La confianza en la auto-regulación organísmica está incorporada en la terapia gestalt como una confianza en la espontaneidad , lo cual va de la mano con lo que he denominado hedonismo humanista-, y no es una materia diferente sino una traducción biológica de lo existencial de ser uno mismo en ambos casos se está haciendo referencia más bien a un vivir desde dentro que aun vivir desde fuera en términos conductuales la psicopatología consiste en adicciones y evitaciones que solo pueden ser cambiadas a través de castigos y recompensas en una determinada dirección.
En términos psicoanalíticos la psicopatología es el surgimiento de defensas que inevitablemente se manifestarán en psicoterapia bajo la forma de resistencias. A la luz de tales formulaciones, el rol del psicoterapeuta no sólo es el de alguien que aplica ciertas técnicas, sino el de quien puede hacer que el paciente trabaje con ellas- a pesar de él mismo.
El profesional con habilidad en psicoterapia es, sobre todo, aquel que puede producir acción real, más allá de las acciones superficiales, las cuales, sino están respaldadas con la actitud apropiada no son más que un ritual vacío. Es capaz de detectar la actitud exacta, reforzarla, exigirla, enseñarla, pues la conoce en sí mismo.
Cualquier libro puede describir una técnica, pero una actitud debe ser transmitida por una persona. El terapeuta debe ser un experto en el cómo de las técnicas. Las técnicas son las ocasiones para la expresión de las actitudes que constituyen el trabajo real. Son una serie de acciones en las cuales hay que involucrarse en un determinado estado espiritual, y es el terapeuta quien tiene cierto dominio de tal estado. La singularidad de la gestalt radica en que nunca se reemplaza un fundamento directo de la práctica sustentado en la intuición o el entendimiento vivo, por fundamentos basados en suposiciones teóricas.
Ciertamente las ideas son partes del sistema, pero ellas son las flores y nunca sus raíces, mas aun la naturaleza de estas ideas generalmente es una explicación de actitudes en lugar de constructos teóricos, son ideas arraigadas en la experiencia más que en la actitud especulativa y constituyen una vía alternativa de expresión.
Para Perls “ser” significaba estar aquí y ahora, estar consciente y ser responsable – es decir- estar detrás de las propias acciones y sentimientos.
Estos tres elementos: una apreciación de la actualidad, del estar consciente y de la responsabilidad, constituyen la actitud esencial de la terapia gestalt. A pesar de ser tres actitudes aparentemente diferentes, no son más que aspectos o facetas de un modo único de ser en el mundo. Ser responsable (capaz de responder) conlleva estar presente y estar aquí. Estar verdaderamente presente es estar consciente, a su vez, estar consciente es presencia (realidad) y una condición incompatible con la ilusión de irresponsabilidad por medio de la cual evitamos vivir nuestras vidas.
Son las actitudes más específicas con que los terapeutas gestálticos comunican sin predicar en su trabajo, y constituyen la real tradición de la terapia gestalt, siendo las técnicas sólo un medio conveniente para la expresión y transmisión de su entendimiento. Apreciación del a realidad como actitud de respeto hacia el momento de la persona más que un intento de efectuar cambios, aceptar a la persona tal cual es…
La nada solo es nada mientras estamos bajo la compulsión de hacer de ella un algo. Una vez que aceptamos la nada, todo se nos da por añadidura. La nada entonces, se convierte en una pantalla sobre la que podemos ver todas las cosas, “un fondo” ante el cual surgen libremente todas las figuras. Una vez que no tenemos que ser creativos, cualquier cosa que hagamos es nuestra creación, una vez que no tenemos que estar iluminados, nuestra toma de conciencia del momento es iluminación, una vez que dejamos de estar preocupados de esto o aquello y sentimos una nada con respecto a tales estándares, nos percatamos de que somos lo que somos.
Un ideal es una concepción de lo deseable, basada ya sea en la creencia o en la experiencia. Una meta es como un blanco al cual apuntar, o conducta dirigida, un objetivo para nuestra orientación, que podrá ser un ideal o no.
La terapia gestáltica no busca eliminar las concepciones de la actividad deseable o con objetivo, a pesar de que si intenta contrarrestar el exceso de orientación hacia el futuro con un buen anclaje en el presente. Si la terapia gestáltica busca la eliminación de las metas e ideales, esta es suficiente prueba de que no lo hace: el objetivo de la falta de objetivos y el ideal de la falta de ideales son aun un objetivo y un ideal.
Un debiera es distinto a una meta o un ideal: los debieras constituyen una actividad psicológica de estar en pugna con una realidad que no puede ser otra que la que es, ya que nuestras vivencias en el aquí y ahora son lo que son. Cuando nos culpamos por algo pasado nos sumimos en un sentimiento que no mejora en nada aquello que ocurrió, ni nos sirve para mejorar el futuro. El único beneficio de la culpa es que tal vez nos ayude a estar mejor.
Si hay algún camino hacia la consecución de metas y de ideales no es a través del deberías. Los deberías son una expresión de nuestra manía por el control. Si tenemos un concepto de lo deseado y sabemos dónde estamos, esto es todo lo que necesitamos para que nuestros actos y movimientos vayan en la dirección deseada.
