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Complejo AHI. Agresividad, hostilidad e ira

Hostilidad e Ira.
Ibai. Emociones Y Salud.

La Ira como sentimiento, la Hostilidad como actitud.

Ira-Hostilidad como proceso emocional.

La COMPETITIVIDAD, con hostilidad y ansiedad como factores asociados, actitud ante todo y ante todos y sobre todo ante uno mismo, competencia que enmascara un miedo al fracaso y que es exponente del Patrón A de Conducta.
La AGRESIVIDAD que junto con ira y hostilidad configura el síndrome AHI siendo la agresividad el comportamiento, la voz y el gesto ante el mundo. La marginación social, la falta de APOYO SOCIAL, bien sea recibida o percibida, que puede dar la insatisfacción de la no pertenencia a un medio social, el desarraigo.
Rencor, Odio, Resentimiento, Exigencia, Crítica, Dominación, Venganza, son palabras que de una u otra manera pueden aparecer como conceptos asociados a este proceso emocional, un proceso que agota a quien lo sufre y atemoriza a quien lo padece.
Cuando hablamos de Ira-Hostilidad hablamos de la propia emoción y de un gran número de respuestas, de formas y maneras de afrontar y de entender la vida y el sitio en el que la persona hostil se siente en el mundo. Una vivencia tan pasional del propio existir, con sobresaltos, riesgos y desatinos, quedando a veces en entredicho por las formas, y otras veces, bastantes, atrapado en la dependencia de su propia competitividad. Un modo tan rápido, tenso y agresivo de encarar la vida debe conllevar, a la fuerza, un desgaste para el organismo, un riesgo para la salud.
Como consecuencias (heridas tras la batalla) dentro del sistema cardiovascular, y que pueden ser atribuibles a Ira-Hostilidad, PCTA nos encontramos básicamente Aterosclerosis, Cardiopatía Isquémica e Hipertensión Arterial.
No hay que olvidar que la ira no la podemos suprimir, cumple su función adaptativa para la que fue destinada, la organización y regulación de procesos internos de autodefensa y regulación de conductas sociales. Esta personalidad (hostil) ha sido catalogada y calificada en muchas tipologías, rasgos y caracteres, patrones, síndromes y personalidades, concordando todas en su actitud hostil, dominante y competitiva, y en su conducta agresiva.
• (Jung): Al tipo reflexivo-extravertido su moral le prohíbe tolerar excepciones, pues su ideal de llegar a ser realidad por encima de todo (ya que según a él le parece), se trata de la más pura formulación de la realidad objetiva y ha de ser, por lo tanto, verdad universalmente válida, imprescindible para la salvación de la humanidad. Y todo ello no por amor al prójimo, sino desde su superior punto de vista de justicia y de verdad. Todo que en su naturaleza esté en contradicción con ésta fórmula es simplemente imperfección, fallo que será eliminado.
• (Fromm): “Orientación Explotadora” La persona no espera recibir cosas de los demás como regalos, sino que se apropia de ellos por la fuerza o por la astucia. Su actitud viene coloreada por una mezcla de hostilidad y manipulación, donde se encuentran recelo, cinismo, envidia y celos.
• (Reich): El fálico narcisista tiene un comportamiento arrogante, ya sea fríamente reservado o despreciativamente agresivo. En general se anticipa con un ataque a un ataque. La agresión la expresa menos a través de lo que hace o dice que a través de cómo actúa. En general se sienten agresivos y provocativos aquellos que no controlan su propia agresión.
• (Naranjo): El lujurioso es hostil frente a los demás y nada simpático consigo mismo. Es envidioso, envidia amarga “del todo” del otro, que nace del hecho de sentirse en general excluido de la vida, excluido del gozo, de la felicidad, del amor, del crecimiento, todo en aras del manejo y del enredo que implica la íntima competencia y el ansia de triunfo. Se manifiesta en un estilo de vida agresivo, no compatible con miedo o debilidad. Esta cualidad de ser “no sentimental”, realista, directo, brusco, hostil y categórico le obliga a un desprecio por lo débil, sensible y sobre todo miedoso. Se niega sus propios miedos.
• (Karen Horney): Vengatividad abiertamente expresiva. El atractivo de la vida consiste en dominarla. Ello conlleva la determinación de superar cualquier obstáculo y la creencia de que debe ser capaz de hacerlo. El otro lado de la necesidad de dominio es su miedo a todo lo que pueda tener una connotación de desvalimiento, éste es su miedo más agudo. Vive convencido de que en el fondo todo el mundo es malo y retorcido, que los gestos amistosos son hipócritas, que es sabio mirar a los demás con recelo y sospechar a la mas mínima provocación. Abiertamente arrogante, grosero y ofensivo, humilla a los demás y los explota, consumado maestro en el arte de frustrar a los demás, frustrar esperanzas, necesidades de atención, de seguridad, de tiempo, de compañía, de disfrute.
Se siente con derecho a que se le respeten sus necesidades neuróticas y a que se le tolere desprecio por los deseos de los demás, y al mismo tiempo siente que nadie tiene derecho a criticarle a él. Cuando sus pretensiones no se cumplen, asume actitud de venganza castigadora, que transita desde la irritabilidad al resentimiento, a accesos de rabia.
Podemos considerar la ira de tres maneras.
En primer lugar una ira que reside en el corazón (ira cordis), también en tanto que fluye en palabras (ira locutions), y en tercer lugar en cuanto a que se convierte en acciones (Tomas de Aquino)
Ira / Hostilidad: Un Proceso Emocional.
Ira > Subjetivo- Experiencial > “Afecto”
Hostilidad > Cognitivo > “Actitud”
Agresión > Conductual > “Conducta Destructiva”

