LAS DIOSAS DE CADA MUJER
Hay muchas diosas dentro de nosotras. El conocimiento de todas ellas nos proporciona vías diferentes de entendimiento de nuestros actos, nuestras contradicciones, nuestras creencias, nuestros deseos, nuestros puntos ciegos y nuestra manera de relacionarnos con el entorno. Estas fuerzas psíquicas que nos habitan, encarnadas en forma de “diosas griegas”, nos ilustran acerca de nuestra identidad y constituyen herramientas de comprensión interna, ayudándonos en el camino del autoconocimiento.
¿Qué dones y riesgos nos ha otorgado la Gran Diosa? Activando las diosas de cada mujer podemos tomar conciencia de cómo y por qué actuamos como lo hacemos. Ser conscientes de nuestras limitaciones y de nuestras virtudes amplia la conciencia de quienes somos.
En la antigua Grecia las diosas del Olimpo eran siete:
1- ARTEMISA: Diosa de la caza y de la luna. Sus dominios eran las tierras vírgenes. Diana para los romanos, era la arquera de disparo certero y la protectora de la juventud de todas las cosas vivientes. Una mujer artemisa es libre, segura de sí, viajera, independiente, amante de su soledad, con dirección en la vida, sabe hacer elecciones y toma decisiones desde su instintivo salvaje. Tener a Artemisa dentro nos ayuda a integrar nuestro lado masculino desde lo femenino, sin perder el contacto con la naturaleza. Es una diosa de TIERRA y FUEGO
2- ATENEA: Minerva para los romanos era la diosa de la sabiduría y la artesanía. Las mujeres ateneas son pragmáticas y resolutivas. Saben discernir y ver con claridad. Una mujer atenea utiliza el intelecto de forma racional y pragmática. Sabe liderar, programar, encuadrar, resolver conflictos desde una mente sana, en la que su estado emocional trascendido y equilibrado nos ayuda a dirigir con lucidez, ecuanimidad y firmeza el mundo laboral. Manipula en el buen sentido de la palabra porque es una estupenda artesana de la vida. Es la jardinera del mundo práctico y material. Es una diosa de TIERRA y AIRE.
3- HESTIA: Vesta, la diosa del hogar. Estaba presente en las casas y en los templos en el fuego sagrado de los centros y altares. Cuando Hestia nos abduce recibimos la energía de la sacerdotisa del tarot, la meditadora, la shakti interiorizada que reflexiona hacia dentro. Nos aporta paz y serenidad. Es la mujer contemplativa y meditadora. La que está en contacto con su parte más sagrada y espiritual. La mujer alquimista en toda su grandeza. Reúne la devoción, la fe y la confianza en lo sagrado. Es una diosa de FUEGO y AIRE.
4- DEMÉTER: La madre protectora, nutritiva, cuidadora. Es paciente, comprensiva y generosa, dadora, ayudadora. Nos conecta con la vida, la abundancia, la protección, la seguridad, el calor de hogar, la madurez. La mujer con Deméter bien integrada es una gran terapeuta, maestra, directora que utiliza el amor desinteresado e incondicional en su mundo profesional y doméstico. Sabe soltar con amor y sabe amar soltando. Es TIERRA y AGUA
5- PERSÉFONE: Representa la doncella abierta, confiada y receptiva. La virgen adolescente. El impulso de la inocencia sensual que carece de temores porque acaba de salir a la vida. Sabe descender a los infiernos porque conoce lo cíclico de la naturaleza y sabe ser semilla que se incuba en la tierra para germinar en primavera. Es la diosa de las plantas. No teme a lo masculino porque es la hija del padre amador y sustentador que la nutre en el inframundo, y de él germina al encuentro con su madre nutritiva y luminosa que la acaricia con el sol. Es alquímica, pura y confiada. Huele a humus del bosque oceánico y tropical. Es TIERRA y AGUA.
6- AFRODITA: Diosa del amor y de la belleza. La Venus romana. Sabe amar y disfrutar de su cuerpo. Es la emperatriz del tarot. La reina de la creatividad. Gozadora y sensual. Despierta pasiones por su atractivo físico. Es la musa de los artistas porque inspira todo tipo de creatividad. Es AGUA y FUEGO.
