La relación educativa. Maslow y Reich
Abraham Maslow
El buen maestro debe mostrar hacia el niño amor desinteresado. Lo que Rogers llama consideración positiva incondicional, o interés por las preocupaciones últimas. Estigmatizar esto con conceptos normativos y en consecuencia no científicos, obstaculiza los rasgos del buen maestro. Es más adecuado definir al maestro, no cómo alguien que sabe las respuestas, sino como alguien que se esfuerza en esbozar las preguntas adecuadas.
La educación no tiene muy claros sus objetivos y propósitos últimos. Es como si se quisiera limitar la misma al adiestramiento tecnológico y a la adquisición de habilidades despojadas de todo valor, en consecuencia fracasan en ampliar la personalidad. Muchos de los educadores están confundidos sobre los valores, ya que no tienen muy clara la importancia de la adquisición de conocimiento.
Los objetivos últimos de la educación son los de ayudar a la persona a alcanzar su humanidad más completa. La mayor plenitud y realización de sus potencialidades más elevadas y lograr su mayor estatura posible. Debe ayudar al alumno a convertirse en lo mejor que sea capaz de hacer. A hacer real lo que en lo más profunda ya es de manera potencial, es un crecimiento a la consecución de ese objetivo.
Tratar de despojarse de los valores, de centrarse exclusivamente en lo tecnológico (medios sin fines). De descansar tan solo en la tradición y el hábito. Y de definir la educación como mero adoctrinamiento (jurando lealtad a los valores impuestos y desdeñando los propios), son confusiones de valor, y auténticos errores filosóficos y axiológicos.
Cuanto mejor sepamos cuales son los fines a los que aspiramos, más fácil nos resultará descubrir los medios para poder alcanzarlos. Si, por el contrario, no tenemos claros cuales son estos fines o negamos incluso su existencia, nos condenamos a la confusión de los instrumentos. No podemos hablar de eficiencia a menos que sepamos para qué sirve esa eficiencia.
Conclusión final es que la educación, (como el resto de las instituciones sociales), debe ocuparse de los valores finales (superiores) ¿Qué es una buena vida, un buen hombre o mujer, una buena sociedad?, y ¿Cuál es mi relación con ella, y mis deberes y derechos, y mi obligación para con ella?.
¿Qué es justicia, qué es verdad?. ¿Cuál es mi relación con la naturaleza, la muerte, el dolor, la vejez y la enfermedad?. ¿Cómo puedo vivir una vida más interesante, agradable y significativa?, ¿Cuál es mi responsabilidad hacia mis hermanos, hacia los próximos, hacia mi país, hacia mis compañeros?, ¿A quién debo ser leal?
Cuanto más se base la educación en el conocimiento natural y científico, y en el marco relacional de igualdad yo-tu. No yo-vosotros, y menos en la tradición impuesta, o en las costumbres estereotipadas, o en las creencias incuestionadas, o en los prejuicios de la comunidad o de los estamentos oficiales, y en el estamento religiosa convencional. Más avanzará hacia los valores últimos que caigan dentro de su jurisdicción.
Se hace necesario comprender que el conocimiento es incompleto, que debe crecer, que se halla inmerso en el tiempo y en el espacio, en la historia y en la cultura. Que si bien es relativo a los poderes de los seres humanos y sus límites, puede no obstante acercarnos a la verdad, que no depende del hombre.
La enseñanza de valores éticos y morales, de valores espirituales, debería ocupar un lugar básico y esencial en la educación. Por la sencilla razón de que estos valores no tienen nada que ver con ninguna creencia o religión. Ni con ningún sistema político, o de control educativo. Son el objetivo final de toda educación. Debemos considerar a la educación, al menos en parte, como un esfuerzo en producir buenos seres humanos, fomentar la buena vida, y la buena sociedad.
