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Adolescencia.Pubertad, psicosexual y desarrollo cognitivo

Ibai / Emociones Y Salud.
Adolescencia, Pubertad, Psicosexual, Desarrollo Cognitivo,Desarrollo Moral, Salud Y Problemas Psicosociales.

Introducción El ciclo vital.

La división del proceso evolutivo en etapas es necesaria para la comprensión del ciclo de vida, tanto en la investigación, como en la docencia o en la clínica, y como conocimiento personal. Pero no deja de ser un hecho artificial, ya que es en sí misma, una interpretación social, además el paso de una etapa de desarrollo a otra varía en cada persona, y los prismas bajo la que se observa son culturalmente occidentales, no corresponden a una totalidad. Cuestan los pasos entre etapas en nuestra cultura más tiempo que en las demás.
Desde la perspectiva del ciclo vital, se contempla el estudio de las diferentes influencias que inciden en las etapas de desarrollo, y se propone una serie de variables que influyen en el mismo: Influencias normativas dependientes de la edad y dependientes de la historia, e influencias no normativas relacionadas con acontecimientos vitales.
Las transiciones entre ciclos se pueden generar por causas internas a la persona, biológicas, o por causas externas o sociales, y van a desencadenar cambios en las relaciones que establezcamos con el entorno o el interior de la persona, son periodos de adaptación que generan conflicto y momentos de inestabilidad, sentimientos, roles, responsabilidades ante los que podemos adaptarnos o demorarlos sin solución para otros estadíos venideros.
1.-Influencias normativas dependientes de la edad.
Se refieren a diferentes tipos de determinantes biológicos y ambientales relacionados con la edad cronológica que afectan, de modo similar, a muchos individuos. En la adolescencia, estas influencias podrían referirse, por ejemplo, a la maduración biológica, el desarrollo cognitivo o el nivel escolar correspondiente a la adolescencia.
2.- Influencias normativas dependientes de la historia.
Son procesos biológicos y ambientales que se producen en un momento histórico concreto. Así, los adolescentes nacidos en una época determinada han podido vivir determinados sucesos históricos (guerras, cambios políticos, situaciones económicas diversas) o evoluciones culturales (cambios en las normas de relación con los progenitores o con el sexo opuesto) que afecten su conducta y pensamiento de modo diferente a los adolescentes nacidos en otra época.
3.- Influencias relacionadas con acontecimientos vitales.
Son imprevistas, no ocurren de acuerdo a lo normativo, incluyen sucesos importantes en la vida de una persona particular. Estos acontecimientos pueden estar vinculados al propio adolescente -un cambio de colegio o residencia, una experiencia amorosa- o afectar a su entorno social: la pérdida de un amigo o la muerte de un abuelo.

Adolescencia.