7- HERA: Reencarna a la mujer casada, la mujer legítima del matrimonio. Mujer fiel, leal y comprometida. Amante de su marido e hijos. Y aunque celosa de su hogar nos inspira en saber manejar el centro familiar con mando. Lo hace desde la ética cuidadora y la conciencia de responsabilidad y la ley ante los compromisos de la vida. Es tremendamente justa y cumplidora pero no admite bien la deslealtad ni la infidelidad. Puede que tenga expectativas desmesuradas sobre la familia y los hijos. Es TIERRA y AIRE
OTROS ARQUETIPOS FEMENINOS
La miitología y los rituales mágicos de las diosas sagradas y las sacerdotisas de la antigüedad nos inspiran en el camino de recuperación del auténtico poder femenino para descubrir las distintas divinidades que habitan nuestro mundo interior. Existen patrones internos, arquetipos o mitos que funcionan muy bien en nuestra psique y que son responsables de los distintos comportamientos.
Comprender a los mitos del pasado es entender la forma de ser de las mujeres de hoy. Temas como la menstruación, la relación sexual, la vida en pareja, la relación con los hijos, se explican desde un prisma psicológico y espiritual, y nos ofrecen nuevos caminos para encontrar la esencia de lo genuinamente femenino que urge su presencia ya. Me refiero al marco político y social de un mundo en crisis. Ellas nos hablan de un mundo agrícola y mágico, de la fertilidad, de la siembra, de las cosechas, de las semillas, del trigo, de la primavera, de la vendimia y simbolizan el culto de la Diosa Madre.
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La virgen. El arquetipo de la muchacha de 11-14 años que empieza a observar que va dejando de ser niña y se está haciendo mujer. De talante pensativo y languidez. Una crisálida que exige inevitablemente una metamorfosis. La joven virgen vive entre la sacralidad y el pecado. Guarda paralelismo con las diosas Perséfone y Artemisa griegas. La adolescente que nace a la vida y no es muy consciente de la mirada masculina porque es pura e inocente, sin mácula. Todas la llevamos dentro de alguna manera y se nos queda inpregnada en el camino hacia la madurez.
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La creadora y destructora. Este arquetipo nace de la experiencia física del ciclo menstrual. Representa los dos polos de la sexualidad femenina. El que se alcanza en la ovulación (receptividad y entrega), el momento más fértil del mes. Y el otro vértice de la sexualidad, durante y después del flujo menstrual (multiorgásmico y no fértil). En la cultura oriental es representado por la diosa Kali. La dadora de vida y la que corta cabezas después del acto. Creadora y destructora de la vida. Diosa del tiempo menstrual y del calendario lunar. Durante el flujo menstrual las sacerdotisas entraban en trance mirando las aguas profundas de los estanques sagrados.
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La amante y seductora. El mito de la mujer plenamente madura y liberada sexualmente es una fuente inagotable de sentimientos salvajes, tiernos y mágicos que transforman el corazón de cualquiera, pero se nos olvidó el poder sexual de la amante y la seducción erótica de la diosa en su máximo esplendor. Afrodita. Salomé. Eva. El sexo incluye toso tipo de emociones y experiencias humanas: es diversión y juego, es amor, aprendizaje, meditación, espiritualidad. Para una mujer es más fácil entender esto último porque su sexualidad abarca la totalidad de la mente, el cuerpo y alma en el acto de amar (instinto, corazón y espíritu).
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La madre. Dentro del vientre, el niño es muy consciente de sus sentimientos y emociones. Los recuerdos de la vida intrauterina pertenecen al inconsciente colectivo y emergen en sueños, durante la hipnosis, la meditación y en ciertos momentos de la vida cotidiana. Todos queremos regresar al seno materno. El mito de la maternidad. ISIS, LUNA LLENA, DEMÉTER. El vientre sagrado que encarna el espíritu. El niño divino que nace de un útero fecundado `por la gracia de dios.
