La zona intermedia, fines y medios. El proceso teleológico.
La zona intermedia o zona de fantasía incluye toda la actividad mental que va mas allá de lo que sucede en el presente, y comprende las actividades relacionadas con el pensar, adivinar, imaginar, planificar, recordar el pasado y predecir o anticipar el futuro.
La idea imaginaria del futuro, como nuestra concepción y recuerdo del pasado se basa en la concepción del presente, todos los recuerdos de pasado así como todos los planes y expectativas de futuro ocurren inexorablemente en el presente, en el aquí y el ahora, y por consiguiente la toma de conciencia, sea del recuerdo del pasado o de la expectativa de futuro, es la experiencia del ahora mismo.
La capacidad de darse cuenta se mueve muy deprisa, de una cosa a la otra, de un lugar a otro, y en cada momento capta determinada sensación con la que se puede entrar en contacto, o por el contrario evitarla, como forma o manera de limitar esa sensación producida por ese particular darse cuenta.
Esta sensación subjetiva del darse cuenta, unida a la objetividad propia de todos los procesos que ocurren en nosotros, es la que crea el continuo de conciencia. El aquí y el y ahora, en nuestro mundo interno, y su relación con lo externo es la mejor información a la que tenemos acceso. Por grandes que sean nuestras especulaciones, o cualquier otra actividad cognitiva, ninguna de ellas nos puede llevar con igual certeza a la conducta natural y apropiada para nosotros en cada momento. Antes de ver el proceso teleológico de Hartmann vamos a extraer de Testimonios de Terapia de Fritz Perls la “filosofía de lo obvio” íntimamente relacionado con el proceso y que es un apunte claro de Perls.
La filosofía de lo obvio
Tomamos lo obvio como un hecho establecido, pero al examinarlo mas detalladamente vemos que tras lo obvio hay una cantidad de prejuicios, fe distorsionada, creencias y cosas por el estilo, por tanto el neurótico es aquel que no ve lo obvio.
Para llegar a lo obvio y poder entenderlo primero hay que captarlo y eso es mas difícil. El factor mas obvio que encontramos en nuestra esfera de acción es el hecho de que tenemos dos niveles de existencia: el mundo interno, que a veces es denominado mente, y el mundo externo.
Una de las características del mundo interno es su modo de ser homeopático por lo siguiente: Quiero comprar un trazo de pan, y en vez de ir al banco o al frutero a comprar pan, primero ensayo en fantasía. Y este ensayo toma una fracción de segundo. Uno recorre todas las posibilidades; este es el lugar al que debo dirigirme para comprar pan. Por lo tanto este poco de ensayo en fantasía nos ahorra mucho trabajo. Y habitualmente hacemos bastante de este planificar en fantasía.
Ahora bien la mente sana es una especie de edición al minuto de la realidad. La gestalt que se forma en nuestra fantasía tiene que coincidir con la gestalt presente en el mundo exterior para poder llegar a una conclusión que sirva para enfrentar la vida, concluir una determinada situación, etc…
Cuando no hay conexión entre ambas, entonces nos enfrentamos a la persona que vive constantemente ya sea con expectativas anastróficas o catastróficas, imaginando que será rico y famoso y cosas por el estilo, o bien que nadie le quiere y será castigado.
Y muchas de las distorsiones y reales catástrofes de la vida vienen por no captar el paralelo entre el mundo interno y el mundo externo. Si hay una conexión directa y buena entre el si mismo y el mundo se funciona muy bien, y nuestro potencial está a nuestra disposición, pero si uno no es capaz de retraerse adecuadamente dentro de uno mismo, entonces nos quedamos en el concepto, en la idea, en la expectativa, en el recuerdo y el retirarse al pasado, y así nunca llegamos al verdadero si mismo, al guión vital.
Una persona entera es una persona que funciona bien, que puede confiar en sus propios recursos y que puede resumir su propio crecimiento donde quiera que haya sido que quedó atascado.
