J.L. Moreno / Psicodrama
Los Métodos Psicodramáticos.
El método psicodramático es prácticamente ilimitado en sus posibilidades de aplicación; el núcleo del método, sin embargo, permanece igual. En el curso de los años se han desarrollado una serie de formas de aplicación:
a) El psicodrama terapéutico.
b) El psicodrama existencial (in situ).
c) El psicodrama analítico.
d) El hipnodrama.
e) El sociodrama y la interpretación de papeles.
f) El etnodrama.
g) El axiodrama.
h) El psicodrama diagnóstico.
i) El psicodrama didáctico.
j) La psicodanza.
k) La psicomúsica y otras formas.
a) Dejemos en estos apuntes el psicodrama terapéutico.
b) El psicodrama existencial.
El psicodrama “austriaco”, tal como lo practicamos ya en los años 1913-23, tuvo originariamente un carácter existencial. Las formas clínicas se desarrollaron después en los Estados Unidos. La familia, por ejemplo, puede ser concebida como un grupo existencial, como una especie de psicoterapia de grupo existencial. A los lectores les será más fácil acercarse a la esencia del psicodrama si reproduzco literalmente el texto de una de mis primeras descripciones del psicodrama en una familia.
“Los actores del drama terapéutico son los habitantes de una casa privada. La angustia en la casa puede ser tan grande, que a dos o a muchos de ellos nada les ayuda callar, pero tampoco se hablan, porque son demasiados los trastornos. Es el estado de dos almas a las que ya no puede ayudar ninguna transformación del espíritu, del ánimo o del cuerpo, sino únicamente el amor. Todo parece inútil, todo es eterno retorno y aumento del mal de siempre; autodestrucción equivaldría a aniquilar la conciencia, pero no el conflicto. Se corta el nudo, pero no se lo deshace.
La casa en que estas personas viven es una protección contra las miradas y el conflicto se convierte en un pretexto para ocultarse más. De este laberinto de enredos con el padre, la madre, la mujer, el hijo, el amigo y el enemigo, parece no existir salida. ¿Cómo pueden salvarse la mentira, la preocupación, la delación, dolor, la locura, el delirio, la verdad, el reconocimiento, el conocimiento, el ensimismamiento, la salvación, el odio, el miedo, el horror y las innumerables mezclas de todos estos estados?
Mediante el último teatro. “Las personas representan ante sí mismos la vida que antes vivieron por necesidad, pero ahora como engaño consciente. El lugar del conflicto y del teatro son uno mismo: la casa en que viven. Ser y parecer se vuelven una misma cosa simultáneamente. Las personas no quieren ya superar el ser, sino sacarlo a luz. Lo repiten.
Son soberanos: no sólo en cuanto a su apariencia, sino también sobre su propio ser. ¿Cómo podrían, si no, volver a nacer? Porque eso es lo que hacen. Se despliega la vida entera, sus complicaciones recíprocas, en su correlación temporal; no se borra ningún instante, reaparecen todos los aburrimientos, las preguntas, los accesos de ansiedad, los escalofríos.
No se limitan a mantener una conversación, sus cuerpos también han rejuvenecido, como sus nervios y sus arterias cardiacas, se representan a sí mismos, desde un principio, como si surgieran de la memoria divina; la dicha del doble, todas sus fuerzas, acciones, pensamientos reaparecen en su composición original, corno un facsímil exacto de los estadios por los que una vez atravesaron. Todo el pasado cifrado en un instante. No es por curarse; el amor a los propios demonios desencadena el teatro. Para arrojarlos fuera de sus prisiones, rasgan sus heridas internas y se desangran hacia fuera.
“La comunidad entera es espectador. Todos están invitados y se reúnen ante la casa, y sin embargo, ésta loca pasión, este despliegue de la vida en la apariencia, no da la impresión de un calvario, sino que confirma el dicho: toda verdadera segunda vez es una liberación de la primera. Liberación es una denominación idealizadora, porque una repetición exhaustiva hace a su objeto ridículo. Uno logra respecto de su propia vida, de todo lo que se ha hecho y se hace, el aspecto de un creador -la sensación de la verdadera libertad, de la libertad de su naturaleza. La segunda vez hace que uno se ría de la primera.