Hablamos de un proceso emocional:

La Ira.

Este proceso tiene su dimensión fisiológica (fluctuaciones en la secreción hormonal, en los parámetros psicofisiológicos), su dimensión expresiva (conducta motora, gestos…), una dimensión subjetiva, con claras connotaciones afectivas (sentimiento de ira), y, una dimensión latitudinal, con connotaciones cognitivas, y que hace referencia a la hostilidad. La hostilidad es la parte cognitiva del proceso emocional de la ira.
Ira y hostilidad quedan entre sí en una estrecha relación, la conexión existente entre el todo y una de sus partes. Es en la interacción de subjetivo y cognitivo donde está el núcleo básico de este proceso emocional y su influencia sobre la salud de la persona, tanto en las evaluaciones, percepciones y valoraciones que la persona haga cuando se enfrenta a una situación, como en su estado afectivo basal.

La Hostilidad.

Es una variable multifacética y de difícil concepto que está conformada por un núcleo de creencias y actitudes negativas y/o destructivas hacia los demás y hacia la propia naturaleza humana: odio, rencor, resentimiento. Es una actitud que implica transmisión de resentimiento y que facilita respuestas verbales o motoras de tinte agresivo. Actitud duradera, mantenida en el tiempo, y que puede llegar al rencor y a la violencia, en algunos casos concretos, pero que frecuentemente se manifiesta de formas muy sutiles, acomodada a las normas sociales.
Hostilidad implica creencias negativas de los otros, y la idea fija de que el comportamiento de las otras personas es antagónico y amenazador para la persona hostil, y que está dirigido en su contra, así pues, la hostilidad implica la devaluación de los valores y motivos de los otros, la expectativa de que la gente es fuente de malas obras, y por consiguiente el deseo de oponerse a los demás, e incluso el deseo de causarles daño.
Es una actitud dependiente del aprendizaje, está basada en la cognición de la amenaza, y se relaciona con la creencia de que los recursos son escasos y finitos, creencia que le obliga al hostil a luchar contra los demás para cubrir necesidades y lograr lo que se propone.
Está fundamentada en la idea “Tu ganancia es mi pérdida”, lo que conlleva la competitividad y la suposición para el hostil de móviles encubiertos y segundas intenciones por parte de todo el mundo, generándole esto una gran facilidad para experimentar ira y percibir el mundo como una continua lucha que solicita su total dedicación.
La hostilidad se puede provocar ante situaciones de violencia física, y situaciones en las que percibimos o atribuimos a otras actitudes de irritabilidad, negativismo, resentimiento, recelo o sospecha hacia nosotros, o hacia otras personas queridas de nuestro entorno.
La Ira es una emoción displacentera de sentimientos que varían en intensidad. Irritación, enfado, furia o rabia causados por la indignación y el enojo que sentimos al vernos vulnerados en nuestros derechos. La ira es el componente subjetivo o experiencial del proceso emocional, a veces dificulta la ejecución de los procesos cognitivos, es pues, una emoción MORAL, pues se produce en promesas/ expectativas/ reglas y normas de conducta/ compromisos. Todo lo relacionado con la libertad personal. Aunque la ira sea considerada como una emoción negativa, (pues se interrumpe la conducta que se está realizando, ocasiona agitación y desencadena expresión negativa al entorno), la ira cumple funciones adaptativas:
Organización y regulación de procesos internos psicológicos y fisiológicos de autodefensa y la regulación de conductas sociales e interpersonales.
-La ira produce sensación de energía o impulsividad, y moviliza energía para reacciones de autodefensa y ataque, fuertes, resistentes y con vigor.
-La ira es una situación generalizada de exigencias y frustraciones excesivas que a través de esa moral buscan el triunfo, el reconocimiento.