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La sacerdotisa y hechicera. El mito de la madurez con la sabiduría de la diosa. Circe, Medea. El fuego sagrado de Vesta. El santo Grial. La bruja o hechicera que con su magia panteísta, transforma la oscuridad en luz, integrando la dualidad de los opuestos. Eran las guardianas de los misterios, las parteras, las herboristas, las sanadoras, las curanderas, las brujas, las hadas. Ejercían un control mágico de la climatología. Limpiaban los manantiales y los arroyos. HESTÍA, VESTA. Su origen está en el Neolítico mesopotámico. Significa, lar, hogar, centro, ombligo de la tierra. Vírgenes herederas de la gran diosa madre. Utiliza la elegida soledad para la calma y el sosiego. En la vida contemplativa se revitaliza y enciende su fuego. Su hogar es un santuario, un oráculo, un templo. Es una amante imaginativa y tierna, una buena amiga y consejera. Es la mejor compañera para un hombre. Simboliza la hierogamia de las vírgenes vestales de Roma. Eran transmisoras de la “llama interior”. Encarnaban el espíritu de lo divino, eran canales puros y transparentes de la divinidad. Cáliz sagrado, Santo Grial.
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La musa e inspiradora. En el lenguaje poético de la antigua Europa, la diosa devino en la inspiradora y la musa de los poetas y bardos. Es la triple diosa, la del cielo, de la tierra y del infierno. CERRIDWEN. Los lobos aúllan al reconocerla en las noches de luna llena. Adquiría formas de animales salvajes. Es la inspiradora del AMOR cortés, de juglares y trovadores. Simboliza el encantamiento del amor. El hechizo que cautiva a la mente. Dante, en la Divina Comedia, habla de Beatriz, su musa. La que porta la luz pura que conduce al hombre desde el oscuro abismo del Infierno, a través del Purgatorio, hasta la eterna bendición del Paraíso. La mujer musa no posee conciencia de sí misma. Incita al ARTE Y A LA CREATIVIDAD. Representa el deseo del hombre y la idealización del amor erótico y sagrado. Sui el arquetipo de la musa es el único que opera en la psique de una mujer, esta no parecerá humana. Solo cuando el poder de otros arquetipos actúa en su mente, puede liberarse de la terrible fuerza de la luna menguante.
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Los misterios de Eleusis. Los ritos de Deméter se celebraban en septiembre en Eleusis, una ciudad cercana a Atenas. El poeta Homero nunca nos reveló el misterio que simbolizaba el poder secreto de la madre Tierra y la fe intrínseca de las culturas agrarias hacia ella. El misterio de la diosa del grano es el misterio de la muerte y la esperanza en la inmortalidad. Los griegos y romanos consideraban la iniciación en los misterios de Eleusis (hierogamia) una clave para abrir las puertas de la vida eterna.
SER MUJER: UN VIAJE HEROICO
Ser mujer no es una tarea fácil ni un destino que hayamos elegido previamente. Conforme nuestra heroína va cumpliendo años, empieza a darse cuenta de que durante el trayecto de su viaje ha ido perdiéndose a sí misma y a su propia identidad femenina. En este viaje se ha ido masculinizado siguiendo referentes de una cultura patriarcal en aras a conseguir éxito y reconocimiento ¿y qué ha conseguido? La insatisfacción del vacío interno y el desencanto de andar por la vida sin saber a dónde iba. Hay una edad donde el encuentro con la Diosa es inevitable. Ella toma conciencia de su olvido y retorna casi obligadamente a lo más íntimo de ella misma y a la búsqueda de su plenitud personal. El viaje heroico de la mujer abarca distintas fases que la heroína recorre a lo largo de su vida:
El alejamiento de lo femenino. El alejamiento de lo femenino comienza con la relación madre-hija. La madre se convierte en el blanco perfecto para dirigir la culpa de la confusión y de la escasa autoestima de nuestra heroína. Se aleja de lo femenino porque empieza a no identificarse con su referente materno.
Si tu madre no te ha consolado, con toda probabilidad te será difícil encontrar un verdadero consuelo para tu corazón en las relaciones que establezcas con otras personas. Tu labor será crear ese sentido de consuelo para el corazón dentro de ti misma. Si ella no se ha compadeció de ti, con toda probabilidad tendrás poca paciencia con tus propios errores humanos, así como con los de los demás. Tu labor será observar a alguien que practique la compasión, y practicarla tú misma.
