Carácter Rígido / Lowen.
Basado en la agresividad en el trabajo y a nivel genital, con una armadura tanto emocional como muscular. El yo está firmemente asentado, pero su fuerza es inversamente proporcional al grado de rigidez. El estricto control del funcionamiento a tenor de la realidad, no es generalmente ansioso. Son erguidos y tiesos, orgullosos, levantan bastante la cabeza y sostienen recta la espina dorsal, son actitudes defensivas ya que el orgullo es su defensa propia, y la rigidez, inflexibilidad que se convierte en defensa contra cualquier manifestación masoquista interna.
Está en guardia contra la condición de ser utilizado, atrapado y de que se aprovechen de él, por ello frena los impulsos de abrirse e ir a buscar algo, no pide, con lo que se queda atrás y esto le produce rigidez. Tiene un gran control sobre su conducta, y una posición genital fuerte, con lo que se asegura un buen contacto con la realidad, lo malo es que este énfasis de realidad se utiliza como defensa contra la búsqueda del placer (entrega), siendo este su conflicto.
Tiene una carga bastante fuerte en todos los puntos periféricos de contacto con el medio, con lo cual tantea la realidad antes de entrar en acción, se permite la circulación de sus sentimientos pero bloquea su expresión. El rígido hace frente a todas las tensiones, aunque no haga falta y le pueda perjudicar, y es más, busca tensiones para demostrarse como puede contrarrestarlas, ya que si se dan por vencidos, esto supondría aceptar su fracaso, debilidad y derrota como seres humanos, y eso su orgullo no lo puede tolerar, se aprietan las mandíbulas, se envaran las piernas y se contraen rígidamente las rodillas para estar presto a la lucha con una gran voluntad.
Tienen un cuerpo proporcionado y armonioso, de gran vivacidad, ojos brillantes, tez de buen color y animación en gestos y movimientos, esto disminuye en intensidad cuando hay una gran rigidez. Son personas ambiciosas, competitivas y agresivas, consideran la pasividad como vulnerabilidad, son obstinados pero no rencorosos, se controlan para no parecer alocados, por su propio miedo a la sumisión que podría ser para ellos pérdida de libertad. El rígido, por lo general, se busca bien la vida. Tiene ojos intensivos y brillantes, pero, cuando la rigidez es notable, se endurecen, aun sin perder el brillo, esta dureza es su defensa contra la tristeza que late en su interior, relacionada con un sentimiento de frustración. Aquí están incluidos el fálico narcisista, la mujer histérica, el pasivo femenino, obsesivo y compulsivo.
Los rígidos no experimentaros traumas iniciales, el suyo es la experiencia de frustración en la búsqueda de satisfacciones eróticas, prohibición de masturbación infantil, y ocurre en relación con el progenitor del sexo opuesto. El rechazo en la búsqueda de placer erótico y sexual el niño lo consideró como una traición a su afán de amor. Por su fuerte ego el rígido no abandona esta idea, procede con el corazón pero con control y dominio, dado que su deseo de intimidad y placer recibió la repulsión paterna, el rígido opera indirectamente y en guardia para lograr sus fines, no manipula como el psicopático sino que se mueve para lograr el acercamiento a la otra persona. Su orgullo está vinculado al sentimiento de amor, el rechazo a su pasión sexual fue un fuerte golpe que no digiere.
El carácter rígido establece relaciones bastante íntimas, aunque siempre sigue en guardia, a pesar de su intimidad y entrega aparente. Esto le hace entrar en conflicto porque no deja volver demasiado la cabeza a los designios de su corazón, siempre monta guardia entre sus deseos y su amor. No se entrega ya que esto le puede reducir, según él, a una connotación de sumisión.
Al haber sido rechazado por un progenitor experimentó una sensación de traición, y para defenderse se puso en guardia, para no volver a ser traicionado, no expresando su amor. Está abierto al amor, pero no lo manifiesta, al reprimir el afecto su valor como tal disminuye, por lo que es afectuoso en su presencia, pero no en su acción, por ello hay un elemento de realidad en su fantasía, y el no distingue bien cuando su conducta es afectuosa, o no. En lo referido a la agresividad el rígido es extraordinariamente agresivo para compensar su sentimiento inferior de frustración.
El Carácter Histérico / Reich.
