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Estrategias y estilos de afrontamiento

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Estrés.
Estrategias y Estilos de Afrontamiento.
Tipos de Reacción al Estrés.

El afrontamiento es la respuesta adaptativa al estrés, Lazarus y Folkman (1986) lo formulan como “esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes, para manejar las demandas específicas externas o internas, apreciadas como excedentes o que desbordan los recursos del individuo”. No siempre se atiende la demanda, o se resuelve la amenaza, se reduce hasta donde se pueda, se negocia en la realidad subjetiva y objetiva. El afrontamiento entraña la adquisición de un cierto dominio de la situación que varía mucho; desde el dominio de la misma, hasta un somero intento de control de las emociones que perturban, “el afrontamiento es siempre, en alguna medida, extraer recursos de la falta de recursos, o sea, sacar fuerzas de flaqueza” (A. Fierro 1.993).
Hay dos funciones principales, una focalizada en el problema y otra en la emoción. La primera pretende actuar sobre el ambiente o sobre la persona, la focalizada en la emoción pretende cambiar el modo en que se contemplan o se interpreta, ambas pueden actuar mutuamente o interferirse. El afrontamiento depende de la evaluación de que pueda hacer algo para cambiar la situación o no, si la valoración dice que no puede hacerse nada entonces predomina el afrontamiento focalizado en la emoción, cuando la persona está menos afectada sentimentalmente por el problema entonces el afrontamiento puede resultar más efectivo.
Estrategias de afrontamiento centradas en el problema: la persona se centra en hacer frente a la situación, buscando soluciones al problema que ha provocado la disonancia cognitiva, la tensión o desarmonización interna, hay una búsqueda de solución, intentando volver al equilibrio roto por la presencia de la situación estresante, son las estrategias de confrontación, búsqueda de apoyo social y búsqueda de soluciones.
Estrategias de afrontamiento centradas en la emoción, cuando la persona busca regular las consecuencias emocionales activadas por la presencia de la situación estresante. Las estrategias son el autocontrol, el distanciamiento, la revaluación positiva, la autoinculpación y el escape / evitación. Se han documentado diferentes estilos de afrontamiento a lo largo del tiempo: lucha / huida, activo / pasivo, aproximación / evitación, conservación / retraimiento.
Mecanismos de defensa en la teoría psicoanalítica, donde el Yo conjuga con las exigencias de la realidad, del Ello y del Superyo, pero que cuando se produce estrés el Yo debe defenderse a sí mismo, esto lo hace bloqueando inconscientemente los impulsos o distorsionándolos, logrando que sean más aceptables y menos amenazantes.
Para Byrne (1964), el afrontamiento al estrés queda recogido en algún punto de la polaridad represión / sensibilización, la represión tiende a la negación y evitación, donde hay una experimentación de baja ansiedad y elevadas respuestas fisiológicas y los sensibilizadores son más vigilantes y expansivos, y con un mayor grado de ansiedad.
Esta forma de interpretar el afrontamiento, (Moos 1986), es una categorización del mismo según dos dimensiones diferentes: Método de actuación (aproximación evitación), y la focalización de la respuesta (tarea-emoción), tanto cognitivo como conductual, lo que nos da un cuadro con ocho posibilidades de afrontamiento.
El afrontamiento de aproximación se focaliza en el problema y refleja los esfuerzos cognitivos y conductuales para manejar o resolver los estresantes vitales. En cambio, el afrontamiento por evitación tiende a estar centrado en una emoción; refleja intentos cognitivos y conductuales para evitar pensar en un estresante y sus implicaciones, o para manejar el afecto asociado al mismo.
Stone y Neale (1984) cifraron también en ocho las categorías de afrontamiento: distracción, redefinición de la situación, acción directa, catarsis, aceptación, soporte social, relajación y religiosidad. Con respecto al estresante, diferentes autores (Holmes y Rahe (1967) Dohrenwend, (1978), (Mikulic, I. M., 1998), han demostrado que las respuestas de afrontamiento varían en relación a la severidad de los factores estresantes, a mayor cantidad de sucesos vitales, (life events), negativos y estresantes crónicos, menor uso de la respuesta de afrontamiento de resolución de problemas y más uso de la respuesta de evitación de descarga emocional.
En las respuestas de afrontamiento influyen tanto la severidad del estresante como la evaluación realizada. Los factores estresantes movilizan más respuestas de ambos tipos y cuando persisten y se cronifican se aumentan las respuestas de evitación en detrimento de las de aproximación, especialmente las de resolución de problemas.
Contemplando el afrontamiento como un proceso tomemos en cuenta los siguientes principios:
• -El afrontamiento debe separarse de sus resultados, no hay procesos generales buenos o malos, son adaptativos o faltos de funcionalidad.
• -El afrontamiento es relacional y depende del contexto, es una orientación contextual más que estable.
• -Unas estrategias son más consistentes que otras.
Volviendo a tomar como base a Lazarus y Folkman (1984, cap. 11), en su análisis de una intervención terapéutica para favorecer la conducta de afrontamiento, se pueden enunciar una serie de principios:
1) Los sentimientos modelan los pensamientos y contribuyen a determinar los actos.
2) Los pensamientos modelan los actos y los sentimientos.
3) Los actos determinan el pensamiento y los sentimientos.
4) El entorno contribuye a determinar pensamientos, actos y sentimientos.
