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Extracto de: Mapeado del carácter y la personalidad según la bioenergética

de Alexander Lowen / Wilhelm Reich y el eneagrama de Claudio Naranjo.

                      Octubre 2018. Lorenzo Barnó

1_INTRODUCCIÓN

No es objeto de este texto hacer un tratado de lo que es el eneatipo siete del
eneagrama de la personalidad; aunque intentaré mostrar las ideas más importantes y ver
cómo se hacen forma en mí mismo. A su vez, cuando lo vea posible, traeré a primer plano
la parte de carácter del rígido pasivo femenino desde la visión del carácter de la
bionergética.
Claudio Naranjo inventó el proceso SAT y los trajo a España allá por principios de los no-
venta, para tratar, de manera teórica y práctica el tema del eneagrama, la gestalt, la medi-
tación y muchas más técnicas que fue integrando con el paso de los años.

2_ CARACTERÍSTICAS DE LOS SIETES

Antes de arrancar, comentar que estas reflexiones han sido previamente elaboradas junto a
Agnieszka Stepienybarno, desde nuestra actividad en Haiki.
Las diez características que hacen que una personalidad se pueda considerar un siete son,
desde mi experiencia, las siguientes:
1_Pasión por la gula.
Estos golosos del eneagrama recuerdan la infancia como un periodo de felicidad en el
que todo fue abundancia; aunque, en realidad, pudieran pasar más de una privación.
Claudio Naranjo, suele decir que a la mayoría de los números les va muy bien tender a
comportarse como los sietes, menos a los propios sietes, ya que, actuando siempre así
dejan de ver la propia realidad por estar siempre en el lado optimista de la vida.
Son, como no se cansa de repetir Claudio Naranjo, expresivos y encantadores.
Las personalidades pertenecientes al eneatipo siete suelen ser presas, como veremos
más adelante, de diferentes gulas; las más evidentes y compulsivas suelen ser la de la
comida y el sexo.
Así, los sietes tienen tendencia a los excesos y si, en un momento dado, coquetean con
las drogas, tendrán que tener cuidado con no caer en adicciones. En este sentido, serían
como la antítesis de la austeridad de los cinco. Cuando los sietes están desatados pare-
cen comerse el mundo y también pueden parecerse a algunos doses.
Su gula les puede llevar a obsesionarse con temas como el de la pareja (igualito que l@s
doses sexuales) o el ser el centro de atención; son bastante narcisistas en este sentido.
Esta gula, como veremos en los siguientes puntos, puede ser también de conocimiento y
reconocimiento. Así, esta actitud golosa se puede entender de diferentes formas; y,
como bien apunta Claudio Naranjo: “(…) puede estar enmascarada por una excesiva
preocupación dietético-espiritual nacida de que la persona se siente inconscientemente
culpable de su gula y se la prohíbe.”
Por otro lado, pensando en la bionergética, podemos decir que muchas veces los sietes
cuadran bien con el carácter rígido. A veces, también con el psicopático o incluso con una
especie de mezcal de ambos, sobre todo en quienes luego coinciden con siete
conservación. Muchas veces, esta tendencia a la gula le otorga a más de un rígido-siete
(conservación) una prominente barriga. Conviene no confundir este exceso de peso,
bastante localizado, con rasgos masoquistas.
En este punto, nuevamente, viene bien, rescatar las palabras de Claudio Naranjo:
“(…) Un rasgo fundamental en el eneatipo siete es la permisividad o indulgencia que con-
sidero la esencia de la gula. Y como esta auto-indulgencia sería imposible con la imposi-
ción del superego o sometiéndose a la autoridad, este carácter es rebelde, aunque a ve-
ces de manera suave o diplomática. Los sietes tienen una apariencia gentil, dulce, amable
y amistosa; pero, no hacen mucho caso de la autoridad y presuponen implícitamente que