El carácter histérico -por complicados que puedan ser los síntomas y reacciones correspondientes- representa el tipo más sencillo de coraza caracterológica. Su característica más sobresaliente es una conducta sexual evidente, en combinación con un tipo específico de agilidad corporal teñida de un matiz definidamente sexual. Esto explica el hecho de que la vinculación entre las histerias femeninas y la sexualidad se haya conocido desde hace ya mucho tiempo.
En las mujeres, el carácter histérico se evidencia por una coquetería disfrazada en el andar, en la mirada yen el hablar. En los hombres existe además blandura y cortesía excesiva, expresión facial femenina y comportamiento femenino. Los rasgos mencionados aparecen junto a una aprensividad más o menos franca. Esto resulta evidente en modo particular cuando la conducta sexual parece próxima a alcanzar sus objetivos; entonces el carácter histérico siempre se retira o adopta una actitud pasiva, angustiada.
Tan violenta como fue antes la acción histérica, igualmente intensa es ahora la pasividad. En el acto sexual, hay a menudo un aumento de actividad sin la correspondiente experiencia sexual. Esta actividad es un intento de superar una intensa angustia. En el carácter histérico, la expresión facial y el andar nunca son duros y pesados como en el carácter compulsivo, o confiados y arrogantes como en el fálico-narcisista. En el caso típico, los movimientos son blandos, y sexualmente provocadores. La impresión total es de fácil excitabilidad, a diferencia, por ejemplo, del autocontrol del carácter compulsivo.
Si bien la coquetería apareada a la aprensividad y asimismo a la agilidad corporal, son evidentes de inmediato, los demás rasgos del carácter histérico se mantienen ocultos. Entre ellos figuran la inconstancia de las reacciones, es decir, una tendencia a cambios de conducta inesperados e impensados; una marcada susceptibilidad a la sugestión, siempre unida a una firme tendencia a reacciones de decepción, con la misma rapidez con que un carácter histérico, a diferencia del compulsivo, se deja convencer aun de lo más improbable, abandonará esa convicción y la reemplazará por otras adquiridas con igual facilidad.
La aquiescencia se ve entonces rápidamente reemplazada por lo contrario, rápida depreciación y menosprecio sin fundamento. La sugestibilidad del carácter histérico le predispone a la hipnosis pasiva, pero también a los vuelos de la imaginación. Se relaciona con la extraordinaria capacidad de formar ligazones sexuales de índole infantil. La vívida imaginación da origen con facilidad a la mentira patológica, pues las experiencias imaginadas pueden concebirse y narrarse como experiencias reales.
Así como el carácter histérico se expresa en forma marcada en la conducta corporal, en la misma forma tiende a representar los conflictos psíquicos mediante síntomas somáticos. Esto puede entenderse fácilmente en virtud de la estructura libidinal. El carácter histérico está determinado por una fijación en la fase genital del desarrollo infantil, con su ligazón incestuosa. De esta fijación deriva el carácter histérico su marcada agresividad genital, así como su aprensividad.
Los deseos de incesto genital están reprimidos, mas han conservado toda su catexis; no están reemplazados por impulsos pre genitales como en el caso del carácter compulsivo. En la medida en que en el carácter histérico desempeñan un papel importante los impulsos pre genitales, es decir, orales, anales o uretrales, constituyen representaciones de la genitalidad o están al menos combinadas con ella.
Como lo expresara Ferenczi, el carácter histérico lo genitaliza todo, dado que el carácter histérico sufre siempre de una severa perturbación sexual, y dado que la estasis de libido genital ejerce los efectos más pronunciados, la agilidad sexual debe ser tan intensa como las reacciones de angustia. El carácter histérico, a diferencia del carácter compulsivo, sufre de una tensión sexual directa. Eso nos trae a la naturaleza de la coraza caracterológica.
La coraza está mucho menos solidificada, es mucho más lábil que en el carácter compulsivo. Es simplemente una defensa aprensiva contra los impulsos de incesto genital. Parece paradójico, pero es un hecho, que aquí la sexualidad genital esté al servicio de algo dirigido contra sí misma: cuanto más aprensiva es la actitud total, tanto más pronunciada es la conducta sexual. El significado de esta función es el siguiente: el carácter histérico tiene impulsos genitales intensos e insatisfechos, inhibidos por la angustia genital; así, se siente constantemente expuesto a los peligros correspondientes a sus temores infantiles. El impulso genital original se utiliza entonces para tantear, por así decirlo, la índole y la magnitud de los peligros que amenazan.
