El estrés. Consideraciones básicas.
“Estrés resultado de una cognición desesperanzada de que el contexto es inalterable y de que el organismo está indefenso, lo cual puede coincidir o no con la realidad objetiva, o con las cogniciones de otros sujetos expuestos a la misma situación.”
Definición De Estrés.
Nuestro diccionario define estrés de la siguiente manera: Tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves. El origen de estrés, parece que proviene de distrés, pena o aflicción, tomado por H. Selye de la física, para referirse a la fuerza que actúa sobre un objeto, y que al rebasar una determinada magnitud, produce la deformación, estiramiento y/ o destrucción del objeto.
Esta tensión es en consecuencia un estado de auto regulación organísmica que puede resultar adaptativa o por contrario disfuncional, siendo en este caso una activación homeostática superior a la que el organismo puede reducir con sus recursos. Con el fin de adaptarse al medio, el organismo dispone del aparato sensorial, que es el que recoge información sobre las condiciones del entorno, y de un aparato neural que procesa la información sensorial, con la finalidad de reajustar los parámetros biológicos y mantener la homeostasis orgánica.
Así homeostasis en biología es definida como un conjunto de fenómenos de autorregulación, que conducen al mantenimiento de la constancia en la composición y propiedades del medio interno de un organismo. Algunos de estos reajustes son automáticos e inmediatos, y originan fenómenos de condicionamiento ya que están basados en respuestas reflejas. Otras regulaciones son de mayor alcance ya que llevan implícito el establecimiento de cogniciones, y/o la participación de creencias, o la elaboración de hipótesis relacionadas con las condiciones del entorno y las posibilidades que el organismo tiene de sobrevivir en él.
No es una respuesta automática ante los estímulos, sino el estado biológico resultante del procesamiento cerebral de la información que recogen los órganos de los sentidos y los receptores interoceptivos. Es decir, el estrés no se refiere a la demanda ambiental, sino que se refiere a sus consecuencias. Se trata de un proceso de origen adaptativo, que pone en marcha una serie de mecanismos de emergencia necesarios para la supervivencia y sólo bajo determinadas condiciones sus condiciones se tornan negativas y perjudiciales para la salud.
El estrés no es un fenómeno estático, sino más bien el producto de la apreciación que surge en cada momento y que va cambiando conforme la persona también va cambiando, y en consecuencia elabora y recurre a estrategias distintas. Es el proceso psicológico que se origina ante una exigencia al organismo, proceso que va activando un mecanismo de emergencia consistente en una activación física y psicológica, que permite recoger más y mejor información, procesarla e interpretarla más rápidamente y así permitir al organismo dar una respuesta adecuada a la demanda. Es decir, el estrés no se refiere a la demanda ambiental, se refiere a sus consecuencias.
El concepto de estrés, nos dice B. Sandín en el estrés psicosocial, “debe implicar siempre una alteración, interferencia o perturbación del funcionamiento habitual, que puede ser entendido en términos biológicos (homeostasis), como psicológicos (integridad operativa), y cuya alteración ha sido generada por algún tipo de estimulación (externa o interna), que denominamos estresante (estímulo, pensamiento, suceso)”.
l estrés, sea interno o externo, impide que fluya adecuadamente la energía psicológica a través de los sistemas somáticos, es un proceso que en caso de tornarse crónico supone vivir en un estado de híper vigilancia permanente, es un estado de origen filogenético que Cannon llamó de “lucha y huida” y que puede dar origen, y ser copartícipe, de enfermedades y trastornos propios de “estilo de vida” que son causa de un elevado porcentaje de las muertes prematuras que ocurren en la sociedad occidental.
No debemos confundir el estrés con otras situaciones de conflicto, o de duelo, de compasión, o pena por una pérdida, ni con el dolor que producen determinadas experiencias, ni con la fatiga por el esfuerzo, ni con la ansiedad o depresión. La experiencia de estrés no es solamente cognición, está asociada con afectos, sentimientos y emociones, entremezclado con ellos, pero no por ello podemos contemplarlo con otros procesos psicológicos que tienen su propia entidad y desarrollo, y que son de otra naturaleza.
El estrés para ser bien comprendido, ha de ser descrito en todo su patrón específico, y no confundido con reacciones u otros procesos afines o concomitantes. Reservemos el término estrés para situaciones que llaman al afrontamiento, a la acción, y ni siquiera para todas ellas, sino para aquéllas en que la persona no tiene suficientes medios, libertad de acción o habilidades para atenderlas.
Estrés y Activación Biológica.
No todas las situaciones nuevas con las que se enfrenta la persona son situaciones de estrés, la adaptación es una función universal pero la reacción no es universal, hablamos de estrés cuando la estimulación es dañina o amenazante, es (Fierro, 1983:), “un exceso o heterogeneidad de estimulación que la persona no puede procesar de manera correcta”.