Puede decirse que es la transición que sucede desde el paso de la niñez hasta la juventud, comienza a los 12 años (aprox.) y, también, es llamada “el segundo nacimiento”, puesto que es el momento en que lo vivido en la niñez se socializa. Los primeros síntomas, y los más llamativos, son los fisiológicos, la pubertad precede a la adolescencia, aunque tomemos ambos términos como parte del mismo proceso evolutivo.
Por un lado, es el nacimiento a lo social, encarna el arquetipo del ideal de belleza, fuerza y renovación y, por otro, esta vez, con un sentido negativo, es el nacimiento de la intolerancia, irreflexión e incluso falta de control que, trae consigo una problemática propia de inseguridad y tensión. Los cambios hormonales influyen en la conducta, provocando irritabilidad y perturbación emocional, y lo psicológico va variando en función de la imagen que el adolescente se va haciendo de su propio cuerpo.
Se trata de un momento de cambio y afirmación de una identidad que es afectada por todo el conjunto del entramado social (familia, amistades, educación y cultura). Es la identidad que necesita establecerse con un conjunto de valores y creencias que le confieren una ideología, que va a la búsqueda de unas metas educativas y profesionales, y que se define en lo interpersonal mediante una orientación de género.
Ya en los escritos de Platón y Aristóteles se describe al adolescente como alguien repleto de sentimientos tormentosos y lleno de angustia, esta caracterización, que también se encuentra abundantemente en numerosas obras de literatura, Dante, Shakespeare o Goethe, evidencian la turbulencia, la melancolía y la incomprensión paterna suscitada por la pasión amorosa de los adolescentes. Rousseau en el siglo XIX en su obra “El Emilio” asocia con la imagen del adolescente las ideas de revolución y pasión, es una revolución tormentosa que se manifiesta con cambios frecuentes de humor, inestabilidad y rebeldía.
Sigmund Freud, influido por la teoría evolucionista, reforzó la creencia de que la psicología del adolescente está fundamentalmente caracterizada por el estrés, la pérdida y la confusión, lo cual tiene su causa en la emergencia de los impulsos sexuales biológicos, el psicoanálisis posterior aceptó esta postura. Decía Ana Freud al hablar de este período del desarrollo que, “ser normal durante la adolescencia es de por sí mismo anormal”, y Stanley Hall la llama strum & stress, tempestad y tensión, (periodo tormentoso por la sexualidad que emerge).
Bandura sostiene que la idea de la adolescencia como un tiempo de rebelión, tormenta interior y conflicto intergeneracional es más bien una elaboración social, mantenida por diversas razones: la sobre generalización de signos superficiales de inconformidad, el sensacionalismo de los medios de comunicación ofreciendo una imagen desviada del adolescente, la manipulación desde los ejemplos de adolescentes problemáticos producto de estudios psicológicos y sociológicos, la excesiva importancia dada a la frustración o los conflictos sexuales. Todo esto puede dar como resultado conductas inadaptadas de adolescentes para adaptarse a las expectativas sociales.
Independientemente de cualquier criterio social o profesional, los adolescentes se encuentran en un periodo de profundas decisiones, tanto en el aspecto académico y laboral: Qué estudios seguir, estudiar o trabajar, qué carrera elegir, como en el personal: Mantener una relación de pareja, tener relaciones sexuales. Todas estas opciones y los cambios que producen, la duración de la adolescencia y la incertidumbre sobre el futuro, hacen de la adolescencia un período de estrés.
Todos los aspectos de la vida cambian y se reestructuran. El adolescente necesita probar los límites del control parental y social, esto puede generar conflictos y amargura entre partes, parece, en consecuencia, que los adolescentes “deben de vivir”, en un mundo turbulento. Está la sociedad está tan convencida de esto que vemos esta etapa del desarrollo como una época de trastornos, problemas y estrés. Esta visión ha propiciado cuatro creencias sobre la adolescencia:
-La adolescencia es una etapa marcada por inestabilidad emocional, que a menudo es bastante intensa. Esta inestabilidad se desarrolla cuando los problemas y cambios mencionados desbordan al adolescente.
-Cualquier trastorno que aparece en esta etapa está auto limitado y no continúa cuando se llega a adulto. La mayoría de las tormentas emocionales que afectan a los adolescentes desaparecen al alcanzar la edad adulta.
-El resultado normal de la necesidad de los adolescentes de separarse de sus padres supone un periodo de intensos conflictos y declarada hostilidad.
-Existe invariablemente un abismo generacional entre padres y adolescentes, el cual se desarrolla a medida que éstos últimos aceptan retos y abandonan las opiniones y valores de sus padres. (Serra, E. 1999)
La adolescencia es un momento crucial en el desarrollo humano: es el momento del desarrollo sexual con sus características hormonales y la configuración corporal definitiva, lo que implica “la fijación de una nueva identidad y los nuevos comportamientos sociales” que derivan en una conciencia social, todo ello está encaminado al alcance de la madurez:
-Biológica, puesto que se trata de un desarrollo físico y sexual.
-Psicológica, ya que hablamos de “una nueva identidad” que puede derivar en una doble direccionalidad, por un lado, el éxito, que confiere aceptación social y un ser más individual y, por otro, hacia un fracaso de inmadurez: si se va configurando la personalidad de una manera acorde a la edad de desarrollo, se acarrea un déficit personal para etapas posteriores del desarrollo.
-Los rasgos psicológicos del adolescente son los que ayudan a afrontar los cambios y los que le otorgan la oportunidad para el crecimiento, la definición del self, la adecuación al medio y la impulsividad en la búsqueda de emociones y en el estatus, lo que significa, asumir, en ocasiones, conductas de riesgo sin una clara conciencia de las consecuencias.
-Social, por los nuevos comportamientos, actitudes, valores y aparición de conciencia social y ecológica.
En este “adiós a la infancia” son la profundidad y la amplitud de los cambios físicos que comienzan a experimentar los niños y las niñas al comienzo de la adolescencia un factor clave, estos cambios se van a ir sucediendo, a lo largo de varios años, en una secuencia más o menos prefijada que les va a conducir a la madurez física y sexual. No todos los adolescentes van evolucionando en el mismo tiempo de desarrollo, ni representan lo mismo para todos ellos. La experiencia de estas transformaciones discurre conjuntamente con otros cambios intelectuales, afectivos y sociales.

Pubertad.

“Cambios morfológicos y fisiológicos que se dan en el desarrollo del chico o chica a medida que las gónadas cambian del estado infantil al estado adulto”. (Marshall y Tanner, 1986, p. 171). Palabra derivada de “pubertas”, que significa edad de la madurez. Relacionada con la aparición del vello pubiano y el inicio de la menstruación, es un proceso complejo que implica a muchas funciones corporales. Musculatura, sistema respiratorio y cardiovascular acompañan el desarrollo de las características sexuales y reproductoras, este proceso se completa con la madurez física y sexual del adolescente y la adquisición de las características adultas del propio sexo, constituyen un proceso con fases diferentes que, normalmente, pueden durar cuatro o cinco años.

Características propias de la pubertad.

1.- Maduración del esqueleto. El “estirón” adolescente: Es una acelerada tasa de crecimiento durante la edad temprana de la adolescencia, es una aceleración seguida de una desaceleración del crecimiento, en la mayor parte de las dimensiones y en muchos órganos internos. Puede adelantarse en su aparición o irse retrasando en función de cada persona, y corresponde a cambios en la composición corporal, cantidad y distribución de grasa asociada al crecimiento del esqueleto y la musculatura, aumento del peso del corazón (casi al doble), aumento de la capacidad torácica y aceleración pulmonar, el ensanchamiento del tórax da una mayor capacidad de volumen de aire, que conlleva un aumento de fuerza y de resistencia, una y disminución en el metabolismo basal.
2.- El desarrollo de las características sexuales, primarias las implicadas directamente en la reproducción, desarrollo de los órganos sexuales o la primera menstruación en las chicas y la primera eyaculación en los chicos. La glándula hipófisis incrementa su actividad en la producción de hormonas del crecimiento, la tiroides en la oxidación de tejidos, el páncreas y las suprarrenales que activan el metabolismo de grasas y azúcares, y que junto con la hipófisis crean hormonas sexuales. Las características sexuales secundarias son rasgos importantes para distinguir a hombres y mujeres pero que no claves para la reproducción, aparición de vello en la cara o en el pubis o los cambios en la voz en los chicos, y aparición del vello pubiano o aumento del pecho en las chicas.
3.- Los cambios en el cerebro adolescente. Dos diferencias fundamentales surgen de la comparación del cerebro antes y después de la pubertad: En la adolescencia no cambian dendritas y somas celulares, pero si lo hacen los axones, los cuales incrementan su velocidad de transmisión de potenciales de acción, esto es debido a la mielinización de los axones, que incrementan la cantidad de canales iónicos de Na+, dependientes de voltaje, en el segmento inicial del axón, y aumentan el grosor del mismo.
Este proceso aumenta la velocidad de transmisión de la información nerviosa en la corteza frontal. Respecto a las conexiones sinápticas entre neuronas, existen dos procesos complementarios: la proliferación y la eliminación de sinapsis. Durante la niñez y la pubertad, se produce un aumento de las sinapsis en la corteza prefrontal. Después de la pubertad, se produce una eliminación y reorganización de estas sinapsis. Esta poda ináptica se produce a lo largo de la adolescencia y conlleva un descenso en la densidad sináptica de los lóbulos frontales.
En cuanto a la estructura cerebral, desde la niñez el crecimiento se produce especialmente en los lóbulos temporales y parietales, relacionados con funciones lingüísticas y espaciales. El lóbulo frontal sigue desarrollándose hasta la edad adulta, la falta de madurez de la corteza prefrontal puede ser asociada con rasgos típicos de este periodo, como la impulsividad, o las conductas de riesgo. Estos cambios cerebrales se pueden vincular con el desarrollo de funciones intelectuales como la atención selectiva, la solución de problemas, la toma de decisiones o la inhibición de respuesta.
También hay una diferencia importante entre el procesamiento de información emocional adolescente y adulto. En los adolescentes, la actividad de la amígdala era superior a la detectada en el lóbulo frontal, encontrándose el patrón inverso en los adultos. Dado que la amígdala está más relacionada con la emoción y el lóbulo frontal con el razonamiento, los autores suponen una carga de visceralidad mayor en los adolescentes que en los adultos. (Moreno, A. 2009)