Así, por ejemplo, cuando una mujer histérica hace propuestas sexuales particularmente activas, es erróneo suponer que se trata de una auténtica disposición sexual. Por el contrario, con el primer intento de aprovechar esta aparente disposición, descubriremos que su conducta se convierte de inmediato en la opuesta: angustia o cualquier tipo de defensa, incluyendo la huida motriz. La conducta sexual sirve, pues, a la finalidad de tantear si los peligros esperados se materializarán, y desde dónde lo harán. Esto resulta evidente en las reacciones transferenciales durante el tratamiento analítico.
El carácter histérico ignora siempre el significado de su conducta sexual, lucha contra el hecho de llegar a conocerlo, se indigna sobremanera ante tales “sugerencias”; en pocas palabras, pronto comprendemos que lo que parece un impulso sexual es sexualidad en función de defensa. Sólo después de haber desenmascarado esto y haber disuelto analíticamente la angustia genital infantil, aparece en su función original el impuso genital hacia un objeto; en la medida en que eso sucede, el paciente pierde también la exagerada agilidad sexual. El hecho de que esta conducta sexual exprese también otros impulsos secundarios, tales como narcisismo primitivo o el deseo de dominar o de causar impresión, carece de importancia en este contexto.
En la medida en que se encuentran en el carácter histérico otros mecanismos además de los genitales, ya no pertenecen específicamente a este tipo caracterológico. A menudo encontramos por ejemplo mecanismos depresivos. En estos casos, se descubre que la fijación incestuosa-genital fue en parte reemplazada por una regresión a mecanismos orales.
La marcada tendencia de los histéricos a las regresiones orales, se explica por la estasis sexual en esta zona y por el hecho de que, por haber asumido el papel del genital, la boca absorbe mucha libido “desplazamiento desde abajo hacia arriba”. En este proceso, se activan también reacciones de tipo melancólico que pertenecen a la fijación oral original. El carácter histérico se presenta, pues, en su forma pura si es ágil, nervioso y vivaz; si es depresivo, retraído y autista, pone de manifiesto mecanismos ya no específicamente histéricos.
No obstante, ello se justifica hablar de depresiones histéricas, como contraste con las depresiones melancólicas. La diferencia estriba en la medida en que la libido genital y las relaciones objétales están presentes junto a las actitudes orales. Esto explica las transiciones graduales en cuyos extremos encontramos la melancolía pura y, donde predomina la genitalidad, la pura histeria.
El carácter histérico presenta escasa tendencia a la sublimación y a la realización intelectual, y una tendencia a las formaciones reactivas mucho menor que otros tipos caracterológicos. Esto se debe también a que la libido no se descarga en la gratificación sexual que reduciría la híper sexualidad, ni las energías sexuales enraízan con amplitud en el carácter; por el contrario, se descargan en inervaciones somáticas, en la angustia o en la aprensividad. Los mecanismos de la histeria se usan a menudo para demostrar la supuesta antítesis entre sexualidad y realización social.
El carácter histérico no utiliza la libido genital para formaciones reactivas o para sublimaciones; más aún, no existe siquiera la formación de una sólida coraza caracterológica. El hecho es que las excitaciones genitales plenamente desarrolladas no se prestan a otra cosa que a la gratificación directa; su inhibición obstaculiza también severamente la sublimación de otros impulsos, porque los dota de un exceso de energía. Podríamos suponer que esto se relaciona con una cualidad específica de la genitalidad; es más probable, sin embargo, que se deba a la cantidad de libido implicada en la excitación de la zona genital.
El Carácter Histérico. / Lowen.
La función del yo está asentada en la realidad, del mismo modo que la función sexual lo está en la genitalidad, pero, en la estructura histérica ambas funciones están exageradas y se mantienen gracias al endurecimiento del componente agresivo motor que desempeña una función defensiva.
Personas de claro comportamiento sexual, en combinación con un tipo específico de agilidad corporal, dotada de un definido matiz sexual, inclinadas a sexualizar todas las relaciones no sexuales, sugestionables, propensas a los estallidos emocionales irracionales, a la dramatización y al comportamiento caótico e histriónico, incluso a la pseudología fantástica.