Vamos con las tres fases del proceso teleológico o finalista de Hartmann, son: Primeramente la determinación del fin, posteriormente la determinación de los medios, siendo la tercera fase la realización causal de las dos anteriores.
• La primera fase es la determinación del fin o meta a donde queremos llegar. Siempre se da en el momento actual, y es un anticiparse al tiempo real, traer al presente lo que solo será real-actual en el futuro. Esta es la gran facultad humana, la del pensamiento en el tiempo, el poder viajar al mundo del futuro desde el momento presente antes de comenzar la acción Poner la voluntad en la intención de emprender algo.
Esto no ocurre así en el mundo de la naturaleza causal, lo que influye en la acción de los animales es el recuerdo impreso en su memoria, lo ocurrido en el tiempo pasado. Tenemos un dicho popular que así lo afirma “el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra”, o lo que viene a ser que el animal actúa el presente en función de la memoria dotada a través del pasado, el futuro no influye en su acción.
Este recuerdo impreso en la memoria también nos afecta a nosotros por mor del aprendizaje, que norma o regula , o está presente, de una u otra manera, en el momento de estructurar el fin que nos motiva en el aquí y el ahora, en el planes o proyectos. Cuando nos proponemos un fin que se puede hacer realidad en el futuro, que de momento en el aquí y el ahora el fin solo es real-ideal. En el futuro llegará a ser real-actual, pero de momento está en el pensamiento.
Pongamos un ejemplo. Nuestro objetivo ahora mismo es el de tener una casa. Esa es nuestra proposición, es lo que ahora mismo queremos conseguir y como tal es el fin subjetivo de nuestro pensar, nuestra finalidad. Pero a la vez, este fin subjetivo es objetivo ya que la casa la queremos con una finalidad concreta, para habitarla. Y este es el fin objetivo que tiene valor propio como tal, sea que la casa la queremos para vivir en ella, como almacén, como despacho, como segunda vivienda, como granero… su valor objetivo es el de ser una casa habitada. Cada cosa tiene su valor objetivo propio, y nuestra finalidad objetiva en esta vida es la de vivir valores propios.
El fin objetivo del que está dotado un valor subjetivo y que sirve para designar un valor en si mismo, valor objetivo, propio y de la persona. No hay que caer en usar la palabra fin sin aclarar, sin definir con claridad, si nos referimos a nuestra intuición subjetiva, o al objeto de nuestra intención. La intención es nuestro fin subjetivo, nuestro proyecto, plan… y lo intentado es el fin objetivo, sea propio o no.
La satisfacción de una necesidad básica abre las puertas de la conciencia al predominio de una necesidad superior… Estas necesidades básicas, o valores básicos pueden ser tratados, ya como fines en si mismos, ya como estadios sucesivos hacia un objetivo final, único… el conseguir su satisfacción comporta muchas experiencias-cumbre, perfectas en si mismas, y que no necesitan nada mas para dar una justificación a la vida. (Abraham Maslow).
• La segunda fase es la determinación de los medios adecuados a la finalidad, comenzando por el que esté mas próximo al final hasta los que tengamos ahora mismo a nuestra disposición. La determinación de los medios es un proceso mental contrario al tiempo, va desde el futuro hasta el presente. Desde el querer hacer una casa, fin, hasta el momento actual que es saber lo que quiero y puedo hacer. Es el acomodar deseo y necesidad. Estamos en el darse cuenta y hablando del mundo de la fantasía, estamos en el pensar y ahora es cuando este pensar lo hemos de acomodar a una realidad tangible. Unificar el criterio de la finalidad del pensamiento, es decir, dotar de objetividad a la finalidad subjetiva.
Acomodar la casa deseada. Esa última visión del producto terminado ir trayéndola al momento presente en función de la realidad. Este es el continuo de conciencia. Para hacer una casa tengo que tener un suelo, y los medios económicos y técnicos para hacerla. Una idea aproximada de lo que necesito y una idea mas certera de lo que realmente puedo hacer.