Psicosexual.

La actividad sexual está motivada por una combinación de diferentes estímulos sensoriales que, en conjunto, activan los elementos químicos situados en el cerebro y relacionados con el impulso sexual, dándole fuerza a este deseo. La sexualidad es una respuesta y una necesidad de nuestro sistema nervioso. Para disfrutar de ella debemos conocer bien nuestro cuerpo así como ser capaces de expresar nuestros deseos y necesidades. Comenzamos a tener conciencia de la sexualidad en la adolescencia, con los cambios corporales experimentados y debidos, principalmente, a la hipófisis que produce y libera las hormonas sexuales (testosterona, progesterona y estrógenos).
El comienzo de todas estas manifestaciones está regulado por el cerebro y el sistema endocrino, las diferencias entre los dos sexos se deben a la diferente concentración de hormonas en su sangre (más testosterona en chicos y más estrógenos en chicas). El aumento en la concentración de andrógenos lleva a los cambios internos y externos en el aparato reproductor masculino. La acción de la testosterona se refleja en el aumento de tamaño de los testículos y el pene, la producción de esperma, el vello en la cara y el cuerpo, y el cambio del tono de voz. Todos estos cambios que llevan a la madurez física y sexual no suceden bruscamente sino que, por el contrario, constituyen un proceso con fases diferentes.
En general, las chicas llegan a la pubertad uno o dos años antes que los chicos (como norma, el proceso puede comenzar en las chicas a los 10-11 años y en los chicos a los 11-12 años). Las chicas tienen una pubertad más temprana, ya que su estirón y el desarrollo del pecho resultan muy visibles, mientras los cambios correspondientes en los chicos -desarrollo de los genitales- no lo son.
Las diferencias en la edad en que comienza la pubertad hacen que hablemos de adolescentes precoces, en los que la pubertad se adelanta a la norma, y adolescentes tardíos, que alcanzan la maduración con un retraso respecto a la media. Las diferencias en la manifestación de la pubertad están poco más ligadas a componentes genéticos y ambientales que étnicos, es primordial la alimentación ya que una mala alimentación puede retrasa el crecimiento y la pubertad.
Las tasas de crecimiento físico de niños y adolecentes se han acelerado durante los últimos cien años, llevando a una maduración más rápida y más temprana, lo que conocemos como tendencia secular, esto que es evidente en el crecimiento de los niños, también tiene implicaciones para el desarrollo adolescente. La talla adulta ahora se alcanza a una edad más temprana, además de afectar a los cambios en la talla y el peso, la tendencia secular también incide en la maduración del sistema reproductor, afectando por ejemplo a la reducción en la edad de la menarquía. Las causas fundamentales que subyacen a la tendencia secular son una mejor asistencia sanitaria y una nutrición adecuada. (Coleman y Hendry 1999).
La menarquía, del griego principio, es la primera hemorragia menstrual de la mujer, está influida por factores genéticos y ambientales, ya se mencionó que especialmente importantes son los aspectos nutricionales. El promedio de edad de la menarquia ha bajado en el último siglo, la edad media de la menarquía en España se sitúa en torno a los 12,5 años, es la culminación de una serie de procesos fisiológicos y anatómicos en la pubertad: Secreción de estrógenos, suficiente masa corporal, aumento del tamaño del cuello uterino, desarrollo de mamas, expansión de pelvis e incremento del tejido adiposo.
El síndrome premenstrual incluye síntomas tanto físicos como psicológicos que experimentan las chicas antes de tener el periodo menstrual: acné, dolor de espalda, fatiga, irritabilidad, problemas de concentración y dificultad ante el estrés son algunos de los síntomas.
Históricamente no se ha prestado atención a los cambios psicológicos originados por la menstruación, aunque es un acontecimiento que no pasa desapercibido para la mujer en el ámbito psicológico, para las chicas es un acontecimiento que puede producir miedo o alegría. La menstruación significa el acceso la categoría de mujer frente a la categoría de niña, y por tanto, puede ser deseada como acceso a un nivel diferente y superior o temida en tanto porqué supone el abandono del estado infantil.

El Embarazo en la Adolescencia.