a la autoridad es mala. No se embarcan en una lucha contra autoridad, como el seis o el
ocho. Simplemente, hacen caso omiso, no la necesitan, como si hubieran perdido su fe en
la autoridad. Así, no creen en la limitación de sus propios deseos y se permiten una am-
plia libertad, tan a sí mismo como a los demás. Su lema es: vive y deja vivir.
Al siete le sana estar en la renuncia, justo lo contrario de lo que les viene bien a la mayo-
ría de los cuatros. Los estoicos y epicúreos hablaban de un lugar de felicidad al que se
llegaba desde lo esencial, desde la renuncia; a ese estado le llamaban ataraxia.
Así, evitar la voracidad de todo tipo, olvidarse del mundo de la excitación constante y
quedarse con la más íntimo, simple y profundo, es un buen plan para ell@s. Poder estar
en la cueva -!qué bueno es el silencio para l@s sietes!!-, estar con lo justo y vivir con lo
mínimo (todo ello muy poco hedonista), es uno de los caminos de salvación de este
eneatipo. La quietud y calma han de ser su gran salvación.
2_Seductores por naturaleza.
Muchos sietes buscan la intensidad en las relaciones sobre todo en las que tienen que
ver la pareja. En general, tienen facilidad para los temas afectivos –si no entran dema-
siado en harina- y suelen ir de flor en flor. Para los chicos, la figura del Don Juan o
de Peter Pan les es bastante cercana. La seducción y persuasión, consciente
o inconsciente, siempre está en sus vidas y les lleva a resultar muy atractivos.
Muchas veces, saben de sus bondades y las usan para conseguir lo que quieren;
otras muchas, enamoran al personal  con su sola presencia. La gente queda prendida
de ell@s, sin que ellos, en general, se esfuercen demasiado para ello.
Son gente que puede ser bastante empática; aunque esa empatía tenga, a veces, la
trampa de que, al final, esperan algo a cambio. No se trata de un dar, como el de los do-
ses, o un perderse en los otros (confluir), como les ocurre a los nueves; es simplemente
un estar en contacto.
Respecto a la mirada desde la bionergética, podríamos decir que los más seductores de
todos los caracteres es uno de los subtipos de psicopáticos. Más allá de ellos, segura-
mente están las rígidas histéricas, pero el rígido pasivo femenino, también tiene un punto
de seducción. Esta seducción se lleva a cabo desde una suavidad, a veces, un tanto
forzada.Sin embargo, esta actitud narcisista les lleva a no encontrar nunca el verdadero
amor, confundiendo amor con placer; necesitan parar, olvidarse de su afán conquistador
y bajar a tierra. Les conviene estar realmente en ellos, en su aquí y ahora, para desde ahí,
poder estar para y con el otro. La generosidad y huir de su narcisismo es un buen
plan para ellos.
3_ Compromiso ¿qué es eso?
Esta tendencia a buscar siempre algo más, les lleva a los sietes a evitar el compromiso;
lo de estar atados no es para ellos. En este sentido, están muy lejos de sus vecinos de
eneatipo, los ochos, que sí que se pueden comprometer a muerte con los suyos. Como
veremos más adelante, quien memos problemas tendrá con el compromiso de los tres
subtipos de sietes, será el siete conservación. Muchas veces, tienen una visión idealizada
de la madre, lo que les lleva a buscar, consciente o inconscientemente, a una mujer
imposible durante toda su vida. Lo del complejo de Edipo es un buen tema a resolver,
para los sietes. En cualquier caso, son demasiado libres como para comprometerse; así
que, se las apañan para no entregarse de lleno en sus relaciones. A veces, confunden
libertad con libertinaje. Al final, llega un día en que se dan cuenta de todo lo que se han perdido
por no saber estar para el otro (debido a su egoísmo endiablado), cuando pasa la primera
fase del enamoramiento. Muchas veces el siete niega el miedo, el miedo en general, y en