Sólo es posible tener una apreciación de donde estamos en términos de nuestros objetivos o ideales, cuando nuestra evaluación no se basa en el juicio auto-castigador o en las defensas contra restantes. El mecanismo de descalificación en que invertimos tantas energías, es totalmente distinto de la percepción serena de nuestros fracasos y limitaciones, al igual que el odio hacia los demás difiere del amor realista.
Mi deber cuando es vivenciado como un “debiera”, es una instancia de responsabilidad desheredada. Mi deber hace que yo, ha tomado el lugar de yo elijo, yo quiero, yo debo, en definitiva.
El acercadeismo se refiere principalmente al mal uso del intelecto (es decir, uso del intelecto para evitar), y el debeismo, al mal uso de la vida emocional. En la esfera de la acción, la manipulación constituye una actividad semejante. Al igual que con el sentir y el pensar, la acción puede constituir una evitación, la noción de evitación del gestaltista es la de una fobia de la vivencia y una evitación de la toma de conciencia, y no es difícil ver cuántas de nuestras acciones están dirigidas a la minimización del a incomodidad, a la evitación de los estados internos que no estamos preparados para aceptar, se podría decir, en un sentido más amplio, que la mayoría de nuestras acciones son evitaciones de la experiencia, decir esto, implica el decir , en terminología de Maslow, que las acciones están motivada su forma deficiente.
Si recordamos nuestros momentos cumbre de plenitud y apertura al mundo, nos damos cuenta que en dichos momentos ” ser era suficiente”. Momentos donde el éxtasis de lo dado era tal que no había deseo de ninguna otra cosa, ninguna necesidad de producir un cambio. El punto más sutil en la práctica del continuum de la atención es la distinción entre estar abierto a la experiencia y fabricar experiencias. Una de las reacciones más corrientes consiste en estar muy pendiente de si mismo, y junto con esto, la compulsión a representar.
El representar es necesariamente una forma de manipulación, -hacer que algo ocurra en vez de ver qué hay ahí-. El modo de traspasar la representación, al igual que con los juegos más obvios, debe empezar con la toma de conciencia de qué se está representando, lo que a su vez puede conducir a un percatarse más sutil de tener que ser productivo, creativo, por temor a ser trivial, al vacío, a la nada, a la muerte psicológica.
En una disciplina de “El darse-cuenta”, el lugar de la expresión intensificada se podría comparar con la forma en que influye el control de contraste en la visión de una pantalla de televisión, o el control de volumen en el escuchar. En esta analogía, la práctica pura de la atención, que es el trasfondo siempre presente en la terapia gestalt, correspondería a la acción de concentrarse en la pantalla y observar o escuchar deliberadamente la representación que aparece en ella. Por otra parte el aspecto supresivo de la gestalt se podría comparar con el apagar la luz de la sala o cerrar las ventanas para eliminar los ruidos del a calle.
Por medio de los requerimientos supresivos el terapeuta desalienta al paciente en lo que no es, invitando su expresión lo estimula hacia lo que es. El expresarse, es decir, traducir los sentimientos y la comprensión de uno en acciones, formas, palabras, es realizarse, en el sentido literal de uno, hacerse real. El expresarnos sería un proceso tan natural como la germinación de las semillas o el florecimiento de las flores, sino fuera por el hecho de que en nuestras vidas tempranas vivenciamos fricción, angustia, dolor y aprendimos a manipular mediante estrategias en lugar de arriesgarnos a una apertura al mundo, y esto nos ha servido hasta cierto punto.
Sin embargo, la suma de estas estrategias en la forma de un carácter se convirtió en mayor o menor grado, en un fin por sí mismo, en una identidad a la cual nos aferramos, justificamos, promovemos, mientras nos alejamos de lo que realmente somos y dejamos de expresar nuestra verdadera naturaleza.
En términos conductuales la terapia gestáltica podría ser considerada como un programa de refuerzo positivo de la auto-expresión, acompañado de un refuerzo negativo de la manipulación y la falta de autenticidad. En terapia gestaltica las técnicas expresivas podrían ser consideradas como instancias de alguno de estos tres principios: la iniciación de las acciones, el completar las acciones, la búsqueda de lo directo. O en otras palabras: expresar lo inexpresado, completar la expresión, hacer que la expresión sea directa.
Las palabras no dichas y las cosas no hechas dejan en nosotros una huella que nos une con el pasado. Una considerable parte de nuestra ensoñación y pensamiento es un intento de vivir en la fantasía lo que dejamos de vivir en la realidad. Otro aspecto del trabajo con el pasado en gestalt es la variación. La mera re actuación puede ser suficiente para el objetivo de llegar a un acuerdo con el pasado – o con el presente como simbolizado en el pasado y tal vez estructurado ahí- pero a veces el individuo espontáneamente siente la necesidad de revivir algo con ciertas codificaciones “reescribir” el pasado o expresar algo que había dejado de expresar, siendo como una verificación de sus recuerdos en el medio de la acción simbólica. Al desarrollar luego de muchos años, la expresión de lo que reprimió en su conducta siendo niña, encontró aquella parte suya que había alienado de su propia vida. Nuestro percatarnos está constreñido porque no hemos aceptado nuestro sufrimiento.
Vieja y Novísima Gestalt (Extractos…)
Claudio Naranjo
Cuatro vientos Editorial
1.990