El número de embarazos y abortos en adolescentes es excesivamente alto, pueden existir distintas causas para que ocurra: Escasa o nula comunicación con los respecto al sexo, lo que lleva a los adolescentes a buscar consejo en otros adolescentes. Inicio precoz en las relaciones sexuales, amor al riesgo y a la experimentación, ya que existe una necesidad desmedida por tener nuevas experiencias. Presión grupal, pareja sexual y amigos pueden presionar a la adolescente a mantener relaciones sexuales en ocasiones de riesgo. Inseguridad, baja autoestima, poca confianza en sí misma, que suplen con relaciones íntimas con el otro sexo.
Desconocimiento de métodos preventivos eficaces y falta de educación sexual. Los embarazos adolescentes tienen un mayor riesgo en la producción de situaciones de inestabilidad: Abandono precoz de los estudios, trastornos psicológicos tanto para la madre como para los, abandono del padre del futuro hijo, puede haber desvinculación del adolescente, tanto de la madre como del hijo. Alteraciones de peso, anemia, abandono de amistades y rutina, y una mayor mortalidad infantil, la mortalidad en los nacimientos de madres menores de 17 años triplica la existente entre madres de 20 a 29 años.
C. Pedrosa recoge un esquema de Oswald Schwartz publicado en “el libro de la vida sexual”, donde menciona una evolución en dos momentos: Descubrimiento de la dualidad y descubrimiento de la reciprocidad, y lo divide en seis etapas:
-La etapa de la confusión, el elemento físico y psíquico aparecen distanciados e indistintos, se desconoce su finalidad y la posibilidad de utilizarlos. Corresponde a la infancia.
-La etapa del descubrimiento solitario del placer, tanto del placer amoroso como del sexual como elementos aislados. Corresponde a la pubertad.
-Descubrir el placer con otra persona. Un paso hacia la maduración y la complementariedad sexual con el otro/a, en esta etapa termina el descubrimiento de la dualidad.
-El comienzo de la reciprocidad, el descubrimiento del placer con el otro sexo, como algo complementario física y psíquicamente. Ocurre durante la adolescencia.
-El ideal de hombre o mujer, el placer se especifica en una persona concreta.
-La entrega personal. Más que la búsqueda del otro, es la entrega de uno mismo, es la unión entre lo sexual y lo amoroso. Lo sexual no es un impedimento, problema o sufrimiento, es parte integrante de la personalidad.
De esta forma la madurez de la evolución psicosexual consiste en la integración del amor y de la sexualidad, de lo erótico y de la ternura y este es el camino en el que se encuentra el adolescente, el descubrimiento de lo complementario y de lo diferente, la curiosidad inicial se ha transformado en atracción durante su ciclo vital, y ha surgido la necesidad de amor y ternura, que se puede consolidar logrando la maduración que lleva a las siguientes etapas del ciclo vital.
Según el psicoanálisis, las defensas patológicas, que corresponden al momento son el ascetismo, como negación del placer, y la intelectualización, es decir, convertir conflictos concretos en problemas abstractos. Debido a los cambios fisiológicos que la acompañan, a esta etapa de vida le corresponde la etapa genital en los estadíos de desarrollo freudianos, surgen los impulsos sexuales produciéndose una primacía del erotismo genital.
En esta etapa se reviven los conflictos edípicos infantiles, y se necesita resolverlos en independencia de los progenitores, traspasando los lazos afectivos a nuevos objetos amorosos, esto trae tensiones y conflictos que se pueden expresar como de ambivalencia e inconformismo.
Así el adolescente se enfrenta a un segundo complejo edípico, donde la sexualidad es centro y clave en su proceso vital. El resolver la crisis psicosexual es un aspecto crucial, se sustenta en la superación del Edipo, donde, según (Pedrosa C. 2009), puede haber tres variables:
Maduración Normal.
Al reaparecer la situación edípica la solución normal sería la aceptación, la integración de la imagen del padre como algo deseado, pero no sexualmente, si el adolescente es capaz de aceptar las diferencias entre uno y otro, y en consecuencia, la imposibilidad de competir con el padre, y renuncia a su madre como sexo complementario, buscará otra mujer. Así el adolescente se identifica con padre y madre y mantiene una actitud amorosa compatible con la realidad.
Solución Hiper-Edípica.
El adolescente acepta su inferioridad respecto al progenitor de igual sexo, renuncia a la competencia y se siente vinculado a aquél y protegido por él. Su atracción hacia el otro sexo se presenta como algo prohibido, incestuoso.
Solución Anti-Edípica.
La rebelión del adolescente contra el mismo sexo de forma que, para evitar el supeditarse, en vez de sublimarlo o imitarlo, se lanza a conquistar a la madre en todas las mujeres, una actitud de búsqueda de nuevas experiencias para asegurarse que no hay ningún rival, que es capaz de hacer lo que hace su padre.
Lo que sí parece evidente al respecto es que el adolescente comienza a romper la dependencia con la que había vivido, y en este camino la voluntad será el factor decisivo, la voluntad representa una contrapartida de la sexualidad y permite el gobierno de esta. (O. Rank)
W. Reich en la función del orgasmo desmonta la teoría Freudiana: Freud había sostenido que el periodo de latencia sexual de nuestros niños, entre los seis y los doce años, era un fenómeno biológico. Mis observaciones de adolescentes de distintos estratos de la población habían demostrado que, dado un desarrollo natural de la sexualidad, el periodo de latencia no existe. Allí donde se da un periodo de latencia, tratase de un producto artificial de nuestra cultura.
La supresión sexual en el infante y en el adolescente no es, como afirma el psicoanálisis, de acuerdo con erróneos y tradicionales conceptos educativos, el prerrequisito del desarrollo cultural, la sociabilidad, la diligencia y la limpieza: es exactamente lo opuesto. Los niños sanos presentan una sexualidad natural espontánea. Los niños enfermos, una sexualidad artificial, o sea perversa.
La alternativa que enfrentamos en este asunto de la educación sexual no es, en consecuencia, sexualidad o abstinencia, sino vida sexual natural y sana, o perversa y neurótica. La represión sexual es de origen socio-económica y no biológico. Su función es sentar las bases de la cultura autoritaria patriarcal y la esclavitud económica. En los comienzos de la historia, la vida sexual humana seguía leyes naturales que ponían los fundamentos de una sociabilidad natural. Desde entonces, el periodo del patriarcado ha creado, con la energía de la sexualidad natural suprimida, la sexualidad secundaria, perversa, del hombre de hoy. (Reich, W. 2003, págs. 242-244)

Desarrollo Cognitivo.