Los actos, las acciones, la conducta operante, va hacia al entorno, al contexto, y opera en él, para modificarlo en algo. Pensamientos y sentimientos, por sí solos no inciden en el entorno, pero las acciones sí: las acciones dejan huellas, secuelas en la realidad exterior, contribuyen a modelarla.
Cuando la experiencia de estrés conduce a una acción de afrontamiento, esta ejerce algún cambio en la realidad, adaptativo o no, un cambio que, a su vez, repercutirá sobre la persona en forma de una nueva experiencia, que tendrá su alimentación en la propia experiencia subjetiva de la persona y en el contexto, así podemos decir que las experiencias de una persona, y en consecuencia los mecanismos de afrontamiento, no sólo dependen de sus propios comportamientos, su origen es contextual y también depende en gran medida de factores ajenos a su propia conducta.
Partiendo de los trabajos de E. García Fdez. Abascal los componentes implicados en la estrategia de afrontamiento son:
La responsabilidad, determina quién o qué, (uno mismo, otra persona), es el responsable directo de la respuesta, y por lo tanto quién o qué podría ser objeto del esfuerzo para enfrentarse a la situación, es la definición de la capacidad de respuesta ante el estresante.
El potencial de afrontamiento enfocado al problema, o capacidad de enfrentarse al problema, implica evaluaciones acerca de la habilidad de la persona para actuar directamente sobre la situación o el llegar a un acuerdo con los deseos de la persona.
El potencial de afrontamiento enfocado a la emoción se refiere a las perspectivas psicológicas percibidas de ajustarse a la situación modificando la interpretación de la misma en caso de que resulte una emocionalidad perturbadora, o las propias creencias.
Las expectativas futuras, posibilidades de realizar cambios, en la situación actual o psicológica, que podrían hacer que la situación pareciese más o menos congruente motivacionalmente. Es un estilo de afrontamiento dirigido a modificar la evaluación inicial de la situación, es decir, la reevaluación del problema.
El método, utilizado en el afrontamiento que puede ser activo, aquel que moviliza esfuerzos para los distintos tipos de solución de la situación. Estilo de afrontamiento pasivo, el que se basa en no hacer nada directamente sobre la situación, sino simplemente esperar a que cambien las condiciones, y el de evitación, basado en intentar evitar o huir de la situación y de sus consecuencias.
La activación movilizada en el afrontamiento, que puede ser, cognitiva donde los principales esfuerzos son cognitivos, o conductual, donde los principales esfuerzos están formados por un comportamiento manifiesto.
El uso de estrategias de afrontamiento conlleva un desgaste, aunque se tenga éxito en eliminar el estresante, ocasiona fatiga, sobregeneralización y efectos secundarios. Al ser un esfuerzo cognitivo y/o conductual, el proceso en sí mismo produce fatiga, ya que las demandas prolongadas de respuestas de afrontamiento agotan la capacidad psíquica y limitan los recursos de la persona.
Por otra parte, cuando una estrategia de afrontamiento es utilizada con éxito se persiste en su uso en nuevas situaciones aunque no pueda resultar la estrategia apropiada. Es la tendencia a sobregeneralizar, estrategias usadas anteriormente con éxito pueden resultar una mala estrategia con el problema a afrontar. De forma inversa si una estrategia fracasa tendemos a no usarla aunque pueda ser la más adecuada en un momento dado, pudiendo llegar a situaciones de indefensión y reducir nuestras capacidades de afrontamiento.
Esta valoración es una valoración de recursos, que corresponde con la apreciación del repertorio de conocimientos o habilidades necesarias para hacer frente a la situación estresante. El resultado puede ser que la persona tenga estrategias eficaces para evitar el daño, en cuyo caso se movilizará la siguiente parte del proceso, movilización de las propias respuestas, o bien, que no posea estrategias eficaces, lo que movilizará la respuesta de estrés y agotará el proceso cognitivo- afectivo. En cualquier caso se procederá a un proceso de replanteamiento de la primera valoración a la luz de los recursos de afrontamiento propios.

Estilos De Afrontamiento Utilizados Frente Al Estrés.

Reestructuración cognitiva.
Las personas con un pobre pensamiento constructivo están más expuestas a una mayor sintomatología física y emocional en el afrontamiento de los estresantes de la vida diaria. En la terapéutica del estrés diario se hace necesaria una reevaluación positiva, estrategias activas enfocadas a crear un nuevo significado de la situación del problema, intentando sacar todo lo positivo que tenga la situación, y creando esquemas nuevos para nuevas formas de afrontar los estímulos.
Estructuración. Resolución del problema.
Planificación, movilización de estrategias para alterar la situación, implicando una aproximación analítica y racional del problema, en la segunda valoración del proceso del estrés hay una reinterpretación positiva, que trae la adecuada interpretación de la capacidad propia para afrontar el problema y elegir una respuesta adecuada, es resolver el problema, en la decisión de una acción directa y racional para solucionarlo.
Reducción de la tensión.
Supresión de actividades distractoras, esfuerzo en paralizar todo tipo de actividades, para centrarse en la búsqueda de información y así valorar el problema. Refrenar el afrontamiento, aplazamiento de todo tipo de afrontamiento, hasta que no se produzca una mejor y mayor información sobre el problema. La hipertensión arterial es un importante factor de riesgo para la aparición de las enfermedades cardiovasculares. Estas enfermedades son la primera causa de mortalidad en el mundo. A pesar de que existen discrepancias en relación con el fenómeno de hipertensión, parece haber un acuerdo generalizado respecto a la multi causalidad de la misma. Dentro de estas causas están las relacionadas con el estrés, las cuales pueden provocar un estado de hipertensión arterial crónico (Fernández-Abascal, 1993).