este caso el miedo a comprometerse.
Tal como comenta Myriam Delfini,
“(…) El miedo al compromiso tiene como fondo el miedo a la entrega, el miedo al amor y
sus implicaciones. Es muy difícil entregarse verdaderamente; puede haber una pareja o
un matrimonio de años y, sin embargo, puede no haber entrega. Cuando nos entregamos
estamos en carne viva, sentimos intensamente y nos acercamos al más preciado tesoro:
ser queridos incondicionalmente.
El llegar al bienestar de la intensa conexión que da la verdadera entrega, inaugura la
posibilidad de la pérdida de ese bienestar y, así, aparece el miedo.
Este temor se representa en dos miedos básicos que aparecen en las relaciones íntimas,
el miedo al abandono y el miedo a la invasión. Son temores que traen desde
las primeras relaciones significativas y que la vida de pareja actualiza y aviva.”
A su vez, pueden resultar un tanto crueles cuando han generado falsas expectativas en
el otro y, de un día para otro, salen corriendo sin dar mucha explicación (o ninguna). Aun-
que, bien sabemos que el eneatipo por excelencia más cobarde del eneagrama es el seis,
éstos tienen un punto de lealtad que les puede hacer mucho más valientes que algunos
sietes que sí que pueden resultar realmente cobardes.
Además, estas huidas suelen resultar muy dolorosas para su entorno pues el lugar que
ocupaban difícilmente puede ser reemplazado. El miedo está ahí, aunque muchas veces
el siete lo niega. Esta falta de compromiso, les hace vivir siempre en la intensidad; todo ha
de ser increíble y han de estar entusiasmados en todo lo que hacen.
David Salas, psicólogo y especialista en eneagrama, apunta que tiene, “tendencia a la
planificación, la dificultad para posponer lo placentero, y la autoindulgencia
que se traduce en falta de disciplina. Es una dificultad para profundizar en los propios
objetivos, que también conlleva la falta de compromiso.” Con todo ello, a pesar de que le
cueste mucho, al siete le va muy bien poder parar esa excitación casi constante, y cuando
está en pareja estar a lo que está, comprometerse y ser fiel. Evitar excesos y
extravagancias, apostando por la sobriedad, les puede llevar al mundo de la
espiritualidad. El famoso responsabilizarse de la Gestalt es más oportuno que nunca,
cuando hablamos de los sietes.Estar presente desde el corazón, actuar de forma menos
evitativa, olivando el Peter Pan que llevan dentro,  será su mejor medicina,
para poder comprometerse con lo que realmente quieren.
4_ La acción es lo suyo.
Esta intensidad de los sietes no solo se concentra en los temas amorosos; los siete quieren
estar siempre a tope. Son curiosos, imaginativos y fantasiosos; es más, les puede
costar diferenciar la fantasía de la realidad. La creatividad es lo suyo. Esto también cuadra
bien con el carácter rígido, aunque en principio quizás sean más creativos los orales.
Los sietes son gente talentosa que, normalmente, con poco esfuerzo obtiene grandes
resultados. Como bien sabemos, las conexiones neuronales se van haciendo más
abundantes cuanto más creativos podemos llegar a ser; por eso, los sientes tienden a
llegar a edades muy avanzadas en buen estado. Es más, desde hace tiempo también se
sabe que esta capacidad creativa puede llevar incluso a crear nuevas neuronas
(neurogénesis), con lo cual esta fortaleza es algo que los sietes no deben de dejar de
poner nunca en juego.
Victor Hugo Salamanca, comenta sobre los sietes que son,
“hiperactivos, se lanzan en una actividad constante, haciendo y diciendo cualquier cosa
que se les ocurra. Temen aburrirse y tratan de aumentar su estímulo y excitación mante-
niéndose en constante movimiento y distrayéndose con algo entretenido y nuevo, aunque
