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El axioma axiológico

Axiología.
El axioma axiológico.

El axioma axiológico.
(Robert S. Hartman. La ciencia del valor 1964)
Expresión griega que significa aquello que vale la pena ser pensado, en el sentido matemático preciso es el límite de una totalidad infinita de contenidos analíticos. El mérito del pensamiento, lo que le da al pensamiento su valor intrínseco, es esta concentración-comprensión de de una multitud infinita de contenidos categoriales, empíricamente abstraídos, en un solo punto infinitamente remoto de toda abstracción. Es la construcción, el significado intrínseco de toda abstracción.
Un axioma es la formulación de la médula de un vasto grupo de fenómenos, y es el arte del científico creativo el hallar tales formulaciones, el poder del sistema de las matemáticas, como el de todo sistema genuino, es la formalidad axiomática del sistema. Cuánto más formal es la matemática, más precisa y general es su aplicación. Si queremos saber genuinamente que es el valor, tenemos que saberlo de la manera científica y dejarnos de conocerlo de la manera filosófica, ya que la aplicación de un sistema formal produce un mundo ordenado por relaciones precisas.
La ciencia del valor no es tampoco ninguna teoría del valor en el sentido tradicional de valores específicos, es más bien un método que enseña como pensamos (no como debemos pensar) cuando valoramos. Es un método que nos enseña el pensar en términos valorativos, nos dice que significa cuando pensamos, o decimos, que algo es bueno o malo, pero no nos manda que debamos pensar que algo sea bueno o malo, la axiología nos enseña que significan tanto la maldad como la bondad y nos deja libres de elegir una o la otra, la axiología formal no es ninguna teoría en el sentido usual, es un método de pensar para desarrollar el sentido del valor y depende de la evidencia inmediata del axioma de la axiología, aceptando el axioma todo el resto de la axiología sigue como deducción lógica del mismo.
Las consecuencias del axioma no dan lugar a la noción de la verdad, sino solamente a la de la validez, no es verdad que dos y dos son igual a cuatro, sino que es una fórmula básica dentro del sistema matemático, esta validez se sigue únicamente del axioma que define el número uno y no tiene nada que ver con la verdad de proposiciones de cosas contadas, de la misma forma la axiología formal es un sistema axiomático que como tal no tiene nada que ver con las actitudes valorativas, pero que puede aplicarse a ellas.
Un axioma es la formulación simbólica y formal del meollo de un vasto campo de fenómenos, su primer rasgo distintivo es que da lugar a proposiciones lógicamente necesarias, es decir, da origen a un sistema que cuenta con un vasto campo de fenómenos reales. Este conjunto de fenómenos están organizados y relacionados conforme al sistema, el axioma combina una profunda penetración intelectual en un fenómeno con posibilidades de desarrollo sistemático, combina el alcance teórico, o de comprensión del axioma, con el alcance práctico, es decir su aplicabilidad. En definitiva un axioma es la creación de un pensador creativo que ve al rasgo característico de un vasto campo de fenómenos, es decir, combina la mayor sencillez con la mayor eficacia.
Fue George Moore quien aprendió el valor y afirmó que este tenía una esencia, que el campo entero tenía una unidad, y que las muestra podían exhibirlo, pero nunca agotarlo, afirmó que hay una esencia del valor, la cual no es igual a ninguna otra cosa, ni a ninguna de sus muestras. Confundirla con alguna otra cosa, o con alguna de sus muestras es una falacia, Moore se aproximó a la estructura de esta esencia e hizo bien clara su naturaleza axiomática, dejó escritos los prolegómenos a una ciencia del valor que contiene la verdad esencial acerca del valor: constituye el axioma de la axiología científica.
Nuestro objetivo es tratar de desarrollar ese axioma en una estructura teórica y mostrar cómo esta estructura puede utilizarse para explicar los fenómenos del valor, el asunto de la ética científica, según Moore no son los hechos particulares, sino “todos los juicios universales que afirman la relación de bueno de cualquier sujeto”, es “el bien en general”, la ética es en la forma como la física o la química. La tesis es muy simple: El bien existe y no es naturalista, sino sui géneris. Para Moore, “el bien es el bien, y con eso basta. El bien es indefinible, es “todo lo que es, y no otra cosa”, es decir, el bien es el bien y no otra cosa.
Tesis muy importante ya que el bien en si ha sido mezclado a través de la historia con otras cosas; el bien es placer, el bien es la satisfacción, el bien es la buena voluntad, es Dios, el ser, la evolución, etc., pero todas estas cosas son buenas, pero no son el bien en sí, nos hacen sentir lo bueno, pero no son el bien, para Moore esta identificación del bien con las cosas buenas es la falacia naturalista. Moore abrió las puerta a la pregunta correcta: ¿Qué es el bien en sí?, aunque él no contestó a la pregunta hizo claro que el bien en sí es aquello que tienen todas las cosas buenas en común.
Moore declaró, y esta es la base de lo que llamamos axiología formal, dos proposiciones diferentes y a la vez verdaderas: Que el bien no es una propiedad natural, y que aunque esto es así, el bien depende únicamente de de las propiedades naturales de aquello que lo contiene. Por propiedad natural Moore quiere decir propiedades sensoriales, cualquier propiedad de una cosa que percibimos a través de los sentidos, o a través de nuestro