Percibir el universo como una totalidad integrada y unificada, teniendo la percepción clara de que es una totalidad indisociable y de que uno ocupa un lugar en él, o de que forma parte de él. Hablaba Bucke de la “conciencia cósmica”, una expansión de la atención, de modo, que la totalidad del cosmos es percibida como una unidad, y simultáneamente también se percibe el lugar que uno ocupa en dicha unidad, en el todo en el conocimientos de las relaciones y su organización.
La atención se fija total y exclusivamente en el objeto percibido, es decir, concentración, percepción visual, auditiva o sensorial, esto da lugar a un tipo de cognición exenta de evaluación, comparación y juicio. Es una aceptación total y sin comparación, todo es importante.
La percepción está más centrada en el objeto que en el ego, es desinteresada, desprendida y ajena a deseos, está más centrada en el objeto que en el ego, es decir el punto de anclaje es el objeto.
La vida es importante, la vida tiene sentido, el mundo es aceptable incluso en las cosas que no producen alegría o disfrute.
Los adultos necesitan para adiestrar a los menores una gran dosis de inteligencia, clarividencia y conocimiento. Los jóvenes están en desarrollo de su capacidad de abstracción, en el desarrollo de su capacidad de establecer límites. Decía Goldstein que cuando los niños no han desarrollado su capacidad de abstracción, debe haber adultos dispuestos a abstraerse por ellos.
La falta de valores es la enfermedad más importante que aqueja a nuestro mundo. Esta carencia ha sido descrita de diferentes formas. Anomia, amoralidad, anhedonia, desarraigo, vacuidad, desesperación o falta de algo en lo que creer y a lo que consagrarse. El fracaso de las instituciones para proteger el acceso a la educación, y aportar serenidad, ha conllevado que la educación se hay quedado estancada en lo superficial. Necesitamos un sistema de valores humanos útil, en los que creer y a los que consagrarnos porque son ciertos en sí mismos, no porque alguien o algo nos exhorte a creer y tener fe en ellos.
Lo lejos que se halla nuestro interior de los demás, es como si se tratara de dos privacidades encapsuladas tratando de comunicarse para salvar el abismo que las separa.
Todas las ramas de la ciencia han demostrado que, si queremos estudiar y aprender de ellas todo lo que podamos, debemos amarlas. Lo mismo sucede con los números, y con las estrellas, que con los productos químicos. Este tipo de amor, o interés, no se opone a la objetividad y la veracidad, sino que constituye una condición previa para ciertos tipos de objetividad, agudeza y receptividad.
Las palabras remueven las inhibiciones, los bloqueos, miedos y rechazos que llevan a las personas a mantener ocultas o reprimidas sus experiencias. Si conseguimos cambiar a la persona, en el sentido de que llegue a ser consciente de lo que sucede en su interior, podemos transformarla en un comunicador diferente. El proceso, consiste en ayudar al alumno a darse cuenta de lo que, sin ser consciente de ello, está experimentando. Mientras no alcanza un punto en el que tiene un conocimiento consciente. Objetivo y desapegado de la relación entre un determinado término, nombre o etiqueta, y de un conjunto particular de experiencias subjetivas e inefables, la comunicación y la enseñanza son imposibles.
Abraham Maslow. Religiones, valores y experiencias cumbre. Kappa Delta Pi (1964). Ediciones La llave 2.013
Claudio Naranjo cita en cambiar la educación para cambiar el mundo, que el renacimiento italiano se concentró en el arte, el renacimiento de nuestra época se dará en torno a lo psicológico. Vivimos en un lenguaje de predominio patriarcal, y esto conlleva un abuso y falta de respeto en las relaciones. Siendo el respeto principio ético básico de la condición humana. No podemos pretender que las otras personas nos amen, pero sí que nos respeten. Cultivar el respeto físico y psíquico de los adultos hacia los pequeños, y de los adultos entre sí es el gran desafió de hoy.