Para Piaget la diferencia entre el razonamiento infantil y el adolescente reside en la capacidad de pensar sobre el mundo de lo posible, lo que está supeditado tanto a cultura como a educación, es el paso de las operaciones concretas a las operaciones formales, la etapa de la lógica formal, la del pensamiento hipotético-deductivo. La capacidad de plantearse posibilidades, de experimentarlas sistemáticamente y de deducir leyes o principios.
Todo esto está apoyado en la colaboración con los demás. La ampliación de la vida social del adolescente, el paso al instituto, los primeros grupos de pertenencia, y los grupos de referencia, amplían su vida social y le permiten conocer los puntos de vista de los demás, hacer reflexiones sobre los propios, e imaginarse otras posibilidades, lo que le otorga una mayor capacidad en general.
En esta nueva estructura lógica las operaciones formales comprenden: Igualdad y reciprocidad con los adultos, programa de vida futura, y la búsqueda de la reforma de la sociedad en la que se inserta. El adolescente construye: teorías que suponen representaciones abstractas de lo real y de lo posible, una teorización más allá de la vivencia que sirve para razonar sobre sí mismo y sobre la sociedad, y sistemas como conjuntos de conocimiento organizado.

Características del Razonamiento Formal Frente al Concreto.

En la teoría evolutiva de Piaget el estadio de las operaciones formales es el final de la secuencia del desarrollo cognitivo, las operaciones formales son la forma en que Piaget concibe la cognición en la adolescencia y juventud, son características principales del pensamiento operatorio formal:
1.- Razonar sobre posibilidades, lo que cuenta es “lo que puede ser”, no solamente “lo que es”. Es una subordinación de lo real frente a lo posible, a la hora de solucionar un problema, el adolescente no se centra tanto en sus condiciones reales, directamente perceptibles, como en las diversas posibilidades potenciales que se abstraen de lo concreto.
2.- Razonar sobre futuro, planificar antes de actuar y controlar el comportamiento.
3.- Razonar sobre hipótesis, elaboración de posibilidades, razonamiento sobre una explicación hipotética, no es una elaboración concreta de la realidad sino una elaboración conceptual. Es un pensamiento hipotético-deductivo: el adolescente hipotetiza explicaciones o soluciones posibles a los problemas, explicaciones de las que extrae conclusiones que intenta verificar sobre la realidad.
4.- El razonamiento sobre el propio razonamiento y su expresión en el lenguaje. Lo intraproposicional frente a lo interproposicional, el adolescente puede relacionar las diferentes proposiciones, y construir sistemas donde priman las relaciones de tipo lógico. El pensamiento no es ya sobre realidades, sino sobre proposiciones, un pensamiento de segundo orden, que es capaz de operar mentalmente sobre entidades puramente conceptuales.
Si el cuerpo va madurando en la adolescencia también lo hacen nuestros patrones de pensamiento, el logro de la capacidad de razonamiento formal libera al adolescente en muchos aspectos del egocentrismo infantil, pero paradójicamente, este se vuelve a enredar en una nueva versión de lo mismo. Se origina el egocentrismo del adolescente, quien termina por suponer que es el eje del pensamiento de los demás, y que estos están tan fascinados con su personalidad como el mismo, se produce una autoevaluación desde el punto de vista de los demás en tres grandes esferas de interés: la inteligencia, el aspecto físico y la personalidad.
Coherentemente con esta auto-fascinación, tal y como destacan algunas investigaciones, a los adolescentes les molestan más que a los niños más pequeños el hecho de que sus limitaciones sean señaladas a otros (Elkind y Bowen, 1979). De esta forma la capacidad de reflexión en las operaciones formales está limitada por el egocentrismo adolescente, incapacidad para diferenciar el yo que reflexiona del universo social sobre el que reflexiona. Tiene dos manifestaciones:
La Audiencia Imaginaria, conducta o apariencia propia. Piensa el adolescente que es el centro de atención de todo lo que le rodea, le cuesta diferenciar entre aquello en lo que otros piensan y sus propias preocupaciones, presupone que si está obsesionado con un determinado pensamiento los otros también lo están, y de aquí surge el concepto de audiencia imaginaria, el adolescente anticipa en situaciones sociales reales o fantaseadas las reacciones de los otros.
La Fábula Personal, piensa que sus vivencias son únicas y con ellas crea una historia personal que va repitiendo, y que le da un sentido de omnipotencia, al ver sus propios sentimientos con una excesiva diferenciación provoca la ilusión de que crea que es tan importante para tantas personas, y que llegue a ver sus preocupaciones y sentimientos como muy especiales, casi únicos.
Esta manifestación del egocentrismo adolescente, está relacionada con la fantasía del expósito (Elkind 1974 ): los/as adolescentes convencidos de que sus padres tienen muchas deficiencias, no aciertan a entender como dos personas tan comunes y limitadas pudieron haber procreado una persona tan sensible y especial: a “mi”, como esto no es posible desde luego, el adolescente debe ser un hijo adoptado o expósito.
Ligado a este concepto surge la sensación de invulnerabilidad que envuelve al adolescente, al ser tan diferentes del resto de la gente no pueden ser tocados por las cosas negativas (sesgo optimista), que sólo suceden a los demás, de ahí la temeridad en los comportamientos de algunos adolescentes.
La liberación de este egocentrismo se puede producir por la influencia complementaria de dos factores: por un lado, la creciente inserción en la sociedad, que proporcionará al adolescente una diversidad de perspectivas, le obligará a reconsiderar las suyas y a descentrarse, y por otro lado, el avance en su desarrollo cognitivo que posibilitará una coordinación más adecuada entre las teorías y los hechos.
En el procesamiento de información, hay tres procesos psicológicos implicados, son percepción, atención y memoria, habiendo tres elementos fundamentales: La capacidad de procesamiento, el aumento del conocimiento y la autorregulación cognitiva. En el adolescente aumenta la velocidad de procesamiento de la información, se procesa más rápido, y hay una mayor cantidad de almacenamiento a corto plazo.
