extroversión” y “estabilidad-inestabilidad”, dando esto lugar a cuatro temperamentos:
-Introvertido: Tranquilo, poco sociable, reservado, pesimista, cuidadoso, reflexivo.
-Extravertido: Activo, optimista, impulsivo, voluble, sociable, abierto, hablador.
-Estable: Es ecuanimidad, calmado y controlado, es dinámico y despreocupado.
-Inestable: Es susceptible, agitado, agresivo, excitable, ansioso.
El Carácter.
Etimológicamente el término carácter proviene del griego y significa “marca” o “sello” que distingue inconfundiblemente a una persona. En el mundo griego el concepto carácter suponía lo que uno debe ser, lo que implicaba que cada uno es responsable de su comportamiento. Así el carácter tiene un contenido ético e indica lo distintivo de una persona o de un sistema.
Ya en el siglo XIX el carácter era la suma de los valores permanentes de una persona, mantenía su contenido ético, y quedaba impreso en las elecciones de “lo que se debe hacer”, inmerso en un contexto familiar y social y determinado por él, Millon nos dice que el carácter alude a aquellas cualidades personales que representan la adhesión de la persona a los valores y costumbres de la sociedad.
Si la personalidad tiene una connotación social, son patrones de conducta, disfuncionales o adaptados, y el temperamento está relacionado con el tono afectivo, el carácter es la disposición de la persona ante el mundo en el aquí y el ahora, es el aspecto volitivo y está relacionado con lo connativo, la intención o la voluntad. Es un proceso continuo que determina formas constantes y típicas de actuar, de cómo reaccionar ante las exigencias que el medio le encarga, de su capacidad para afrontar situaciones y la consecuencia corporal que ello conlleva, y de los mecanismos defensivos que usa para adaptarse o evitar el contacto. Siendo los rasgos caracterológicos aquellos que van a ser más observables en la investigación de la persona.
El carácter denota características morales dependientes del medio social, es un reflejo de la actitud previa al comportamiento y en su estructura tiene cabida el mundo de la ética y los valores, así el carácter es el más moral de las tres figuras observadas. Todo comportamiento tiene connotaciones de tipo moral y de origen ético.
Los rasgos que forman el carácter, como son bastante estables, imprimen una forma característica de actuar, marcan a la persona con un sello característico. La importancia del carácter radica en que demuestra los valores que vive la persona, la forma de tomar y llevar a cabo las decisiones, y de conducirse con sus semejantes. Es en este sentido, el reflejo de toda la personalidad.
Temperamento, Carácter Y Personalidad.
Según Allport si analizamos el temperamento lo que hacemos es ver el contenido, no la forma, un contenido que tiene que ver con el sistema nervioso y está conectado a la forma expresiva de la emoción, es el continente emocional que se desarrolló a una edad temprana, y que puede tener características genéticas. Si vemos el carácter nos damos cuenta que es lo volitivo y lo ético, el carácter aporta contenido moral, referirse a moral es referirse a emoción, ya que la moral está normada por conceptos del super yo, y estos tienden a ser exclusivos y excluyentes, lo que ha de denotar contenido emocional.
Así como el temperamento acoge el contenido de la expresividad emocional, el carácter nos dicta su forma expresiva, Reich, W. nos hablaba de la coraza que el carácter forma para ir afrontando la vida. La expresividad del carácter está en todo el cuerpo, y crea bloqueos en determinadas zonas de la estructura muscular, que originan conflictos físicos. Va llenando como proceso la estructura temperamental. Así podemos decir que el carácter es la puesta en escena del temperamento.
Personalidad es interacción, es dual, se conceptualiza como ciencia natural y como ciencia social, y se va haciendo conforme van ocurriendo interrelaciones. La personalidad va creando patrones de conducta, que son los que antepone ante cualquier nueva relación. Una persona sin problemas de adaptación y que va discurriendo sus etapas de vida con las cualidades y valores que cada experiencia contiene, elaborará patrones donde prime la adecuación al medio y la adaptación de la conducta a lo que esté sucediendo en cada momento.