La neurosis social agrava los patrones psicológicos del carácter de los adultos, y perturba el desarrollo saludable y autorregulado de los niños. La familia nuclear moderna ha cortado los lazos de la solidaridad entre sus miembros. Salud y educación forman un concepto integrado e inseparable en la prevención de la neurosis. Prácticas educativas represoras, o generadoras de tensión, con frecuencia pueden perturbar la salud física y psicológica de los niños, aun cuando los adultos no tengan esa intención, y desconozcan el alcance de sus acciones y reacciones.
Wilhelm Reich
Para Reich la propuesta principal del trabajo en la educación es la de promover la práctica de la autorregulación, promover el respeto bio-psicológico y promover buenas vinculaciones a modo de guías educativas en la relación adulto-niño. Esta triada promueve una transformación del modelo de relaciones jerárquicas en una práctica educativa de democrática y respetuosa.
Freud presentó el principio de placer versus el principio de realidad. La búsqueda de deseo y placer en contraposición a la realidad muchas veces frustrante y represiva. En la educación la exageración de formas educativas puede generar un exceso de frustraciones. A esto W. Reich le llamó “compulsión a educar”. Un comportamiento teñido de temas emocionales de los adultos que no corresponden con problemas eventuales de los niños. Reich alertaba de los daños psicológicos del propio educador cuando siente necesidad de frustrar al niño, ¿cuáles serán los motivos inconscientes y personales del educador, que implican una práctica regresiva de educación?
Reich cita ejemplos de la compulsión a educar:
-Cuando los criterios educativos se van alternando según el estado emocional de los que son grandes, y no por la actitud de los pequeños.
-Cuando el adulto se coloca en una posición en la que siempre está seguro, hasta cuando se equivoca.
-Cuando el educar proyecta sus miedos personales en el niño y hace de eso su forma de educar.
-Cuando los mayores se sienten en el derecho de interferir con sus estados de ánimo en el estado emocional infantil, sin respetar el proceso bio-psicológico del niño.
-Cuando el adulto necesita interferir constantemente para demostrar que está educando.
El organismo tiene la capacidad espontánea y visceral de tender hacia el equilibrio. Es la autorregulación, concepto biológico que habla de esta capacidad. La pulsión vital de cada organismo tiene su funcionamiento propio, que necesita ser respetado para que pueda desarrollarse de manera natural.
A nivel educativo cultivar la ética de la autorregulación es confiar en la sabiduría instintiva de la vida y en la certeza de que el ser humano nace esencialmente bueno. Tiene su origen en el sentido de fe en la vida. Cultivada en la práctica educativa promueve beneficios en los niños y en los adultos que pueden percatarse de su propia reactividad e impulsividad con los niños. Al respecto Reich decía que hay cosas que no se educan, solo pueden autorregularse. Es la persona adulta la que ha de transformar su propia compulsión a interferir constantemente en el proceso de maduración infantil. Reich ve en cada persona un potencial vital con infinitas posibilidades de desarrollo, siempre que no se frustre tanto, que se restrinja hasta el punto de acabar perturbado.
La compulsión en educar, y en fabricar adultos psicológica y físicamente inválidos, completamente socio regulados, e incapaces de desarrollar su propia identidad en el mundo. El concepto de autorregulación es en esencia un proceso sistémico, por ello es transformador, está apoyado en dos partes básicas:
-El respeto biopsicológico a las distintas características de cada individuo.
-El desarrollo de vínculos suficientemente buenos.
En nuestra cultura actual el ideal de la autorregulación se topa con algo avasallador: La regulación social, vivamos donde vivamos esta nos alcanzará de una u otra manera.
“Hay otros caminos además de la educación autoritaria. Creo que la humanidad sería más pacífica si no obligáramos a los niños / jóvenes a realizar determinadas tareas, sino que los incorporáramos a las decisiones, y los dejáramos crecer prioritariamente con decisiones propias”. (Reich, 2006).
La triada autorregulación, respeto biopsicológico, buenos vínculos y su dinámica interdependiente, aplicada a la educación generan una nueva forma de educar.
