Contacto y Retirada - Teoría Gestalt

Contacto
Toda existencia es una relación

El niño va construyendo su personalidad a lo largo de la vida, a través del contacto que establece en su relación con el medio ambiente. La necesidad en el despertar de su mundo de sensación es continua, y el contacto corporal es lo mas importante para los niños recién nacidos y básico para su desarrollo mental, emocional y físico. El contacto le permite diferenciarse del medio y establecer límites entre su sí mismo y el ambiente.
“El proceso de contacto es el trabajo que produce asimilación y crecimiento, es la formación de una figura de interés contra un fondo o contexto del organismo/ambiente”. (Perls)
Asimilación es la recepción y elaboración de elementos (hasta entonces ajenos), siendo el crecimiento la transformación de lo ajeno al organismo, en propio.
Crecer es sinónimo de contacto, y apropiarse de la novedad asimilable o rechazar lo inadmisible conduciría al cambio. Por lo mismo el contacto también puede ser definido como el espacio de encuentro entre el yo y lo que no es el yo (Yontef)
Contacto es el resultado del proceso integrativo de la sensación y su darse cuenta, la movilización de energía y la conducta motora. Es un proceso que da a la persona el conocimiento tanto de sí misma como del medio ambiente, siendo una información básica de discriminación, de capacidades para medios para lograr concretarla. Al ser lo que ocurre entre la persona y el ambiente, El contacto se establece siempre en el presente, aquí y ahora, ya que las necesidades reales están enclavadas en la existencia presente de la persona. Contacto es mucho más que simplemente tocar, alcanzar algo o alguien. La persona responde a una figura de interés y se implica activamente en esa figura. Ambas, la figura y la persona, se transforman por medio de ese compromiso.
El contacto no implica precisamente alcanzar una meta. Es un compromiso de lo que es posible en la interrelación organismo-ambiente. El contacto se da en un punto en que se alcanza el conocimiento de cómo, cuándo, dónde y de qué forma una necesidad puede ser satisfecha.
Hacer un buen contacto es comprometerse plenamente en ese estar en contacto, de tal modo que nuestra compenetración con aquello con lo que estamos en contacto, sea completa y satisfactoria. (Latner)
A través de la realización adecuada del contacto con el entorno extraemos su significado, y reconocemos cómo la situación se cierra o se completa. Esta figura formada pasa a ser parte de la base de experiencia de la persona y está disponible para ser utilizada en cualquier otro momento. Es el punto culminante del ciclo, tras el darse cuenta sensorial se pasa a la acción para poder entrar en contacto con la experiencia. Es el nudo de todo el proceso, ya que conduce la parte activada en la acción ( la parte motora) hacia la satisfacción de la necesidad por medio del contacto.
En terapia Gestalt el contacto es principio básico, ya que es lo básico y elemental de toda relación, es el darse-cuenta al entrar en relación de lo diferente entre uno mismo y el otro, yendo hacia la conexión con el otro, con plenitud, de una forma adecuada a la necesidad, sin actitudes rígidas ni pre-fijadas de antemano, apreciando las diferencias y aceptando la separación cuando esta vivido el contacto, retirando la atención de la figura, y entrando en reposo emprendiendo el camino hacia otra nueva vivencia.
Un buen contacto garantiza la posibilidad de sentir la unión con el otro y al mismo tiempo delimita la separación que permite mantenerse distinto y uno mismo. (Perls)
La polaridad clave de la teoría gestáltica es contacto-retirada, entendida como el movimiento espontáneo del organismo. La teoría del self ha conceptualizado este proceso como contacto/retirada según el déficit o la satisfacción de sus necesidades; la terapia gestalt californiana, sin embargo, ha hecho una lectura espiritual del contacto-retirada como expansión-contracción de la conciencia, como ampliación de la conciencia del contacto. Fritz Perls, en su etapa de madurez, ya no hablaba de self sino de “fe en la autorregulación organísmica”, un concepto de profunda resonancia espiritual que Claudio Naranjo define como sinónimo de tao. (Paco Peñarrubia).
Cuando una situación cambia, si la persona está realmente contactada en su campo organismo/ambiente, también cambia la forma en que se expresa, su fuerza dinámica reside en el compromiso total con el proceso siempre en movimiento de la vida, que implica involucrarse en cualquier figura, hasta en la figura que amenaza. El contacto es el aspecto básico de un funcionamiento sano, no conlleva una conexión continua y brinda la posibilidad de conocerse uno mismo, y a otros, y vivenciar las distintas situaciones por las que se atraviesan a lo largo de la vida. El contacto, alternado con una necesaria retirada que esté adecuada a las necesidades, proporciona el desarrollo de la persona.
Ver es ser tocado por las ondas luminosas. Oír es ser tocado en la membrana basilar por las ondas sonoras. Oler y gustar es ser tocado por sustancias químicas, gaseosas o en solución. El tacto es prototipo del contacto, tacto y contacto casi han llegado a ser sinónimos. Aunque las experiencias de contacto se centralicen en cualquiera de los cuatro sentidos, siempre implica de algún modo ser tocado. A estos cinco modos básicos de contacto se añaden otros dos: la conversación y el movimiento. Estos siete procesos constituyen las funciones del contacto. (E. Y M. Polster)
Es poco probable que tu y yo veamos lo mismo cuando vemos la misma cosa, nuestra base de experiencia siempre es única e intransferible, podremos coincidir en nuestro mirar la experiencia del mismo modo, pero nuestros matices intrínsecos dotarán a la experiencia de un contenido único. Para entrar en contacto contigo a través del mirar he de saber de nuestras diferencias, apreciando lo mío como propio y valorando lo tuyo como un nutriente para mi propia experiencia.
Ver es entrar en contacto destacando la figura sin perder la conciencia del resto. No se puede fijar exclusivamente la atención en lo “relevante” sin sacrificar el sentido del contexto que completa la escena. La relación entre la figura y el fondo es lo que va a originar las experiencias posteriores. Nos bloqueamos, tanto si miramos hacia otro lado, tratando de evitar la figura emergente, como si clavamos la mirada en ella, ya que de esta forma amortiguamos el contacto visual.

