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Carácter Fálico - Narcisista

Wilhelm Reich.

La formulación de un “carácter fálico-narcisista” fue resultado de la necesidad de definir formas caracterológicas intermedias entre la neurosis compulsiva y la histeria.
Aun en su aspecto exterior, el carácter fálico-narcisista difiere del compulsivo y del histérico. El primero es predominantemente inhibido, controlado y depresivo, el histérico es nervioso, ágil, aprensivo y lábil, el carácter fálico -narcisista típico, es seguro de sí mismo, a menudo arrogante, elástico, vigoroso y con frecuencia dominador. Cuanto más neurótico el mecanismo interior, tanto más saltan a la vista estos modos de conducta.
En cuando al tipo corporal, la expresión facial muestra por lo común rasgos duros, marcados, masculinos, mas con no poca frecuencia también femeninos, como de niña, pese al porte atlético. La conducta cotidiana nunca es huidiza como en los caracteres pasivo-femeninos, sino por lo común altanera, quizá fría y reservada, quizá agresiva o “erizada de púas” como lo expresara uno de estos pacientes. En el comportamiento en relación con el objeto, incluido el objeto amoroso, siempre domina el elemento narcisista sobre el elemento libidinal objetal, y existe siempre una mezcla de rasgos sádicos más o menos disfrazados.
Estas personas se anticipan por lo general a cualquier ataque esperado, con un ataque de parte de ellos. Muy a menudo la agresión se expresa no tanto en lo que dicen o hacen, sino en la manera en que lo dicen o hacen. Aparecen como agresivos o provocativos ante personas que no disponen de su propia agresión. Los tipos francos tienden a lograr posiciones rectoras en la vida y se rebelan contra la subordinación ejerciendo su dominio sobre otros situados en peldaños más bajos de la escala jerárquica. Si sienten su vanidad herida, reaccionan con fría reserva, con profunda depresión o con vivaz agresión. A diferencia de otros caracteres, su narcisismo no se expresa de manera infantil sino en la exagerada ostentación de confianza en sí mismos, de dignidad y superioridad, pese a que la base de su carácter no es menos infantil que la de los demás.
La comparación de su estructura con la de un carácter compulsivo, por ejemplo, muestra a las claras la diferencia entre el narcisismo pre genital y fálico. Pese a su preocupación narcisista consigo mismos, a menudo muestran marcadas ligazones con cosas y personas del exterior. En este aspecto, se asemejan más al carácter genital; difieren de él, sin embargo, en que sus actos están determinados en forma más intensa y extensa por motivos irracionales. Uno de los rasgos más importante es el valor regresivo, el carácter compulsivo se caracteriza por la vacilación prudente y el pasivo-femenino, por evitar las situaciones peligrosas.
El éxito en la realización se ve muy poco influido por el hecho de que el valor y el empuje del fálico-narcisista difiera de las mismas facultades del carácter genital por ser también compensatorias, teniendo como misión la de evitar impulsos opuestos. El carácter fálico-narcisista difiere del compulsivo en la falta de formaciones reactivas contra su conducta abiertamente agresiva y sádica. Esta conducta agresiva desempeña una función de defensa. En representantes relativamente poco neuróticos de este tipo, gracias a la libre agresión, la realización social es fuerte, impulsiva, enérgica y por lo común productiva; cuanto más neurótico es el carácter, tanto más peculiar y unilateral es su realización, a partir de aquí, existen toda suerte de transiciones hasta la formación de sistemas paranoides. La realización difiere de la del carácter compulsivo en una mayor audacia y una menor atención a los pormenores y a las cuestiones de detalle.
Los hombres fálico narcisistas (FN) muestran una gran potencia erectiva, si bien son orgásmicamente impotentes. Las relaciones con mujeres se ven perturbadas por el deprecio que sienten hacia el sexo femenino, deprecio rara vez ausente en estas estructuras. Pese a ello son objetos sexuales altamente deseados pues su aspecto exterior ostenta todos los rasgos de la masculinidad.