También esta segunda vez, en escena -en apariencia- se habla, se come, se bebe, se procrea, se duerme, se está en vela, se escribe, se discute, se lucha, se conquista, se pierde, se muere. Y sin embargo el mismo dolor ya no aparece a los actores y espectadores como dolor, el mismo deseo ya no es deseo, el mismo pensamiento no es ya pensamiento, sino sin dolor, sin conciencia, sin pensamiento, sin muerte. Toda figura del ser desaparece por sí misma en el parecer, y ser y parecer se hunden en una risa. “Éste es el último teatro.
“El teatro de improvisación fue el desencadenamiento de la apariencia. Y esta apariencia es el desencadenamiento de la vida. El teatro final no es el eterno retorno de lo mismo por necesidad, sino lo contrario, el retorno de sí mismo realizado por uno mismo. Prometeo se agarró a sus cadenas no para superarse a sí mismo o para aniquilarse. Él emerge de nuevo de sí mismo y prueba mediante la apariencia, que su existencia encadenada era la acción de su libre voluntad.”
c) El psicodrama analítico.
El psicodrama analítico es una síntesis de psicodrama y psicoanálisis. En el año 1944 propuse poner en relación el psicodrama con las teorías psicoanalíticas y llamar a esta síntesis “psicodrama analítico”. En él, se representa psicodramáticamente en escena una hipótesis psicoanalítica, por ejemplo, un complejo de Edipo. El protagonista actúa el papel de la madre, el ego auxiliar el del padre.
El psicoanalista se sienta con el grupo, observa e interpreta los procesos. En el momento en que el psicoanalista abandona su papel de observador y “co-actúa”, desempeñando el papel de analista, se acerca ya al clásico psicodrama.
d) El hipnodrama.
Es una síntesis de hipnosis y psicodrama. La idea del hipnodrama me vino por casualidad. En el verano de 1939 vino a tratamiento una mujer joven que padecía de ideas delirantes de naturaleza sexual, acompañadas de pesadillas nocturnas. Todas las noches venía el diablo a visitada Y dormía con ella. No fue capaz de entrar en contacto psicodramático con el hecho. No podía describir al diablo ni llenar las lagunas de la memoria. Tras intentar sin éxito el método de la indicación amable, me volví autoritario. Esto colocó a la paciente inesperadamente en trance hipnótico. Me decidí entonces a intentar un psicodrama en estas nuevas circunstancias. Con ayuda de dos egos auxiliares masculinos le fue posible representar dos encuentros con el diablo, uno según lo acontecido la noche anterior, el otro según lo que esperaba sucediese aquella noche. La “hipnosis” funcionó aquí evidentemente como una “palanca de arranque” y estimuló su espontaneidad.
Desde entonces mis colaboradores ensayaron varias veces este método. Tuvo especial éxito años después con Wilhelm, que hacía responsable de sus profundas depresiones y alusiones a un suceso misterioso con un médico. Éste fue el comienzo de su incapacidad para producir, amar, trabajar y gozar de las cosas. Huyó de todo esto y llevó una vida de vagabundo hasta que fue encontrado e internado en un hospital. Wilhelm tenía una viva memoria de cada detalle de acontecimientos pasados y presentes, pero no podía dramatizarlos ni hablar con soltura de sí mismo. Su incapacidad productiva se extendió paulatinamente a todas sus funciones corporales, intelectuales y sociales y le llevó a una inhibición general de toda espontaneidad.