• Tercera fase, realización causal de las dos anteriores. Voy dotando de realidad a la cadena de medios disponibles para el fin. Si quiero tener mi casa habré de acomodar mi deseo a la realidad que me va apareciendo, y acomodando el deseo inicial a la realidad que voy conociendo, y así iré dando pequeños pasos que me irán llevando al siguiente. Esta es la correlación entre fin y causa, comienzo pensando en la casa, que es el fin inicial, y acabo haciendo físicamente la casa, último medio de la cadena de medios. Cada medio se convierte en causa del medio siguiente y así el fin, que es hacer la casa, se acaba convirtiendo en el último medio.
Si decimos que cada medio es un fin en si mismo, quiere decir que actuamos en consecuencia con ello en cada momento, es decir con intención. Dotamos a cada pequeño paso de su propia finalidad, que es la que es. Concreta en el tiempo y en el espacio, y es anterior a la consecuencia de ella misma, y es la que da origen al paso siguiente, que es el anterior al siguiente, y a si vamos dotando de finalidad a cada uno de los medios empleados en la cadena, vamos cerrando la gestalt que continuará inconclusa mientras no se cierre en su totalidad.
Con esto queremos decir que no es fácil acomodar la finalidad al medio, que no es fácil hacer realidad el mundo de la fantasía del darse cuenta, hacer que el pensar sea nuestro sexto sentido, ya que al traerlo al aquí y al ahora automáticamente lo convertimos en presente haciéndolo realidad, y esto implica un continuo de presencia, un dotar de la adecuada intención y de la correcta presencia a cada momento del vivir.
Cuando esto no ocurre así, todo el proceso se va al carajo. Es imposible trascenderlo desde el pensamiento, desde la fantasía a la realidad, y ahí precisamente es cuando se abre la brecha existente entre sentir y pensar. Entre mundo de los sentidos y mente pensamiento, y entonces no nos dotamos de la conciencia necesaria para poder llevar acabo aquello que emprendemos a través del interno, sin mas nos sumimos en el mundo de sombras del deseo no realizado y vamos separando cada vez mas necesidad de realidad.
Fines y medios
Todo este proceso lo reconocemos en planes, tareas, objetivos, programas, previsiones, y en todos estos planes siempre está la intuición axiológica inmersa en ellos, ¿es buena la finalidad? Y. Los medios a emplear están acordes a lo que mi intuición me dicta como bueno, necesario, legal… en todo caso hablamos de valores.
Un plan, una gestalt, no está acabada, el ciclo no se cierra, si todavía falta algo por hacer, por poco que sea, no acabado equivale a abierto, a que algo está todavía pendiente e interfiere en mi personal discurrir. E imperfecto no es bueno, luego si así lo queremos ver, equivale a malo, y esto puede ser nuestro mensaje interno. y puede teñir varios roles en nuestro mundo de relación.
Si miramos nuestra experiencia es factible que haya en nuestra vida mas planes no acabados en su totalidad, planes “malos”, que planes completos, que gestalts conclusas. Una deficiencia en lo bueno pude ayudar a calificar de malo al resto.
Todos queremos la paz, pero para que haya paz es necesario que todos estemos de acuerdo, con que uno solamente no la quiera ya no es posible la paz, y esto lo conocemos muy bien en nuestra sociedad por qué ocurre bastante a menudo, basta con que haya uno violento para que la paz no sea posible, y la sensación a nivel general esté transgredida por una acción individual, tal vez, la palabra paz sea la mas usada con cualquier finalidad que no sea la de su propia definición, y produzca sensaciones encontradas diferentes a la suya propia.
La actitud correcta ante los valores es la de reconocerlos como fines objetivos, este intento de vivir valores objetivos me lleva a hacer míos los valores, transformar lo objetivo en subjetivo, hacerlo mío, en el sentir, pensar y actuar. Deseos, anhelos, esperanzas se dirigen a la realización de un fin, con valor propio, con valor en si mismo, durante todo el proceso de realización, en todo el ciclo.