Si tu madre silenciaba tu creatividad, tu labor será dar voz a cada impulso creativo que se presente. Pinta, escribe poesía, toca el tambor, cuida las plantas, cocina.
Si despreciaba o rechazaba su propio cuerpo como mujer, tu labor es abrazar y honrar a tu cuerpo y a tu sexualidad. Si te sentiste abandonada por ella por la razón que fuera, incluyendo la depresión, tu labor será escuchar a tus sentimientos y nunca abandonarte a ti misma.
Si tienes alguna cuestión sin resolver con tu madre y ésta ha muerto o ha quedado emocionalmente incapacitada, puedes escribirle una carta (que guardarás tú o te enviarás a ti misma) en la que expreses tu pena y tu enfado por no tener una madre nutridora, y dile que has llegado a aceptarla y comprenderla tal y como era. Entonces podrás sentirte agradecida por su presencia en tu vida.
Todas nosotras llevamos encima el peso de nuestra madre por lo que es necesario sanar la ruptura madre/hija tanto si tu madre está viva como si no, para así poder sanar la profunda herida de tu naturaleza femenina. El elemento clave reside en que tú misma te conviertas en una buena madona para ti. Con esa idea en la mente, asume la tarea de ser maternal contigo misma.
La identificación con lo masculino. Los valores de nuestra sociedad patriarcal: liderazgo, autonomía y éxito personal, están definidos por el hombre. Las “hijas del padre” tienen ambición y poder, hacen dinero, y suelen tener una buena relación con el hombre. Estas mujeres han tenido padres que estimulaban su talento y aplaudían sus acciones. Han desarrollado positivamente sus egos. Si son aceptadas por el padre son aceptadas por el mundo. Integran un padre interno cariñoso, tierno y fuerte. El éxito social y la confianza serán una realidad conocida para ellas.
Pero no es así en la mayoría de las veces y nuestra heroína comienza a imitar y a repetir los pasos y decisiones de su padre con un esfuerzo agotador (la amazona acorazada). El masculino que interioriza, responde a un modelo de hombre frío, tirano y codicioso. Algunas mujeres se buscan aliados por el camino y terminan casándose con hombres de éxito y poder, pero se desligan de su parte femenina y terminan padeciendo afecciones genitales por no haber gestionado el núcleo de la ira. La adicción a la perfección es porque en el fondo de ellas mismas sienten un miedo innato a la inferioridad femenina.
Las pruebas del camino: los ogros y dragones. Aparecen cuando una mujer se independiza y se abre a la vida y en ella comienza a vivir los primeros errores o fracasos que le reflejan su debilidad. Ese es el momento de encontrarse consigo misma y empuñar la espada de su propia verdad. Ni su lado racional ni su psique andan bien. El miedo y la desconfianza, el no puedo hacerlo, soy una mentira son frases típicas de su monólogo interior. Son los monstruos interiores que encuentra la heroína en su madurez. Empezará a preguntarse cuáles son sus necesidades y es posible que sienta vergüenza al reconocer que las tiene. Evitará sentirse pasiva-dependiente y tendrá que ganar autovalía para no renunciar a ser ella misma y no ser destructiva. Busca entonces una morada propia, tiempo para sí misma, apoyo terapéutico, un abrazo amoroso; en definitiva, alguien que la escuche.
¿Cómo asesinar a ese ogro tirano? ¿Cómo destruir el mito de la inferioridad? La heroína tiene que encontrar la espada de su verdad y afilarla con la piedra del discernimiento, dejando de emular o necesitar la aprobación de las instituciones patriarcales. Huirá del amor romántico, diseñará un nuevo hombre interno, maduro, digno de ser su compañero. Psique se casará con un Eros de igual a igual. Cuando una mujer se libera de la falsa creencia de que su realización depende de un hombre bueno podrá encontrar un compañero que la merezca.