hagan demasiadas cosas. Corren el riesgo de volverse superficiales, sin inhibiciones,
volátiles, ostentosos, extravagantes.”
Así, como vemos, todo lo dionisiaco les llama la atención; donde esté el goce (son muy
auto-indulgentes), ahí están los sietes con una sonrisa en la boca.
El mundo epicúreo es su lugar natural de estancia buscando siempre el placer. En este
sentido, en uno de sus post, Isra García, experto en emprendimiento, hablaba de la
existencia de los “Cabrones profesionales” y lo venía a describir como:
“Es una forma de vida, es una filosofía, es un credo, es un club con que muchos o pocos
pueden sentir afinidad. Está basado en los valores de un caballero de la mesa redonda, la
picaresca de un trovador, la irreverencia y bribonería de un Don Juan del año 1613, per-
suasión y perspicacia, inteligencia social y emocional, creatividad, iniciativa, acción, pen-
samiento disruptivo, elegancia y descaro, humor, diplomacia, liderazgo compartido, el es-
píritu de equipo y esfuerzo prolongado.
Es un grupo de personas que permanecen sobre los valores de la lealtad, la honestidad,
dignidad, generosidad y respeto mutuo. Son cabrones porque son limpios haciendo el tra-
bajo sucio.
Muchas veces, son los aventureros del eneagrama y necesitan visitar miles de lugares y
probar las emociones fuertes. Esto aparece en casi toda la biografía, aunque luego, por lo
menos los sietes que conozco, no es tanto así. Todos los planes del mundo son pocos;
tienen una energía desbordante y han de inventar cientos de acciones ingeniosas para
no caer ni por un segundo en el aburrimiento.
A veces, se sienten parte de un plan celestial que les hace ir en una dirección. El problema
es que mientras transitan un sendero, a la vez, les apetece también ir por otro. Con
lo cual, van repartiendo energías en varios frentes hasta que, ocurre algo, o, simplemente,
el día a día les desborda y se dan cuenta que no pueden con todo.
Entonces, aparece la tendencia, ya comentada, a abandonar un proyecto y dejarlo de la
mano de Dios. El siete seguirá su camino por otro lado buscando más proyectos excitan-
tes en los que embarcarse, pasando página a la velocidad de la luz.
Así, entre tanto alboroto se dispersa su concentración y les es difícil concretar; con todo
ello, pueden resultar personas muy dispersas.
Ante tanto placer y búsqueda de la belleza, se hace difícil que el siete se dé cuenta de
que, en realidad, es un número más de eneagrama y que como todos tiene sus cosas
buenas, pero, también, malas. En contraposición a esta idea, en un principio, tienden a
pensar que ellos están de maravilla y que son el resto de eneatipos los que debie-
ran cambiar para parecerse a ellos.
Por todo ello, suelen tardar en entrar en crisis e incluso cuando entran en el proceso de
crecimiento personal, a veces, les cuesta llegar a entender, realmente, cómo es su perso-
naje y cuáles son sus mecanismos de defensa. De esta forma, los doses (los que, en ge-
neral, más cerca de Dios se creen) y los sietes, suelen ser reacios a meterse en materia;
pero cuando caen, suelen caer con todo el equipo y, desde ahí, a veces con grandes cri-
sis, pueden levantar el vuelo y, con el tiempo, ir encontrando la verdadera esencia de
ellos mismos. Al final, muchos de los que consiguen centrarse, acaban de terapeutas o en
posiciones de mucha ayuda a los demás.
Así, para el siete será muy sanador focalizar en lo importante; en este sentido, cen-
trarse en el eneatipo uno, con quien están directamente relacionados, les viene muy bien.
No pensar en grandes y deslumbrantes planes les hará bien; han de bajar a lo concreto.
Planificar desde la contención, desde el ser más consecuentes con la realidad es funda-
mental para que puedan crecer. Ser directos y precisos, desde la calma y la paz, incluso