-La manifestación más específica de la experiencia emocional de la ira es el resentimiento, que por lo común, se experimenta con un sentido de injusticia ante las responsabilidades y esfuerzos que la persona realiza en mayor medida que los otros.
-La ira también está presente en forma de irritación, reproche y odio. La pasión de la ira lo impregna todo y es la raíz dinámica de impulsos y actitudes.
La ira rechaza lo que uno es en función de lo que uno siente y cree que debería ser, por tanto, implica una obsesión por mejorar las cosas, que se suele traducir en un empeorar la vida propia y la de los demás.
Este querer mejorar las cosas se basa en comparar todo suceso o experiencia con un código preestablecido de valores, modelos, ideales y normas, código que puede estar en desacuerdo tanto con respecto a los otros como frente a la experiencia general, y la de la propia persona que no tiene mayor problema en establecer un código de normas, reglas y principios para poder saltárselo a voluntad, cuando la ocasión lo requiera.
En el caso del perfeccionista, la ira hacia adentro, el más obediente a la norma, pero poco obediente a la autoridad concreta de las personas, este interés por los ideales conlleva una expresión de sumisión a las exigencias del súper ego, al convertirse en un crítico severo, policía de uno mismo, estando el perfeccionismo al servicio de ira, manipulación, dominación y exigencia.
La crítica, ira inconsciente que se manifiesta en echar culpas y en producir en los otros un sentimiento de desasosiego, es una ira intelectualizada, más o menos inconsciente de su motivo, por lo que la ira no se expresa sino que se justifica y se racionaliza, con lo cual se niega. Los reproches morales como manipulación para la exigencia. El “yo quiero” se transforma en un “tu deberías”.
“La investigación psicológica todavía no se ha pronunciado, no se ha inclinado aun de manera concluyente, sobre si la ira hace que aumente o disminuya nuestra capacidad para afrontar situaciones difíciles”.
La ira se desencadena ante situaciones que son valoradas como injustas, o que atentan los valores morales o la libertad de la persona. Cuando otras personas trasmiten abusos verbales o físicos, en situaciones en las que se ejerce coacción sobre el comportamiento y /o las aspiraciones, ante la estimulación aversiva, sensorial o cognitiva, y ante una restricción física o psicológica.
Los efectos fisiológicos de ira y hostilidad son básicamente similares aunque los de la hostilidad sean más moderados en intensidad, duraderos en el tiempo, y resistentes ante la habituación. Se reflejan en el sistema nervioso autónomo, elevaciones de frecuencia cardiaca, de presión arterial, sistólica y diastólica, de la salida cardiaca y de la fuerza de contracción del corazón, así como vasoconstricción y elevaciones en las medidas de conductancia de la piel.
En el sistema somático, elevaciones en la tensión muscular general, y aumentos en la frecuencia respiratoria, sin que haya amplitud de la misma. También la ira produce incrementos en la secreción hormonal, reflejadas en una modificación del nivel de adrenalina y noradrenalina.
Otro aspecto importante en la repercusión de la salud es la forma de Afrontamiento. En esta emoción la forma natural de afrontamiento es la agresión “el impulso para atacar”. Impulso mal visto socialmente, y solo permitido en situaciones extremas, lo que hace que la prudencia y/ o el control puedan impedir la ejecución del afrontamiento más natural a esta emoción, que es la agresión.
Cuando se vivencia la emoción y el afrontamiento queda suspendido puede producirse una acumulación de energías y tensión no consumidas por el organismo. Organismo que ya se ha regulado y se ha preparado de forma homeostática para hacer frente movilizando la energía y tensión suficientes para afrontar. Si esta energía producida por el organismo no es canalizada de una forma adecuada, tanto socialmente, como adaptada acorde a las necesidades de la propia persona, puede ser perniciosa para ésta, si es que no encuentra formas de suprimirla.