Aunque la hipnosis es el punto de partida del hipnodrama, el hipnotizado toma parte en la producción como carácter central. Se expone a un bombardeo de incitaciones psicodramáticas y el terapeuta-jefe le induce a cambiar papeles con un ego auxiliar, durante la sesión. Los egos auxiliares materializan las personas, objetos, imágenes y escenas tal como el paciente las proyecta. Éste produce, a menudo a invitación del terapeuta director, un eco en forma de monólogo, de cada papel representado por un ego auxiliar. Así es como, paso a paso, actúa o construye su papel. La rutina habitual de la hipnosis, la intimación de órdenes verbales sencillas, en el hipnodrama se transforma en un psicodrama. Cuando Freud se separó de Breuer, abandonó con ello un elemento de gran eficacia, el componente hipnótico mesmeriano. Freud dio un paso consecuente, de acuerdo con su filosofía psicoanalítica. Justamente porque el elemento hipnótico-mesmeriano es un elemento dramático, no puede ser convertido en una parte del psicoanálisis.
Ambos métodos se contradicen: el hipnotizador intenta que el paciente se vuelva inconsciente de sí, el psicoanalista en cambio intenta hacer conscientes las vivencias inconscientes. La relación de la hipnosis con el psicoanálisis se asemeja a la del juego con el psicoanálisis. Productividad lúdica y psicoanálisis tampoco se compadecen, son formas opuestas de productividad. El niño se enardece con el juego en una forma intuitiva, artificial, mágica, mientras el analista piensa y desmenuza. Con el advenimiento del psicoanálisis la hipnosis mesmeriana apareció como algo caduco, como una especie de magia, y con razón. Con la entrada del psicodrama en el ruedo de las psicoterapias médicas, en cambio, se ha operado de nuevo un cambio, como lo prueba la literatura de los últimos años.
La modernización de la hipnosis se ha llevado a cabo en dos direcciones:
1) Se analiza el material sacado a luz, una vez pasado el trance hipnótico. Pero la hipnosis, que reduce y limita conscientemente la actividad del paciente, y la iluminación psicoanalítica, que permite al paciente captar sus conflictos inconscientes, se contradicen mutuamente.
2) Se combina la hipnosis con métodos psicodramáticos, es decir, acción con acción. Estas dos direcciones -hipnosis más psicoanálisis por una parte e hipnosis más psicodrama por otra están en pleno desarrollo, la una bajo la denominación de hipnoanálisis, la otra con el nombre de hipnodrama. Pero cuando se observa a los modernos hipnoanalistas en su proceder práctico, se ve claramente que el elemento psicodramático se ha convertido en una parte indisoluble de su actuación.
Cuando interpretan, utilizan frecuentemente los conceptos psicoanalíticos, pero tienen carácter psicodramático. En Mesmer a menudo el grupo era una parte de la sesión. Pero el psicoanálisis arrojó al grupo fuera del acontecer terapéutico e hizo a la psicoterapia enteramente individualista. Sin duda alguna esto fue un progreso terapéutico al final del siglo XIX y el método individual nunca será enteramente abandonado. Más con el advenimiento del psicodrama, ha vuelto el grupo a la terapia y ha recobrado un puesto de honor. Y pienso no sólo en el método de grupo cerrado, sino en el método “abierto” de grupo, sobre todo, tal como se emplea en las sesiones psicodramáticas.
e) El socio drama y la interpretación de papeles.
El verdadero sujeto del socio drama es el grupo y no los distintos individuos. El socio drama trata las relaciones de grupo y las ideologías colectivas, por ejemplo, los conflictos entre grupos étnico s y políticos. Las sesiones psicodramáticas, especialmente en su forma sociodramática, ofrecen la posibilidad de descubrir y describir papeles y tipos que tienen una significación colectiva para los participantes de las sesiones terapéuticas. Durante la segunda Guerra Mundial, por ejemplo, fue importante disponer en los hospitales norteamericanos que utilizaban el psicodrama de egos auxiliares capaces de desempeñar los papeles de madre y de amante. No se trataba de la madre o la amante privadas de un soldado, sino de las correspondientes imágenes ideales colectivas. Mediante la interpretación de papeles se estudia la capacidad de un individuo para representar determinados papeles, como el del empresario o el del obrero no especializado en la industria.
f) El etnodrama,
es una síntesis del psicodrama y del estudio de problemas “étnicos”, de conflictos entre grupos de población como negros y blancos, árabes y judíos, hindús y mahometanos.
g) El axiodrama,
es la síntesis del psicodrama con la ciencia de los valores (axiología); dramatiza las aspiraciones morales de la psique tanto individual como colectiva, justicia, verdad, belleza, gracia, compasión, perfección, eternidad y paz.
h) El psicodrama diagnóstico. Hay dos formas principales:
1) La investigación de síndromes grupales de los que participa el grupo como un todo.