exigentes por hacer las cosas bien (no que parezcan más de lo que son), les ayudará a
apostar por lo más auténticos de ellos mismos.
5_Evitación del dolor y sufrimiento.
Al siete no le gusta estar en el lado negativo de la vida, el entusiasmo es su arma más
potente; aunque le ocurran cosas negativas, rápidamente aplicará las gafas de color
rosa y transformará la realidad para que parezca otra cosa.
Son optimistas por naturaleza. Eso de que “pase lo que pase es para bien”, puede
ser su mantra de vida.
Siguiendo esta idea, viene bien traer a primer plano las palabras de Paco Peñarrubia:
“(…) Siempre me he sobrepuesto a los males de este mundo negándolos de múlti-
ples maneras, pero con un denominador común: si me lo monto bien, si soy feliz, si gozo
y obtengo placer… esto significa que no han podido conmigo. O que mi estrategia no era
errónea. O que no soy un iluso.
Si tengo un buen proyecto, estoy a salvo de la rutina y el aburrimiento. SI entiendo las co-
sas con rapidez, si me las explico al instante, estoy a salvo de que me salpiquen, me da-
ñen, me defrauden o me duelan. Con mi cabeza puedo crear un espacio disuasorio donde
proteger mi “sensible” corazón.
Gran parte de mi vida he vivido con la esa ilusión de felicidad, de placer. En el fondo, de
profunda deshumanización aunque aparentara precisamente lo contrario. Luego, todo
esto se ha ido cayendo, en la medida que he ido disolviendo mi rebeldía.
A veces, son una especie de arlekines o incluso bufones -recordar que el bufón era el
único que se podía mofar del rey; es decir, que no tenía problemas ni conflictos ni siquiera
con la misma autoridad- que estarán en la broma y el cachondeo constante; cualquier
cosa antes que mirar al lado oscuro de la vida cara a cara. Para un siete, siempre hay
algo positivo que ver en todo, aunque la realidad para el resto de los mortales se de color
gris.Como bien apunta, la experta en yoga, María Victoria Andreu,
“(…) Los Siete quieren estar siempre animados. Gustan de la aventura y de mantener
altas sus expectativas. Existe una atracción química para las experiencias cumbre,
como si en lugar de sangre circulara champán por sus venas.
Están embutidos de la creencia de que la vida no tiene límites.
Siempre hay algo interesante que hacer. Si la vida no es aventura ¿Para qué vivirla? ¿Por
qué atarse si se puede avanzar? Virginia Gawel, dice: “el siete tiene que aprender que,
transitar la tristeza y el llanto, no es morirse.”
Muchas veces son como niños buenos que no terminan de crecer y que se asustan si
aparece una complicación. En general, son  tan indulgentes, como les gusta que lo
sean con ellos; lo importante es no ponerse a malas y mucho menos entrar en la tristeza.
Como explica Gonzalo Hervás, profesor de la Universidad Complutense de Madrid y
experto en emociones y psicología clínica, “El bloqueo de una emoción puede ser un
mecanismo automático de protección. Cuando la tristeza y otras emociones
desagradables son muy intensas o generan sensación de descontrol, se niegan. Lo cual,
en general, tiende a amplificarlas”.
Así, la actitud positiva ante la vida que tanto bien hace a otros eneatipos, sobre todo los
de la parte de abajo del eneagrama -aunque también, por ejemplo, a algunos nueves tris-
tones-, a los sietes ya no les sirve. En palabras de Enrique Villatoro,
“(…) Ahora, después del proceso, tengo un sentir menos intenso pero más de verdad, más
auténtico.
Podría compararlo a quitarse las gafas de color de rosa para poder ver los colores oscu-
ros; es decir, notar y sostener más el dolor, la frustración, el desánimo y todas las sensa-
ciones desagradables sin tener que manipular la propia percepción de la realidad. La insa-
tisfacción y lo que no agrada se siente y se manifiesta más y de forma más clara y directa.