En las mujeres, el carácter FN se presenta con mucha menor frecuencia. Las formas decididamente neuróticas se caracterizan por una homosexualidad activa y por una sexualidad clitorídea; las mujeres genitalmente más sanas, se caracterizan por una gran confianza en sí mismas, basada en el vigor físico y en la belleza.
El carácter fálico-narcisista abarca casi todas las formas de la homosexualidad activa, masculina y femenina; la mayor parte de la llamada manía moral, paranoia y formas de la esquizofrenia con ellas vinculadas; también muchos casos de perversiones manifiestamente sádicas, éstas entre los hombres.
En la estructura y génesis de este tipo caracterológico, debemos distinguir entre los impulsos que encuentran gratificación directa en la conducta fálico-narcisista, y los que constituyen el aparato de protección narcisista. En su forma típica, el análisis revela una identificación del yo total con el falo, en las mujeres la fantasía de tener un pene; también una ostentación más o menos franca de ese yo. En la eritrofobia, este impulso está reprimido e irrumpe en forma de un acentuado sentimiento de vergüenza y en el rubor facial. Estos casos tienen en común una fijación en esa fase de desarrollo infantil en la cual se acababa de abandonar la posición sádico-anal, pero no se había alcanzado aún la posición libidinal objetal; esa fijación se caracteriza, por lo tanto, por una concentración orgullosa, confiada en sí misma, en el propio genital.
Esto no es, sin embargo, explicación suficiente. El FN se caracteriza no sólo por su orgullo fálico sino más aún por los motivos que le fuerzan a permanecer en esa etapa del desarrollo. El orgullo por lo real o fantaseado va paralelo a una acentuada agresión fálica. Para el inconsciente del hombre de este tipo, el pene no está al servicio del amor; por el contrario, es un instrumento de agresión y venganza. Esta es la base de su gran potencia erectiva, así como de su incapacidad de experimentar el orgasmo.
La historia infantil revela casi siempre serias decepciones en el objeto del otro sexo, decepciones que ocurrieron precisamente en momentos en que se hacían intentos de conquistar ese objeto mediante la exhibición fálica. En los hombres, encontramos a menudo que la madre era la más fuerte de los dos progenitores, o que el padre había muerto prematuramente o había desaparecido de alguna manera del cuadro familiar.
La frustración de la actividad exhibicionista genital en la cúspide de su desarrollo, por la misma persona hacia la cual se manifestara el interés genital, resulta en una identificación con esa persona en el nivel genital. Es decir, el muchacho renunciará al objeto femenino, lo introyectará y se volverá hacia el padre en un papel homosexual activo (por ser fálico), mientras conserva a la madre como un objeto, con actitudes solamente narcisistas e impulsos de venganza sádica.
En tales hombres, el acto sexual tiene el significado inconsciente de demostrar a la mujer, una y otra vez, su potencia; al mismo tiempo, significa desgarrar o destrozar a la mujer y, en una capa más superficial, degradarla. A la inversa, en las mujeres fálico-narcisistas el motivo rector es el de vengarse del hombre, de castrarlo durante el acto sexual, de tornarle impotente o de hacerle parecer impotente. Esto no contradice en manera alguna la marcada atracción sexual que estos caracteres acentuadamente eróticos ejercen sobre el otro sexo.
Se encuentran a menudo la poligamia neurótica, la activa creación de decepciones en el compañero, y la huida pasiva de la posibilidad de ser abandonado. En otros casos, cuando la sensibilidad narcisista perturba el mecanismo de compensación, la potencia erectiva es inestable, hecho que el paciente se resiste a admitir. Cuanto más perturbada la potencia, tanto más hábil es el estado de ánimo general, y hay a menudo una rápida alternancia de fases hipomaníacas, de confianza en sí mismo, y fases de severa depresión. En otros casos, la capacidad de trabajo se ve también severamente perturbada.
La actitud fálico-exhibicionista y sádica sirve también como defensa contra las tendencias opuestas. Después da la frustración genital, el carácter compulsivo se retrotrae a la anterior fase de la analidad y construye allí sus formaciones reactivas. El carácter fálico no regresa. Permanece en la etapa fálica; más aún, exagera sus manifestaciones a fin de protegerse contra una regresión a la pasividad y la analidad. En el curso del tratamiento de estos caracteres, acuden más y más a primer plano tendencias anales y pasivas que se ha tratado de evitar a toda costa. Constituyen el carácter, no en forma directa, sino por la defensa que el yo erige contra ellas en forma de sadismo fálico y exhibicionismo.