2) estudio de la situación diagnóstica de un individuo o de una diada o triada mediante métodos psicodramáticos.
i) El psicodrama didáctico o pedagógico
j) Psicodanza, es la unión de la danza con el psicodrama y su ampliación.
Como en la preparación de un psicodrama, también aquí los miembros del grupo hacen varias proposiciones. Al fin se acepta una idea que adopta la forma de una danza. “Por lo regular se reacciona con diversos movimientos a los distintos sonidos. El ruido de bloques de madera incita a saltar, a golpear el suelo con los pies y a todo tipo de movimientos en staccato, mientras el sonido del gong invita a movimientos lentos y solemnes, a vueltas y balanceos.” Los pacientes se toman de la mano y giran en círculo. Siguen a un bailarín “estrella”, que ha reunido en el sociograma el mayor número de preferencias.
k) Psicomúsica.
Se practican tres formas de psicomúsica improvisada:
1) La forma orgánica -se eliminan los instrumentos- el cuerpo individual o en grupo es el único órgano productor de música, canto, exclamaciones, gestos y movimientos.
2) Se utilizan instrumentos de percusión primitivos (gong, tambor, bloques de madera, carracas) para los que el grupo de pacientes es enormemente sensible. “Proporcionan rápidamente un sentimiento de solidaridad y estimulan la participación activa del grupo.”
3) Improvisación de grupo con la ayuda de instrumentos modernos.
Objetivo Del Psicodrama.
La meta final ideal de la psicoterapia psicoanalítica es el análisis total. Aspira a proporcionar al paciente una visión analítica de sí más profunda de lo que el curso de la vida provocaría espontáneamente en él. El objetivo de la terapia psicodramática es, en cambio, la producción total de vida. Pretende equipar al paciente con más realidad de la que la lucha por la vida le ha permitido hasta entonces. Su meta es una realidad plenamente válida. Esta riqueza de viva experiencia vital ayuda al paciente a ampliar constantemente el control y el dominio de sí y del mundo mediante vivencias y no sólo mediante el análisis.
Descripción de los Métodos Psicodramáticos.
El psicodrama heredó (entre 1.918 Y 1.923) del teatro de la improvisación cuatro reglas fundamentales:
• 1) El criterio para la continuación y el análisis del tratamiento lo dan la totalidad de la producción en una sesión; los acontecimientos, actividades y diálogos, hayan tenido lugar en el grupo o en el escenario. La producción en el presente es la instancia decisiva. Todo el pasado se expresa en alguna forma en la producción actual. Es natural y por decirlo así inevitable buscar en el presente las fuentes e incentivos para un drama espontáneo, dado que es una creación inmediata. No existe manuscrito previo redactado por un autor ni tampoco la historia clínica de una persona. El proceso entero fue forzosamente experimental y pionero en el desarrollo de una terapia profunda expresamente activa.
• 2) La producción psicodramática se dirige al presente (sub specie praesentis) y no al pasado.
• 3) La regla de la libre asociación es sustituida por la regla de la actuación libre, en la que está incluida la asociación de palabras.
• 4) El espacio bidimensional del diván psicoanalítico es sustituido por un espacio tridimensional. Cualquier local puede ser empleado; un cuarto, una calle, un jardín o un edificio construido para este fin especial, como el escenario terapéutico, en que las vivencias interiores se representan y concretizan.
Cada una de estas reglas representaba alrededor de 1920 un pecado mortal, especialmente:
a) el principio del aquí y ahora, hic et nunc.
b) el principio de la producción y no del análisis como instancia suprema.