Búsqueda de apoyo social.
Apoyo social, emocional y al problema, tendencia a realizar acciones encaminadas a buscar en los demás la información y el consejo sobre cómo resolver el problema y/o apoyo y comprensión para la situación emocional causada por el problema. El soporte social permite manejar el estrés proveniente del ambiente psicológico y social y afrontarlo de manera satisfactoria. La habilidad de confiar en otros o el confrontar conscientemente estos sentimientos y percepciones puede eliminar el pensamiento obsesivo o la preocupación constante (Taylor, 1991). Existe gran cantidad de información que confirma que las relaciones sociales disminuyen directamente los síntomas psicológicos y amortigua el impacto físico y psicológico de los eventos negativos y las tensiones crónicas.
Vida sana y ordenada.
El ser humano como una visión holística comprende un todo indisoluble, la salud física en consecuencia está asociada a la salud emocional y mental. Una persona cansada, enferma o débil tiene menos energía para aportar al proceso de afrontamiento, tanto de la vida diaria como de los sucesos de vida, que otra persona saludable y robusta. La salud, es importante cuando hay que resistir problemas y situaciones estresantes que exigen cierta cantidad de energía (Lazarus y Folkman, 1.986).
Desarrollo personal.
Facultad de afrontar sobre la consideración del problema con una manera de auto estímulo, y de positivo aprendizaje de la situación, centrándose sobre todo en el desarrollo personal. Es el factor de fortaleza personal que esta positivamente asociado al bienestar y al ajuste (Florian, y Taubman: 1995), porque no solo modera el desarrollo de una enfermedad física, sino también la aparición de otras perturbaciones emocionales o desequilibrios psicológicos (Shepperd y Kashni, 1991). La fortaleza personal es un recurso de resistencia ante el estrés y un mecanismo psicológico por medio del cual se pueden aliviar los deterioros ocasionados por periodos de vida estresante (Florian, y Taubman: 1995).
Como desarrollo personal incluimos también el sentido de coherencia, que queda asociado a un afrontamiento efectivo y a una disminución del estrés, y que conlleva pocas conductas de daño a la salud y una mejora del ajuste físico y social Antonovski (1988). La coherencia parece ser el mejor recurso para evitar los eventos estresantes ya que, permite moderar los efectos negativos del malestar psicológico (Anson, Carmel, y más 1993). El afrontamiento coherente tiene una menor probabilidad de experimentar emociones negativas.
Catarsis / Desahogo.
El hecho de expresar los propios sentimientos y estados emocionales intensos puede ser eficaz para afrontar situaciones difíciles. El poder hablar y comunicar sus preocupaciones aporta a poyo a la persona y tiene el efecto de reducir la probabilidad de que se produzcan rumiaciones obsesivas con el paso del tiempo, como de que aparezca un incremento en la actividad fisiológica (Penneba- y Susman, 1988). Hablar con otras personas, un grado de comprensión, puede ser el vehículo de una vivencia de aceptación profunda y liberadora, el “sentirse entendido” puede favorecer el afrontamiento de muchas maneras (se recibe información, apoyo afectivo, y el contacto en el habla ayuda a la persona a pensar mejor sobre lo que le preocupa, y a expresar sus emociones para comunicarlas efecto y afectivamente.
Optimismo disposicional.
Expectativa generalizada de que los resultados serán positivos. Hay un universo de información que relación el optimismo con una menor problemática de enfermedad, cáncer o cirugía cardíaca (Scheier y Carver, 1992), suelen ser en general menos ansiosas, y tienen menos depresión y sintomatología física (Zeidner y Hammer, 1992), emplean más estrategias de afrontamiento paliativas y menos estrategias de negación, con lo que evitan con satisfacción los eventos adversos (Taylor, 1991), asimismo Taylor y Brown (1988) sugieren que un optimismo real acerca del futuro es generalmente adaptativo en salud mental.
El optimismo incluye un autoconcepto de valía personal, habilidad de auto-cuidado y de cuidado hacia los demás, creatividad en el logro de las metas y habilidad para afrontar el estrés. Las personas optimistas tienen menor probabilidad de experimentar sentimientos de abandono, desamparo y pasividad, características de respuesta ante situaciones percibidas como inmanejables (Carver y más 1993).
En definitiva, el optimismo puede resultar adaptativo al afrontar una situación amenazante (Taylor, Kemeny, y más 1992). El optimismo posee una definición operativa más amplia que el control y la autoeficacia, ya que incluye las expectativas de control sobre la posibilidad de alcanzar resultados positivos en el futuro, y un componente de eficacia personal (Gillham, y Seligman, 2001). Además esta creencia disposicional puede resultar beneficiosa para la salud, en la medida en que posibilita los procesos de ajuste vital de las personas Scheier y Carver, 1992).
Desesperanza / Pesimismo.
Reacción depresiva. Comprende los elementos correspondientes a sentirse desbordado por la situación, y ser pesimista acerca de los resultados esperados. Cuando la persona considera que ningún modo de afrontamiento va a ser eficaz para controlar una situación negativa. La sensación de incapacidad para revertir la situación, constituye un elemento crucial etiológico de la depresión y otros trastornos emocionales. El modelo de indefensión aprendida de Seligman propone que inevitablemente se desarrollará un estado depresivo, cuando una persona perciba que no dispone de ninguna estrategia, ni ahora ni el futuro, para cambiar una situación aversiva personal. Las personas pesimistas se caracterizan más por el empleo de la negación y el distanciamiento de los factores de estrés, centrándose más en los sentimientos negativos producidos por el estresante (Avía y Vázquez, 1998).