La activación biológica tiene un papel importante en el proceso de adaptación, ya que es la respuesta natural del organismo al enfrentarse a novedades o demandas de su ecosistema natural. Es una auto regulación organísmica para regular y distribuir energías y recursos, optimizar rendimientos y prepararse para la acción. Esto es posible gracias al incremento de la vigilancia (o arousal), producida por el incremento de la actividad reticular al recibir los estímulos sensoriales que se traduce en cambios en la agudeza perceptiva, en la sincronía muscular y visceral, y en la adecuada respuesta emocional del procesamiento límbico de la información biológica.
La activación biológica no es estrés, en ocasiones no se discrimina adecuadamente entre activación biológica y estrés, lo que conlleva confusión, ya que no son procesos equivalentes, no hay un estrés bueno, ni uno malo, uno es auto regulación o activación biológica y el otro es desadaptación o estrés, un poco de estrés nunca es saludable y no produce motivación o crecimiento. Si bien es cierto que la activación biológica es vitalizadora y tiende a mejorar los rendimientos, el estrés nunca es bueno para la salud, aunque se acabe revirtiendo y no deje secuelas inmediatas.
El estrés es un reajuste del organismo asociado a cogniciones de indefensión, con una activación fisiológica concreta, aunque la activación biológica origine vitalidad, el estrés nunca es bueno para la salud, es un estado biológico que resulta del procesamiento cerebral de la información, no una respuesta automática ante los estímulos. Los acontecimientos vitales adversos se relacionan con el estrés, que opera en el caso de enfermedades, como desencadenante o como codeterminante del proceso patógeno. Al ser un síndrome, conjunto de síntomas y signos, el estrés es identificable por el mismo, aunque no conste como tal en las categorías diagnósticas.
Nos dice Alfredo Fierro en su enfoque funcionalista que el estrés aparece como realidad psicológica, caracterizada por la peculiar circunstancia de llamar a la acción, a una clase particular de actividad que es el afrontamiento. En su análisis habla de la adaptación como función comportamental universal, como atributo interno de la conducta. En esa acepción, no hay conducta inadaptada o disfuncional: las conductas psicopatológicas son funcionales y adaptativas, aunque ineficaces o malogradas. En su conducta adaptativa la persona aparece no contrapuesta al mundo, sino en relación básica con él. El de adaptación es, en consecuencia, un concepto (y un fenómeno) relacional.
Fierro se refiere a dos direcciones de intercambio de energías del agente con el mundo exterior que son las relaciones:
a) de estimulación, de transducción de energía física en psíquica;
y b) de conducta motriz y operante [conducta práctica, acción], consistente en transducción de energía psíquica en física. La adaptación no es, pues, adaptación pasiva (adaptarse al entorno, a las circunstancias), o sólo reactiva, sino activa e interactiva: en ella se incluye también adaptar el entorno a las propias necesidades y demandas, y con eso hacerlo vivible, habitable.
Se distinguen y clasifican acontecimientos factores de estrés crónicos, agudos, e intermitentes, así como los que significan cambios importantes en la vida de una persona (de estilo de vida), y los que son ajetreos de vida diaria. En ese contexto, la investigación se aplica en el estudio de acontecimientos vitales y el reajuste adaptativo que éstos requieren.
Se ha llamado “enfermedades del estilo de vida” a trastornos y enfermedades que están íntimamente relacionados con el estrés, enfermedades crónicas, cardiovasculares, cáncer, trastornos de ansiedad, depresión, el estrés dificulta el fluir de la energía psicológica a través del soma y origina pérdida de calidad de vida, absentismo, aislamiento, perturbaciones emocionales, irritabilidad, ira, puede ser como menciona Lennart Levi, la salsa de la vida (spice of life), o el beso de la muerte (kiss of death).
El tipo de vida de la sociedad occidental, que es competitivo y básicamente desenfrenado, donde el tiempo es medido en función de la cantidad no de la calidad, donde el espacio es cada vez más constreñido y el cuerpo ha sido derivado desde la salud hacia la imagen corporal, y donde los afectos están más relacionados con la satisfacción personal que con la solidaridad, conlleva un nivel de exigencia hacia el organismo que este muchas veces no está en capacidad de poder responder sin estrés ante las exigencias del medio, todos estos fenómenos conllevan una variable independiente de estrés, que entra en interacción con la capacidad de respuesta de la persona, su variable dependiente orgánica, tanto emocional como cognitiva, fisiológica o conductual, que producen una activación biológica medida en parámetros de estrés.
La Activación Fisiológica.
El estrés es una reacción automática que implica cambios a nivel emocional, conductual y fisiológico, estos suponen una activación del sistema simpático y una inhibición del parasimpático, con cambios endocrinos, elevación de hormonas que potencian la liberación de energía y la intensificación de reacciones fisiológicas de tipo catabólico (oxígeno, metabolismo, respiración, presión sanguínea…), e inhibición en el sistema inmunológico, y de hormonas que actúan como restauradoras del organismo (andrógenos, estrógenos, insulina…), de la misma forma, ante bajos niveles de activación biológica, el organismo reduce significativamente su capacidad para mantener y reparar su adecuado funcionamiento.