La dicha ilusoria del éxito. Esto supone en la mujer un desmesurado esfuerzo y una renuncia a otros ámbitos como la familia. La disyuntiva entre ser una gran profesional o una buena madre. No se puede llegar a todo. Al final llega el agotamiento y la frustración. La trampa de ser la supermujer deviene en percatarse del autoengaño sufrido. Medir la autovalía profesional con parámetros masculinos de productividad exige tiempo y energía. Los valores femeninos del cuidado de los demás y las relaciones quedan en segundo plano. La heroína empieza a sentirse incompleta. Y tal y como está concebido el sistema nunca podrá ganar, aunque en cierto modo se realice profesionalmente. Al final del recorrido no se siente cuidada, demasiado esfuerzo, sufre estrés, auto abandono. Nunca es suficiente. ¿Me desdoblo o me muero? La heroína se desploma, cae al vacío y deviene exhausta en una crisis.
Esta heroína deja el trabajo, renuncia al poder, abandona el prestigio y la autoexigencia para poder sentir de nuevo. Cuando la mujer se dice: es suficiente con ser como soy, comienza a descubrir el vellocino de oro, el tesoro del viaje. Puede decir no soy todo, pero soy suficiente. Es entonces cuando se vuelve real, abierta y vulnerablemente receptiva a un verdadero despertar espiritual.
Las mujeres fuertes saben decir que no. Cuando la heroína empieza a decir que no es porque conecta con su propio olvido de sí, siente que se ha traicionado a sí misma. Está desintonizada. Entonces una gripe, problemas en el estómago, el insomnio, o un cáncer de pecho, le obligan a parar. Se siente apagada, le falta algo en la vida, añora el sentimiento de comunidad, hunde sus pies en el barro y corre porque ha empezado a sentir una sensación de sequedad, de esterilidad, de aridez espiritual. Conecta por fin con las limitaciones de su cuerpo físico y los anhelos de su espíritu. Se va retirando del mundo buscando tiempo para sí misma, para abrirse a su creatividad y escribir sus ideas de forma original, de forma divertida, y renuncia a los patrones que le han movido hasta ahora. Deja de ser cómplice del poder y empieza a escuchar su voz interior.
La iniciación y el descenso a la diosa. El descenso está caracterizado como un viaje al mundo subterráneo. Es la noche oscura del alma. En el submundo no hay sensación de tiempo. El tiempo es eterno y no se puede acelerar la estancia. No hay mañana ni día ni noche. Tampoco existe atajo de salida. Impera el silencio cuando cesa el llanto y una siente que va caminando sobre los huesos de los muertos. Es la etapa del aislamiento voluntario. Una vez transitado este desierto de lo profundo, la mujer encuentra las partes perdidas de sí, entra en las profundidades de su alma y sale renacida, dándose a luz a sí misma, su personalidad propia, su verdadero yo.
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Deméter pierde a su hija, pero es necesario que Perséfone trague las semillas de granada para cortar con su madre. La hija muere a la madre y la madre muere a la hija. (Misterios de Eleusis)
Otra explicación del descenso a la Diosa es a partir del reconocimiento de nuestra filiación espiritual en el patriarcado. Tenemos que reclamar las partes de nosotras mismas. La heroína se desprende de su identificación con lo masculino. Se siente asexuada, seca, árida. Muere a su vieja forma de ser y se prepara para su renacimiento. Tiene que atravesar su cuarentena en el desierto de la sequía para resurgir purificada y renacida. Es el rito de la iniciación indispensable y necesario para encontrar su propia fuente de validación. Muere al patriarcado ya no es hija de él ni busca su aprobación. Adquiere empatía, humildad, compasión. Se hace HUMANA. Ya no necesita culpar a nadie. Sabe que ha recuperado su naturaleza femenina, cíclica, aceptando su lado oscuro, haciéndose cargo del sufrimiento, de la muerte; al mismo tiempo que acepta el lado luminoso, ligero y alegre. El que reafirma nuestra fuerza, nuestro valor y nuestra vida.