Hay menos autoengaño, falsedad y manipulación.”
Con todo lo visto, los sietes necesitan tocar fondo, contactar con lo desagradable y
mostrar su parte fea. Lo que a ellos les avergüenza es lo que han de saber cómo enseñar;
solo desde ahí, se les puede realmente querer, pues, en esa nueva realidad, ya no hay trampa ni cartón.
6_El conflicto no es para mí.
Los sietes, en consecuencia de su rechazo a sufrir, no se enfrentan al conflicto.
Cuando la cosa se pone complicada o bien se escapan o le dan la vuelta al tema,
para evitar la confrontación. Podrían considerase una antítesis de otros eneatipos
más combativos como los ochos y los unos, o, incluso que, algunos subtipos como los
cuatro sexuales o los seises contrafóbicos.
En ocasiones, al igual que el rígido pasivo femenino, el siete -sobretodo social y
sexual- hace como que no se entera y, mediante la evasión o manipulación, se
olvida de lo que le están mostrando, pensando en algo más cómodo y menos
confrontativo.
Aquí se comportarían de manera diametralmente opuesta a los cuatros que entran en la
auto-desvaloración al compararse (siempre por debajo) con el otro y sumirse en la más
grande de las angustias.
Con todo ello, a los sietes no les gusta que el campo tenga puertas, todo ha de ser lo más
libre y ligero posible. En este sentido, pueden tener problemas, como padres y madres, a
la hora de poner límites a sus hijos. A su vez, ante la falta de práctica en el conflicto
(que en sí mismo no es nada malo, por mucho que a los sietes les parezca lo peor),
a los sietes no les interesa enfrentarse a nadie para conseguir lo que persiguen;
más bien, usarán todos los trucos posibles para evitar la confrontación, aunque tengan
que dar un buen rodeo.
Así, saber encarar la realidad, contactar con el dolor y si hay que confrontar, pues con-
frontar, les hará crecer. A su vez, a los sietes les viene muy bien que se les frustre un
poco; que se les pille en sus maniobras que se les encare con decisión.
Cuanto menos se entre en su juego, mejor para todos, si se quieren relaciones auténticas.
Eso sí, si el siete está muy en su neura, confrontarle directamente será la mejor manera
de perderle; es más, se puede tener con ellos una magnífica relación y terminar todo, de
la noche a la mañana, por un enfrentamiento abierto.
Sin embargo, si el siete es capaz de mantenerse en el conflicto, aunque no sea fácil para
él y hablar de lo que le está pasando; de lo que está sintiendo, será una gran cosa para
tod@s. La actitud auténtica para el siete, será plantarse ante alguien sin simular nada y
decir las cosas tal cual las piensan y sienten. Esto será un gran logro para ellos, y uno de
los caminos para su sanación.
7_ Embaucadores natos.
El siete y el rígido pasivo femenino suelen  camelar al personal, son muy persuasivos;
cualquier milonga será bien venida si con ello consigue lo que quiere. Es más, son capaces
incluso de engañarse a sí mismos, con tal de mantener su fachada encantadora que les
permite conseguir lo que quieren, cuando quieren.
Sobre ello, se puede leer en el libro “La Sabiduría del Eneagrama”, de Russ Hudson y
Don R. Riso: “Al siete le encanta estar con gente, siempre que quieran ir donde quiera él.”
Se puede decir, que si la ocasión lo requiere, pueden llegar a ser un tanto marrulleros; es
decir, pueden ser manipuladores y tramposos. Los sietes son personas con una
imaginación desbordante; necesitan tener muchas puertas abiertas, sueñan sin cesar
y viven el futuro (son muchas las cosas que quieren hacer y conseguir).
Es el eneatipo más narcisista – como ya vimos ¡más incluso que los treses!
– y piensa primero en sí mismo; así que, si para acceder a lo que quiere tiene que
hacer alguna pequeña marrullería, pues adelante.
