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El teórico del valor. El sistema axiológico

Axiología.
El teórico del valor.
El sistema axiológico.

El teórico del valor.

Una teoría del valor debe ser, obviamente, una teoría del valor, es decir, debe ser una teoría que explique el mundo del valor. El mundo del valor es la totalidad de los fenómenos de valor, por lo tanto, el criterio singular que hace o deshace una teoría del valor es el de la aplicabilidad universal. Una teoría que es llamada una teoría del valor y que no sea universalmente aplicable no es, según este criterio, una teoría del valor. Además del criterio extensivo de la aplicabilidad, podemos admitir algunos criterios comprensivos de una teoría del valor, entre dos teorías igualmente aplicables, será mejor aquella que sea más consecuente, y entre dos teorías igualmente consecuentes, será preferible las más elegante, es decir, la que logre su resultado con los medios más económicos y sencillos (principio de parsimonia). Tal teoría, por supuesto, debe ser capaz de explicar un fenómeno de valor tan pertinente y tan común como el valor de una teoría del valor.
El verdadero teórico no es ni un empírico ni un metafísico, sino una combinación ambos. Todo verdadero teórico es una especie de metafísico domado, que cree que, no todo lo que es lógicamente sencillo está encarnado en la realidad experimentada, sino que la totalidad de la experiencia sensorial puede ser comprendida sobre la base de un sistema conceptual construido sobre premisas de gran sencillez, (axiomas).
El teórico del valor tiene el peligro de perder su propia eficiencia como teórico del valor al verse envuelto en la valoración, con lo que dos cosas, la teoría del valor, y su asunto, el valor, pueden ser confundidas. La distinción fundamental en cuestión es aquella, evidente en sí misma, que existe entre el pensar y el objeto pensado, esto implica distinciones entre pensar y hacer, entre contenido y forma, entre asunto y método, práctica y teoría y uso y significado, estas distinciones a su vez determina las que existen entre orden y caos, claridad y confusión, coherencia y entre pertinencia y trivialidad. Todo esto, obvio en la ciencia natural y filosofía tradicional, es importante para la teoría del valor.
El valor es un objeto del conocimiento como cualquier otro, no diferente a lo que es la rosa para el botánico, o la corriente eléctrica para el físico, estos analizan fragancias y chispas, del mismo modo que el axiólogo no valoriza, sino que analiza el valor, los tres están familiarizados con los principios y las leyes que sirven de base en los conocimientos específicos de su especialidad. El axiólogo es el experto del valor, en la situación cotidiana, cuando hace valoraciones no está ejerciendo como tal, es un ser humano más que necesita valorar su entorno, pero cuando actúa de axiologo su tarea no consiste en valorar sino en estar familiarizado con el principio fundamental que sirve de base a toda valoración.
El especialista de valoración no es un santo ni un demonio especializado en ejercicios de valoración, él como especialista no está comprometido con ningún tipo de vida particular, el valora como toda la demás gente, al valorar no es un especialista en valoración. La axiología, pues, no ofrece ejercicios de valoración, sino el principio del valor. En general, el conocimiento teórico de un campo no destruye el atractivo de la actividad humana en ese campo, antes bien, lo hace más intenso, con la penetración racional. El experto en valor no pierde el goce de la experiencia del valor al conocer el principio del valor. La axiología teórica es la partitura de la esfera de los valores, a través de ella se estructura racionalmente la sensibilidad con el valor.

El Sistema Axiológico.