El estrés es un mecanismo de emergencia que ante cualquier estímulo sensorial o visceral, y en muy pocos segundos, energetiza el organismo capacitándolo para responder ante el estímulo, sea de forma adaptativa o no, atacando o huyendo del mismo, ya que una cuestión fundamental del estrés es la reacción de huida-ataque, o reacción de alarma, en consecuencia hay un aumento de la atención y eficacia perceptiva, especialmente de la visión.
Es decir, es una preparación para afrontar un ataque o una huida. Reacción necesaria para responder ante demandas del medio que puede convertirse en algo patógeno y perturbador, acarreando daños funcionales y estructurales. Sus componentes son principalmente fisiológicos, y corresponden a una descarga del simpático en el sistema nervioso autónomo, el cual actúa sobre una serie de órganos de forma directa y facilita la liberación de hormonas por la médula suprarrenal (adrenalina y noradrenalina), que a su vez actúan sobre los mismos órganos, y sobre otros periféricos que carecen de inervación simpática directa.
El resultado de ésta reacción de alarma es un aumento en la dilatación bronquial y en la capacidad respiratoria general, una redistribución de la sangre circulante, una elevación de la frecuencia cardiaca, un mayor flujo de oxígeno en cerebro y músculos, y una liberación de glóbulos rojos en sangre, características fundamentales para producir una reacción de alarma.
Es el síndrome general de activación simpático-adrenal, que se identifica por la aparición de: Manifestaciones vegetativas (sudoración, sequedad de boca, etc.). El estado de alerta origina dificultad para conciliar el sueño. Elevación de frecuencia cardíaca y respiratoria, presión arterial y tono muscular.
Es un estado de aprensión, y de intensidad variable, que puede originar inquietud e irritabilidad, que se va haciendo más latente cuando la persona comprueba que los recursos de afrontamiento de los que dispone no son suficientes, y en consecuencia esto origina, despistes, frustración, falta de concentración, dudas, torpeza mental, etc.
Es frecuente que haya síntomas somáticos que interfieren en los rendimientos, cefaleas por tensión, cansancio, falta de apetito, y manifestaciones menores de depresión inmunitaria, como la rinitis, conjuntivitis, resfriados, reacciones alérgicas, herpes, etc.
La manifestación del estrés es a través de la elevación de los niveles plasmáticos y la excreción urinaria de adrenalina y noradrenalina, y por niveles plasmáticos elevados de la prolactina, hormona del crecimiento y del cortisol, que es el marcador bioquímico del estrés. Al ser un síndrome, el estrés manifiesta todo un universo de signos y señales, sintomatología visible de la que extraemos una pequeña muestra:
Ansiedad / Depresión /Irritabilidad.
Hipertensión arterial-Cansancio / Fatiga-Dolores de cabeza / Cefaleas / Migrañas.
Palpitaciones rápidas / Nerviosismo-Insomnio / Mala calidad del sueño.
Malestar estomacal / Gastritis / Úlceras en estómago e intestino /Colitis ulcerosa.
Problemas de piel / Alopecias / Herpes-Dolores musculares-Problemas relacionales.
Desencadenantes del Estrés.
El estrés es una relación entre evento (estímulo), y reacción. Ya vimos que el estrés no se refiere a la demanda ambiental, se refiere a sus consecuencias. Así un factor de estrés, “un estresante” resulta en un evento vital estresante porque normativamente genera respuestas estresadas. En consecuencia resulta difícil hablar de estresantes desde el estímulo sin incluir un componente del lado de la reacción de la persona. Es la noción de estrés-respuesta: patrones de respuesta estresada, trastorno o alteración emocional y motriz. Lazarus y Folkman presentan el estrés como relación, como un concepto relacional: un acontecimiento estresante sobre una persona susceptible. Así al hablar del desencadenante del estrés entendemos que condiciones ambientales son estrés para determinadas personas, y no para otras, lo que produce las diferencias individuales. Definen el estrés como “una clase particular de relaciones E-R, una relación apreciada por el sujeto como amenazante o desbordante de sus recursos y que pone en peligro su bienestar” (Lazarus y Folkmann, 1984 / 1986).
A partir de esta comprensión podemos abrir las fuentes del estrés. Este puede aparecer como consecuencia de diferentes situaciones, tanto internas como externas: necesidad de procesar información rápidamente, estímulos dañinos del ecosistema, percepciones de amenaza, la alteración de funciones fisiológicas, aislamiento y confinamiento, bloqueos e inhibiciones, presión grupal y por frustración. Estos desencadenantes conllevan cambios en la vida cotidiana, lo que provoca nuevas condiciones y necesidades ante las que hay que revalorar la forma de responder. Chiriboga en 1989 los diferenció en nivel macro, mezzo y micro.
Tipos de Desencadenantes:
Estresores únicos o cambios mayores.