No estar siempre pensando en sacar ventaja es un primer paso para el cambio. Por eso,
les conviene, no cosificar a los demás, tratarlos con respeto y solo mostrarse desde lo
genuino que llevan dentro.
Por ello, lo que, en realidad, les conviene es contenerse y ser mucho más prudentes;
asumir que  pueden estar en la vida con normalidad, que no hay que ser siempre maravi-
llosos y que el otro también está presente.
Apostar por sacar al verdadero niño que llevan dentro, encontrar en él cierta ingenuidad
será el contrapunto perfecto a su tendencia hacia lo turbio, las trampas y lo marrullero.
Evitar en lo posible sus filigranas mentales, también es una buena idea para ellos.
Cuando se pillen en el lío mental, deben salir de ahí cuanto antes y bajar al cuerpo, a las
sensaciones y, si puede ser, a las emociones. Por último, apuntar que al siete le va bien no
ir a satisfacer siempre sus necesidades y tener paciencia.
8_Charlatanes hasta debajo del agua.
En este caso, no tiene por qué cuadrar con una característica concreta de los rígidos. De
hecho, seguramente, mucho psicopáticos son mucho más charlatanes.
En cualquier caso, muchos sietes normalmente son gente muy leída y que ha vivido
mucho lo cual les hace poder hablar de casi todo, aunque de muchas cosas tengan
solo una  capa de barniz.
Como hace tiempo recordaba el antiguo alumno de Ananda, Gorka iñiguiz, en una de
nuestras minientrevistas en nuestro blog de Haiki,
“(…) me veo en esa charlatanería de sabelotodo -que únicamente escondía mi inseguri-
dad-, en la dificultad para el compromiso y la auto-indulgencia.A todo ello hay que sumar
que, me vi, como un niño, compartiendo sus fantasías por no girar la cabeza y ver lo que
había detrás.” En los sietes la espontaneidad y desparpajo, les hacen salir del paso
incluso en situaciones muy complicadas. Son muy locuaces y, gracias a ello, tienen
bastante capacidad para convencer al otro de que se hagan las cosas como él/ella quiere.
Como sus compañeros de triada los cinco y los seises, la cabeza del siete siempre está
de cháchara; parar la mente es realmente difícil y, desde ahí, es muy difícil bajar a la emo-
ción. Su mecanismo de defensa es la racionalización. Los sietes razonan con agilidad y,
siempre, están en un diálogo interno; pero, este parloteo les hace no conectar con su
esencia y estar siempre en lo superficial.
Por otro lado, esta necesidad ser el centro de atención, les lleva a depender demasiado
de la mirada y aprobación del otro. De hecho, ¡la gula del primer punto de este post, tam-
bién puede aparecer aquí como una gula de reconocimiento!!
Por contra, lo que realmente les sana es estar mucho más en sí mismos, evitando en todo
lo posible la charlatanería y hacerse los listillos. Dejar lo racional de lado y no irse por
las ramas, será su mejor medicina; les va bien bajar de la cabeza e ir se a las sensaciones
y al instinto. Con todo ello, no es difícil imaginar que si la meditación es clave para todos los eneatipos,
para los sietes ¡lo es aún más! Serenidad y  templanza son palabras
que deben tatuarse a fuego en los sietes que quieren crecer.
Parar la mente, dejarse en paz y quitarse de en medio -como siempre insiste Claudio
Naranjo, y centrarse en algo con “simple” como respirar puede ser el vehículo perfecto para
poder meditar y, desde ahí, encontrar la calma que tanto necesitan.
9_ ¿Egoísta yo?
Los sietes tienen la capacidad innata de ser buenos comunicadores y la gente, en gene-
ral, quiere estar con ellos. Los sietes se puede decir que muchas veces son una especie de conectores y
suelen ser, como ya hemos comentando, el centro de la fiesta. Aun con todo,
esta buena propaganda de sí mismos, esconde, en los sietes, una gran inseguridad