Los patrones de personalidad se pueden ir haciendo cada vez más impermeables y permanecer estructurados y anclados en la persona, independientemente de que le causen malestar. Los patrones tienden a ser inconscientes, la forma de hacer, el temperamento, está instaurado desde muy pronto, y actúa inconscientemente. La manera de hacer, el carácter, va dejando reflejos en el cuerpo que se incorporan, y quedan anclados con tal consistencia que la persona también es inconsciente de que los porta.
La personalidad va elaborando en función de la experiencia social, y cuando ésta experiencia es disfuncional, va acumulando errores perceptivos y distorsiones cognitivas, que se van anclando en la persona. Originando patrones, también alejados de la consciencia, que son disfuncionales en la conducta, y que, pese a ello, la persona considera normales.
Estructura Y Proceso.
Sea temperamento, personalidad o carácter, los tres conceptos están en un continuo proceso de funcionamiento, sustentado en una estructura propia de personalidad, que está inmersa en factores ambientales (sociedad, cultura y familia), y genéticos que influyen y afectan al mismo.
Estructura. Referida a los aspectos más estables de la personalidad. Rasgo, constructos descriptivos con consistencia en la respuesta (hostilidad, agresividad, sociabilización…). Tipo como agrupación de diferentes rasgos que indica una mayor generalización de conducta, englobando estos grandes factores o facetas de contenido más específico, las dos dimensiones más recurrentes son extraversión y neuroticismo. Los rasgos son entendidos como una tendencia de respuesta en una polaridad bidimensional. Las teorías disposicionales o del rasgo se centran en conceptos estables que diferencian consistentemente a los individuos.
Proceso. Conceptos motivacionales, cognitivos o afectivos que aparecen en la conducta, en la elección de una u otra conducta intervienen estos aspectos dinámicos interactuando con las características de la situación o del contexto. Para las teorías del proceso la personalidad es un sistema de unidades medidoras (expectativas, metas, creencias…) y procesos psicológicos (cognitivos y afectivos), conscientes e inconscientes que interactúan con la situación, es decir, se centran en la interacción entre el sistema de procesamiento social, cognitivo y emocional del individuo y la situación específica.
El Comportamiento Expresivo.
En su libro sobre psicología de la personalidad (1970), Allport presentaba su trabajo sobre el comportamiento expresivo, que no ha tenido excesivo eco. En el mismo hacía la diferenciación entre la actuación expresiva, correspondiente a la parte más primaria y biológica manifestada a través del temperamento, y la actuación adaptativa, voluntaria y espontánea, de cariz volitivo y que puede estar representada por la puesta en escena a través del carácter.
Allport: La expresión puede estar referida a tres distintas circunstancias;
-La expresión emocional, cambios corporales involuntarios de esqueleto y vísceras.
-La expresión de una opinión o una preferencia, una actitud o un punto de vista, esta expresión no tiene porqué ser necesariamente verbal.
-El movimiento expresivo siendo más sutil, corresponde con los aspectos involuntarios del comportamiento que reflejan más de lo que directamente exponen y está marcado por la individualidad, a esta peculiaridad individual para llevar a cabo actos adaptativos Allport la denomina movimiento expresivo.
Para Allport la expresión (parte expresiva) nunca existe como fenómeno aislado, distingue dos clases de tendencias determinantes, una corresponde a la actuación adaptativa especial para la tarea en curso, intencional, voluntaria y específica. Pero esta actuación no se produce sola, entran en acción una multitud de determinantes más sutiles, más profundos y menos específicos. Todas las actividades, incluso el parpadeo, representan al mismo tiempo un acto adaptativo y uno de expresión. La parte expresiva de la conducta resulta de determinantes profundos, que funcionan por lo general inconscientemente y sin esfuerzo.