sentir en general, y, aunque el bien no es una propiedad sensorial sí depende enteramente de las propiedades sensoriales de la cosa que se llama bien. El bien no es una propiedad natural, sin embargo, depende únicamente de las propiedades naturales de lo que se llama bueno, si solo supiéramos en qué forma depende sabríamos lo que es el bien.
El bien es una propiedad de los conceptos y no de los objetos, cuando una persona comprende que una cosa es buena, no es necesario que sepa alguna cosa de la cosa en cuestión, pero debe saber algo acerca del concepto del cual la cosa es un ejemplo, la palabra bueno no se refiere al conocimiento en particular del objeto, sino al conocimiento del concepto. Así, siempre que se utiliza la palabra bueno, se lleva a cabo una operación lógica: se combinan las propiedades del concepto de la cosa con la idea de la cosa particular de la
cual se dice que es buena, así hacemos siempre que oímos que una cosa es buena, combinamos las propiedades del concepto de la cosa con la idea de la cosa en cuestión, esta operación lógica es el significado de la palabra bueno, y queda expresada en la definición del bien: aquello que todas las cosas buenas tienen en común, una cosa es buena si, y únicamente si, cumple con el conjunto de propiedades implícitas en su concepto.
Este es el axioma de la axiología formal: Una cosa es buena si corresponde a lo que tal cosa es llamada, y, si tiene todas las propiedades de tal cosa. El predicado de valor no pertenece a las cosas individuales sino a las cosas como ejemplificaciones de conceptos. Es una definición lógica porque define el valor (la bondad de una cosa), en términos de una relación lógica, la de la pertenencia a una clase.
Mencionamos siete consecuencias de esta simple definición:
1.- Valor general y valor específico.
Queda claro que el valor no es ético, ni metafísico, ni estético, ni económico, sino que es simplemente valor, es decir, valor formal o axiológico, no corresponde a valores específicos, ni se explica a través de la naturaleza. Es un axioma autónomo para la ciencia axiológica.
2.- El valor absoluto.
No hay una medida universal comparativa con la cual se pueda determinar cada valor, la norma del valor de cada cosa es su nombre, norma es igual a nombre, y este es el marco de referencia.
3.- El positivismo axiológico.
La definición lógica del valor, el axioma axiológico, es un nominalismo, o positivismo axiológico que difiere del positivismo lógico, como pauta axiológica que no natural, pauta que es aplicable, no irracional y no reducida a la sociología o a la psicología.
4.- La racionalidad de la valoración.
Conlleva la presunción implícita de que el mundo del valor puede explicarse racionalmente, es decir, es racional en la medida en que puede ordenarse por el sistema axiológico, puesto que el ordenar el mundo es parte del mundo.
5.- Objetivismo y subjetivismo del valor.
El valor axiológico es objetivo: cada ente racional lo usa, es válido para cualquier ser humano, de cualquier cultura, y aun para cualquier ente racional. Si se piensa racionalmente, es decir, si se reúnen conceptos con objetos y se relacionan racionalmente, entonces se tiene una palabra que significa que la cosa de que se habla tiene todas las propiedades de su concepto. Es una palabra lógica, es un predicado que predica que una cosa está en posesión de todos sus predicados descriptivos, es un predicado de segundo orden que tiene un sentido lógico tan exacto como cualquier término matemático.
Mientras que la axiología formal o sistemática es objetiva, su aplicación es, como la aplicación de cualquier ciencia, subjetiva. Si uno dice que una cosa es buena y otro dice que es mala, no invalidamos la axiología, simplemente la aplicamos de forma diferente, y la confirmamos por nuestra diferencia, el que piensa que es buena es porque cree que tiene todas las propiedades de su conjunto, y el que piensa que es mala cree que no las contiene, y esa es precisamente la definición axiológica de lo malo.
6.- Optimismo y pesimismo.
El axioma explica las diferencias de temperamento valorativo. Como una cosa es buena si tiene todas las propiedades de su conjunto y mala si no las tiene todas, y, como por otro lado, cualquier conjunto puede ser cumplido por algún concepto, entonces es posible que un conjunto de propiedades sea cumplido por un concepto, pero no cumplido por otro. Spinoza: Una buena ruina es una mala cosa, y una mala cosa es una buena ruina. El optimista ve el concepto que cumple un conjunto de propiedades, y el pesimista ve lo que no cumple. El pesimista tiene un mal coche y el optimista una bonita carcacha. Vaso medio vacío o medio lleno. Para el optimista el concepto propio es compatible con la comprensión, y para el pesimista siempre es compatible con el concepto no propio. Pensar correctamente es hacer compatible el concepto propio a la cosa.
7.- La bondad del mundo.
El concepto propio del mundo es el mundo, y su comprensión tiene todas las propiedades que hay en el mundo, es decir, que existen, es la totalidad de todas las propiedades que hay. Así el mundo cumple su comprensión y es bueno. Pero esta bondad no es ética ni metafísica, es axiológica. El mundo como mundo no puede ser ni más ni menos que un buen mundo, pero las cosas en el mundo son tan buenas como malas, el mundo contiene la máxima variedad axiológica.

Robert S. Hartman:
El conocimiento del bién. FCE. Mex. 1965
La ciencia del valor. UNAM Mex. 1964
La estructura del valor. FCE. Méx. 1959