Hay una actitud básica para la concreción del valor positivo y esta es la humildad, en cada paso del ciclo, en cada gestalt, en cada momento, la atención no la podemos perder de ahí. Si no vivo adecuadamente los valores mas fuertes, los que están mas en contacto con la materia, difícilmente viviré armónicamente con los valores mas elevados, los mas espirituales.
No hago nada siendo misericordioso, y dando una limosna, o apuntándome a una ONG, o enviando un fondo de ayuda para una catástrofe natural o humana, sino actúo acorde en lo mas próximo, en la materia mas cercana, en el pagar los gastos de comunidad, o el cobrar exageradamente por mi trabajo, o el no pagar lo justo a mis empleados, o en el no ser solidario y escaquearme del pago tributario al estado por los servicios recibidos.
Recordemos el ciclo gestáltico, si me quedo trabado y corto un paso malamente podré ir mas allá. Vuelvo a empezar con otro ciclo, tenga o no relación con el ciclo anterior. Pero son ciclos que van quedando inconclusos. Figuras que pasan al fondo sin haberse cumplido en su totalidad, sin haber cumplido su último valor- fin, su valor objetivo.
Humildad es amar en verdad.
Decía Khrisnamurti que “quien se siente humilde no hace mención de ello, no lo tiene presente ya que no lo necesita, lo es y ya está, no hay nada mas. Y que por el hecho de sentir la humildad, uno ya no es humilde, deja de serlo”.
Humildad es andar en verdad.
Los medios que usamos, los pasos que damos son acordes a vivir el valor de la humildad en si mismos, no pretendamos nada mas allá que estar al servicio de lo que ocurre e intentar actuar en la recta intención y con la conciencia puesta en el momento, al servicio del darse cuenta, en la presencia del aquí y el ahora.
Y junto con nuestra actitud humilde, como una consecuencia no buscada en si misma vivamos el placer, placer en el sentido de felicidad plena. Decía Frankl:
El placer no puede ser intentado, no puede proponerse como fin objetivo o subjetivo de nuestra intención, sino que ha de resultar como una consecuencia no buscada en si misma. Si nos dedicamos al placer por si mismo, tanto mas se aleja de nosotros, si lo hacemos principio de nuestra vida y lo mantenemos como tal nos acabará por asfixiar, ya que al hacerlo objetivo nunca será suficiente, siempre habrá algo mas, un objetivo mas allá. Cuanto mas lo perseguimos mas difícil se hace de encontrar. Cuanto mas intento conciliar el sueño mas se me escapa. Si me preocupo demasiado por mi salud, me puedo hacer hipocondríaco, y puedo sentirme enfermo, y es posible que acabe por enfermar.
Si vamos a la búsqueda de la felicidad vez no la podamos encontrar, esta es la paradoja, la “paradoja de la felicidad,” si la buscamos es posible que no la encontremos, si la buscamos continuamente acabaremos por perderla. Hay que dejar que aparezca, que se forme por ella misma, no empujes el río, ella nos encuentra.
Y esa es la obviedad, para alcanzar la felicidad primero hay que renunciar a ella, si hacemos esto es que estamos abiertos a la posibilidad de encontrarla. Desde la manera humilde de actuar es como mejor estamos abiertos a poder disfrutar.
Como devalor propio de la humildad hablamos de la soberbia. Soberbia es el querer vivir los valores mas elevados sin atravesar los mas fuertes y bajos, brillar en la luz del cielo, en el resplandor de las estrellas, sin implicarse en lo cercano de la convivencia con su propio entorno. Hablábamos con anterioridad de aquel que actúa así, dando dádivas a los necesitados por circunstancias de la vida y obviando lo mas cercano, siendo injusto con los próximos en una actitud bien farisaica.
Aquellos empresarios que no hace demasiado tiempo daban limosna en la misa del domingo y explotaban entre semana a sus trabajadores. Ser dadivoso sin ser justo. Querer a Dios sin querer a sus próximos querer a sus propios sin quererse a si mismo. No admitir como contenido de nuestras intenciones subjetivas los verdaderos valores y su orden jerárquico, su orden natural.