Todo esto está motivado por la maduración, que implica a más elementos, y una mayor cantidad de relaciones entre ellos. Esta mayor eficacia conlleva cambios en el uso de estrategias, hay un uso más estable, generalizado y eficaz, se amplía el repertorio de estrategias relacionadas con el aprendizaje, y se modifican las estrategias de solución de problemas específicos.
Los procesos metacognitivos, producto del razonamiento formal, son factor fundamental en el procesamiento de información. Es por un lado el conocimiento propio, y por otro la autorregulación de la conducta intelectual, para esto se va estableciendo estrategias de identificación, control, planificación y evaluación del problema. Cuatro aspectos cognitivos esenciales:
-Conciencia del propio conocimiento, en cuanto a lo que se sabe y lo que se desconoce.
-Metacomprensión, capacidad de comprender la información que se procesa y de detectar contradicciones o errores.
-Verificación de resultados, saber si las soluciones tienen relación con el problema.
-Conciencia de las estrategias realizadas, saber cómo se ha llegado a esa conclusión.
En consecuencia la toma de decisiones incluye los siguientes pasos: Identificación de posibilidades, análisis de las consecuencias, evaluación de la consecuencia e integración de las informaciones. Los adolescentes imaginan más posibilidades, anticipan mejor las consecuencias y evalúan de forma más integrada toda la información, pese a ello los adolescentes asumen conductas de riesgo motivadas por la búsqueda de sensaciones nuevas.
Todas estas mejoras, cantidad y velocidad de información procesada, y funcionamiento estratégico producen cambios en el conocimiento, el cual aumenta el uso de estrategias intencionales, los conceptos que se van incorporando pertenecen mayormente al pensamiento inductivo, son creencias que se van incorporando al conocimiento, creencias que suelen permanecer implícitas, y que pueden no corresponder a una reflexión consciente, y originar contradicciones e incoherencias, para el psicoanálisis característica de este periodo es la intelectualización, es decir, convertir conflictos concretos en problemas abstractos. Estas creencias son resistentes al cambio, funcionan como guías de acción, tienen un origen individual y social y son homogéneas.
El pensamiento y la toma decisiones adolescente tiende a ser inductivo y apoyado en heurísticos y sesgos, tanto cognitivos como sociales .Se basa en la confección de una idea rápida en función de experiencias anteriores, sentimientos y motivaciones inconscientes, por tanto es singular y problemático, ya que se establece en el mundo de las verdades probables, no en las verdades necesarias como el pensamiento deductivo, sus formas son la generalización inductiva, que es una extrapolación a futuro inferida del pasado, es decir, un rasgo vivido con anterioridad da contenido al fenómeno presente, el adolescente aplica la semejanza entre lo ya conocido y lo que tiene frente a sí.
Y es causal, esta inducción que explica al adolescente la realidad es la forma de responder a sus porqués, el razonamiento causal normalmente está apoyado en una generalización y en una observación, en consecuencia hay un antecedente y un consecuente en la explicación de la realidad.
Otra forma de pensamiento arraigada en la adolescencia es la comparación, se comparan dos cosas, el análogo, lo obvio, lo fácil de comprender, y el tema, lo difícil de comprender, en la analogía se infiere la conclusión del tema estableciendo la comparación con el análogo, bien sea por el grado de semejanza, o por el pronóstico que se hace sobre su finalidad, es decir, la predicción del resultado. El empleo de la lógica depende de las creencias, aunque las capacidades lógicas existen y se van desarrollando, el razonamiento intuitivo conforma el pensamiento adolescente, en consecuencia las hipótesis trazadas por el adolescente no se derivan directamente de datos o hechos, sino más bien del propio conocimiento o creencias.
El razonamiento hipotético, como el causal, parte de la observación y se apoya en generalizaciones inductivas, estas ayudan al adolescente a plantear hipótesis, que van indicando cómo imaginar la realidad, y llevan a una manipulación de la realidad para verificar los pronósticos. El hipotético continua donde se queda el causal, deriva en predicciones y las comprueba, en un camino guisado por hipótesis, que son las que dirigen y guían la búsqueda de datos para una verificación o comprobación indirecta, pues lo que se prueba son las predicciones que se derivan de las hipótesis.
Es el tiempo de las hipótesis con la finalidad de afirmar el conocimiento, los hechos y las generalizaciones causales son la base de las hipótesis, siendo las hipótesis explicaciones probables de estos hechos, es decir, son las conclusiones del razonamiento causal. Las hipótesis no se derivan de los hechos ni son prueba de ellos, son el producto de la reflexión sobre ellos, a los que se les otorga sentido o significado desde el propio conocimiento, creencias o generalizaciones. El razonamiento hipotético va más allá de los datos, guía la búsqueda de los hechos que permiten la verificación, no de las hipótesis, sino de las predicciones derivadas de ellas.
El desarrollo intelectual avanza en la comprensión de las situaciones relacionadas con ideas, sentimientos y conductas de las personas, instituciones, costumbres y todo lo relacionado con el conocimiento social. Se ve influido, o determinado, por las expectativas sociales y culturales, y en un ambiente más cercano por la familia, que junto a educación, grupos afines y sociedad en su conjunto participan en la estimulación u obstaculización del proceso moral, normas, valores, etc. En relación al conocimiento del yo y de los otros:
-Los niños pequeños definen a los otros en relación a su aspecto externo, familia, lugar donde viven, o conducta respecto a ellos.
-En la niñez media se incluye la personalidad del otro.
-En el comienzo de la adolescencia se hacen descripciones más complejas, diferencias entre aparente y real y deducciones. Conductas consideradas en torno a características personales y factores situacionales. Se desarrolla la capacidad de ver el mundo tal como los otros lo ven.
Conocimiento de las instituciones y costumbres sociales: Hacia el final de la adolescencia se alcanza una visión abstracta, diferenciada y funcional de lo político e institucional.