Referidos a estresantes del sistema macro social, cambios dramáticos en el entorno de la vida de las personas, y que pueden afectar un gran número de ellas. Guerra, terrorismo, violencia, trastornos graves, situaciones de migración y desarraigo, catástrofes naturales, que impactan sobre la sociedad en su conjunto. Es el nivel macro de Chiriboga donde el estrés se produce primeramente a nivel social antes que a nivel interpersonal, son los sucesos que pueden dar lugar a estrés post traumático. En la teoría del trauma, Levine da una gran prioridad al cuerpo y más en concreto al sistema límbico, (o cerebro reptiliano), tanto en el desarrollo del trauma, como en su superación o curación. Ante un trauma el cuerpo reacciona intensamente. Cuando está alerta se pone en tensión, se queda inmóvil ante el terror etc. Si después de un incidente traumático la mente se normaliza, el cuerpo también lo hace; cuando el proceso curativo se quiebra, los efectos del trauma se asientan y la persona se traumatiza. Cuando nos enfrentamos a una situación traumática igual las personas que los animales, nos inmovilizamos. Esta es una respuesta involuntaria que reside en la parte primitiva, instintiva de nuestro cerebro: el cerebro reptil o instintivo.
Estresores múltiples.
Cambios significativos que se hallan fuera del control de las personas y que afectan solo a una de ellas o a una unidad pequeña. Es el nivel mezzo de Chiriboga. El nacimiento de un hijo o la muerte de un ser querido, amenaza de la propia vida, accidentes graves, enfermedades terminales y situaciones difíciles (divorcios, quiebras familiares…), pérdida del puesto de trabajo o someterse a un examen importante. Actúan directamente sobre la persona, son los sucesos vitales (life events). Son las crisis de la vida: acontecimientos que por su naturaleza generan una situación permanente o apenas reversible; que cambian drásticamente el entorno de una persona y, con ello, su experiencia de la vida; que constituyen o pueden constituir crisis de transición y a veces de crecimiento. Siguiendo la perspectiva del ciclo de vida los consideraremos:
• a) Los estresores normativos dependientes de la edad, se refieren a diferentes tipos de determinantes biológicos y ambientales relacionados con la edad cronológica que afectan, de modo similar, a diferentes personas, acontecimientos relacionados con las diferentes etapas de la vida; nacimiento, niñez, adolescencia, juventud, madurez, vejez.
• b) Los estresores normativos dependientes de la historia, consisten en procesos biológicos y ambientales que se producen en un momento histórico concreto.
• c) Los estresantes no normativos relacionados con acontecimientos vitales, incluyen sucesos importantes en la vida de una persona particular.
Estresores cotidianos.
Es el nivel micro de Chiriboga, que corresponde con experiencias cotidianas; molestias, imprevistos, y alteraciones en las rutinas cotidianas, cosas que pueden irritarnos o molestarnos en un momento determinado. Problemas de tipo práctico (atasco de tráfico, perder algo, quedarse sin dinero…), los sucesos fortuitos (fenómenos meteorológicos, rotura de objetos…), y los problemas sociales (discusiones, decepciones, problemas familiares…).
Problemas diarios vinculados directamente con la salud (cefaleas, migrañas, afecciones de piel, respiratorias, garganta, nariz y oídos…), estresantes cotidianos que afectan desde la frecuencia de aparición, a los que no se presta la atención necesaria ya que quedan incorporados al hábito de vida de la persona.
Estresores biogénicos.
Mecanismos físicos y químicos que disparan las respuestas de estrés, (anfetaminas, nicotina, cafeína, ruido, contaminación, barrio marginal o violento, pobreza…), así como los estímulos que provocan calor o frío extremos, o que provocan dolor, o una enfermedad crónica grave. Es el estrés ambiental producido por estresantes del ambiente, que pueden cronificarse ya que envuelven a la persona y pueden permanecer inalterables ya que no hay capacidad de respuesta suficiente o necesaria.
El estrés en un trastorno complejo, y la influencia del estrés sobre la salud la debemos contemplar desde la óptica de la interrelación de los diferentes estresantes y desde la influencia mutua, el estrés no es una respuesta automática, sino el estado biológico resultante, es decir, el estrés no se refiere a la demanda ambiental, sino que se refiere más bien a sus consecuencias. Tomando como punto de partida que las perturbaciones emocionales afectan negativamente desde la frecuencia y desde la intensidad, podemos comprender que el estrés también tiene esta doble afección, Wheaton cita la doble vertiente como el continuo de duración o cronicidad, y el impacto provocado por el estresante, y asimismo nos da las características del mismo, (así como B. Sandin), el cual recalca que el estresante puede afectar al organismo por su mera presencia, sin necesidad de activar respuestas de afrontamiento específicas.
Características de los estresantes:
• -Debe implicar amenaza, demanda u opresión (constreñimiento) estructural, ya que el estresante está imbricado en el contexto social.
• -El estresante constituye en sí mismo una fuerza capaz de alterar la integridad del organismo si sobrepasa su límite de elasticidad. El límite es único para cada persona, con sus recursos propios. Cita Sandín al efecto el concepto de resistencia o resiliencia, que incluye los factores de protección, que amortiguan el efecto del estrés en condiciones de alto riesgo, y el factor de recursos que siempre produce un efecto benigno, en independencia del grado de intensidad del estresante.