Representan la inversa exacta del carácter pasivo-femenino, que evitan sus impulsos genitales con ayuda del sometimiento anal y pasivo. El carácter FN, contrariamente, evita sus impulsos anales y pasivo-homosexuales, con ayuda de la agresión fálica. Los analistas describen a menudo estos caracteres como anales u homosexuales pasivos. Tal cosa es incorrecta. No puede denominarse fálico-sádico al carácter pasivo-femenino porque evite aquellas tendencias, análogamente, no puede denominarse anal-pélvico al carácter fálico-narcisista por evitar las tendencias anales y pasivas. El carácter no está determinado por aquello que esquiva, sino por la forma en que efectúa la defensa y por los impulsos de que ésta se vale.
En la paranoia, las tendencias rechazadas irrumpen ampliamente en forma de ilusiones. La eritrofobia se vincula muy de cerca con la forma paranoide de ese carácter, se la encuentra con mucha frecuencia en la historia de los esquizofrénicos paranoides. Aquí tenemos una irrupción sintomática de la homosexualidad pasiva y anal que se había rechazado. Debido a la aguda angustia de castración el paciente renuncia a masturbarse y el estasis sexual adicional, con sus manifestaciones vasomotrices, debilita la función defensiva del yo.
Por su parte, el homosexual activo y el sádico fálico poseen una fuerte defensa de su yo mientras existe la gratificación libidinal eficaz. Si ésta se interrumpe por cualquier motivo durante un período considerable, la tendencia pasiva y anal también irrumpirá, ya sea en forma de un síntoma, ya francamente, sin disfraz alguno.
Entre los caracteres FN sádicos, encontramos a menudo toxicómanos y en especial alcohólicos. Esto se debe no sólo a la homosexualidad rechazada, sino también a otro rasgo específico de este tipo, también derivado de la frustración fálica. Tomemos el caso del hombre. La frustración del exhibicionismo fálico y de la masturbación por parte de la madre, conduce a una identificación con ella y a fortalecer la posición anal previamente abandonada, así como la tendencia al comportamiento pasivo-femenino.
Esto se ve contrarrestado de inmediato por un énfasis en las actitudes fálico-exhibicionistas y agresivas, es decir, masculinas. Sin embargo, en la identificación al nivel fálico con la mujer, se la dota de un pene fantaseado y se confiere también al propio falo el propio significado de mamá. Por este motivo, las formas sexualmente activas de este carácter en los hombres, muestran una tendencia a la fellatio pasiva y activa, y una actitud maternal hacia los más jóvenes; las mujeres muestran análoga actitud hacia los tipos más jóvenes y más femeninos de mujer.
En el alcoholismo existe también una regresión a la oralidad; por ello, los rasgos típicos del carácter FN no están tan claramente definidos. Existen muchas otras formas de transición desde el carácter fálico-narcisista hasta el carácter genital sano, así como hasta las formas pre genitales, severamente patológicas, de toxicomanía y de depresión crónica que pueden encontrarse en otros caracteres. Mucho se ha escrito sobre la relación entre el genio y la criminalidad. El tipo que aquí entendemos no pertenece al carácter histérico ni al masoquista, sino y en forma predominante al carácter fálico.-narcisista. La mayoría de los criminales sexuales han sufrido las más severas decepciones infantiles en cuanto a cariño y posteriormente ejercen su venganza sobre el objeto amoroso.
La combinación de narcisismo fálico, sadismo fálico, y la simultánea compensación de los impulsos homosexuales pasivos y anales, hacen a los caracteres más enérgicos. Que este tipo se convierta en un genio creador o en un criminal en gran escala, depende en gran medida de la atmósfera social y de las posibilidades que ésta brinda para una descarga de la energía en forma sublimada. El otro factor determinante es la medida de gratificación genital, la cual a su vez determina la cantidad de energía canalizada en impulsos destructores de venganza.