Orgullo en la rigidez del cuello e inflexibilidad de mandíbula es un aspecto de esta actitud. Tensión en la parte inferior de la espalda y retracción de la pelvis son el equivalente sexual de la actitud del yo. El carácter histérico mantiene un conflicto entre un intenso temor a la sexualidad y un intenso, aunque reprimido, deseo sexual. Teme enamorarse, es decir, “caer en amor” y este temor a la caída se manifiesta en la rigidez en las piernas.
Como la agresividad es empleada de un modo defensivo, no adapta la agresión sexual abierta, sino de incitación al hombre. “Es un pez que desea ser atrapado, y al mismo tiempo lo teme”, y el peligro que teme no es otro que el compromiso emocional profundo. La liberación de la agresividad de su función defensiva es lo que transforma el carácter del histérico.
Incitación a través de gestos sexuales, ojos, caderas, inconscientes que generalmente acaban con la sumisión de la mujer que es, inconscientemente, lo que pretendía desde el principio. En todo este componente inconsciente, la sumisión sirve para descargar en el hombre la responsabilidad del acto sexual, sumisión aparente ya que encierra una actitud agresiva que conduce a la descarga sexual. La persecución por parte del hombre tiene a reparar la afrenta narcisista sufrida por el rechazo paterno de la sexualidad de la histérica. La sumisión sexual que oculta una actitud agresiva es la marca de la casa del carácter histérico.
Este carácter está relacionado con el conflicto genital que surge como consecuencia de un complejo de Edipo no resuelto, todo carácter histérico afronta la sexualidad con una actitud inconsciente derivada de este complejo. El primer objeto genital de la niña es el padre. El flujo de la libido hacia el hombre adulto solo se produce después de que la función genital ha quedado establecida, hacia los dos, tres años de vida.
Un padre autoritario puede producir en la niña un gran temor hacia el hombre, y además de inhibirse el deseo genital se reprime y bloquea la ira producto de la frustración. El deseo está bloqueado por la ira reprimida del mismo modo que la ira está bloqueada por el deseo reprimido, el endurecimiento que produce la represión de estos impulsos antagónicos constituye la rígida armadura del carácter histérico.
Toda represión actúa como una defensa frente a los impulsos antagónicos. La ira no puede ser descargada mientras no se suprima el deseo sexual hacia el padre o sustituto. La ira y el orgullo reprimidos bloquean el acceso al deseo suprimido. Una característica del carácter histérico es que pese a la rigidez y la armadura del cuerpo, la pelvis es mas o menos flexible y sexualmente activa. Las tensiones específicas son superficiales, las principales están localizadas en los músculos de la vagina y en los abductores del muslo.
Carece de síntomas mientras se mantiene el equilibrio entre la producción y la descarga de energía, pero si este equilibrio está a un nivel inferior a la plena capacidad, la vida resulta poco interesante y carece de sentido, los sentimientos de aburrimiento, de llevar una vida rutinaria y de insatisfacción son habituales en ella. Su vida cotidiana se torna insulsa y trata de alterarla en el sentido de una mayor producción de energía y unos sentimientos más profundos, lo que le puede llevar a establecer otras relaciones y a buscar la aventura.
No le resulta difícil aumentar el nivel de producción de energía, aumentando la sensación de excitación, a través de nuevas relaciones, el problema entonces surge en como descargar la energía suplementaria. Ante una nueva experiencia hay una mayor carga sexual, más vitalidad y alegría, sin embargo al no suceder lo mismo con la capacidad de descarga la energía vuelve al estado anterior, disminuye la excitación, la novedad deja de serlo y hay que buscar una nueva relación.
Cuando la histérica eleva la producción energética a un nivel superior, motivado por la liberación de emociones reprimidas, ha de aprender a soportar y a descargar este incremento de energía, cuando esto actúa así la ansiedad se reduce al mínimo. En sentido contrario, cuando no hay equilibrio, la pelvis se paraliza, el aparato genital capaz de descargar una cierta cantidad de energía, deja de funcionar cuando esa energía aumenta de un modo significativo.
Así cuando los sentimientos amorosos se movilizan en forma de impulso sexual, la ansiedad resultante puede ahogar el deseo sexual, impedir toda descarga o hacer que la mujer se vuelva contra el hombre. La ansiedad que se produce es convertida o contenida en un síntoma somático y el conflicto es transferido al nivel psíquico. El ataque histérico es la contrapartida psíquica del intento de reprimir un fuerte estado de ansiedad. Freud: “determinados aspectos sugieren que la neurosis de ansiedad es la contrapartida somática de la histeria”
El carácter histérico no teme tanto el contacto genital como los sentimientos amorosos profundos que tienen su origen en el corazón, su sexualidad está limitada a los genitales, no abarca la totalidad del organismo. La personalidad está dividida entre los sentimientos tiernos y amorosos, el amor romántico, y la genitalidad sumisa. Su neurosis consiste en el antagonismo entre dos aspectos de un mismo impulso, cuando la descarga genital queda bloqueada surgen los síntomas histéricos típicos.