La parte adaptativa, en cambio, es un sistema más limitado, circunscripto por el propósito del momento y estrechamente dependiente del estímulo y del esfuerzo voluntario o de los hábitos de destreza. Son por un lado los deseos e intenciones presentes del individuo, relacionados con la actividad en curso y su adaptación, siendo, no obstante, el estilo de ejecución guiado directamente y sin interferencias por disposiciones personales profundas y duraderas.
Estímulo que incita a la acción:
Principalmente voluntario: Actitud de tarea. Habilidades adecuadas. Intenciones específicas. Es el aspecto adaptativo (Carácter)
Principalmente involuntario: Sociedad y cultura. Rasgos motivacionales. Es el aspecto expresivo (Temperamento). Ambos aspectos derivan en la conducta final.
Se puede decir que un acto adaptativo es tanto más eficaz cuanta menos expresión voluntaria incluye. Es decir, si el acto adaptativo es el determinante voluntario, predominará en la acción matizando profundamente la expresión personal. Ningún acto de comportamiento puede ser denominado exclusivamente expresivo y ninguno no expresivo. Todo acto tiene al mismo tiempo un carácter adaptativo y un carácter individual o estilístico. El carácter oculta al otro, temperamento, aun cuando converge con él. (Allport, G. 1970, p.483).
Allport va desgranando la génesis del comportamiento expresivo:
En la primera infancia los movimientos del cuerpo son normalmente difusos y masivos, a medida que va creciendo y adquiere precisión en el uso de los miembros y de la voz el carácter difuso va desapareciendo, tanto en movimientos adaptativos como en expresivos. Con la madurez la expresión, (a través de la socialización de las normas) tiende a quedar confinada en regiones limitadas del cuerpo, (se cristaliza) y es específica, teniendo una mayor o menor significación en cada individuo. En algunos casos la expresión es meramente convencional y en otros es marcadamente individual. Es la “marca” o “sello” que distingue inconfundiblemente a una persona en su marco adaptativo.
Pese a la diferenciación psicomotora que se produce con el aumento de la edad, siempre persiste durante toda la vida una coherencia en la expresión. El temperamento impone su presencia en todos los estados de desarrollo, ya que todos los factores innatos de la expresión son resistentes al cambio. Con la madurez hay muchas formas de hacer, conductas estereotipadas que son cambiadas o superadas, pero, aunque haya rasgos que se han transformado o perdido, sus formas de expresión persisten como sistemas funcionales autónomos. (Allport, 1970 p. 485).
La Personalidad Como Sistema De Procesos.
Modelo sistémico de personalidad.
La personalidad se puede estudiar como una estructura compuesta de elementos constitutivos, pero también la podemos contemplar desde la dinámica de los procesos y de las interacciones de los individuos en el contexto social y el ambiente físico, quedando este configurado como agente activo en interacción con la realidad.
Hay planteamientos acerca de la personalidad como un sistema de procesos cognitivos, emocionales y conductuales, donde queda la personalidad planteada como la interacción de los sistemas que la constituyen.
Desde la perspectiva que plantea el modelo sistémico de personalidad, emociones, cogniciones y conducta no son un producto de la personalidad, sino que el proceso real es el inverso, son los procesos psicológicos los que configuran las formas y modos de la personalidad. (Moreno, B. 2013, p. 31)
Un sistema, cualquier sistema, se define simplemente como un conjunto de elementos que se encuentran en interacción, esta interacción en el individuo es la que da forma a su propia singularidad, que contiene una mayor amplitud o complejidad de procesos y relaciones. La teoría general de sistemas nos habla de la totalidad, lo específico de la personalidad comprende su totalidad, en cuanto a su estructura por las partes que lo componen, en cuanto a su organización por la interacción que se produce permanentemente, “La complejidad de un sistema no depende directamente del número de elementos que lo componen, sino de su interacción dinámica”. (Moreno B, 2013, p.37).