Esta diferenciación entre factores sociales y libido-económicos no pretende obviar el hecho de que la incapacidad de alcanzar la gratificación sexual depende también de factores sociales y familiares. Hablando en términos constitucionales, parece haber en estos tipos una producción de energía libidinal superior a la común, lo que hace posible una agresión más intensa.
El tratamiento analítico de los caracteres fálico-narcisistas es una de las tareas más llenas de satisfacciones. Puesto que se ha alcanzado plenamente la fase fálica y que la agresión es relativamente libre, a igualdad de los demás factores establecer la potencia genital y social es más fácil que en otras formas caracterológicas. El análisis siempre tiene éxito si logramos desenmascarar las actitudes fálico-narcisistas como defensa contra tendencias pasivo-femeninas, y eliminar la tendencia inconsciente de venganza contra el otro sexo.
Si no logramos esto, el paciente permanece en su inaccesibilidad narcisista. Su resistencia caracterológica consiste en un menosprecio agresivo hacia el análisis y el analista en formas más o menos encubiertas, un tomar a su cargo en forma narcisista la tarea de interpretación, y en la negación de toda tendencia pasiva o aprensiva, en particular de la transferencia positiva, así como en una defensa contra esas tendencias.
Es posible reactivar la angustia fálica solo mediante una disolución energética y consecuente de los mecanismos reactivos narcisistas. No deben seguirse de inmediato a niveles más profundos los signos superficiales de tendencias homosexuales anales y de pasividad, pues esto podría resultar en una completa inaccesibilidad.

Alexander Lowen.

El equivalente masculino del carácter histérico femenino. El problema genital es distinto para el niño y la niña, el patrón externo del comportamiento difiere. Reich decía que el carácter fálico-narcisista había sido formulado para definir un tipo situado entre la neurosis obsesiva y la histeria.
Pero la histeria no es un tipo de carácter sino un síntoma, y aunque el síntoma va asociado al carácter no ha de ocurrir necesariamente. La formación de síntomas depende de circunstancias especiales, mientras que la estructura del carácter es un fenómeno persistente.
Para Reich el carácter obsesivo es inhibido, auto controlado y depresivo, el histérico es nervioso, ágil, temeroso y lábil y el fálico narcisista es confiado en sí mismo, arrogante, elástico, vigoroso y frecuentemente causa impresión, aunque a menudo hay características citadas como distintivas por Reich que se dan en los otros caracteres. El fálico narcisista describe una estructura de personalidad basada en la realidad y asentada en la genitalidad por medio de unas defensas del yo ausentes en las estructuras pre genitales. Para Lowen, desde el punto de vista bioenergético, la diferencia entre obsesivo y fálico narcisista es cuestión de grado.
El fálico narcisista (FN) no acude habitualmente a terapia, tiene éxito en el trabajo, está bien adaptado a su medio y resulta atractivo al sexo opuesto. Uno de sus rasgos más importantes es el “valor agresivo” que le conduce al éxito, desempeñando ese valor una función defensiva.
Personas expresivas, de ojos vivaces y abiertos, boca propensa a la sonrisa y mandíbula prominente y rígida, hombros anchos, pecho hinchado, caderas estrechas y piernas más bien tensas. La confianza en sí mismo oculta un temor profundo, es la confianza una defensa contra dicho temor. A los FN la idea del fracaso les resulta insoportable, siempre y cuando el objetivo sea importante. Cuando esto es así la idea del fracaso les produce una intensa ansiedad que les hace redoblar sus esfuerzos a fin de asegurarse el éxito. La obstinación en el triunfo se basa más en el miedo al fracaso que en la propia recompensa del éxito.
Si el empuje y la determinación son los responsables del éxito social y profesional también son el principal aspecto de su neurosis, y la expresión de las tensiones musculares. La presión, la responsabilidad y la lucha producen un endurecimiento o un aumento de la rigidez. Los hombros elevados y en ángulo recto son un signo de responsabilidad prematura. Es como si se ensanchasen para soportar una carga extraordinariamente pesada.