Pero en las últimas décadas todas estas reglas han sido reconocidas por muchas escuelas terapéuticas, entre ellas representantes destacados del psicoanálisis.
Métodos.
Muchos de los métodos psicodramáticos, por extraños y fantásticos que puedan parecer, pueden encontrarse en los usos y costumbres de viejas culturas. Se mencionan en las fábulas y cuentos de hadas de la literatura universal. Así por ejemplo, el método del espejo está descrito ya en el Hamlet de Shakespeare, el método del doble en la novela de Dostoyevsky (El doble), el método del sueño en la obra de Calderón (La vida es sueño), el cambio de papeles en los diálogos socráticos. Yo no he hecho más que descubrirlos de nuevo y adaptarlos a objetivos psicoterapéuticos. Pero sus verdaderos inventores no son ni los poetas ni los terapeutas, sino los enfermos mentales de todos los tiempos.
1) Métodos de auto-representación: el paciente se representa a sí mismo o a su padre, su madre, su hermana, su pastor, su patrono o su amada.
2) Métodos de la realización de sí mismo: el protagonista actúa su propia vida con el apoyo de algunos terapeutas auxiliares.
3) Métodos de monólogo: es un monólogo del protagonista, una “interrupción” de la actividad normal; el protagonista sale de escena y relata libremente lo que piensa.
4) Monólogo terapéutico: es la reproducción de pensamientos y sentimientos secretos mediante diálogos y acciones aparte, que corren paralelos a las escenas y pensamientos de la acción principal. El protagonista permanece en escena. Son las reacciones personales del paciente a su papel principal y revelan en ocasiones sus tendencias enfermizas.
5) Método del doble: se emplea para penetrar en la problemática íntima del paciente mediante un ego auxiliar. El ego auxiliar proporciona al paciente algo así como un segundo Yo, actúa como si fuera la misma persona e imita al paciente en cada uno de sus gestos y movimientos. El ego auxiliar” duplica” al paciente y le ayuda a sentirse a sí mismo, a ver y estimar por sí mismo sus propios problemas.
6) Psicodrama y alucinaciones: el paciente transforma sus alucinaciones en encarnaciones concretas o bien son encarnadas las alucinaciones del paciente por un terapeuta auxiliar.
7) Método de dobles múltiples: El paciente está en escena con varios dobles de su Yo. Cada uno de ellos encarna una parte de su personalidad total: un ego auxiliar representa la personalidad actual del paciente, otro lo representa como niño pequeño y otro como viejo, tal como se lo figura el paciente. Los dobles aparecen bien simultáneamente, bien uno tras otro, esto es, uno continúa cuando el otro ha terminado. Con la ayuda de dos o más dobles se pueden representar en escena vivencias ambivalentes del paciente.
8) Método del espejo: Se emplea cuando el paciente es incapaz de representarse a sí mismo con palabras o acciones. Un ego auxiliar se sitúa en el lugar del espacio psicodramático reservado a la representación y el paciente ola paciente se colocan en la parte reservada al grupo. El ego auxiliar empieza a representar al paciente. Imita el modo y manera de comportarse del paciente y le muestra, como en un espejo, cómo lo ven los otros.
9) El método del cambio de papeles: En este método el paciente adopta el papel de su antagonista. Las deformaciones del alma del otro se sacan así a la luz y pueden ser estudiadas y mejoradas en el curso de la acción. En el cambio de papeles entre dos personas A y B, es importante el proceso dinámico. Cuando, por ejemplo, un hijo representa el papel de su padre y el padre el papel del hijo, y en esta interpretación el hijo protesta contra la autoridad del padre, aquél se ve forzado a reproducir el papel del padre autoritario.
El objetivo es obtener una representación lo más sincera e intensa del padre por parte del hijo. En el alma del hijo, junto a su propio papel subsiste su relación con el padre, que en más de un sentido puede ser lo opuesto a lo que él representa en escena. En el curso de la representación dramática el hijo ha de unir en su propia persona a su padre consigo mismo. Ahora ve al padre no sólo con sus propios ojos sino con los del padre. La vivencia interna simultánea de dos papeles opuestos tiene un gran valor terapéutico.