Al tratar en terapia de llegar al corazón de la histérica, y movilizar sus sentimientos amorosos, nos encontramos con una obstinada resistencia y orgullo, siendo este orgullo obstinado, forzado e inflexible la clave de su carácter. Se puede establecer una relación entre este orgullo y su tendencia a los síntomas histéricos. El orgullo de la histérica tiene que ver con la sensación de haber sido dañada, sensación inconsciente tan profunda que determina su comportamiento, y le hace pretender no volver a ser dañada nuevamente.
Su afrenta, que dio origen a lo anterior, fue el rechazo de su amor en el plano genital, esto sucedió porque ese amor fue dirigido sobre todo al padre, quien no pudo corresponder a él. La niña se halla atrapada entre el impulso de amor sexual y el temor al rechazo. En ese momento, los sentimientos tiernos, procedentes del corazón, y las sensaciones genitales se hallan unificados en una sola corriente o sentimiento. La niña no distingue entre amor y sexualidad. Lo perjudicial procede de la conciencia creada en la niña de que no ha de manifestar sentimientos de ternura y deseos genitales hacia una misma persona, estos son reprimidos y permanecen latentes en el crecimiento.
En los impulsos de la pubertad despierta de nuevo el deseo genital, esto dota de significado y excitación a la vida, y la adolecente trata de preservarla a expensas de los sentimientos amorosos más profundos asociados al corazón. En todos los caracteres histéricos hay una doble sensación de daño. Una asociada a la primera infancia, otra relacionada con la adolescencia. La sensación de daño, arrastrada desde la infancia y causante de la inhibición de la sensación genital, es responsable del complejo de castración.
Esta represión de la sensación genital puede desarrollarse aun un existiendo el padre en el hogar, los factores sociales adoptan una actitud negativa hacia el sexo en nuestra cultura, la frustración de la masturbación infantil, restricciones a los juegos sexuales de los niños, el no contestar a los niños a preguntas sexuales, o su evitación, prohibir su curiosidad, hace que la niña se enfrenta al hecho de que la realidad de la vida social es hostil a su impulso sexual y reacciona del mismo modo que si la frustración tuviese su origen en el padre.
La frustración del impulso sexual de la niña no es experimentada como una negación de la genitalidad, ya que el impulso corre del corazón a los genitales, es percibido como un rechazo de amor, por eso, esa sensación profunda de daño. Su percepción es correcta, ya que el amor que no se manifiesta a través del contacto físico no satisface las necesidades básicas del organismo.
Al sentirse dañada en su expresión de amor, la niña aprende a ser menos vulnerable a esta ofensa a través de un progresivo endurecimiento. “No voy a ceder al amor que siento por ti, así no me rechazarás”. Esto conlleva orgullo como actitud. Se endurece la espalda desde la base del cráneo hasta el sacro, se pone el cuello rígido y la cabeza se mantiene erguida.
La frigidez entendida como la ausencia de cualquier sensación genital es un problema relacionado con la histeria, se puede, incluso, considerar como un síntoma de conversión o una expresión de anestesia o parálisis histérica. Frigidez no es ausencia de sexualidad, la mujer frígida revela actitudes claramente sexuales, aunque ella no se dé cuenta ya que carece de toda sensación genital.
Los analistas comparan el problema de la frigidez con el cuento de la bella durmiente, de hecho, en todo carácter histérico existe la esperanza de que un amante ideal ha de venir a liberar la sexualidad femenina reprimida, aunque esto, rasgo histérico, no nos diga mucho ya que estamos hablando de la inhibición de la sensación sexual en general.
La idea básica de Lowen es que la función genital expresa el principio de realidad y trata de demostrar que la actitud de cualquier persona hacia la realidad se manifiesta en su función genital, y en lo tocante a la frigidez sexual absoluta dice que surge al evitar la excitación general por medio de movimientos serpenteantes, que en sí mismos constituyen una expresión de negatividad.