Al efecto la resiliencia contiene: la capacidad para recuperarse y mantener una conducta adaptativa, y la manifestación de la adaptación positiva a pesar de las adversidades significativas. La noción de resiliencia fue desarrollada para describir un proceso permanente de crecimiento interior a partir de los riesgos de la existencia. Las dificultades de la vida serían pilares en el desarrollo interno del individuo. También es la capacidad de enfrentar con coraje situaciones difíciles y las facultades de auto reparación y adaptación post estresante.
• -El estresor debe ser resuelto ya que de permanecer ocasionaría daño en el organismo. No puede existir indefinidamente sin ocasionar daño, el organismo debe definir la situación que debe ser resuelta para reducir la fuerza ejercida por el mismo, la resolución está en el estímulo que es el que debe desaparecer. No en la capacidad de respuesta.
• -El estresor produce consecuencias negativas para el organismo independientemente de la conciencia que este tenga del mismo. En definitiva, no es condición necesaria la toma de conciencia del mismo, ya que muchos estresantes pueden ser egosintonicos, son rasgos u hábitos que no son catalogados por la persona como problemáticos, pero pueden resultar sumamente dañinos para la salud.
• -El estresor puede actuar tanto por su excesiva demanda como por lo contrario. La ausencia de estimulación también ha sido considerada como fuente de estrés, a un nivel de demanda excesivamente bajo hay un aplanamiento de conciencia, aburrimiento, abulia, apatía… implican un grado de tensión o amenaza interna.
Cognición y Estrés.
Cuando un organismo se enfrenta a una novedad, a una amenaza o a un desafío, agudiza sus sentidos, escruta el entorno en estado de alerta o vigilancia, y su amígdala empieza a descifrar el significado emocional de los estímulos sensoriales. A la vez, el hipocampo refiere la información sobre el entorno a la memoria espacial de que dispone a partir de experiencias previas, y como resultado del procesamiento de ambos tipos de información, la corteza límbica establece una conjetura, que recibe el nombre de cognición.
La cognición es una operación psíquica irracional, que emerge como resultado de la actividad del sistema límbico (como ocurre en el resto de los mamíferos), y que determina la naturaleza de la respuesta emocional que experimentará la persona. Esas cogniciones resultan del procesamiento límbico-cortical de la información biológica y son subliminales a la conciencia, de ahí que quepa considerarlas como operaciones más propias del cerebro mamífero que del psiquismo humano. Es la facultad de procesar información a partir de la percepción, el conocimiento adquirido por la experiencia y las características subjetivas que permiten valorar la información.
Los procesos cognitivos han sido abordados desde todas las ciencias del conocimiento humano, neurología, psicología, filosofía, sociología, antropología, aprendizaje, y desde las ciencias de la información en general, pueden ser naturales o artificiales, conscientes o inconscientes, en psicología el concepto se refiere a las funciones, procesos y estados mentales como comprensión, inferencia, toma de decisiones, planificación y aprendizaje.
Capacidades que conllevan procesos de abstracción, generalización, concreción, especialización y meta-razonamiento en las cuales se involucran conceptos subjetivos como son las creencias, estados mentales y preferencias. El concepto de cognición es frecuentemente utilizado para significar el acto de conocer, y lo podemos definir, como el desarrollo del conocimiento.
Una cognición es una atribución (es decir, un supuesto que adquiere valor de convicción, aunque no esté fundamentado en razones). Las cogniciones son de la misma naturaleza que las creencias y no sólo se establecen al margen de la lógica y de las leyes del pensamiento deductivo, sino también al margen de la deliberación y de la conciencia de la persona.
Cognición en términos biológicos.
Las cogniciones son adaptativas o desadaptativas en dependencia de la atribución que hace el sujeto en cuanto a sus posibilidades de controlar la situación. Las cogniciones de control tienen la propiedad de reducir el estado de alerta y de vigilancia -es decir, son cogniciones reductoras de activación biológica-, y permiten que los parámetros fisiológicos vuelvan a sus valores basales. Las cogniciones de no control incrementan la activación biológica y conducen al organismo al estrés.
Cogniciones en términos de atribución.
Cada cognición pone en marcha circuitos nervioso-centrales específicos, que suscitan patrones neuroendocrinos distintos (a partir de las conexiones córtico-hipotalámico-hipofisarias) y respuestas inmunitarias diferentes.
• -Cognición de control.
Que da lugar a una conducta adaptativa, y que resulta de la apreciación del sistema nervioso activador de la acción de que la situación es manejable con los propios recursos, es una conducta consumatoria con activación inmunitaria, recompensa motivacional y emocionalidad agradable.
• -Cognición de amenaza.
Conlleva una estrategia de puesta en marcha de estrategias de lucha, acción y defensa, que son accesibles a la posibilidad adaptativa, corteza temporal y amígdala, con bioquímica noradrenérgica y corticoides suprarrenales y activación inmunitaria en la lucha e inhibición en la huida, produce un estado emocional displacentero de agresividad o ira.
• -Cognición de indefensión o derrota.