Reconectar con lo femenino. Con el desprecio por la santidad de la tierra, de la naturaleza, del culto a la Diosa Madre, perdimos la conexión con nuestro cuerpo. Sustituimos grutas y cuevas húmedas por gigantes catedrales, cálidas manos artesanas por gélidas máquinas productivas. ¿Qué sucedió con el cuerpo de la mujer? ¿Qué está pasando con la madre tierra? Cuando la heroína vuelve de su descenso recupera su cuerpo, conecta con su respiración, con los latidos de su corazón, con sus huesos, sus dientes…y comienza a preservar la vida, dejando que las cosas sucedan en su ciclo natural, se hace montaña, se siente bosque, percibe sus olas, siente la luna dentro de ella, se convierte en piadosa y compasiva con los animales, observa con ternura los cachorros y los cuida nutritivamente. Gira y gira ascendiendo por la espiral sagrada. Sustituye el hacer por el SER. Y agudiza el refinamiento del vaso en compañía de otras mujeres que coinciden en que SER NO ES PASIVO porque sus amigas también han transitado en el descenso.
Curar la ruptura madre-hija. La pérdida de la hija para la madre y la de la madre para la hija es la tragedia femenina esencial. Toda mujer contiene en sí misma a su hija, y cada hija a su madre. La madre es el pasado, la hija es el futuro. La búsqueda de la madre personal llega después de haber transitado la ausencia de su propio maternaje, o por no haberse sentido querida por ella. Es necesario superar el “complejo de madre”, el abandono, la separación temprana, la incomprensión, la vergüenza de haber tenido una madre que no cumplió el modelo establecido.
La cotidianeidad, el arraigo en el tejer, fregar, trabajar el jardín, encender el fuego, lavar los platos nos ayuda a reconectar con nuestra feminidad interna más profunda, aunque parezca contradictorio. Todo es creatividad en la diosa Hestía. Ahí nace la nueva madre de nosotras mismas. La mujer sana esta ruptura con el retorno a su comunidad, con el retorno a la naturaleza misma. Otra forma de sanar es reclamar a la abuela como guía. La visión del águila en su vuelo libre y su aguda visión desde lo alto nos acerca a poder trascender la sensación de pérdida o carencia, y nos anima a dejar de mirar a lo que nos faltó. Poner la mirada en lo que si tenemos, sobre todo en lo que ya somos nos ayuda a salir de la oralidad y de la sensación de carencia de antaño.
El encuentro con el hombre interno con corazón. En esta fase la heroína juega a la dualidad de la belleza y la fealdad, ha integrado los dos arquetipos contrarios (masculino y femenino) en la unidad de ellos. En los cuentos aparece esa metamorfosis simultánea de las dos caras de la moneda. El héroe empieza a darse cuenta también de esta dualidad interna porque también él ha integrado su parte femenina y masculina. En su femenino interno ve y reconoce a nuestra heroína. La mujer ha sanado su masculino interno y ha reconocido su femenino. Ambas dualidades están preparadas para la unión.
Cuando hablamos del masculino interno nos estamos refiriendo a un nuevo constructo que ha creado la mujer en su proceso de sanación. Un nuevo modelo de hombre que ha abierto el corazón por haber sabido entender la esencia de lo femenino y haberse completado en la igualdad, en la cooperatividad, en la horizontalidad de la hermandad que incluye y no separa, en la reciprocidad del dar-recibir.
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El objetivo del principio masculino es la perfección. El objetivo del principio femenino es la realización, la terminación. Si la heroína es perfecta no puede estar realizada, completa, pues debe omitir todas las imperfecciones de su naturaleza. Si está realizada, completada, no puede ser perfecta porque estar completa significa contener tanto el bien como el mal, el acierto como el error, la esperanza como la desesperación. Tal vez sea mejor contentarse con algo menos que la perfección y algo menos que la realización. Quizá tengamos que estar más dispuestas a aceptar la vida como viene.
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Cuando el hombre acepta lo que quiere la mujer (su derecho a ser libre), surge el matrimonio sagrado entre iguales. Lady Ragnell lo sabe y Perceval también. Ambos han bebido el agua sagrada de la Diosa, el agua del santo Grial y renuncian a la separación del ego, a la reivindicación personal del poder, a la de competir. Ya están preparados para la ceremonia nupcial. Saben reconocer el lado positivo de ambas dualidades (oscuridad y luminosidad). Nuestra heroína sabe que su amante es Cielo, Tierra y Hades. Él también lo sabe. Ni él ni ella necesitan culpar al otro porque ambos son el otro. Ambos se hacen cargo de sí mismos y de la otredad.