El Desarrollo Moral.

Criterios que adoptamos para decidir que es bueno o malo, justo o injusto, y principios generales. El desarrollo moral corre parejo con la elección de un conjunto de creencias y valores que sustentan nuestra visión del mundo. El paso de niño a adolescente, supone un cambio radical, se produce una maduración biológica general que conlleva un aumento del desarrollo moral. Es en esta época cuando aparecen sentimientos morales propios de cada uno en contraposición a la aplicación absoluta de las normas morales que se seguía en la niñez.
El adolescente formula principios morales generales y los afirma de un modo autónomo frente a las normas exteriores, entiende la moral como la búsqueda de la imagen ideal de sí mismo, en la que se pone a prueba su fuerza de voluntad, la solidez de sus posibilidades y sus cualidades personales, algunos valores morales preferidos en esta etapa son el sentido del honor (nobleza, dignidad), la sinceridad, la valentía o la lealtad.
El ambiente en el que viven y se desarrollan será clave en la evolución de su moral, ya que está tiene dos dimensiones: justicia en relación con los derechos del individuo y cuidado derivado de una responsabilidad hacia sí mismo y hacia los demás. Cuestión desarrollada principalmente por dos autores: Piaget y Kohlberg.
Piaget elabora una serie de estadios que dependen de la maduración biológica del niño y, de la influencia de la sociedad en la que vive, que le dotará de experiencias para sacar partido de su desarrollo. Divide tres estadios: Etapa premoral, corresponde a la edad de entre 4 y 10 años, los niños actúan bajo controles externos.
Obedecen las reglas para evitar castigos y obtener recompensas o por egoismo. Etapa heterónoma o del realismo moral, entre los 5 y los 10 años, en esta edad los niños tienden a considerar que las reglas son impuestas por figuras de autoridad poderosas, como podrían ser sus padres, Dios o la policía, para ellos las normas son sagradas e inalterables y abordan cualquier asunto moral desde la perspectiva dicotómica de bien o mal, y creen en una justicia inminente, es decir, piensan que cualquier mal acto, tarde o temprano será castigado. Siendo la tercera etapa la correspondiente a la adolescencia, la etapa autónoma,
A partir de los 10 años los niños ya se percatan de que las reglas son acuerdos arbitrarios que pueden ser impugnados y modificados con el consentimiento de las personas a las que rigen. Creen que las reglas pueden ser violadas para atender las necesidades humanas y consideran la intencionalidad de la persona más que las consecuencias de sus actos.
Kohlberg afirma que el desarrollo moral se realiza de forma progresiva, sin saltos ni retrocesos y va unido al desarrollo psicológico de la persona, rediseña el esquema de Piaget distinguiendo tres niveles diferentes, con dos estadios cada uno, en total seis estadios:
Nivel 1: Preconvencional: Obediencia y miedo al castigo. Favorecer los propios intereses.
Nivel 2: Convencional: Expectativas interpersonales. Normas sociales establecidas.
Nivel 3: Postconvencional: Derechos prioritarios, contrato social. Principios éticos universales.
Sitúa al adolescente en el nivel convencional y en el estadio de expectativas interpersonales, ya que son personas que viven identificadas con el grupo tratando de satisfacer las expectativas que se tienen de ellos. Están movidos por el deseo de agradar, de ser aceptados y queridos, cumplir las expectativas de las personas próximas. Los adolescentes otorgan el valor máximo a los valores del grupo, modas, medios de comunicación…

Salud Y Problemas Psicosociales.