La Sensación de Control.
Una de las variables más importantes que modulan los efectos de un estresante potencial es la sensación de control sobre el mismo. (Seligman, 1983). Hay una amplia investigación realizada al respecto: La percepción de control produce un ajuste psicológico más favorable para la salud física en general, ya que lleva implícita la habilidad para escapar, evitar o modificar el estímulo amenazante (Weber y Celum; 1993). Un sentido de control personal sobre las circunstancias de la vida reduce los síntomas psicológicos de manera directa, y amortigua los efectos psicosociales de los eventos negativos (Thoits, 1995).
Hay evidencia de que el sentimiento de eficacia y la habilidad para ejercer control sobre los eventos estresantes influye menos en el sistema inmune (Taylor, 1991). Numerosos estudios han encontrado que, quienes hacen uso del locus de control interno presentan menos sintomatología que quienes visualizan sus actitudes desde un locus de control externo, este relaciona con mayor facilidad con síntomas de depresión y desorden obsesivo-compulsivo. (Weber y Celum: 1993).
Evitación- Retirada.
Evitar el afrontamiento, no hacer nada en previsión de que cualquier tipo de actuación pueda empeorar la situación o por valorar el problema sin solución. La desventaja de la “evitación” es el deterioro de la función holística. Con la evitación nuestras esferas de acción y nuestra inteligencia se desintegran. Todo contacto ya sea hostil o amistoso, acrecentará nuestras esferas, integrará nuestra personalidad y, por asimilación, contribuirá a nuestras facultades, mientras que no esté cargado de un peligro insuperable, mientras que haya posibilidad de dominarlo.
La evitación biológica de contactos peligrosos con frecuencia es importante para la auto preservación, y también para la preservación de cosas con las que nos identificamos, que están dentro de nuestros límites del ego, y son por ello valiosas para nosotros. Cualquier cosa que amenaza deteriorar el todo o partes de la personalidad es percibido como un peligro, como algo hostil que ha de ser aniquilado, ya sea por medio de la destrucción o de la evasión. Se puede observar una gran variedad de acciones dirigidas a evitar contactos indeseables, siendo los principales la protección y la huida. Dejar una retaguardia de combate mientras se realiza una retirada es una combinación de huida y defensa (Perls Fritz, yo, hambre y agresión)
Estrategias múltiples.
La mayor parte de los estresores conllevan una serie de problemas de naturaleza diferente que requieren estrategias de afrontamiento diferentes. Es muy probable que, en general, un afrontamiento con buenos resultados requiera la capacidad de usar de forma adecuada múltiples estrategias de un modo flexible. Diversas investigaciones nos muestran que las personas que poseen un gran número y una gran variedad de recursos de afrontamiento ante situaciones estresantes experimentan pocas dificultades emocionales (Thoits, 1995).
Capacidad de realismo.
Es una capacidad en lo estructural, en lo concreto, en la realidad que se puede captar con los sentidos, es la capacidad realista de ver las cosas, en consecuencia la estrategia de afrontamiento será adecuada a la realidad de la persona y del momento de vida. Es señal de fuerza interna, fuerza para verse y hacer las cosas, para afrontar situaciones, la fe en uno mismo y a la confianza en el medio.
La polaridad del realismo es “la fantasía” (distorsión de la realidad), fantasía es el bloqueo para ver algo de una forma realista, tal cual es, el yo quedó atrapado en su propia red, y está apoyado en una de las estructuras que lo sustenta, es un mecanismo de amortiguación o exageración de la realidad que lo defiende de ver las cosas concretas. Cuanta más fantasía menor capacidad de hacer cosas, menor fuerza interna.
Búsqueda de sensaciones.
A las personas buscadoras de sensaciones no les importa tomar riesgos. Zuckerman (1974) desarrolló esta interesante variable de personalidad que explica un buen número de conductas, son personas que parecen tener una mayor tolerancia al riesgo y a los factores estresantes que otras personas. En contraposición a esta variable de personalidad, Weinstein (1982) sugiere que el optimismo irreal puede impedir a las personas la percepción del riesgo objetivo de los eventos externos y de esta manera no están preparados para manejarlos. Por ejemplo, las personas que con un falso optimismo evalúan los posibles riesgos para su salud, pueden dejar de lado la práctica de otras conductas apropiadas que permitirían la reducción del riesgo.
Negación.
Significa una ausencia de la aceptación del problema y su evitación por distorsión o desfiguración del mismo en el momento de su valoración. La persona ve el problema pero lo niega, tanto la negación como la evitación tienen efecto negativo en enfermedades hepáticas, cáncer o infarto de miocardio, sea porque conllevan una búsqueda tardía de atención médica (Lazarus y más 1980), o sea porque conllevan una larga duración de estados emocionales negativos que provocan claramente una situación de riesgo para la enfermedad.
La negación como mecanismo defensivo es muy frecuente en la personalidad narcisista, consiste en rechazar ideas perturbadoras negándolas en su propia realidad. Es decir, se desconocen factores emocionales de la propia personalidad que resultan intolerables. Así cuando alguien niega la existencia de un deseo está aceptando implícitamente la existencia del mismo, esta defensa es primitiva y peligrosa (nadie puede desatender la realidad durante mucho tiempo). Este mecanismo usualmente opera junto a otras defensas, aunque puede funcionar en exclusiva.