Le ayuda al hijo a comprender mejor a su padre, aun cuando no comparta sus opiniones. El padre por su parte
desempeña el papel de su hijo, sin dejar de vivir su propio papel, lo que hace posible, igualmente, la vivencia análoga de una mejor comprensión. El hijo proyecta al padre en sí mismo y recíprocamente el padre proyecta al hijo en sí mismo y así se ven ambos no sólo con los propios ojos sino con los ojos del otro.
10) Método de la proyección hacia el futuro: En este método el paciente muestra cómo se imagina su propio futuro. Todo hombre siente el impulso a imaginarse oscuramente y a través de fantasías y sentimientos, esperanzas y deseos, un futuro especial. Estas fantasías referentes al futuro se dan con máxima fuerza en la juventud. Cuanto más viejo se vuelve el hombre, tanto más débiles se hacen sus proyecciones respecto al futuro: tiene un largo pasado, pero no un futuro. En la representación psicodramática del futuro se exige del paciente que represente no sólo sus deseos, sino sus planes realizables. Especialmente importante es hacerle valorar qué es lo que realmente podrá ocurrir en su futuro; por decirlo así, hacer de él su propio profeta. Es algo así como “sentirse dentro (Eínfühlung) del tiempo y del futuro”. Él determina en escena tanto el lugar como las personas con las que quisiera vivir.
11) Método de los sueños: En lugar de relatar el sueño, el paciente lo representa. Se acuesta en la cama y se aproxima cada vez más a la condición del durmiente. Cuando se siente capaz de reconstruir el sueño, se levanta de la cama, representa el sueño en acción, utilizando para ello varios egos auxiliares, que desempeñan los papeles de los caracteres u objetos del sueño. Este método se utiliza simultáneamente para reeducar al paciente y cuando es posible, para modificar los sueños surgidos de deformaciones tanto individuales como colectivas.
El paciente aprende, mediante la repetición y la incesante corrección de sus sueños, a “entrenar”, por decido así, su vida inconsciente” y a sustituir los sueños angustiosos por otros creadores. Tuvimos un paciente, por ejemplo, que tenía sueños terribles a intervalos regulares. Veía a su madre descender las escaleras y caer
muerta al suelo. Nos aseguró que durante el sueño experimentaba conatos por realizar diversas versiones, pero el sueño terminaba siempre en igual forma. Durante el sueño psicodramático fue entonces instruido para que modificara el curso del sueño. Él mismo propuso las modificaciones. En la nueva versión su madre bajaba las escaleras, pero él saltaba a su encuentro, le daba la mano y la conducía hasta el suelo. Así el sueño acababa en un final armonioso. Después de múltiples repeticiones de la representación psicodramática corregida desapareció el sueño de la madre muerta y fue sustituido por una nueva construcción más feliz o tuvo ambas versiones a la vez. Tal es la contribución del psicodrama a la terapia onírica. Otras especies de oniroterapia se limitan, como es sabido, al análisis e interpretación de los sueños.
12) Métodos de realización simbólica: En este método el protagonista convierte en acción los procesos simbólicos, por ejemplo, utilizando el monólogo, los métodos del doble o del espejo o el cambio de papeles.
13) Método de los mundos auxiliares: El mundo entero del paciente se construye en torno a él, in situ, con la ayuda de egos auxiliares. Este método no es compatible con un espacio cerrado. Tiene que desplegarse en plena realidad. Así un paciente tenía el delirio de ser Cristo renacido. Con su ayuda se creó una comunidad religiosa. Los miembros de la comunidad eran psiquiatras, enfermeros y amigos, que vivían todos con él en una finca y compartían todas las funciones de la vida diaria. Los miembros adoptaron todos los papeles correspondientes a su fantástico mundo religioso. Representaron a los apóstoles y evangelistas Pedro, Mateo, Marcos y le ayudaron a activar psicodramáticamennte su delirio religioso.