(no hay que olvidar que después del 6, el 7 es el más miedoso del eneagrama). Los sietes
se venden muy bien y, en ocasiones, parece que están en el grupo desde la generosidad.
Sin embargo, ni  son tan generosos como parecen, ni tienen al otro tan presente como
pudiera parecer. Este estilo servicial, esconde buenas dosis de arrogancia;
En realidad, el siete tiene sed de ser el centro de todas las miradas, de que los demás le
tengan muy presente y de que se le tenga en cuenta para todo. Se considera un ser
especial. Como bien dice Claudio Naranjo,  “el siete es un niño mimado que quiere que le
den todo.”  Así, todo este montaje, es pan para hoy y hambre para mañana. El siete, para
sanarse, tiene que irse al cinco; a la virtud del cinco, la generosidad auténtica, que
es justamente lo contrario de su pasión (la avaricia).
Compartir desde lo genuino, será muy sanador para este eneatipo tan narcisista y
egoísta; pensar en el otro de verdad será señal de un gran crecimiento personal.
10_¿Autoridad? No gracias
Al siete no le gustan las normas y mucho menos la autoridad, sobre todo cuando es
despótica; los sietes quieren ir a su aire, libres como el viento.
En este sentido apunta, Claudio Naranjo: “el goloso comparte con el carácter lujurioso
la rebeldía, pero no se trata de una rebeldía abierta y directa, sino indirecta y sutil para
la cual es más apropiada una palabra diferente: anticonvencionalismo.”
En el caso de los  sietes conservación, esta reacción puede ser incluso violenta.
El resto de los sietes, a diferencia de sus compañeros de subtipo y de otros números
como los ochos, les gusta ser rebeldes pero sin que haya mucha movida. Sin em-
bargo, a los ochos (también a los unos) les da igual que haya jaleo; de hecho, si lo hay
mejor que mejor.
Como bien comenta Enrique Villatoro,
“(…) El cambio sobreviene al reconocer y profundizar en lo que hay detrás de la búsqueda
de grandeza, del interés, de sacar provecho para sí mismo. Por un lado, está la sensación
de sentirse pequeño, inseguro y, hasta cierto punto, en inferioridad de condiciones. Por
otro lado, hay una gran desconfianza en la autoridad vaya a ser justa y otorgue seguridad
y protección. Con tal manera de pensar, parecía más fiable convertirse en la propia
preferencia, en la propia autoridad, con un sentido interesado de la justicia, la seguridad y la
autoprotección.”
En cualquier caso, como en el juego del ajedrez -que gracias a las limitaciones de sus re-
glas se puede ser infinitamente creativo-, a los sietes les viene bien ser conscientes de
que la vida tiene sus normas y sus leyes de juego. Cuando son capaces de asumirlas,
pueden ser libres de verdad y escapar de los caprichos del niño consentido que esconden
en su interior.

BIBLIOGRAFÍA:

Eneagrama de la sociedad. Claudio Naranjo. Editorial La Llave

Autoconocimiento transformador. Claudio Naranjo. Editorial La Llave

27 personajes en busca del ser. Experiencias de transformación a la luz del eneagrama

Claudio Naranjo. Editorial La Llave

Caracter y neurosis: una vision integradora. Claudio Naranjo. Editorial La Llave

Por una Gestalt viva. Claudio Naranjo. Editorial La Llave

El enfoque gestalt y Testigos de terapia (Terapia Gestaltica). Fritz Perls

Sueños y existencia (Terapia Gestaltica). Fritz Perls

Ternura y agresividad. Juanjo Albert. Editorial La Llave

Mapas para el éxtasis. Enseñanzas de una chamán urbana. Grabielle Roth

Edición Urano.

Eneagrama, los engaños del Carácter y sus antídotos. Carmen Durán y Antonio Catalán.

Editorial Kairos.

Carácter rígido pasivo femenino / Eneatipo siete sexual.

 

Extracto de Mapeado del carácter y la personalidad según la bioenergética

de Alexander Lowen / Wilhelm Reich y el eneagrama de Claudio Naranjo.

                       31 de octubre 2018. Lorenzo Barnó