Agresividad, ira y hostilidad.
Agresividad como forma de afrontamiento, ira como sentimiento, y hostilidad como actitud. Ira-hostilidad como proceso emocional, y la competitividad con ansiedad como factores asociados, actitud ante todo y ante todos y sobre todo ante uno mismo, que enmascara un miedo al fracaso y que es exponente del patrón A de conducta, siendo la agresividad el comportamiento, la voz y el gesto ante el mundo. La marginación social, la falta de apoyo social, sea recibido o percibido, que puede dar la insatisfacción de la no pertenencia a un medio social, el desarraigo. Rencor, resentimiento, exigencia, crítica, dominación, son palabras que de una u otra manera pueden aparecer como conceptos asociados a este proceso emocional, un proceso que agota a quien lo sufre y atemoriza a quien lo padece.
Cuando hablamos de ira-hostilidad hablamos de un gran número de respuestas, de formas y maneras de afrontar y de entender la vida, un modo tan rápido, tenso y agresivo de encarar la vida debe conllevar, a la fuerza, un desgaste para el organismo, un riesgo para la salud. Consecuencias dentro del sistema cardiovascular que pueden ser atribuibles encontramos aterosclerosis, cardiopatía isquémica e hipertensión arterial. Las personas que no manifiestan respuestas agresivas hacia situaciones que provocan cólera o frustración tienden a reportar síntomas de corta duración, mientras que los sujetos que responden agresivamente presentan síntomas de larga duración (Larsen y Kasimatis 1991).
Distorsión.
Es la incapacidad para distinguir poder distinguir lo que le beneficia de lo que le perjudica a la persona, distorsionar es confundir, modificar la esencia del concepto. Es un cambio de cualidad del estresante, confundiendo la esencia/ el valor del mismo, la persona confunde para que le sirve aquello que debe afrontar, puede ser usado desde la propia voluntad, aunque tiende a ser inconsciente. Se puede distorsionar para salvar algo más importante, se usa en este caso el factor de la distorsión para debilitar la capacidad de afrontar la realidad. Es uno de los máximos mecanismos de alerta.
Desconexión Mental.
Uso de pensamientos de distracción para evitar pensar en la situación. Desconexión comportamental que es una evitación de cualquier tipo de solución o respuesta del problema, conlleva el mecanismo de defensa del aislamiento (intelectualización) que consiste en separar la emoción de un recuerdo doloroso, se hace inconsciente el afecto que va unido a la idea, así se consigue neutralizar la idea consciente de su propio contenido afectivo (vergüenza, culpa, dolor moral). Mecanismo característico del trastorno obsesivo compulsivo. Es un mecanismo represivo.
Respuesta Paliativa.
Incluir elementos que buscan la evitación de la situación estresante, es decir, intenta sentirse mejor, fumando, bebiendo o comiendo. El mecanismo defensivo es el desplazamiento. Es la redirección de un impulso hacia otro blanco que lo sustituya. Pensamientos, ideas, deseos y emociones perturbadores son transferidas de la situación original, sea cosa, persona o norma, a otro sustituto más aceptable ya que son considerados tabúes o prohibitivos para la persona, de esa manera se evita la angustia, se presenta frecuentemente en las fobias. La sublimación es una forma de desplazamiento.
Proyección.
La proyección es la tendencia de hacer responsable al ambiente de lo que se origina en el sí mismo (self). El bloqueo de la proyección está unido a la angustia que produce la incapacidad de contener la propia energía. Es la proyección un rasgo de personalidad, una actitud, un sentimiento, una parte del comportamiento que pertenece a la persona sin ser sentida como propia, con lo que así evita apropiarse de su propia realidad. En consecuencia la capacidad de afrontamiento está mediatizada por lo que ve en el otro que no es más que una proyección del sí mismo no reconocida. La paranoia, caracterizada por el desarrollo de un sistema altamente organizado de ilusiones, es el caso extremo de la proyección. El paranoico es una personalidad altamente agresiva que siendo incapaz de soportar la responsabilidad de sus propios deseos y sentimientos se los adjudica a objetos o personas en el ambiente, su convicción de que está siendo perseguido es de hecho la afirmación misma de que quisiera perseguir a otros. En la proyección tratamos el límite entre nosotros y el resto del mundo un poco demasiado a nuestro favor.
Formación Reactiva (creencia en lo opuesto, Anna Freud).
Cuando una persona adopta actitudes concretas, ideas y afectos opuestos a los que tiene. Un deseo es reprimido y se adoptan actitudes contrarias a este deseo, creando una reacción negativa para evitar la angustia que le supone el deseo. Deseos sexuales reprimidos no aceptados que desarrollan actitudes de odio y de hostilidad hacia el propio deseo sexual reaccionando agresivamente. En la formación reactiva va a haber una contradicción a la hora de afrontar el factor estresante, ya que la reacción va a ser contraria a conciencia.
Conformismo, tendencia a la pasividad.
Es una percepción de falta de control personal sobre las consecuencias del problema y la aceptación de las mismas, conlleva un distanciamiento y una supresión cognitiva de los efectos emocionales que el problema genera, es el mecanismo de compensación que consiste en compensar deficiencias y desajustes, tanto reales como imaginarios, mediante el desarrollo de otras actitudes, conductas o áreas de expresividad exageradamente. Realizar mentalmente y de forma imaginaria lo que uno es incapaz de llevar a cabo en su vida real.