Los límites en la autorregulación:
La práctica de la autorregulación no lleva implícita una educación sin límites, es fundamental que la persona adulta se platee cuál es el objetivo de cada límite que establece. Para que sirve y por qué lo está poniendo, se hace necesario contemplar el sentido educativo en la aplicación de buena parte de límites.
Los tres límites esenciales son:
- -El límite que precisa ser respetado (el respeto en la relación con los demás)
- -El límite que precisa ser traspasado (los miedos y las limitaciones)
- -El límite que necesita ser desarrollado (el límite interno que regula la impulsividad y preserva la privacidad)
Tanto la frustración como la satisfacción son importantes en el proceso educativo. Una pequeña frustración provoca la búsqueda de nuevos caminos evolutivos, mientras que la satisfacción aporta salud a través de la relajación profunda del organismo y la integración de las sensaciones internas del ser. En el “carácter impulsivo”, Reich analiza cuatro maneras de educar el fuerte deseo de satisfacción de las pulsiones y de expresión vital de los niños:
-Equilibrio entre satisfacción y frustración. Acciones educativas de frustración que no generan una inhibición pulsional completa. Acciones parciales que estimulan el desarrollo infantil y potencian la autorregulación espontánea y equilibrada, y que generan personas preparadas para sostener crisis y regular sus emociones. Empáticas y equilibradas ante sentimientos conflictivos. Están basadas en el respeto a la autorregulación
-Desequilibrio frustración excesiva. Se generan personas con carácter inhibido e inseguro, retraídas con baja autoestima, y dificultades para confiar. Se tragan la rabia, pero no equilibran sus emociones. Hay una excesiva carga sobre la espontaneidad infantil.
–Desequilibrio, permisividad excesiva. Patrón que genera personas con poca capacidad de autocontención, con dificultad para aceptar los límites o para desarrollarlos por sí mismos. Comporta un proceso de socialización complejo con dificultad para desarrollar relaciones duraderas.
-Desequilibrio, excesiva permisividad y frustración traumática. Constituye un patrón educativo inestable que genera inseguridad, con dificultad en la regulación emocional. En este patrón el educador acepta la expresión de rabia de los jóvenes, y a su vez se extralimita en su propia agresividad. Es un continuo de empatía y frustración sin orientación y sin límites.
-Desequilibrio, negación de la frustración y de los sentimientos. Es la negación del principio de realidad, el educador evita que el niño afronte las crisis normativas y sienta el placer de evolucionar. La sobreprotección es una forma de controlar el mundo que rodea al joven para que este no sufra, lo cual impide su proceso de desarrollo y maduración. Se convierte al joven en una persona frágil e infantilizada.
Dada la naturaleza objetiva del ser humano es esencial que comprendamos el rol decisivo del educador, desde la impulsividad de su temperamento y la reactividad de su carácter. Es perjudicial para el niño / joven verse convertido en depositario de la neurosis del educador. Algo que todos conocemos que puede ocurrir, cuando la neurosis es alta la relación con los niño se vuelve cobarde e incluso sádica. Educar es como transitar por una calle de doble dirección: mientras estimulamos en los más jóvenes el desarrollo de sus capacidades, también como educadores estimulamos el propio crecimiento en esta doble interrelación.
La “presencia auténtica” del educador es el estado de estar presente de modo incondicional y completamente abierto. Donde la reactividad del programa personal, puede ser regulada por la conciencia del sí mismo, y por la intención ética y empática para con los más pequeños. Los manuales y las recetas masificadas resultan superficiales y no tienen en cuenta la particularidad de cada niño. Por esta razón no posibilitan la reflexión profunda y la toma de contacto del educador con la acción concreta, para que gocemos de más salud en la educación, hacen falta más que manuales desechables, o indicaciones puntuales y generalizadas.
Abraham Maslow y Wilhelm Reich. La relación educativa