Desde los cimientos de mi propio ser, yo surjo.
Desde las cenizas de mi propio yo, renazco.
Vengo caminando a través de las edades sin conocerme
y siempre soy yo.
He hecho un largo camino para encontrarme.
He hecho un duro viaje al vacío y me encontré.
Soy quien siempre ha sido.
Desde el fondo de mí misma me estaba esperando.
Soy la de siempre pero no me veía, no me oía.
La vida en mí brotaba silenciosamente y yo la desconocía.
Yo estaba ahí, desde siempre, esperando,
desde el fondo de mí misma.
¿Cómo pretendo sentir si no me creo?
¿Cómo pretendo creer si no me amo?
¿Cómo pretendo amar si no me siento?
Desde los cimientos de mi propio yo, surjo.
Desde la eternidad vengo.
Tanto tiempo estuve inventándome y siempre estaba ahí.
Desde el fondo de mí misma, renazco.
LAS DIOSAS DE CADA MUJER
Ana Arriola. Pamplona, 2018
BIBLIOGRAFÍA
- EL NIÑO DIVINO Y EL HÉROE: Claudio Naranjo
- EL MUNDO ESPIRITUAL SECRETO DE LOS NIÑOS. Tobin Hart
- CLOWN ESENCIAL. Alain Vigneau
- DIOSAS: LA CANCIÓN DE EVA. Manuela Dunn Mascetti
- LAS DIOSAS DE CADA MUJER: Una nueva psicología femenina. Jean Shinoda Bolen
- MUJERES CORRIENDO CON LOBOS. Clarisa Pinkola Estes
- LUNA ROJA. Los dones del ciclo menstrual. Miranda Gray
- SER MUJER: UN VIAJE HEROICO. Maureen Murdock
- BUDISMO DIONISÍACO: Claudio Naranjo
- TERNURA Y AGRESIVIDAD: Juan Albert
- ENSAYOS SOBRE LA PSICOLOGÍA DE LOS ENEATIPOS. Claudio Naranjo
- CARÁCTER Y NEUROSIS. Claudio Naranjo
- TANTRA. Charles y Caroline Muir
- EL MAESTRO DEL CORAZÓN. Annie Marquier
- CÍRCULO Y CENTRO. Paco Peñarrubia
- PALABRAS DE PODER. Lauro Henriques
- EL MILLONÉSIMO CÍRCULO. Jean Shinoda Bolen
- LAS BRUJAS NO SE QUEJAN. Jean Shinoda Bolen
- LA LUNA Y LA VIRGEN. Nor Hall
- LOS CAMBIOS EN LA VIDA DE LAS MUJERES. Anna Freixas Farré
- PARA LAS MUJERES FUERTES. Marge Piercy
- COSAS QUE VENGO DICIENDO. Claudio Naranjo
- OSIRIS. El huevo de obsidiana. Ana Silvia Serrano
- GEOMETRÍA SAGRADA. Stephen Skinner
- EL ENEAGRAMA DE LA SOCIEDAD. Claudio Naranjo
- SANAR LA CIVILIZACIÓN. Claudio Naranjo
- SIN REGLAS. Erótica y libertad femenina en la madurez. Anna Freixas Farré
- LA REVOLUCIÓN QUE ESPERÁBAMOS. Claudio Naranjo
- ELEMENTOS DE YOGA. Sri Aurobindo y La Madre
- SÉ UNA LUZ. Investigaciones sobre el SER y el conocer. Consuelo Martín
- EL ARTE DE LA CONTEMPLACIÓN. La aventura de vivir con lucidez. Consuelo Martín
- ABUELAS, MADRES E HIJAS. Anna Freixas Farré
- NUESTRA MENOPAUSIA. Anna Freixas Farré
- LA DAMA DE URTUBI. Pío Baroja
- LAS CARTAS DE LA MEDICINA: el poder a través de los animales. Jamie Sams y David Carson