En la ira hay que diferenciar entre Experiencia, la característica subjetiva que variará siempre en intensidad, frecuencia y duración, y Expresión, la respuesta transaccional en las amenazas del medio para regular el displacer experimentado.
Como ya se apuntó esta emoción debe ser canalizada. Bien sea, hacia el interior, hacia el exterior, o mediante su control.
• La ira hacia el exterior, anger out, reacción airada y externa, expresada hacia otra persona u objeto del entorno, a quien se considera responsable de la situación, o simplemente expresada hacia fuera sin intención de agredir (expresión de ira). La presión social existente sobre su expresión, hace que sean potenciados otros afrontamientos alternativos, como la reconducción, supresión o represión de estas manifestaciones.
• La ira hacia el interior, anger in, movilización de la acción no para solucionar el problema que ha causado la emoción, sino para suprimir la manifestación externa de la misma. La persona se irrita, se enfada con ella misma y no con la causa, con lo que la energía generada no se expresa, no es observable externamente, pero permanece en el interior.
• El control de la ira, anger control-.reflection, controlar los aspectos relativos a la experiencia y expresión de la ira, por un lado impedir la exteriorización, es decir, que las demás personas no sientan lo que pasa, y por otro lado, la racionalización y el control de la situación desencadenante de la emoción, intentando resolver el problema que la ha causado. “No debemos olvidar que el objetivo último de la intervención en la ira es el control, el autocontrol sobre la ira/ hostilidad, no su eliminación ya que esta emoción cumple funciones adaptativas e instrumentales que no deben ser eliminadas”.
Pero está claro que la forma más natural de afrontamiento de la ira es La agresión, “impulso para atacar”, aunque vemos que no es la única, como también hay que señalar que no todas las conductas de agresión representan un tipo de afrontamiento derivado de la emoción de la ira/ hostilidad.
En las conductas de agresión podemos diferenciar. Agresión por acción, por omisión e instrumental.
• Agresión por acción, es una conducta abierta, manifiesta, considerada como acción de ataque, destructiva o dañina. Alguien de forma intencionada y con ánimo de causar daño administra estimulación aversiva a alguien o algo.
• Agresión por omisión, conducta de omisión voluntaria y consciente que hace que alguien reciba un estímulo aversivo. Alguien de forma intencionada y con ánimo de causar daño (con el silencio y/ o la inactividad), administra estimulación aversiva a alguien o algo.
• Agresiones de modo consciente en las que asumimos la existencia propia de un proceso emocional de ira/ hostilidad que es el desencadenante. En esta forma de agresión está patente el deseo o propósito de causar daño a otro.”El fin justifica los medios”
• Existe otra agresión, la instrumental, donde la agresión es solo un medio para conseguir un objetivo, donde la ira no es el desencadenante. No hay en principio intención en causar daño, el interés es conseguir una meta, aunque el conseguir esta meta pueda implicar mucho daño para alguien o algo, este daño que se pueda infringir a otra persona o cosa es secundario en cuanto al tema que nos ocupa ya que el propósito es conseguir el objetivo. Agresión clara, agresión personal, social, medio ambiental, perpetrada en función del fin del acto y que no considera las consecuencias de los pasos a dar, los medios a emplear y las connotaciones para terceros.
Esto puede originar, aunque no sea el objetivo básico, agresión a otros, injustificada e irresponsable instrumentada en función de un fin. Se siente con derecho a que se le respeten sus necesidades neuróticas y a que se le tolere desprecio por los deseos de los demás, y al mismo tiempo siente que nadie tiene derecho a criticarle a él. Cuando sus pretensiones no se cumplen, asume actitud de venganza castigadora, que transita desde la irritabilidad al resentimiento, a accesos de rabia.