Es un falso mito el desequilibrio en la adolescencia, estos son razonablemente adaptados, y capaces psicológicamente, en consecuencia no existe una inestabilidad normativa. Ansiedad, (problema característico), y depresión se erigen como problemas, en la depresión, ánimo negativo, problemas somáticos, cognitivos y conductuales, en mayor proporción en chicas, riesgo de suicidio.
Anorexia y bulimia son trastornos alimentarios factibles en esta edad, producto de insatisfacción con peso e imagen y estrés, es una negación de la madurez sexual. Es necesario conocer que hay un elevado riesgo en la adolescencia femenina, que hay una tendencia cultural hacia la delgadez, y que el adolescente necesita apoyo familiar y social. Puede haber una alteración del metabolismo de la serotonina, ya que ahora hay más evidencias de que la vulnerabilidad biológica puede estar, en una susceptibilidad a la disfunción de los sistemas neurotransmisores que regulan el patrón de ingesta.
Los estudios neurobiológicos se han centrado en la serotonina debido a que el rol de este neurotransmisor está bien establecido en el control de la ingesta. Por tanto, es probable que los síntomas nucleares de la anorexia nerviosa, (pensamientos obsesivos e ingesta restrictiva), estén relacionados con un aumento de la actividad de la serotononina.
El aumento de los trastornos de la conducta alimentaria se ha relacionado con factores socioculturales. Vivimos en una sociedad donde el desarrollo progresivo de un modelo idealizado de mujer pasa por el atractivo y el triunfo social y profesional, y esto está unido a un cuerpo delgado, viviéndose en consecuencia el sobrepeso como algo con capacidad descalificante de la totalidad de la persona.
El deseo de delgadez y el rechazo de un sobrepeso real o potencialmente desarrollable aparecen en edades cada vez más tempranas. Los valores estéticos dominantes en la cultura occidental están determinando que sobre una excesiva preocupación por el peso y la silueta corporales se desarrolle con facilidad una imagen corporal insatisfactoria, que con el tiempo puede adquirir las características de ideación sobrevalorada.
Factores psicológicos. Destacan los antecedentes de trastornos afectivos familiares y personales, sobre todo en la bulimia nerviosa, los antecedentes de personalidad obsesivo-compulsiva en la anorexia nerviosa y límite en la bulimia nerviosa, y rasgos como la baja autoestima y el perfeccionismo.
Las mujeres con bulimia nerviosa tienen con mayor frecuencia antecedentes de experiencias infantiles difíciles como conflictos parentales, críticas y falta de afecto que interfieren en el desarrollo de la autoestima. El modelo familiar que se encuentra con mayor frecuencia en estos trastornos se caracteriza por la sobreprotección, el alto nivel de aspiraciones, la rigidez, la eternización de los conflictos, la tendencia a involucrar al niño en los conflictos parentales y en general un estilo de relación en el que, al no reconocer los límites individuales, los miembros de la familia no pueden desarrollar un sentimiento de autonomía. Luis Sánchez Planell (2004)
Desde la perspectiva psicoanalítica (Freud y Lacan), el psicoanálisis rompe con la idea generalizada de que la imagen de la mujer delgada, sea el factor causante de estas patologías alimentarias, se trata más bien de provocar un vacío en la estructura de la anoréxica ante la demanda de un Otro(materno, social, etc.). El concepto de deseo va unido a la noción de falta, como ejemplo mítico, un niño atiborrado con la comida, puede llegar a rehusar alimentarse recreando simbólicamente (aunque es fallido) una falta que se tapona con el cumplimiento de las necesidades. De este modo el rechazo del alimento se iguala al deseo, es un intento desesperado de entrar en el propio deseo.

Conductas de Riesgo.

Estas conductas los adolescentes las ven como interacciones sociales importantes, como gratificantes, y como prácticas para incorporarse al mundo adulto, existen indicios neuropsicológicos que justifican la búsqueda de riesgo en adolescentes por una inclinación hacia la vivencia de la novedad, (los adolescentes reciben un torrente continuo de dopamina, particularmente en las áreas asociadas a la recepción de recompensas, y de la misma forma son ocupaciones auto reguladoras para afrontar los cambios y oportunidades para el crecimiento, pueden tener diferentes manifestaciones:
-Las dirigidas a la búsqueda de emociones, sin conciencia de riesgo.
-Las controladas por la audiencia (búsqueda de aceptación y posición social)
-Las conductas irresponsables, conseguir una meta sin conciencia de las consecuencias.
En las conductas de riesgo está el consumo de drogas, con una tendencia al poli consumo, y nuevas adicciones donde los valores están ligados a la sociedad actual (hedonismo, ocio, consumismo), siendo el alcohol la droga por excelencia. El extremo son las conductas violentas, acoso escolar, agresiones que se manifiestan como exclusión social y agresión verbal. Categorización y exclusión, bandas juveniles radicales, accidentes de tráfico.
Reflexión Sobre Conductas de Riesgo.
¿Qué necesitan los adolescentes, y su relación con las conductas de riesgo? Los conceptos de salud y riesgo que maneja la sociedad adulta envían mensajes contradictorios hacia los adolescentes. Consideraciones de Steinberg:
-Distinción entre dificultades transitorias y normativas por un lado y problemas psicológicos por otro.
– Discernir los problemas de origen en la adolescencia y los provenientes de la infancia.
-En una conducta desadaptada algo no funciona bien, que puede o no competer a la adolescencia.
– Puede existir una correlación entre distintas problemáticas.
Las ideas suicidas son muy frecuentes en la adolescencia sin que ello constituya un peligro inminente para la vida, si no se planifica o se asocia a otros factores, llamados de riesgo, en cuyo caso adquieren carácter mórbido y pueden desembocar en la realización de un acto suicida. Los adolescentes que intentan el suicidio se caracterizan por tener diversos factores de riesgo para esta conducta, entre los que se encuentran: Provenir de medios familiares con desventaja social y pobreza educacional. Estar más expuestos a situaciones familiares adversas que provocan infelicidad. Mayor psicopatología, incluyendo depresión, abuso de sustancias y conducta disocial, baja autoestima, impulsividad, desesperanza y rigidez cognitiva. Exposición a eventos vitales o situaciones de riesgo suicida, como relaciones conflictivas, amores contrariados o problemas con autoridades policiales.
La delincuencia juvenil es un tema de debate muy amplio y extenso. Dentro de las causas de los orígenes de la delincuencia juvenil no nos podemos circunscribir a un sólo campo de conocimiento. Las causas de la delincuencia juvenil podemos encontrarlas en los procesos evolutivos, en causas psicosociales, cognitivas o de otra índole.
La delincuencia juvenil es una categoría legal que abarca a los adolescentes comprendidos entre los 14 y 18 años que hayan cometido una o más acciones definidas como punibles por el código penal. El trastorno disocial y la subsiguiente conducta antisocial comprende las acciones lesivas que infringen reglas, con independencia de que constituyan un delito (actos de vandalismo, pequeños hurtos, agresiones, etc.) e incluye a menores de 14 años (edad penal mínima en España).

Ibai. Emociones y Salud.
Adolescencia.
Instituto Ananda.