Control emocional.
Movilización de recursos enfocados a regular y ocultar los propios sentimientos. Tenemos diversos mecanismos de control emocional; podemos usar estrategias de afrontamiento que cambien la situación que provoca la emoción, y podemos usar otras tácticas que reduzcan la intensidad de esa reacción emocional. Estas estrategias son actividades unas cognitivas y otras conductuales, encaminadas a: Modificar la situación que provoca la emoción, o a reducir la intensidad de la reacción.
Estilo represivo de afrontamiento.
La represión de la experiencia para no afrontar trae un desequilibrio adaptativo, provoca cambios en el sistema inmune, (inmuno depresión), y elimina motivos conductuales, una persona, puede no reconocer cualquier enfermedad, con lo que se evita el malestar que significa el pensar en su salud, pero, ésta persona no seguirá las prescripciones médicas porque no está preocupada por algo que no ha procesado, un diagnóstico que no quiere ver.
Represión: Inhibición de la capacidad para experimentar. Las personas represoras muestran una necesidad interna de negar sentimientos negativos y procesan la información de manera diferente, mantienen un patrón atencional automático evitativo respecto de estímulos de ansiedad. El represor tiene una mala memoria para sucesos estresantes o desagradables, sus primeros recuerdos suelen ser tardíos, manifiesta una forma adaptativa de afrontamiento, adaptada a partir de alguna experiencia emocional intensa y prolongada de la infancia. Podrá controlar bien la experiencia emocional y la expresión abierta observable, pero, mostrará una alta activación fisiológica (tasa cardiaca, respiración y tensión muscular). Cuando una emoción, una experiencia no es expresada externamente y es inhibida, será liberada por otro canal o vía no externo, teniendo así repercusiones físicas.
Maslow describió 16 características para la autorrealización:
1. Punto de vista realista ante la vida.
2. Aceptación de ellos mismos, de los demás y del mundo que les rodea.
3. Espontaneidad.
4. Preocupación por resolver los problemas más que pensar en ellos.
5. Necesidad de intimidad y un cierto grado de distanciamiento.
6. Independencia y capacidad para funcionar por su cuenta.
7. Visión no estereotipada de la gente, de las cosas y de las ideas.
8. Historia de experiencias cumbre profundamente espirituales.
9. Identificación con la raza humana.
10. Relaciones profundamente amorosas e íntimas con unas pocas personas.
11. Valores democráticos.
12. Habilidad de separar los medios de los fines.
13. Sentido del humor vivo y no cruel.
14. Creatividad.
15. Inconformismo.
16. Habilidad para alzarse por encima del ambiente más que ajustarse a él.
Cerramos estilos y estrategias de afrontamiento con las características que nos dejó Maslow para la autorrealización, para él la persona auto realizada era aquella que había logrado ascender por las distintas capas de la necesidad y podía afrontar sin sobresaltos los avatares de la vida. Hay un sinfín de problemas que atender en todo momento, y en esta problemática surgen fricciones para resolver y afrontar, en consecuencia hay un sinfín de estrategias para afrontar los problemas, ya que esto depende de la circunstancia, del contexto y de la persona.
Las estrategias que van incluidas en este escrito son producto de la inspiración y son las que son en este momento. En la terapéutica para trabajar sobre las mismas tomamos en cuenta que los estresantes son bien dispares en función de que sean traumas, sucesos vitales o estrés producto del día a día. En consecuencia las estrategias de afrontamiento dependen en gran medida de la magnitud del factor de estrés, y la posible intervención para trabajar tanto las valoraciones cognitivas, como los aspectos conductuales, o las perturbaciones emocionales que rebosen en función del estrés, nos van a mostrar siempre estrategias de afrontamiento propias de la persona que padece el estrés, es decir subjetivas, y por consiguiente no tienen por qué estar incluidas en esta relación de estrategias.
Volviendo a la clara definición de Lazarus y Folkman de afrontamiento “esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes, para manejar las demandas específicas externas o internas, apreciadas como excedentes o que desbordan los recursos del individuo”.
Recalquemos que no siempre podemos atender la demanda, o la amenaza, la reducimos hasta donde podemos, y este es el mayor conocimiento del que nos podemos dotar para conciliar el estrés de lo cotidiano o de los grandes eventos, el estrés se reduce hasta donde se pueda, y esta es una negociación de la realidad subjetiva y objetiva, ya que el estresante siempre está en un contexto cambiante, en consecuencia es imposible que haya dos estresantes iguales, ya que es un proceso que está en construcción y relación continua.

Tipos De Reacción Al Estrés.

La base del buen envejecimiento es evitar la oxidación celular y la inflamación de cualquier parte del cuerpo, para ello se hace necesario evitar la vulnerabilidad de cualquier sistema corporal y el elevado desgaste orgánico. El estrés es un síndrome demandante sobremanera de esfuerzo corporal, en consecuencia la reacción que la persona presente ante el mismo va a facilitar un buen envejecimiento orgánico, o va a desarrollar procesos que coadyuvarán una mala salud, no todo es estrés en la vida, pero ante las demandas del entorno, que se tornan cada vez más exigentes, el estrés se considera parte fundamental en el campo neurológico, psicológico y fisiológico y en el cuidado de la salud.