El retorcimiento es una reacción natural ante el dolor o el displacer cuando los medios de escape se hallan bloqueados y el organismo no se congela. Esto ocurre cuando hubo circunstancias que no permitieron escapar a una situación desagradable (trauma), agresión de un adulto a una niña, la combinación de excitación sexual y temor mantiene a esta en una situación de total ansiedad: la niña se retuerce.
El retorcimiento ante la excitación sexual no se limita a la agresión física, también a las experiencias desagradables vividas en la infancia y relacionadas con la sexualidad, masturbación descubierta por la madre, el intenso temor puede hacer que ella se retuerza, este tipo de reacción constituye la armadura rígida de placas, o bien al tratar de explicarse y combinar excitación y ansiedad puede producir la armadura de malla flexible. Ambas armaduras tienen como función eliminar la producción de energía, disminuyendo movilidad y respiración, todo proceso de armadura indica que la agresividad sexual es empleada como arma defensiva.
La armadura histérica.
El ataque histérico es un fenómeno explosivo. Un exceso de energía puede ahogar el yo en “estallido histérico”, o bien puede encerrarlo en una parte del cuerpo donde, aislado, produce a su vez una sintomatología histérica. La inmovilización dará como resultado la parálisis histérica. Lo importante de este proceso es que hecho de que la situación explosiva depende del desarrollo de una fuerza dentro de un sistema o recipiente cerrado y rígido. Es esta rigidez sistemática lo que constituye la naturaleza esencial de la estructura histérica del carácter. La rigidez es un proceso corporal global que rodea al organismo como si fuera una armadura.
Fue Reich el que introdujo este término para designar un estado en que la ansiedad queda asimilada hasta convertirse en un mecanismo protector que tiene la finalidad económica de servir, por una parte, como protección frente a los estímulos del mundo exterior, y por otra, frente a los deseos libidinosos internos. La armadura caracterológica tiene su equivalente en una armadura muscular que desempeña la misma función desde la perspectiva bioenergética que aquella desde la psicológica.
La armadura fue interpretada como una pecera de cristal donde nadaba el pez. La armadura da protección, pero exige aislamiento y limita la vida del organismo, y está representada somáticamente por las tensiones musculares. Toda armadura se basa en una tensión muscular, pero no toda tensión muscular constituye una armadura.
Las fuertes tensiones apreciadas en esquizofrénicos, orales o masoquistas no constituyen una armadura. La armadura corporal se basa en una total rigidez corporal. Espalda rígida e inflexible, cuello tieso y cabeza erguida, pelvis más o menos retraída y tensa. Lo más importante es que la parte frontal del cuerpo está dura, rigidez de pecho y abdomen. Si esta parte, lado blando y vulnerable, donde están sentimientos, estuviera desprotegida la armadura de la espalda no le serviría de nada.
La armadura se desarrolla a partir de la inmovilización de la agresividad en el niño, es la expresión de la actitud tensa que se adopta para hacer frente a un ataque. La tensión de la parte frontal del cuerpo se produce al retrasar los hombros y estirar de este modo los músculos delanteros al tiempo que se los contrae. Cuando las partes frontal y posterior del cuerpo se hallan encerradas en una envoltura rígida formada por músculos tensos, podemos decir que el organismo está armado.
El cambio de estructura se produce a través de un cambio en la dinámica del carácter. Ninguna armadura puede ser liberada sin liberar la ira reprimida, que entonces fluye con fuerza hacia brazos y manos. A medida que los hombros adquieren movilidad, el pecho se relaja, la respiración se hace más profunda y aumenta la producción de energía, esto puede producir ansiedad (en el tratamiento) para lo que hay que haber preparado un buen asentamiento de los pies en el suelo.
La armadura contiene la ansiedad reduciendo la respiración a través de un control inconsciente sobre los músculos de la parte frontal del cuerpo. Aunque el diafragma esté libre, la rigidez general de la estructura limita la entrada y salida de aire. Por eso, el primer paso para el tratamiento es el de una respiración libre y profunda.
La mayor entrada de oxígeno hace aumentar la producción de energía y fortalece la formación de impulsos, pudiendo estos desarrollar la suficiente fuerza para vencer la represión y alcanzar la superficie en forma de conciencia y acción. La función respiratoria no puede ser tratada como un hecho aislado ya que incide en el comportamiento global del organismo.