El temor al fracaso está relacionado con el sentido de la responsabilidad, la necesidad de triunfar tiene por objetivo fundamental satisfacer los deseos de sus padres y como motivación más profunda el deseo de ganarse la aprobación y el amor de éstos, estamos hablando de la ambición como rasgo predominante en este carácter.
El FN es agresivo. Reich: En lo que se refiere a su constitución, parece darse en estos tipos una producción de energía libidinal superior a la media, lo que hace posible una intensa agresividad. Esto no es totalmente cierto, ya que el FN demuestra en apariencia aquello de lo que en realidad no posee tanto. El FN actúa como si poseyese una gran potencia sexual, alardea de sus conquistas y de su potencia, aunque en realidad la potencia orgásmica, es decir, la capacidad de experimentar placer se halla disminuida proporcionalmente.
La verdadera razón del acto sexual es la imposibilidad de lograr satisfacción en una sola experiencia. De la misma forma su demostración de agresividad es exagerada para compensar la debilidad en su constitución. Para coger algo con la mano el carácter oral teme alargar la mano, el masoquista alarga la mano, pero luego la retira y el FN agarra, pero lo hace por el miedo a fracasar o a perder algo.
Como el trastorno determinante del carácter es a una edad tardía (tres años más o menos), el mecanismo de defensa o reacción frente a los traumas es distinto al de otros tipos, una vez alcanzada la genitalidad toda presión en forma de castigo o frustración, da lugar a un endurecimiento del organismo. La musculatura se contrae formando un tubo en torno al cuerpo a fin de sostener la estructura del yo.
La estructura tubular rígida encauza la corriente de energía hacia el cerebro y los genitales, sobrecargando con frecuencia estas estructuras. Al mismo tiempo, la rigidez hace disminuir la flexibilidad, tanto psicológica como somática, del organismo. La sobrecarga se produce al no poder expandirse la corriente energética por las lagunas naturales antes de encontrar la salida. Estas lagunas son la región pélvica abajo, y la cabeza arriba, que impiden que estos se sobrecarguen y la descarga se produzca demasiado rápidamente. Sin estas lagunas resulta inconcebible la función de realidad.
En cuanto a la agresividad genital el FN posee impulsos más fuertes que cualquier otro carácter, pero, esta agresividad se obtiene a expensas de la flexibilidad y de la espontaneidad, la misma rigidez favorece genitalidad y realidad al tiempo que limita las otras funciones, con lo que nos encontramos con una persona genitalmente agresiva y que sin embargo puede padecer de eyaculación precoz, (este problema es uno de los síntomas principales de esta estructura rígida masculina).
La descarga se produce mucho antes de que todo el exceso de energía entre en contacto con el pene. Por eso un solo acto, que no produce satisfacción, resulta insuficiente para descargar la tensión. Dado que la plena satisfacción sexual depende del grado de acumulación de tensión con anterioridad a la descarga, el FN obtiene poco placer de sus experiencias sexuales.
Dicho de otra forma el hombre sano pone mayor énfasis en la plenitud de la descarga, que en la fuerza de la erección. El hombre fálico no, la sobreexcitación genital procede de la incapacidad de descarga, y hace que el pene se recargue fácilmente y tienda a mantener su rigidez, es la diferencia entre potencia orgásmica y potencia erectiva. La constante canalización de la energía hacia las salidas y la limitada satisfacción obtenida de la descarga nos permiten comprender la persistencia del impulso del FN. Cómo este busca mujeres fuera de la pareja. Al ser incompleta la satisfacción sexual, surge un sentimiento de insatisfacción, y como la mujer histérica, piensa que una nueva compañera le va a posibilitar una vivencia sexual satisfactoria, y ésta dura mientras permanece la excitación que suscita la nueva conquista, pero, cuando esta condición de novedad desaparece el placer sexual disminuye y el anhelo comienza de nuevo.
