Axiología.
Objetivo y Subjetivo.
Objetivo-Subjetivo.
Postura subjetivista.
El subjetivismo es la condición que supone que algo sólo es verdadero para el sujeto que lo concibe, aplicado a los valores, que los valores no existen en sí y por sí, sino que son meras creaciones de la mente, existen solamente para mí; lo que hace a una cosa valiosa es el deseo o el interés individual.
En R. Hartman es el mundo intrínseco la postura subjetivista, las cosas valen porque yo las deseo, y en ese caso, es mi deseo o interés lo que confiere su valor, como sujeto empírico, individual. En el subjetivismo, (A. Von Meinong), afirma que “tiene valor lo que nos agrada y en la medida en que nos agrada”. Para Ehrenfels, tiene valor lo que se desea y en la medida en que se desea. Es el deseo lo que confiere valor a un objeto. No deseamos la cosa por lo que vale sino porque satisface una necesidad nuestra, vale porque lo deseamos o lo necesitamos, o también porque me agrada o gusta, a su vez, lo que prefiero, de acuerdo con esta vivencias personales, es lo mejor.
Los valores relacionados con las cosas singulares son, otra vez, diferentes de los valores relacionados con las cosas particulares, debido a la estructura axiométrica diferente de la comprensión singular. Si el valor sistémico es el valor de la “perfección”, el valor singular o intrínseco es el valor de la “unicidad”, el intrínseco es el mejor valor, no es la verdadera manera de filosofar porque yo lo esté haciendo, si eso fuera todo no habría comparación con las otras maneras de filosofar, pero es más verdadera que el filosofar de otros o del sistema.
Intrínsecamente no hay escala de conocimiento, si el conocimiento mismo fuera intrínseco, entonces yo solo podría decir por intuición, por empatía, cuales son las maneras de filosofar, y entonces mi empatía sería la misma para los otros y para el sistema filosófico. El componente individual es un factor importante en el proceso de valoración, pero no es el único, ni está tampoco aislado. Al no tomar en cuenta ese objeto, toman una parte por del todo y sus conclusiones necesariamente deben ser erróneas. Las diversas tendencias subjetivistas conducen a la persona ante un callejón sin salida: el del relativismo. Si los valores dependen de la persona que valora y no se pueden afirmar unos valores por encima de otros, estamos muy cerca, si no dentro, del todo vale.
Postura objetivista.
Tesis que defiende la existencia de valores éticos plenamente objetivos, ya que no se reducen meramente al sentimiento de agrado, interés ni deseo, ni se reducen tampoco a un proceso psicológico de valoración, al respecto Hartman nos dice que el valor axiológico es objetivo…es una palabra lógica, un predicado que predica que una cosa está en posesión de todos sus predicados descriptivos, un predicado de segundo orden que tiene un sentido lógico tan exacto como cualquier término matemático. Y en el axioma axiológico define que “el valor no es ético, ni metafísico, ni estético, ni económico, sino que es simplemente valor, es decir, valor formal o axiológico, no corresponde a valores específicos, es un axioma autónomo para la ciencia axiológica.
El objetivismo ético mantiene que los valores son válidos y objetivos para todos los individuos y todos los tiempos, ya que no son ni subjetivos, ni relativos ni convencionales, es decir, los valores son inmutables; no cambian con el tiempo ni de una sociedad a otra. No obstante, los bienes en que los valores se realizan cambian de una época a otra; son objetos reales, y como tales, condicionados, variables y relativos, (extrínseco), al respecto R. Hartman menciona que las descripciones analíticas de valor, y en consecuencia la comprensión de las mismas, no es igual en tiempo o espacio, la concepción de libertad que deviene del intrínseco, no es igual en el tercer mundo que en el occidental, ni la de amor en el siglo X que en el XX, las cualidades de las propiedades descriptivas de las cosas, así como la manifestación interna de valor (intrínseco), difiere e incide en la valoración axiológica, ya que para Hartmnan es una valoración paralela, no por escalas.