Intervención En Ira / Hostilidad.
(Modelo Bio-Psicosocial)

• La salud y la enfermedad son el resultado de la interacción al mismo nivel de factores biológicos, psicológicos y sociales, y por tanto es necesario tener en cuenta estos tres factores a la hora de considerar la enfermedad y su tratamiento.
• La persona es un ente global que enferma o sana en su conjunto, y no un simple agregado de órganos y sistemas fisiológicos. Estudiar el funcionamiento psicológico y social de la persona es tan importante como el análisis celular de la enfermedad.
• El ser humano es un sistema dentro de otros sistemas (familia, comunidad, biosfera, sociedad), que a su vez está compuesto por sistemas interrelacionados, cada uno de ellos compuesto de células y tejidos variados. Todos los sistemas interactúan entre si y los cambios y perturbaciones en un nivel del sistema afecta en todos (tanto a los de arriba como a los de abajo).
• Las personas tendemos a mantener el equilibrio de nuestro funcionamiento físico y psíquico. Autorregulación y Retroalimentación. El proceso emocional de ira-hostilidad puede cursar junto a varios de los trastornos especificados en los manuales de diagnóstico, como parte integrante de los mismos en cuanto a conductas agresivas, sentimientos de resentimiento, odio o rencor o, actitudes hostiles.
Se citan las características de la “Personalidad Antisocial”, según Naranjo:
• Afectividad hostil: Belicoso, temperamento irascible, pronto a meterse en discusiones o ataques, exhibe comportamientos verbales abusivos y físicamente crueles.
• Autoimagen Asertiva: Se considera orgullosamente a sí mismo independiente, dotado de una vigorosa energía.
• Vengatividad Interpersonal. Satisfacción en humillar y menospreciar a los demás y el desprecio al sentimiento, lo social y los valores humanísticos.
• Ausencia hipertímica del miedo: Activación impulsiva, rapidez de respuesta, atracción por el peligro y el castigo.
• Proyección Malévola: El afirma que la mayoría de las personas son taimadas, controladoras y castigadoras, justificando así su desconfianza y sus actividades hostiles y vengativas, actividades que se las atribuye a los demás.

Intervención En El Proceso Emocional. Ira / Hostilidad.

Cuando llueve creemos que el sol ha desaparecido, pero si volamos en un avión por encima de las nubes, descubriremos que el sol siempre ha estado ahí. En un momento en el que estamos llenos de ira nuestro amor sigue también ahí, nuestra capacidad de perdonar y de ser compasivos sigue ahí. El descubrimiento de Buda, la base de sus creencias, es que la infelicidad humana se asienta sobre un trípode formado por la ignorancia, el apego y la ira. Veinticinco siglos después la ciencia médica le da la razón: La ira puede causar graves daños psíquicos y físicos, y es una de las emociones más difíciles de controlar. Pero no solo podemos controlarla o dominarla, también podemos convertirla en una fuerza positiva, como el fuego que nos da luz y calor sin quemarnos, y las herramientas para conseguir esa fuerza están en nuestro interior.