A cada persona le afecta el estrés de una forma singular, hay quien responde al estrés con una determinada manera de afrontar y se adapta a la problemática con determinado tipo de esfuerzo y hay quien prefiere correr riesgos completamente distintos, hay descritos modelos de respuesta ante el estrés, que en función de la persona originan diferencias individuales en la respuesta al estrés: Una predisposición biológica: factores heredados de tipo constitucional o biológico que predisponen una determinada manera de afrontar. Factores psicológicos, heredados o adquiridos en función de la experiencia previa.
Factor constitucional de predisposición, es la reactividad del sistema nervioso. La sobre generalización que produce una estereotipia de respuesta, tendencia de una persona a presentar patrones de reacción similares ante estresantes distintos, con lo que habitualmente en la respuesta se activan los mismos órganos con el consiguiente desgaste.

Veamos los distintos patrones de conducta:

Tipo A.
Vive en dependencia del estrés. Todo ha de hacerse para inmediatamente, y además es bien importante que así sea, la tolerancia para los errores es prácticamente nula, cualquier nutrición es rápida, se mueve y habla rápido y se alimenta de forma apresurada, el estado de alarma y la impaciencia son su ecosistema. La vida es un campo de batalla donde tiene la exigencia es vencer, y en consecuencia es sumamente competitivo. El estado de alarma permanente somete al corazón a un castigo incesante, patologías cardiovasculares y las que afectan al sistema circulatorio causan en este tipo de conducta.
El PCTA es considerado un patrón de conductas de afrontamiento a las demandas del entorno, -percibido como desafiante-, con el fin de controlarlo. Fue formulado 1959, por los cardiólogos Friedman y Rosenman, quienes asociaron este patrón de conducta con la tendencia a desarrollar la enfermedad coronaria. Así lo consideraron: “… Complejo acción-emoción que puede ser observado en cualquier persona que se encuentra agresivamente implicada en un crónico e incesante conflicto para conseguir más y más en el menor tiempo posible, y si fuera necesario, en contra de los esfuerzos opositores de otras cosas o personas.” . Las personas con este patrón presentan una respuesta autonómica al estrés por la activación del sistema simpático adrenal.
A nivel emocional se asocia preferentemente con ira y cólera, sea manifiesta o reprimida, a nivel cognitivo su actitud es hostil, y a nivel conductual es competitivo, agresivo e impaciente, mantiene una elevada hipervigilancia y altos niveles de tensión muscular, muy involucrados en la tarea (trabajo), se desentienden de todo lo demás, incluso de su propia salud. Todos estos rasgos se combinan con un resultado negativo para la salud y en particular con la salud cardíaca.
Este patrón de comportamiento presenta un tipo de activación fisiológica que implica una respuesta autonómica al estrés con mayor demanda de oxígeno y aumento de la frecuencia cardíaca, esta activación da origen a una importante secreción de cortisol y catecolaminas, altos niveles de colesterol, y una mayor tendencia a la adopción de un estilo de vida nocivo para la salud cardiovascular, con hábitos como el tabaquismo y el sedentarismo.
El patrón está asociado a la ansiedad en función de la agresividad, la alta competitividad y la alta motivación para los logros, en consecuencia es menos funcional en lo interpersonal que en lo laboral.
Tipo B.
Es la llamada personalidad resistente. Manifiesta una expresión general de relajación, calma y quietud, mantiene una postura apacible y un caminar moderadamente lento. Sus respuestas son extensivas y nada apresuradas, con voz suave y que raramente interrumpe al hablar, no usa gestos enfáticos para apoyar su habla o las utiliza suavemente, reacciona de una manera no vehemente, al contrario que el patrón A, la hostilidad se observa raramente.
Percibe menos situaciones como amenazantes, y, si realmente lo son, reducen sus efectos negativos, en consecuencia as distintas situaciones de la vida se ven como retos, desafíos que proporcionan oportunidades de desarrollar capacidades y de aprendizaje, en consecuencia son flexibles y se adaptan bien a los cambios. Personas flexibles que toleran bien la novedad y la ambigüedad, afrontan las situaciones sin aparente miedo, y en general están satisfechas consigo mismas y confiadas en su capacidad.
En contraposición una conducta tipo B supone un modelo de aceptación negativa, las cosas suceden por ellas mismas y no parece que pueda hacer nada para incidir sobre los resultados de sus propias acciones, nada de lo que se hace parece dar los resultados apetecidos, de todas formas da igual, nada bueno ocurre. Puede gozar de una vida aceptable en general, salud, trabajo, pero no se da cuenta, no percibe lo que tiene sin lo que le falta, no es de extrañar que ese estado de sufrimiento perpetuo lleva en ocasiones a estados depresivos, y se generen patologías de carácter degenerativo, se puede provocar un envejecimiento mental y físico prematuro.
Tipo C.
No es contraria a ninguna de las dos anteriores, al ser la más saludable es la personalidad más escasa, contiene la facultad de afrontar sobre la consideración del problema con una manera de autoestímulo, y de positivo aprendizaje de la situación, centrándose sobre todo en el desarrollo personal.
Es el factor de fortaleza personal que esta positivamente asociado al bienestar y al ajuste (Florian, y Taubman: 1995), porque no solo modera el desarrollo de una enfermedad física, sino también la aparición de otras perturbaciones emocionales o desequilibrios psicológicos (Shepperd y Kashni, 1991). La fortaleza personal es un recurso de resistencia ante el estrés y un mecanismo psicológico por medio del cual se pueden aliviar los deterioros ocasionados por periodos de vida estresante (Florian, y Taubman: 1995).