El FN no encuentra satisfacción profunda a ningún nivel de actividad y se ve obligado a una persecución y conquista continuas. Característica de las estructuras rígidas es la obsesión, que es una tensión en la frente, sobrecargándose el lóbulo frontal. Son casos de rigidez acusada, donde la musculatura forma una estructura tubular desde la cabeza hasta los genitales, la rigidez es acusada y el tubo estrecho, con lo que ambos extremos soportan excesiva carga. La obsesión se produce como consecuencia de la continua carga de la región frontal, al tiempo que la descarga se encuentra bloqueada.
La obsesión está íntimamente ligada a la compulsión, ambos son ligados en el diagnóstico del TOC (trastorno obsesivo-compulsivo). La compulsión es mas patológica que la obsesión aunque menos molesta. Los analistas la suelen considerar como una reacción de defensa frente a la obsesión. El comportamiento compulsivo es la forma extrema de rigidez a nivel psicológico y somático.
A medida que el tubo natural que forma el cuerpo se vuelve más rígido, tiene de enderezarse, el compulsivo retiene sus impulsos en mayor grado que cualquier otro rasgo de carácter. Suele ser muy estreñido, pedante, ordenado y avaro, su apariencia externa se caracteriza por un comedimiento y un control considerables, tanto que en los casos extremos se convierte en un bloqueo emocional total. En este tipo de rigidez extrema es muy clara la tendencia fundamental a emplear la agresividad como defensa.
En los compulsivos su estructura sólida no les permite la menor espontaneidad en el movimiento o en la expresión. Todo movimiento agresivo requiere un gran esfuerzo para vencer las resistencias que llevan implícitas la solidez y la dureza de la estructura. La expresión admite pocas variantes y el movimiento corporal es forzado y mecánico.
Tenemos dos manifestaciones distintas de rigidez, en la primera hay una estructura corporal más estrecha pero intensa vida emocional, la energía libre respecto de la masa física es elevada y la actividad genital intensa. En la otra, compulsiva, hay una estructura ósea más desarrollada y una musculatura mas pesada, mandíbula sólida y proyectada de un modo agresivo hacia delante, hombros anchos, cintura estrecha y caderas contraídas, estructura de fuerza y dureza, en ellos la vida efectiva se halla congelada. Estas dos estructuras rígidas de distintas características son la FN y la compulsiva.
Son dos tipos extremos de rigidez, uno tiende a ser obsesivo y el otro compulsivo, en uno la actividad genital es muy intenso, en el otro se halla debilitada por una fuerte tensión anal. Entre estos extremos se encontrarán casos en que ambas tendencias coexisten en un estado conflictivo, son los obsesivo-compulsivos, en los que la obsesión por el sexo y la genitalidad queda neutralizada por unos acusados rasgos compulsivos. En estos casos el sistema compulsivo constituye una defensa contra la obsesión subyacente y la correspondiente ansiedad.
En ambos tipos de estructura rígida masculina, el temor inconsciente al castigo de la actividad genital constituye la clave de la neurosis. Frente a este temor el fálico es desafiante, rebelde y agresivo, la exagerada agresividad tiene por objeto observar hasta dónde puede llegar antes de provocar una represalia, tiene un significado defensivo como en la mujer histérica.
El compulsivo por el contrario, se somete, y amolda su comportamiento a las exigencias de la autoridad. Abandona la actividad pero no renuncia a la posición genital. Su sumisión nuca es completa ya que no se rinde, sino que únicamente se endurece. Cuando hace su aparición la agresión suele tener un matiz sádico y va dirigida contra la mujer. El fálico puede mostrar ternura hacia la mujer.
El carácter fálico-narcisista contiene los rasgos fundamentales de la estructura rígida masculina. La rigidez varía en grado y cualidad, desde la persona sana hasta el compulsivo, más frío y maquinador. Como estructuras genitales, esta varia también desde la potencia orgásmica plena hasta su casi total ausencia (compulsivo). Ninguno padece fracaso erectivo, la erección no se interrumpe (masoca).
Rigidez tubular (FN) o sólida (compulsivos). Los primeros proceden de la identificación con el padre, en los compulsivos la identificación es materna. Identificación relacionada con la autoridad paterna que es la fuerza causante de la mayor frustración en la fase genital del desarrollo del niño. Las personas rígidas pueden ser activas o pasivas, dentro de los límites de su estructura.