Para Allport la personalidad es un sistema abierto, y postula cuatro criterios propios del mismo, como sistema abierto;
1.- Hay un intercambio (ingreso y regreso) de materia y energía. Allport pone como ejemplo minimalista a nivel sistémico la teoría psicológica de estímulo-respuesta, que en su forma más pura puede llegar a excluir todo lo demás. “Así tenemos que estudiar únicamente los dos polos de estímulo y respuesta, con un mínimo de preocupación por los procesos intermedios, en consecuencia, la personalidad se evapora en una niebla de método” (Allport 1970, p.425). Aquí cabe la primera propuesta de personalidad de Moreno B (2013) desde el modelo sistémico; “La personalidad está multideterminada y ninguno de sus procesos principales, cognición, emoción y conducta, puede explicar suficientemente por sí solo las variaciones de la personalidad”.
2.- Autoregulación. Debido a la adquisición y conservación de estados (homeostáticos) firmes, la intrusión de energía exterior no desbarata seriamente la forma y el orden interior. Satisfacer las necesidades, reducir la tensión y conservar el equilibrio, es en la mayor parte de las teorías la fórmula básica de la dinámica de la personalidad. La conducta adaptativa del hombre es una extensión del principio contenido en la homeostasis. Al obtener el equilibrio biológico es cuando van apareciendo las cosas no fundamentales, que constituyen la mayor parte de la actividad humana.
Moreno, B (2013, p.33), nos amplía el concepto de autorregulación;” característica de los elementos complejos, resultado del proceso de interacción de todos los elementos consistente en la tendencia a crear formas estables, no obstante la irregularidad de las formas de interacción. Estas formas tienden a reproducirse y estabilizarse. El sistema mantiene su equilibrio interno no obstante los cambios externos y mantiene su identidad interna frente al cambio externo”.
3.- Tendencia de los sistemas abiertos, a ampliar su grado de orden y de conocimiento. Hay generalmente un aumento de orden en el discurrir del tiempo, ya que se va acrecentando la complejidad y la diferenciación de las partes. El hombre quiere conocer el cómo y el porqué de las cosas, ningún otro organismo biológico lo hace, es el único que posee esa cualidad superior al de cualquier otro ser viviente, esto trae el planteamiento de teorías. Esta es la tendencia innata de la personalidad humana que le lleva a sobrepasar las situaciones estables y a tratar empeñosamente de aumentar y completar el orden interno, aun a costa de un considerable desequilibrio. O bien como nos dice Moreno, B (2013 p. 31)) “La interacción de los diferentes procesos origina continuamente en la personalidad una dinámica tanto de estabilidad como de inestabilidad”.
4.- La indeterminación. En el nivel humano hay más que recepción y expulsión de materia y energía; hay un extenso intercambio con el medio. El lado social de la personalidad se encuentra en continua interrelación con el ambiente, la teoría de la personalidad intenta, y se encarga de encontrar la conducta de un individuo en cualquier sistema de interacción, aunque estas interacciones comprendan diferentes niveles, bien por influencia de la cultura, o por la continua modificación en su dinámica interna, originada por las diferentes situaciones o acontecimientos históricos. No hay que olvidar que el ser humano tiene un conocimiento inmediato del sí mismo, aunque sea imperfecto es inmediato, mientras que el conocimiento social puede llegar a veces deformado por la propia percepción, o por contaminación ambiental.
Para este proceso de intercambio la teoría general de sistemas nos habla de indeterminación, la tarea del conocimiento del sistema de personalidad es una tarea indefinida y abierta, el estado de todos los elementos y las interacciones que van surgiendo, es una tarea abierta al momento, pero es una dinámica permanente, “es imposible asegurar con total certeza el resultado de un determinado estímulo sobre el sistema”. (Moreno, B. 2013, p. 31).
Pelechano (2004. p.18) elabora una diferenciación de sistemas de personalidad en función de los tipos de operaciones o propiedades que poseen;
-De leyes mecánicas (causa anterior y efectos específicos),
-Cibernético-finalistas de feedback (en el logro de una meta la causa aparece al final),
-Sistemas morfogenéticos (generan su propia forma),
-Sistemas epigenéticos (procesos de evolución biológica y psicológica, aparición de fases cognitivas nuevas desde elementos previos).