Rasgos fundamentales del objetivismo son, que los valores constituyen un reino propio, subsistente por sí mismo, son absolutos, inmutables e incondicionados, no tienen una existencia real, su modo de existir es ideal. Tesis de Sócrates y Platón en el mundo antiguo, de George Moore, Max Scheler, y Nicolai Hartmann, que tienden a considerar los valores como objetos ideales. “Los valores son independientes de los bienes en los que se encarnan”. Es decir, no necesitan para existir que se encarnen en las cosas reales. Podemos referirnos al sistémico de Hartman, que se expresa con precisión y exactitud, ya que o es perfecto, o no existe. Que contiene propiedades definidas, y que es como debe ser, porque si no, no es. Es un debe-ser axiológico y matemático, que predice que la existencia significa la esencia, es decir, los valores si son un reino propio, pero sin olvidar que siempre la existencia de una cosa es mejor que su no-existencia, como dice Hartman , “para que una cosa sea buena debe existir”, y en ese existir, el valor es más bien formal que valor material, y se mide según la posesión, por la cosa, de las propiedades que corresponden al concepto adecuado, por ello el axioma de valor es objetivo, porque combina conceptos con objetos y los relaciona lógicamente.
En tanto que el valor formal o axiológico es objetivo, su aplicación, al igual que la aplicación de cualquier término científico es subjetiva.
Frondizi en ¿Qué son los valores?, nos dice; El valor será objetivo si existe independientemente de un sujeto o de una conciencia valorativa; a su vez, será subjetivo si debe su existencia, su sentido o su validez a reacciones, ya sean fisiológicas o psicológicas, del sujeto que valora, sostiene que, en el ámbito de los valores, hay un objeto -lo que se valora (extrínseco)- y una actividad que le es propia o le corresponde -el proceso de valoración-, que a su vez, presupone la existencia de alguien que la realice -el sujeto-(intrínseco), así Frondizi define los valores como “la síntesis de reacciones subjetivas frente a cualidades que se hallan en el objeto”.
Frondizi aporta la consideración de valor como cualidad estructural, reconoce que los valores tienen unas propiedades o características descriptivas o naturales, pero, sin embargo, no pueden reducirse a la mera suma o yuxtaposición de características, sino que es algo más. Aquí nos dice Hartman: Los conceptos sintéticos son los términos del sistema, y los conceptos analíticos son abstracciones del sentido común, los sintéticos se aplican a cualidades primarias, y los conceptos secundarios se refieren a cualidades secundarias, cualquier sistema de deducciones supuestamente lógicas o axiomáticas, que se base en propiedades secundarias de la materia, no es más que la transposición de un sistema sintético a un material analítico.
Para Frondizi el valor es una cualidad estructural entre sujeto y objeto que surge en un contexto. A la importancia del contexto en la consideración de los valores Frondizi la llama “la ecología del valor”. Cinco elementos constituyen un contexto o situación:
1) Ambiente físico: todas aquellas condiciones que afectan o pueden afectar la conducta.
2) Ambiente cultural
3) Medio social, estructuras sociales… creencias, actitudes, prejuicios, etc. de la comunidad.
4) Expectativas, aspiraciones, metas, anhelos y sus posibilidades de cumplimiento, desde lo imprescindible hasta la utopía.
5) Factor espaciotemporal: todo lo que sucede en un espacio y en un momento en concreto, y lo que puede afectar a la situación de una forma directa y específica.
Todo afecta, el contexto afecta pues ayuda a definir el momento de la persona que va a incidir en la valoración intrínseca, Hartman define su axiología en función de tres mundos unidos interrelacionados, intrínseco, extrínseco y sistémico, donde el bien es una propiedad de los conceptos y no de los objetos. La palabra “bueno” no se refiere al conocimiento en particular del objeto, sino al conocimiento del concepto, una cosa es buena si, y únicamente si, cumple con el conjunto de propiedades implícitas en su concepto”. Es un conjunto de comparaciones analíticas, desde una valoración intrínseca, pero abarcada en su totalidad por un sistema formal, que es indispensable para la comprensión de la estructura formal de cualquier cálculo lógico, matemático y axiológico, y en general, de toda ciencia formalizada. Así Hartman resuelve esta dualidad objetivo-subjetivo con la consideración tanto del concepto singular, como del concepto analítico, como del axiomático, dentro de un sistema lógico y medible.
“La frecuente distinción entre hecho y valor como los dominios de objetividad y subjetividad, respectivamente, es por tanto no válida, no está de acuerdo con los hechos, es decir, con las observaciones concretas de las personas que reaccionan en diferentes culturas frente a los mismos datos. El llamado mundo de los sentidos depende de las facultades racionales superiores, para no mencionar la complejidad del aparato perceptor mismo”. (R. Hartman)