Kant aconsejaba: Nunca trates a nadie como un medio, sino como un fin en si mismo.
Una persona nunca puede ser utilizada como medio, el hecho de hacerlo así es ya un devalor, una falta de respeto hacia el otro, a quien automáticamente pongo por debajo y manipulo y una falta de respeto a la propia vida humana.
El valor moral aparece de espaldas a la acción, esta famosa frase de Max Scheler nos viene a decir que cuando cada momento del aquí y el ahora es considerado como un fin en si mismo aparece el valor de la acción, (de espaldas a la acción), como algo no buscado en si mismo sino producto de la acción correcta. Si a cada cosa le dedicamos la atención necesaria, la intención correcta, y la convertimos en un fin en si mismo, tratando de vivir adecuadamente, podemos vivir en profundidad el aquí y el ahora, libres de la preocupación por el futuro. Esta es la “paradoja de la acción humana.”
La vida humana la podemos desplazar en el tiempo y en procesos finalistas, y no obstante pretendemos vivir el presente sin tener que preocuparnos del futuro.Debemos poner la conciencia en ordenar nuestras acciones para conseguir fines futuros y a la vez no podemos considerar a nuestra acciones como mero medio para conseguir algo mas adelante en el tiempo, ya que son medios en si mismas, son gestalts, ciclos, conciencia puesta en el aquí y ahora.
Esta es la zona de fantasía del darse cuenta, y es una paradoja en si misma, ya que nos habla como fantasía de una atención puesta en el presente, como un sentido mas del momento en la planificación de algo que ocurrirá en función del presente, pero que de momento no tiene vivencia como proceso mas allá que en el pensamiento, en el razonar. Hay una percepción del después, y hay una conciencia al servicio de la intuición material y axiológica, y este, la mente como facultad pensante, es el último y el primero de los sentidos por si mismo, y está presente de igual manera en la interrelación de interno y externo ya que se nutre de ambos, y es presencia y sensación por el mismo, y conforma el darse cuenta mas acá de la zona de la fantasía, en el presente del aquí y el ahora…
Lograr equilibrar el desarrollar proyectos que requieren tiempo, y estar atentos en el aquí y el ahora a los valores del momento es todo un arte llamado prudencia, arte que consiste en buscar el equilibrio en el darse cuenta entre la mentalidad finalista y la actual, y crear con todo un solo lenguaje, que en viajando en el tiempo sea actual y está presente.
Si actuamos así lo que pasa es que nuestro entorno individual, el pequeño mundo que nos acompaña y se desplaza con nosotros allá donde vayamos, queda impregnado de realidad, ocurre que en nuestro momento aparecen valores de honradez y equilibrio, armonizándose los procesos psicológicos que nos son afines y viviendo fenómenos acordes a las funciones en las cuales nos desempeñamos, motivando bienestar en lo social, en el entorno individual y en lo personal, y consiguiendo por fuerza resultados benéficos para todos.
Ya dijimos que la humildad consiste en la actitud fundamental de considerar los valores propios como fines de nuestra conducta, es la rectitud en la intención, a veces, con conciencia o tal vez sin ella, buscamos el prestigio de valores, ser humildes al considerar de verdad los valores propios como fines exclusivos de nuestra conducta exige pureza de intención, cumplimos un valor sin pensar en las ventajas que nos pueden llegar por ello, ni siquiera en la ventaja de adornarnos con el brillo de los valores propios. No son valores para nosotros sino que mas bien nosotros somos para los valores.
A tenor de ello estamos hablando del servicio, de nuestra voluntad puesta al servicio de otra función, o de otro fenómeno que está mas allá de nosotros mismos.
Aquí podemos volver a repetir la frase de Scheler:
El valor moral (ético) aparece de espaldas a la acción.
Apuntes del Darse – Cuenta
Fines y Medios
Melchor Alzueta