-Teleogenéticos (generan sus propias metas), siendo la unidad más simple el microsistema (una o más variables que forman una unidad), pudiendo derivar en mesosistema (dos o más sistemas) y macro y megasistemas.
Nos dice Pelechano que la tarea en psicología de la personalidad desde su propio modelo, (estructural y funcional), es la de ir descubriendo los pobladores de cada sistema, las relaciones entre componentes y sus reglas de formación, y la tarea de conseguir transformar unos sistemas en otros para poder ofrecer el megasistema del individuo o grupo de individuos.
Personalidad: Dimensiones y Trastornos.
Los autores del modelo de los cinco grandes, así como los modelos dimensionales, consideran que los trastornos de la personalidad corresponden a un continuo de la personalidad normal, es decir, los trastornos son resultado de rasgos desadaptados que corresponden a un estilo particular de personalidad, es un enfoque más psicológico que clínico de los trastornos. Trazar el límite entre lo patológico y lo normal no es fácil ya que hay personas normales con rasgos disfuncionales, y trastornos con aspectos adecuados y adaptativos.
Millon define personalidad “como un patrón complejo de características psicológicas profundamente enraizadas, que se expresan de forma automática en casi todas las áreas de la actividad psicológica, la personalidad es un patrón de características que configura la constelación completa de la persona, es un conjunto de rasgos interpersonales, cognitivos, psicodinámicos y biológicos, donde cada rasgo refuerza a los otros para perpetuar la estabilidad y la consistencia conductual de la estructura completa de la personalidad (Millon, Th. 2006, p. 10),
Hay coincidencia en la dificultad del diagnóstico de personalidad. En el DSM-5 muchos de los criterios específicos describen características que también son propias de otros trastornos mentales. Pelechano (2005, p..84), “Resulta muy difícil de encontrar trastornos puros de personalidad, tienden a presentarse más de uno en cada paciente, y por otro lado más de un trastorno puede estar presente dentro del eje I”.
Millon se refiere a personalidad en términos similares, “no es fácil diferenciar entre enfermedad y síntoma ya que cada elemento de la estructura global sostiene al resto, es imposible que alguien tenga un trastorno de la personalidad, sino que es la completa constelación de la personalidad la que determina el potencial para la adaptación psicológica o la enfermedad” (Millon 2006, p. 11).
Millon hace referencia al acto de clasificar y agrupar a las personas en grupos diagnósticos, y dice que es únicamente social, “dada esta base social, es probable, que la mejor definición de normalidad sea la conformidad con los comportamientos y costumbre típicas del propio grupo o cultura, siendo patología los comportamientos atípicos, irrelevantes o distintos del grupo de referencia”, (Millon 2006, p. 11), es un continuo que puede derivar en trastorno de dos maneras, bien por la intensificación de un rasgo, o bien por incremento del número de rasgos desadaptativos.
Al respecto el DSM-IV define trastorno de personalidad como patrón permanente “e inflexible”, (desaparece en el DSM-5), de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto, se trata de un fenómeno generalizado y poco flexible, estable en el tiempo, tiene su inicio en la adolescencia o en la edad adulta temprana y que da lugar a un malestar o deterioro. En cuanto a los criterios diagnósticos cita:
-Patrón permanente de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto, que se manifiesta al menos en dos de las áreas: Cognitiva, Afectividad, Funcionamiento interpersonal y/o control de los impulsos. (Esto implica que no es necesario el deterioro en todos los contextos de la vida y procesos psicológicos del ser humano para diagnosticar un trastorno de personalidad).
-Patrón persistente que se extiende a una amplia gama de situaciones personales y sociales. Que provoca malestar clínicamente significativo o deterioro de la actividad. Estable y de larga duración. Persistentes, de formas de percibir, relacionarse y pensar sobre el entorno y uno mismo, y no se explica mejor por otro trastorno mental, y no es atribuible a sustancias adictivas o a infección médica.