No hace muchas cosa a la vez, con lo que están desarrolladas sus facultades de atención y percepción, no tiene prisa y si una expectativa generalizada de que los resultados serán positivos. Hay en consecuencia una menor predisposición a la enfermedad, cáncer o cirugía cardíaca, suelen ser en general menos ansiosas, y tienen menos depresión, son personas empáticas que emplean más estrategias de afrontamiento paliativas y menos estrategias de negación, por lo general intenta activamente disfrutar de la vida, no critica, hace, e intenta vivir de forma comprometida. Suele acompañarle la salud.
Existen diferentes tipos de reacción al estrés, tomemos el modelo de Eysenck:
 Tipo 1.-Predisposición al cáncer. Elevado grado de conformismo y dependencia emocional respecto a los seres queridos, así como inhibición y dificultad para establecer intimidad. Reacciones de indefensión y desesperanza, tendencia a idealizar el objeto emocional y represión de los sentimientos, miedo al abandono y confluencia pese a que no logre la intimidad y proximidad anhelada, predominio de la hipoestimulación.
Tipo 2.- Predisposición a la cardiopatía coronaria y a infartos cerebrovasculares, (ictus). Ira, agresividad e irritación crónicas como respuesta al estrés, evaluación extrema de objetos o personas, emocionalidad muy perturbadora, poca tolerancia a la frustración, dificultad en la conexión emocional. Predominio de la hiperexcitación.
 Tipo 3.- Histérico. Es el ambivalente ya que pasa del desgarro emocional de indefensión y desesperanza a la catarsis de ira y agresividad. Basado en la agresividad para compensar su sentimiento inferior de frustración, el yo está firmemente asentado, pero su fuerza es inversamente proporcional al grado de rigidez. El orgullo es su defensa propia, establece relaciones bastante íntimas, aunque siempre sigue en guardia, a pesar de su intimidad y entrega aparente. Esto le hace entrar en conflicto porque no deja volver demasiado la cabeza a los designios de su corazón, siempre monta guardia entre sus deseos y su amor. No se entrega ya que esto le puede reducir, según él, a una connotación de sumisión.
 Tipo 4.- Tipo saludable protector de la salud. Buen grado de autonomía en su comportamiento, viven la autonomía propia y ajena como el factor más importante para el bienestar y la felicidad personal, corresponde con la cognición positiva y de compromiso, y afrontan el estrés de una forma realista, por aproximación o evitación del objeto, pero preservando la autonomía de este, es el prototipo de la autorrealización humanística.
 Tipo5.- Racional anti-emocional, suprimen o niegan la manifestación sentimental y afectiva, ya que tienen mucha dificultad en la expresión emocional, denotan una predisposición a la depresión y el cáncer. A través de la racionalización la persona justifica sentimientos y motivos que de otra forma le resultarían intolerables. Es un auto-convencimiento, a través de explicaciones a uno mismo y al mundo para justificar lo inaceptable de los sentimientos propios, mediante poderosas y convincentes razones. Personas que intentan demostrar al mundo que el odio que puedan sentir hacia otras personas está bien fundamentado por razones de peso.
 Tipo 6.- Antisocial. Dificultad en el control de los impulsos, tendencia al consumo. Patrón general de desprecio y violación de derechos de los demás, el engaño y la manipulación son sus características centrales. Como no toleran la frustración cualquier encuentro o desacuerdo puede ser tomado como una provocación. La expresión de sus emociones puede ir desde la hostilidad e ira hasta malevolencia, evitan los sentimientos y la intimidad, ya que los consideran signos de debilidad, son incapaces de identificarse con las emociones de otros y compartir o sentir emociones. Tienen pocos remordimientos como consecuencia de sus actos.
Veamos los perfiles interpersonales de las Escalas de Adjetivos Interpersonales IAS (Wiggins, 1996). Esta es la descripción:
• -Seguro-dominante (PA) Asertivas, dominantes, seguras de sí mismas y con personalidad fuerte y enérgica. Tienden a ejercer poder sobre los otros en el contexto social.
• -Arrogante-calculador (BC) Egoístas, arrogantes, astutos y explotadores. Expresan enojo e irritación hacia los otros en forma de humillación y explotación.
• -Frío de ánimo (DE) No cordiales, ni cálidos, ni amables ni comprensivos. Destacan la autonomía respecto de los otros y de las convenciones sociales.
• -Reservado-introvertido (FG) Introvertidos, distantes, tímidos y reservados. Tienden a evitar las interacciones sociales y a rechazar los acercamientos amistosos de los otros.
• -Inseguro-dependiente (HI) Tímidos, dóciles, vergonzosos e inseguros o desconfiados. Son temerosos, tímidos y dependientes en las interacciones sociales, y no tienen autoconfianza ni autoestima.
• -Ingenuo-modesto (JK) Bondadosos y convencionales. No son discutidores ni egoístas. Son modestos y sencillos en las interacciones sociales.
• -Cálido-afectuoso (LM) Simpáticos, indulgentes (propensos a perdonar), amables y bondadosos. Conceden beneficios materiales o emocionales a quienes tienen problemas, necesitan ayuda, etc.
• -Gregario-extravertido (NO) Alegres, sociables y vivaces en las relaciones sociales. Son buscadores activos de encuentros y situaciones que pueden permitir las interacciones armoniosas con los otros.

El Estrés. Estrategias y Estilos de Afrontamiento.
Melchor Alzueta. Pamplona, 2.012
Instituto Ananda.