El razonamiento científico no es tanto formal como material, teórico como práctico. Los dos aspectos de la ciencia no deben separarse, so pena de violar la estructura orgánica de la ciencia. Pues la razón teórica no tiene base sin el fundamento empírico, y el fundamento empírico no tiene organización sin la razón teórica. El alcance teórico y empírico van juntos. El material del sentido común y sus conceptos analíticos pueden servir solamente como escalones para nuevas teorías sintéticas, y deben ser descartados y reemplazados por la extensión sintética tan pronto como la teoría sea creada ya que el único contenido legítimo de la teoría científica es la realidad sintética correspondiente.
La axiología formal tiene alcance sistemático porque la comprensión es un elemento bien definido en el sistema de la lógica, y tiene alcance empírico porque su axioma se basa en la profunda penetración en la naturaleza del fenómeno de valor mismo, en la comprensión profunda de la naturaleza de la bondad.
Una definición general de sistema, (Ferrater Mora, 1979), es: “conjunto de elementos relacionados entre sí funcionalmente, de modo que cada elemento del sistema es función de algún otro elemento, no habiendo ningún elemento aislado”. El término ‘elemento’ puede entenderse por una entidad, una cosa, un proceso, “sistema real”-, o puede entenderse por algún concepto, término, enunciado, etc., en cuyo caso es un “sistema conceptual”. En algunos casos, el elemento de que se habla tiene un aspecto “real, y un aspecto “conceptual”, esto sucede en la teoría de Robert S. Hartman donde el sistema de que se habla está compuesto de conceptos analíticos y conceptos sintéticos.
Sistema real y sistema conceptual son paralelos -siendo isomorfos-, donde a cada determinado punto de uno corresponde un determinado punto del otro, forma de relación que nos lleva a ver que si el conocimiento axiológico es posible, lo es sólo en virtud de la correspondencia necesaria entre sistema real y sistema conceptual.
Hegel sostiene la idea real y conceptual del sistema, puesto que solamente lo total es verdadero, y puesto que lo parcial es no-verdadero o, mejor dicho, momento “falso” de la verdad, esta última será esencialmente sistemática, y la realidad y verdad de cada parte solamente tendrán sentido en virtud de su referencia e inserción en el todo. Desde ahí expresa “la verdadera figura dentro de la cual existe la verdad no puede ser sino el sistema científico de esta verdad”. La verdad sería, pues, según esto, solamente la articulación de cada cosa con el todo, y el todo mismo que expresa el sistema de esta articulación.
Hartman crea un sistema formal donde del axioma principal, “Una cosa es buena si corresponde a lo que tal cosa es llamada, y, si tiene todas las propiedades de tal cosa”, conlleva el conocer que el predicado de valor no pertenece a las cosas individuales sino a las cosas como ejemplificaciones de conceptos, donde el valor es más bien formal que valor material, y se mide según la posesión, por la cosa, de las propiedades que corresponden al concepto adecuado, así el axioma de valor es objetivo ya que combina conceptos con objetos y los relaciona lógicamente.
Hartman va derivando a otras proposiciones con ayuda de reglas que hacen que el sistema sea verdaderamente formal, nos dice que la simbolización de los juicios de valor es ilegítima a menos que ocurra dentro de un sistema aplicable a una realidad sistematizada, a menos de que haya correspondencia metodológica entre el sistema y el campo de aplicación, es decir, que el meollo del campo sea el resultado formalizado basado en las cualidades primarias de dicho campo, y esto nos lo da el axioma axiológico, que es la fórmula aplicable a una realidad que consiste en cualidades primarias y no secundarias, y que se explica por conceptos sintéticos y no analíticos. Los conceptos sintéticos son los términos del sistema, y los conceptos analíticos son abstracciones del sentido común. Los conceptos sintéticos se aplican a cualidades primarias, los conceptos secundarios se refieren a cualidades secundarias, cualquier sistema de deducciones supuestamente lógicas o axiomáticas, que se base en propiedades secundarias de la materia, no es más que la transposición de un sistema sintético a un material analítico.
El sistema formal es indispensable para la comprensión de la estructura formal de cualquier cálculo lógico, matemático y axiológico, y en general, de toda ciencia formalizada. R. Hartman distingue entre un sistema logístico formalizado (cálculo), determinado por reglas que se refieren sólo a símbolos y a expresiones, reglas sintácticas, por cuyo motivo se llama a veces “sistema sintético”, y un sistema de lenguaje formalizado (o lenguaje interpretado), que es un sistema logístico que posee una interpretación determinada dada a sus expresiones. “Todos los sistemas formalizados, ya sean sintácticos o semánticos, ya sean lenguajes-objeto o meta-lenguajes, se componen de una serie de elementos:
(1) la especificación de un vocabulario primitivo;
(2) la definición explícita de lo que es una fórmula (y posiblemente un término) del sistema;
(3) una lista finita de fórmulas que sirven de axiomas o sentencias primitivas;
(4) las reglas de inferencia;
(5) una lista de fórmulas llamadas teoremas;
(6) una lista de enunciados que permiten introducir abreviaturas;
(7) una lista de enunciados que indican explícitamente las propiedades de la denotación.
Aunque la anterior lista de elementos no constituye una definición exacta de sistema formalizado, permite entender las características principales del mismo. web: 2000 Ferrater
G. E. Moore no ha echado los cimientos lógicos de la ética de la misma forma que Galileo echó los cimientos matemáticos de la mecánica, pero a través de sus escritos al menos a puesto la primera piedra. Las dos diferentes proposiciones, que son ambas verdaderas, acerca del bien de Moore son: Que el bien depende únicamente de la naturaleza intrínseca de lo que lo posee, y que, aunque esto sea así, no es, sin embargo, de por sí, una propiedad intrínseca.
Proposiciones que concebimos como cimientos de la ciencia axiológica, y sugerimos la ciencia que el propio Moore tenía en su mente. Eliminamos la paradoja de la conjunción de estas dos proposiciones al considerarlas pertenecientes a dos niveles lógicos diferentes, y así obtenemos el axioma de valor que define bueno como un término lógico, a saber, el predicado de cualquier sujeto que cumple la comprensión de su concepto. Este axioma posee las dos propiedades que lo hacen científico, tanto el alcance sistemático como el empírico, y es la base de un sistema formal, sistema compuesto de de concepciones sintéticas, o términos, deducidos del axioma mediante relaciones formales, iremos revisando el carácter sistemático del axioma, así como su carácter empírico.
Robert S. Hartman:
El conocimiento del bién. FCE. Mex. 1965
La ciencia del valor. UNAM Mex. 1964
La estructura del valor. FCE. Méx. 1959
R. Frondizi:
¿Qué son los valores? FCE Méx. 1959