-Algunos trastornos de la personalidad remiten en la edad adulta (antisocial y límite), no ocurriendo esto en otros (obsesivo-compulsivo y esquizotípico).
Nos cita el DSM-5 (P.648). Los trastornos de la personalidad deben distinguirse de los rasgos de personalidad que no llegan al umbral de un trastorno. Los rasgos de personalidad se diagnostican como trastorno sólo cuando son inflexibles, desadaptativos y persistentes, y además causan deterioro funcional y malestar subjetivo.
A este respecto citemos a Pelechano “la dificultad para aislar los rasgos de personalidad comprometidos con los trastornos de personalidad se debe, fundamentalmente, a que no se ha tenido en cuenta que los rasgos de personalidad pueden ser ubicados en diferentes niveles de consolidación, estabilidad y consistencia transituacional. (Pelechano, 2005. pp. 84)
Los sistemas categoriales de definición de los trastornos de la personalidad han recibido diferentes críticas por parte de los teóricos de la personalidad, citemos a Millon que dice; agrupar los trastornos por características descripticas como el DSM IV “los sujetos con estos trastornos suelen parecer”, no tiene significado etiológico, ni valor pronóstico, ni ninguna lógica como modelo teórico, para Millon los dos aspectos, teoría y clasificación de los trastornos de la personalidad siguen siendo los pilares básicos para el estudio de la personalidad y su patología.
Y, citemos también a Pelechano, “Esta definición de trastornos origina problemas para la evaluación; debido a la ausencia de un fundamento teórico empírico de los criterios utilizados, a su naturaleza categorial, a la dificultad para aislar rasgos de personalidad comprometidos con los trastornos, a sus reducidos coeficientes de validez y fiabilidad… así como por el solapamiento de criterios entre trastornos de la personalidad y los trastornos del eje I” (2005 p.64).
Millon, Th. recalca una y otra vez, que una ciencia de la personalidad necesita de cuatro componentes:
-Teoría o esquemas conceptuales.
-Nosología formal (estudiar, diferenciar y clasificar).
-Herramientas de evaluación y
-Terapias adecuadas.
Habitualmente utiliza un mismo esquema para describir los trastornos:
-Conducta aparente
-Conducta interpersonal.
-Estilo cognitivo (proceso de pensamiento)- Expresividad afectiva (emociones).
-Percepción del sí mismo
-Mecanismos de defensa.
Millon, ya en 1976 presentaba tres polaridades básicas, (placer-dolor, activo-pasivo, y yo-otros), para explicar los diferentes tipos de personalidad, para Millon son pautas aprendidas de afrontamiento, siendo formas estables de manejarse en el medio, y complejas, ya que conllevan conductas instrumentales para el logro de refuerzos y la evitación de castigos.
Los individuos con una personalidad “normal” son flexibles en la adaptación como respuesta al ambiente, mientras que las personas con trastornos de la personalidad manifiestan conductas rígidas y desadaptadas, perpetúan las dificultades y sus respuestas al estrés son poco estables.
Diferencia los trastornos de personalidad según la gravedad, (leve, intermedia y grave), la naturaleza del refuerzo (positivo-negativo), por la fuente del refuerzo, y por las estrategias de afrontamiento, (sean pasivas o activas). Cuatro patrones se derivan de la naturaleza y fuente de refuerzos, estos cuatro patrones se cruzan con las dos variantes de conducta instrumental, activa / pasiva, para producir ocho modelos de personalidad:
Conducta Instrumental:
Retraido (No Busca Refuerzos).
Dependiente (Busca Refuerzos).
Independiente (Busca En Si Mismo).
Ambivalente (Inseguro).
Activa-Pasiva.