Que conlleva inhibición conductual ya que parte de la apreciación de que la situación es incontrolable y no hay nada que hacer. El área septal media e hipocampo se imbrican en un sistema nervioso inhibidor de la acción, corteza óbito-frontal, y una bioquímica serontoinérgicas. Se produce una emocionalidad desagradable, tristeza, depresión, displacer, ansiedad y miedo. Una Activación simpático-adrenal y neuroendocrina (con elevaciones características del cortisol), y una Inhibición inmunitaria y conductual, desorganizándose sus aprendizajes.
La cognición de indefensión condena al organismo a un estado de alarma y de vigilancia que puede ser paliado mediante: Mecanismos psicológicos de defensa (negación, distracción, racionalización, etc.) que serían algo así como “relecturas” mentales para reducir el poder amenazador de la situación, y estrategias de afrontamiento, destinadas a cambiar los términos en los que el sujeto interactúa con el medio.
Cuando la persona se encuentra en una situación traumática la híper excitación va acompañada por constricción en el cuerpo y la percepción. La constricción en el cuerpo altera el tono muscular, respiración, aparato circulatorio. Todo se contrae preparándose la persona para la defensa. La percepción del entorno también se contrae, fijando la atención en la amenaza, esto es una forma de hipervigilancia.
Cuando la constricción no es suficiente para defender el organismo, entonces el sistema nervioso se vale de mecanismos defensivos como la congelación o la disociación. Las alteraciones de la conciencia o percepción son el núcleo de la constricción o embotamiento. Esto puede provocar una extraña calma, como una anestesia parcial, donde el sentido del tiempo queda alterado y la persona ve la situación como en cámara lenta.
El Proceso del Estrés.
Para poder contemplar el estrés como proceso primeramente debemos ver que la persona está sujeta a demandas psicosociales, tanto a agentes externos, naturales y artificiales, como a demandas físicas. Ya vimos que los estresantes corresponden a sucesos macro- sociales, vitales, diarios, crónicos, y propios del ambiente, y que asimismo están sujetos a normativas propias de la edad o de la historia.
Demandas psicosociales que están inmersas en un contexto social, donde el apoyo social, el nivel socioeconómico y las redes sociales pueden ser recursos para la adaptación, o al contrario, limitantes para poder afrontar las demandas. “Los efectos del apoyo social percibido, sobre todo emocional (sentirse querido y valorado) parecen ser más significativos que los del apoyo recibido” (Sandín).
Asimismo los efectos del estrés sobre la persona, más allá de su capacidad de percepción y evaluación del suceso estresante, dependen de su propia capacidad para controlar o afrontar la situación, capacidad o habilidad personal, y que determina en gran medida la evaluación y las estrategias de afrontamiento.
Es una suma de variables personales (auto concepto, autoestima, locus de control, resiliencia, emocionalidad positiva-negativa, optimismo-pesimismo…) que median en la respuesta ante el estrés, y están definidas por las características personales.
Desarrollemos el proceso siguiendo la correspondencia que Lazarus y Folkman establecen entre estrés y afrontamiento que constituye la conducta apropiada y relativa al estrés. Exponen que al producirse la activación biológica, o reacción afectiva, la conducta relacionada con el estrés incluye dos géneros de respuesta:
-Una es la cognición atributiva y la conducta “respondiente”, que se compone: Primero, de percepción del peligro, de la pérdida o el daño, y de la demanda, así como de apreciación, estimación y juicio (primera valoración del proceso: análisis molecular, variables atribucionales), y segundo de una reacción y alteración emocional, respuesta al estrés.
-Otra es la conducta adaptativa específicamente relativa a la demanda interna y externa, y que asimismo se compone de dos elementos: una “reapreciación” del daño, pérdida, amenaza, pero también de los propios recursos para hacerle frente (estrategias de afrontamiento). Y una acción, conducta instrumental, operante, que trata de realizar los requeridos cambios en el entorno (selección de respuesta). El estrés como un proceso psicológico se contempla como una serie de subprocesos cognitivos y emocionales, que van entrando en funcionamiento en la medida en que se procesa la información del exterior y del propio organismo.
En primer lugar se produce por medio de la información sensorial un procesamiento de tipo automático a través de mecanismos pre atencionales, que son responsables de poner en funcionamiento una respuesta emocional ante el factor estresante, corresponden a una respuesta subliminal a conciencia, más propia del cerebro reptiliano es la:
La activación biológica/ reacción afectiva.
Que es el procesamiento automático, o primera evaluación automática, es muy rápida, y filtra si la situación es amenazante o no para el organismo, es predominantemente afectiva y no consciente, intervienen los procesos de percepción y atención ante los estímulos sensoriales.
Está constituida por al patrón de respuesta funcional de orientación que corresponde a un proceso fisiológico- cognitivo de respuesta emocional de curiosidad o aceptación de los estímulos, preparando el organismo para su recepción y análisis, mientras que la respuesta de defensa corresponde a una respuesta emocional negativa, o de rechazo de los estímulos, preparando al organismo para defenderse de ellos.
eguido de un bloque de procesamiento controlado, que da origen a la respuesta orgánica al estrés, y que corresponde a cogniciones en términos de atribución, es la puesta en marcha de circuitos nervioso-centrales específicos, que suscitan patrones neuroendocrinos distintos y respuestas inmunitarias diferentes, y que cumple las funciones de identificación, valoración y toma de decisiones frente al factor de estrés, este segundo bloque supone un proceso vulnerable a predisposiciones biológicas, factores estructurales, experiencias previas e historia personal de aprendizaje, y patrones de respuesta.