En el tratamiento de Ira/ Hostilidad hay dos momentos diferenciados:

-Estrategias de primera actuación: intervención sobre el autocontrol, y sobre las respuestas de ira
-Estrategias de consolidación: consistentes en técnicas de desactivación, de reestructuración y entrenamiento.
Estrategias de primera intervención.
• Incremento del autocontrol personal. El “Darse cuenta” Aumentar la conciencia de la persona sobre su comportamiento frente a la ira, a fin de generar cambios sobre la forma en que emplea sus habilidades de afrontamiento. Acompañarle a sentir que cuando el corazón empieza a latirnos con fuerza, la cara a acalorarse, los pensamientos a arremolinarse, la presión sanguínea a disparase y la adrenalina a llenar nuestro cuerpo, hay escasa posibilidades de que respondamos con ecuanimidad y desde nuestra verdad. Hacer propia su ira, responsablemente, admitir y aceptar su conducta y las consecuencias para el mismo, los demás y el ambiente, reconociéndola como una atribución personal y de nadie más. Cómo cuando hay alguien o algo que le molesta en realidad ya estaba irritado con anterioridad.
En el momento en que te enojas tiendes a creer que tu desdicha la ha creado otra persona. Pero al observarlo más a fondo, quizás descubras que el principal causante de tu sufrimiento es la semilla de ira que hay en ti. Para ser menos irascible es necesario vivir el presente y poner la conciencia en lo que hacemos mal, ver como la estructura básica del pensamiento se basa en la desconfianza que conlleva un malestar hostil o agresivo. Cuando empezamos a cultivar la energía de ser conscientes, la primera percepción que tenemos es que la causa de nuestro sufrimiento no es otra persona, sino la ira que hay en nosotros, y entonces dejamos de culpar a los demás de nuestro sufrimiento.
• Interferencia de las respuestas de ira. El “Darse tiempo” Interrupción temporal de la actividad que esté realizando para evitar explosiones agresivas, permitir que disminuya la activación, y poder de esa manera recobrar el control de la situación. Como estrategias, la demora en la respuesta y la parada del pensamiento. El recurso al tiempo muerto es útil, tomar un tiempo para calmarse resulta útil, así como tomarse un respiro contra el estallido de ira para no hacerse daño, ni hacer, daño a nadie. Esto resulta bien como estrategia de choque o de primera intervención, no como una estrategia consolidada en el tiempo, ya que tomado como una actitud a largo plazo puede conllevar distancia, un esquivar y no encarar con eficacia. En el pensamiento ayudarle a ver a la persona como éste es categórico e inflamatorio, y es usado como algo dictatorial, riguroso y obligado a una norma muy fuerte de no reconocimiento del otro, del no reconocimiento propio. Norma moralista introyectada a fuego desde muy pronto, y que juzga al mundo como algo hostil y peligroso y que es tremendamente intolerante.
Estrategias de consolidación.
• Técnicas de relajación: habilidades de afrontamiento pasivas. Relajación, yoga, respiración, meditación. El sentir la calma, reducir la activación emocional y fisiológica para a través de la sensación de quietud y tranquilidad interna obtener una perspectiva diferente y otras habilidades de afrontamiento.
• Control de la respiración: Enseñar un adecuado control voluntario de la respiración para, automatizar ese control de forma que se mantenga incluso en las situaciones de problema. Cuando la energía de la ira se manifiesta en nosotros debemos saber manejarla, de lo contrario sufriremos. La respiración consciente es la práctica que nos ayuda a cuidar de nuestras emociones, y para poder cuidar las emociones hemos de aprender a poder cuidar de nuestro cuerpo. Al ser conscientes del proceso respiratorio, de la inspiración / expiración, tomamos conciencia del cuerpo. La respiración forma parte del cuerpo, cuando estamos enojados nuestra respiración se vuelve superficial y de baja calidad, corta, ruidosa, y en absoluto tranquila, esto genera mayor irascibilidad e intranquilidad al organismo.
Si logramos transformar esa respiración en inspiraciones y expiraciones más adecuadas podremos restablecer la armonía en cuerpo y mente.