Millon va reformulando su teoría teniendo en cuenta lo evolutivo, una visión más filogenética, resultando la personalidad el estilo distintivo del funcionamiento adaptativo en sus entornos habituales, en consecuencia, los trastornos de la personalidad son formas particulares de funcionamiento desadaptativo. Son conflictos intrapsíquicos que impiden o dificultan la satisfacción para encontrar el refuerzo necesario a sus acciones, de uno mismo o de los otros, con tres variables:
Gravedad Leve: Histriónico / Dependiente / Narcisista / Antisocial.
Gravedad Intermedia: Obsesivo-Compulsivo / Evitación / Esquizoide /Pasivo-agresivo.
Gravedad Alta: Esquizotípico / Límite / Paranoide.
Un trastorno de la personalidad se puede distinguir por la presencia de tres características:
a) inflexibilidad adaptativa.
b) tendencia a mantener círculos viciosos o de auto perjuicio,
c) estabilidad emocional tenue bajo condición de estrés. (Millon, 1969 en 2006, p.13)
Millon recupera como objeto de estudio a la persona, “las personas son el único sistema orgánicamente integrado en el área psicológica, creado desde el nacimiento como entidad natural”. Realiza un trabajo integrativo con el sistema personal al que recupera como sujeto principal del tratamiento psicológico más que a la patología. “Es la personalidad lo que debe estudiarse, lo que debe conocerse fundamentalmente, como paso previo al conocimiento de su patología, es la capacidad de percibir y enfrentar lo que se trata de entender, tanto en lo físico, como en lo psicológico como en lo social”.
Recapitulemos desde cosas ya vistas para cerrar este capítulo;
Goethe, “la naturaleza continuamente une, construye y destruye, organiza y desorganiza”, de un modo tan complejo que no se puede hablar de ningún mecanismo aislado que actúe con independencia. (Allport, G. 1970 p.147).
“Es imposible que alguien tenga un trastorno de la personalidad, sino que es la completa constelación de la personalidad la que determina el potencial para la adaptación psicológica o la enfermedad” (Millon 2006, p. 11).
“Las relaciones entre dos o más variables en un mismo sistema, y las propiedades funcionales de cada una de las variables deben ser definidas en función, de ellas mismas y de las influencias que sobre ellas poseen los parámetros relevantes” (Pelechano 2000, p.146)
Son frases que nos hablan de la concepción de la personalidad como un sistema integrado, y en continua y completa evolución, inmerso en un proceso de desarrollo y de adaptación permanente. Cuando este sistema en su conjunto no logra el equilibrio homeostático, y/o se perturba psicológicamente, se desestructura como sistema.
Aunque esto pueda venir de partes concretas reconocibles, esas partes van a afectar al comportamiento en su conjunto. Ya vimos que para el DSM-IV el trastorno es un patrón permanente que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto, es un fenómeno generalizado y estable, cuando el sistema en su conjunto es afectado se diagnostica como trastorno, ya que causa deterioro funcional y malestar subjetivo, debiendo manifestarse al menos en dos de las áreas: Cognitiva, Afectividad, Funcionamiento interpersonal y/o Control de los impulsos.
Para Pelechano la visión dimensional no es suficiente para considerar los trastornos como variaciones extremas de los estilos de personalidad, e incide en que, aunque podamos considerar que los trastornos contienen variantes desadaptativas de rasgos de la personalidad, las relaciones entre trastorno y rasgo permanecen sin precisar, “a través de una corrección por atenuación podemos establecer relaciones reales entre personalidad y trastornos a través de una variable moduladora, los compromisos entre dimensiones y trastornos de la personalidad son altos, y aquí los factores motivo-contextuales juegan un importante papel”.
Cerremos con el objetivo general de la psicología de la personalidad que es el de aislar patrones, tendencias o disposiciones que puedan ser consideradas amplias, y que siendo consistentes y estables actúen en la conducta de las personas, tanto a lo largo del tiempo como en las distintas situaciones de la vida, para poder realizar su análisis y estudio. Hablar de estructura de personalidad es referirse a consistencia, estabilidad y cambio.
Melchor Alzueta S.
Pamplona 2016
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