14) Terapia a distancia: El paciente es tratado en su ausencia, habitualmente sin que él lo sepa. Lo representa un ego auxiliar que está en contacto diario con él y que es el mediador entre el paciente real y el terapeuta director. Este ego auxiliar representa en escena todos los sucesos más importantes que ha vivido el paciente. Se integra en el tratamiento a otros miembros de su entorno, como los padres del paciente. Una muchacha de 13 años que tenía frecuentes accesos de cólera, había desarrollado un odio profundo contra los médicos y psiquiatras. Hubiera sido imposible traer a la muchacha a nuestra clínica. Una joven enfermera formada en psicodrama fue empleada por los padres y vivió con la hija en la misma casa. La enfermera tenía por misión volver tres veces por semana a la clínica y representarnos las situaciones críticas en que la niña tenía sus accesos de rabia, como cuando se levantaba de mañana; en el baño; con los padres; etcétera. La enfermera representaba también su propio papel frente a la enferma y así se la pudo enseñar cómo debería comportarse ante un acceso de rabia o una situación semejante, una vez que regresara con la familia.
15) Métodos de “calentamiento”: Se emplean para espolear al cuerpo a que actúe espontáneamente. Hay diversos métodos para preparar al cuerpo en vistas de una actividad deportiva como correr, saltar, boxear, etcétera. La estimulación del cuerpo tiene especial valor terapéutico en el tratamiento de tics y otras enfermedades psicomotoras; un paciente, por ejemplo, se quejaba de un tic en la mitad derecha de la cara, que le sobrevenía cuando tenía una discusión con su padre. Se consiguió que el tic desapareciera durante la representación psicodramática de estas escenas. Otra forma de enardecimiento se utiliza para preparar al público a una sesión de psicodrama o para superar las resistencias del público. En ocasiones un grupo viene a una sesión en una actitud negativa. Más frecuentemente el grupo está lleno de esperanzas exageradas respecto de la sesión prevista. En ambos casos el terapeuta tiene que provocar una modificación de la actitud.
16) Método de la improvisación espontánea: El protagonista interpreta papeles con los que no está identificado, por ejemplo, el de un párroco o un chofer, e intenta reprimir su carácter personal y mantenerse tan lejos como le sea posible del papel representado.
17) Método de la comunidad terapéutica. Se le puede definir como una comunidad en que las diferencias entre los individuos y grupos son resueltas mediante la ley de la terapia y no mediante la ley de un tribunal. Cuando, por ejemplo, un miembro del grupo roba dinero a otro miembro del mismo grupo, no se le lleva ante el juez, sino ante el grupo, donde se representa y resuelve el acto ilegal con ayuda de los otros miembros (psicodrama “forense”).
Modificaciones de los Métodos Psicodramáticos .
“Espontaneidad” y “autorrealización” pertenecen a una clase de conceptos que teóricamente no pueden ser concebidos en su plenitud si no han atravesado antes por el proceso de la concreción. Un Cristo teórico es un buen comienzo, pero sólo el Cristo realizado da al concepto su pleno sentido. Así sucede con el psicodrama. La existencia y el encuentro deben ser realizados por el paciente, han de ser vividos y experimentados por él para lograr su sentido teórico. Es esencial a todos los conceptos existenciales el que desemboquen en la “vida”, que la palabra se convierta en existencia (Da-Sein) y acción (Da-tat). La “autorrealización” da un paso más allá del “autoconocimiento”. La confusión proviene de las formas de comunicación más usadas en nuestra cultura, que consisten en palabras y escritos y no en “ser aquí y ahora”, ni en “acciones” y “actuaciones”. El “concepto” puede muy bien bastar en esferas abstractas, pero en las ciencias existenciales la palabra ha de ser profundizada e intensificada mediante el ser y la acción.