El segundo bloque, el de procesamiento controlado contiene tres niveles de análisis, un primer análisis molecular antes de la respuesta orgánica al estrés, y dos niveles posteriores que corresponden a la estrategia de afrontar y a la selección de respuesta:
-Primer nivel de análisis molecular. Variables atribucionales.
Tras la activación biológica y primera evaluación automática interviene el procesamiento cognitivo hecho para considerar una situación como cognición de control, de amenaza o de indefensión, es un proceso a través del que la persona evalúa las demandas de la situación y realiza cambios en la forma de actuar en función de cómo él la valora.
Esta valoración puede depender de la situación propia de la demanda, de las características de la persona, o de ambas cosas, y contiene diferentes características, si es esperada o inesperada, la controlabilidad, la independencia (puede depender de las acciones de la persona o no) y la valencia (negativa o positiva). La evaluación cognitiva actúa como mediador en la respuesta al estrés. Aquí es donde surge la diferencia entre activación biológica y estrés, ya que hay diferentes tipos de análisis en esta primera valoración, puede ser una atribución de indiferencia, positiva, de control, de desafío, de amenaza o de daño o pérdida.
Quedó dicho que la cognición es una operación psíquica irracional, resultado de la actividad del sistema límbico (como ocurre en el resto de los mamíferos), y que determina la naturaleza de la respuesta emocional, resultado del procesamiento límbico-cortical de la información biológica y subliminal a la conciencia, de ahí que quepa considerarla como operación más propia del cerebro mamífero que del psiquismo humano.
Una cognición es una atribución (es decir, un supuesto que adquiere valor de convicción, aunque no esté fundamentado en razones). Las cogniciones son de la misma naturaleza que las creencias y no sólo se establecen al margen de la lógica y de las leyes del pensamiento deductivo, sino también al margen de la deliberación y de la conciencia del sujeto.
Tras la evaluación cognitiva previa se produce la respuesta orgánica al estrés, la activación biológica que es el patrón de respuesta funcional de orientación que corresponde a un proceso inicial fisiológico- cognitivo de respuesta emocional. Aquí, antes del afrontamiento el organismo produce una respuesta al estrés, tanto fisiológica como psicológica, tanto consciente como inconsciente.
El estrés no es un fenómeno estático, es el producto de la apreciación que surge en cada momento y va cambiando conforme la persona va cambiando, el estrés no se refiere a la demanda ambiental, se refiere a sus consecuencias. El sistema neuroendocrino libera catecolaminas, (cortisol), y en el sistema nervioso autónomo se inhibe el parasimpático y se activa el simpático, la amígdala descifró el significado emocional de los estímulos sensoriales, y el hipocampo conjugó la información sobre el entorno con la memoria espacial de que dispone a partir de experiencias previas, y como resultado del procesamiento de ambos tipos de información, la corteza límbica establece una conjetura, que recibe el nombre de cognición.
-La segunda valoración o análisis de las estrategias de afrontamiento.
Es la evaluación de las estrategias de afrontamiento y recoge el núcleo de temas relacionados, daño o beneficio central que subraya cada una de las emociones positivas o negativas, se moviliza cuando se ha producido una valoración, bien sea como activación biológica que conduce a un afrontamiento de características positivas, o bien sea desde el locus de control que acepta el desafío del estresante, o bien sea desde el estrés que pueda suponer una situación amenazante.
Son los esfuerzos conductuales y cognitivos necesarios para activar la capacidad de afrontamiento. El afrontamiento al igual que la valoración cognitiva es una variable medidora de la respuesta al estrés, y sirve para modificar la situación de la que surgen los estresantes reduciendo el grado de amenaza o reduciendo los síntomas de estrés.
La valoración se centra en evaluar si se puede hacer algo para enfrentarse con éxito a la situación, es decir, se anticipa la capacidad de los recursos de afrontamiento, ya que esta valoración está condicionada por los recursos que la persona posea, al tiempo que el resultado de éste análisis está muy condicionada por la valoración primaria, pues el que la persona valore que puede controlar o no una situación depende directamente de las demandas percibidas por ésta.
Es en sí mismo el elemento esencial para hacer frente al estrés, ya que puede dirigir su acción hacia los estresores (bajando su nivel de amenaza o reduciéndolo), o hacia las propias respuestas fisiológicas, psicológicas o conductuales.
-Tercer nivel de análisis. Selección de respuesta.