• Reestructuración Cognitiva: Modificar el procesamiento de lo conocido y los prejuicios que produce la ira, interviniendo en los contenidos cognitivos, los sesgos del proceso y los esquemas negativos. Estrategia apropiada para saber cómo los pensamientos negativos de la ira contribuyen en los otros sistemas de respuesta, y que sirve para que la persona aprenda a ejercer un control y a modificar los factores estereotipados de pensamientos negativos. Reconocer la proyección continua que es su vida, hacia dentro o hacia fuera, hacia Dios y hacia el mundo, ya que la ira es muy proyectiva y viene asociada con otros sentimientos propios, ansiedad, depresión, y sentimientos propios que ponemos en los demás, celos, como resentimiento por miedo a perder el efecto del otro. Orgullo, como intensificación del auto-concepto. Vergüenza como consecuencia de su propia actitud son emociones bien asociadas con ira, agresión y hostilidad, desencadenantes o consecuencias estas emociones acompañan el discurrir de la ira.
Intentar descubrir una manera de vivir que produzca armonía y paz firmando un tratado de paz consigo mismo, porque a menudo está destrozado por el conflicto que mantiene en su interior. Está en guerra porque le falta visión interior, no alcanza a comprenderse y necesita comprensión para poder establecer la paz y la armonía en sí mismo y en sus relaciones.
Desde la clínica hay siete procesos diferentes que ocurren frecuentemente en el caso de la ira: Baja estimación, pensamientos de demanda coactivos, catastrofización, Sobregeneralización, pensamiento categórico e inflamatorio, pensamiento dicotómico, Atribuciones sobre las intenciones y motivaciones de otros.
• Solucionando el “Problema”: Que la persona acepte el hecho de que las situaciones problemáticas forman parte de la vida diaria. Percepción, atribución y valoración del problema como componente motivacional. Definición y formulación del problema. Descripción de hechos en términos claros, y planteamiento de objetivos realistas. Generación de soluciones alternativas y toma de decisiones mediante una alternativa eficaz y que sea realmente posible llevarla a la práctica.
Maneras suplementarias de reducir la ira. Albert Ellis
• Revisar los resultados prácticos de la ira: Cuanto mejor entendemos las fuentes de nuestras acciones y sentimientos de ira mayores serán las posibilidades de encontrar soluciones más idóneas que las dictadas por la rabia.
• Incrementar la tolerancia a la frustración: La ira y la violencia surgen de una baja tolerancia a la frustración. La cosa que nos frustra no debería existir, no solo es injusta, sino que no debe existir.
Aumentar nuestra tolerancia sabiendo que nos frustramos a nosotros mismos, sustituyéndola por el “deseo”, no por querer estar menos frustrados.
• Atacar el narcisismo y la grandiosidad: No solo queremos que los demás nos amen, sino que además insistimos en que así lo hagan, y nos sentimos abatidos sino lo hacen, nos sentimos heridos en nuestro amor propio, agraviados en nuestras exigencias de aprobación
• Ser consciente del daño que produce la ira y la violencia: El desprecio a los demás suele tener como resultado el tratar de apuntalar nuestro tambaleante amor propio, haciendo que los otros parezcan inferiores o desagradables.
• Contra las atribuciones de mala intención: Tendencia atributiva hostil: Ver malas intenciones donde no las hay y suponer que el otro me va a querer tratar mal.
• Reducir los sentimientos de inadecuación: Cuanto más nos aceptemos a nosotros mismos de manera incondicional menos tendencia tendremos a encubrir nuestra “inadecuación” con ira y hostilidad.
• Reconocer la ironía del odio: Podemos enfurecernos tanto con las personas que nos han tratado injustamente, que las convertimos en centro de nuestra atención y nos perdemos en eso, parece que lo que queremos es una mayor satisfacción para nuestra vida, pero en realidad nos obsesionamos con cambiarles a ellos, nos recreamos en hacerles daño.

Ibai. Emociones y Salud.
Ira y Hostilidad.
Melchor Alzueta