La contribución de Bergson en este terreno fue la de reintroducir como principio, en la filosofía, el concepto de espontaneidad. Pero hay un gran salto de la idea intelectual de la espontaneidad bergsoniana a la espontaneidad “existencial” de un Cristo o de un protagonista psicodramático. De manera análoga se ha exagerado la significación de George Mead. Su gran contribución fue el análisis de la “estructura cognoscitiva del yo”, el concepto sociológico del papel. Esta contribución ha posibilitado una comprensión más profunda de los procesos sociales, pero por sí misma no hubiera conducido nunca a la interpretación experimental de papeles ni al psicodrama.
Fue la teoría dinámica de los papeles, que se originó en Viena con mi experimento, la que desarrolló la moderna interpretación de papeles y sus aplicaciones. La evolución posterior de esta teoría de los papeles, tanto por lo que respecta al entrenamiento como a la teoría, no fue sino una consecuencia lógica. Pero Mead era justamente un filósofo social y no un hombre dedicado a la praxis. De la teoría de una idea a la idea de su práctica hay un gran trecho.
Es históricamente interesante que para mi teoría de los papeles haya yo partido del teatro y haya comenzado mis investigaciones al parecer antes (1911-24) que George Mead. Lo que es indudable es que Mead y yo hemos trabajado independientemente el uno del otro. Él era profesor de filosofía en Chicago, en los Estados Unidos, cuando yo estudiaba medicina en Viena. La evolución de nuestras ideas ha marchado en direcciones diametralmente opuestas. El método de trabajo de Mead fue cada vez más el de la observación, el mío era el del experimento.
En otra esfera, la religiosa, Martin Buber ha intentado incorporar en su pensamiento mi concepción central del encuentro, del tema “Yo y Tú”. También aquí, en el plano religioso, se pone de manifiesto la misma diferencia en el concepto de la autorrealización. Buber, el autor, no habla desde su propio “Yo” con un “Tú”, el lector. El Yo de Buber no sale del libro para ir al encuentro de ese “Tú”. Buber y el encuentro se quedan dentro del libro. Éste es abstracto y está escrito en tercera persona. Es una abstracción de lo vivo y no lo vivo mismo. La obra de Buber es una intelectualización de lo que no tiene sentido sino como “existencia”. La verdadera descendencia de Baalschem es un nuevo Baallschem y no otra cosa.
La diferente interpretación de los conceptos del “Yo” y “Tú” se hacen comprensibles si se tiene presente que Buber es un filósofo de la religión y un historiador. Él no ha transferido esta sabiduría encarnada en Baalschem a su propia situación personal como autor.
Era un poeta de Baalschem y su intérprete filosófico, pero no alguien que tuviese ante la vista la “descendencia” de Baalschem. Buber se ha quedado preso en lo estético. Ha intentado hablar “no sólo” a los intelectuales, “sino también” a los Chassidim. Pero no se puede servir a dos dioses. Nuestros modernos psicodramaturgos están más cerca de Baalschem que su traductor literario Martin Buber.
Kirkegaard, en cambio, reconoció la dificultad de lo estético. Él quiso realizar un Yo existencial, profético, pero se quedó encerrado en su yo, en la auto reflexión. No le fue dado crecer hasta rebasar sus propias fronteras para alcanzar al “Tú” ni convertirse así, en el encuentro, en un terapeuta salvador.
Filosofía Terapéutica.
Hay que distinguir los métodos psicodramáticos de la filosofía terapéutica en la que estos métodos se fundan. Mientras los métodos han sido reconocidos en todo el mundo, mi filosofía terapéutica sigue siendo discutida. Es una evolución natural. Los métodos psicodramáticos son utilizados no sólo por los psicodramaturgos, sino también por psicoanalistas de diferentes escuelas, por representantes de la psicología individual, por sociólogos, antropólogos, consejeros industriales y religiosos, etcétera. El tiempo y la investigación ulterior mostrarán si mis métodos pueden ser aplicados en forma eficaz sin aceptar mis fundamentos teóricos.
J.L. Moreno.
Psicoterapia de Grupo y Psicodrama.
Fondo de Cultura Económica.
(Biblioteca de Psicología y Psicoanálisis)
1.966. (1.959)