Es el componente individual de la valoración y corresponde a la selección de respuesta. Sean respuestas motoras, verbales o fisiológicas. Es la elección que la persona realiza, de acuerdo con las valoraciones que ha hecho anteriormente, de entre las posibles respuestas que pueda utilizar es la que estima más adecuada para hacer frente a las demandas percibidas. Las respuestas seleccionadas pueden ser, o bien, específicas para esa situación, o bien, generales que sirven para una amplia gama de situaciones. Cuando no se dispone de ninguna respuesta de estos dos tipos, o bien se despliega una nueva respuesta o se permanece pasivo desencadenando la respuesta de estrés.
Es el resultado final del proceso del estrés, y es consecuencia del desarrollo de todo el proceso, resultan consecuencias tanto psicológicas, como orgánicas, produce directamente en el organismo cambios neuroendocrinos, emocionales e inmunológicos, o cambios indirectos asociados a las respuestas de afrontamiento nocivas, hábitos dañinos y adicciones, cansancio, irritabilidad, ansiedad, depresión, problemas con el sueño, trastornos o problemática relacionada con la personalidad, rasgos egosintónicos, autoestima, auto concepto, alexitimia y puede conllevar problemática con el apoyo social, la propia red social y el estatus socioeconómico.
Las cogniciones estresantes, (amenaza, daño o pérdida, o indefensión), o la cognición de desafío no resuelta, pueden condenar al organismo a un estado de alarma y de vigilancia permanente que para ser paliado necesita activar mecanismos de defensa, que serían algo así como “relecturas” mentales para reducir el poder amenazador de la situación, o bien estrategias de afrontamiento, destinadas a cambiar los términos en los que la persona interactúa con el medio.
Variables atribucionales. Nivel de análisis molecular.
Cuando se valoran las demandas del entorno como indiferentes no conllevan implicaciones para la persona y no tienen interés por sus consecuencias. La respuesta emocional que se produce en este caso es neutra y agota el problema.
Cuando la valoración es considerada como positiva se evalúa el medio y a las demandas de éste como favorables para lograr o mantener el bienestar personal. Esta valoración conlleva una respuesta emocional placentera, alegría, felicidad, amor, no desencadena la reacción de estrés, son las condiciones en que el estímulo captado por los órganos sensoriales, a través de percepción y atención, el darse cuenta, considera les expectativas que surgen de la experiencia como positivas y totalmente benignas. Concuerda con el “compromiso” de la persona en su propia autorrealización.
La cognición de control, que es resultante de la apreciación del sistema nervioso, activador de la acción, de que la situación es manejable con los propios recursos, produce una conducta de consumación, con activación inmunitaria, recompensa motivacional y emocionalidad agradable. La sensación personal de control sobre lo externo facilita la adaptación, y la búsqueda de explicaciones sobre lo que esté ocurriendo tanto en el locus externo como en la propia capacidad de respuesta o responsabilidad.
La valoración de la situación como de desafío, tiene también una anticipación de daños o pérdidas, pero en este caso la valoración de los recursos propios conlleva una cognición de poder dominar la situación, lleva implícita la valoración del desafío como una oportunidad y un incentivo para el desarrollo de la persona, al tiempo que moviliza emociones positivas y la segunda valoración, ya que corresponde con personas cognitivamente flexibles y con buena tolerancia a la frustración.
Cuando el análisis o valoración de las condiciones provenientes del estímulo las puede clasificar como estresantes, valorándolas de diferentes maneras:
-Valoración de una situación como generadora de amenaza. Es la anticipación de daños o pérdidas que aun no han ocurrido, pero que la persona prevé que pueden ocurrir sino hace algo para evitarlo. Así pues, implica, valoración del potencial lesivo del factor estresante, al tiempo que moviliza emociones negativas y la segunda valoración para buscar un afrontamiento anticipativo. Es la cognición de amenaza que conlleva una estrategia de puesta en marcha de estrategias de lucha, acción y defensa, que son accesibles a la posibilidad adaptativa, corteza temporal y amígdala, con bioquímica noradrenérgica y corticoides suprarrenales y activación inmunitaria en la lucha e inhibición en la huida, produce un estado emocional displacentero de agresividad o ira.
Las valoraciones de amenaza y desafío no son excluyentes entre sí, muchas condiciones estresantes son valoradas como amenaza y en parte como desafío. Por lo tanto, la respuesta de estrés no es general o unitaria, sino que se diversifica según los resultados de la primera valoración.
-Valoración estresante que implica daño o pérdida. Cuando la persona tiene algún prejuicio ante esa condición por haber sufrido anteriormente algún tipo de lesión física, daño social o deterioro en su autoestima. Esta valoración supone la inmediata movilización del patrón de respuesta del estrés, sin que tenga que mediar ningún otro proceso cognitivo- emocional. Es la cognición de indefensión o derrota, que conlleva inhibición conductual ya que parte de la apreciación de que la situación es incontrolable en un sistema nervioso inhibidor de la acción.
Da lugar a una emocionalidad desagradable, una activación simpático-adrenal y neuroendocrina (con elevaciones características del cortisol), y una Inhibición inmunitaria, la cognición de indefensión condena al organismo a un estado de alarma y de vigilancia.
El estrés. Definición y Proceso.
Melchor Alzueta. Pamplona, 2.012
Instituto Ananda.