Escuchar

El que al escuchar toma contacto está siempre atento a lo que se dice, pero también al sonido en sí, de modo que oye bastante más que las palabras. Escucha todo lo que tiene algún sentido para él, y es afectado por lo que oye.
Cuando el que escucha oye, sabe que ha establecido un buen contacto, y cuando el que habla sabe que es oído también su contacto se reanima. (Polster`s)
Las personas que no están en contacto con el ambiente parece que escuchan, cuando en realidad solo están esperando el momento oportuno para tomar la palabra, ya tienen un punto de vista anterior a lo que escuchan, con lo que en realidad no están escuchando.
Podemos comprobar que hay personas que oyen en función de su experiencia de vida, oyen críticas siempre, o juicios, o acusaciones, o sienten agresividad permanente en el mensaje, o tal vez personas que necesiten escuchar continuamente la aprobación del otro. Todo esto son bloqueos en el contacto. Estar en contacto adecuado con el ambiente, ver y escuchar, implica atención. Atención en la observación y en la escucha. La melliza desdibujada del darse-cuenta según decía Perls.

La Atención

A la atención se la puede entender como el foco que hace resaltar unos objetos del resto, la figura, siendo la conciencia, como un continuo de vigilia-sueño la luz que ilumina esa escena, el fondo.
Existen dos modelos de atención:
Los modelos de filtro o estructurales, que se refieren a la característica de la propia atención, los regula mas el aprendizaje del hecho concreto, son repetidos en el tiempo y demandan poca cantidad o calidad de atención. Practicar muchas veces una misma tarea trae consigo el descender en los recursos atencionales automatizándolos.
Cuando nos encontramos ante el volver a hacer lo mismo ponemos en marcha la respuesta que ya conocemos, que seguramente será lo primero que aparecerá en nuestra atención. En esta atención el problema puede estribar en pedirle dos tareas contradictorias o incompatibles.
Es el procesamiento automático
Los modelos de capacidad o de recursos limitados, centrados en los límites de la atención a la hora de realizar tareas. Son producto del momento y demandan mayor intensidad en la atención al ejecutar la acción. Es la atención en la figura que emerge del fondo, el problema en este modo de atención reside en hacer mayor la demanda de atención que la capacidad existente.
Es el procesamiento controlado.

Veamos diferentes calidades atencionales:

Atención como concentración:
La atención es una focalización perceptiva con claridad de la conciencia hacia un conjunto de estímulos, hacia un fenómeno sensorial que se abre paso. Es la figura que emerge del fondo. Es la atención como la orientación de la conciencia hacia ese fenómeno que se experimenta, siendo la concentración la persistencia concentrada de la atención. La conciencia es la luz que ilumina la escena y la atención es el foco que hace iluminar unos objetos del resto.
Atención como selección:
Atención selectiva es la capacidad o habilidad para separar los estímulos relevantes de los irrelevantes, para poder extraer del fondo el conjunto de figuras que requiera el momento. Es la capacidad para seguir una fuente de información cuando hay otras muchas que compiten por atraer la atención, es la atención selectiva. La atención nos permite seguir algún acontecimiento de interés entre otros muchos, nos da la capacidad necesaria para seguir una fuente de información aunque haya otras muchas que también requieran de nuestra atención, este “afinar en” no es que en si mismo sea patológico, lo que ocurre es que por otro lado, puede limitar nuestra capacidad para seguir todos los acontecimientos que ocurren en nuestro fondo de conciencia. La atención selectiva pretende concentrarnos en un acontecimiento, excluyendo a los demás hasta que ocurra algo más importante que interrumpa la concentración, pero, para que esto ocurra necesitamos de alguna forma percibir también aquellos acontecimientos a los que no estamos atendiendo.
Atención como activación:
La activación está relacionada con la focalización de la atención y con el grado o intensidad de la misma. La claridad y nitidez en la puesta en escena de la figura. Nuestra política de distribución es encargada de administrar los recursos disponibles de forma selectiva y pondera entre las estructuras del proceso. Esta política depende de las disposiciones duraderas en el tiempo, de la intención del momento, de la evaluación de las demandas y de la activación.
Atención como vigilancia:
Hipervigilancia o hipersensibilidad hacia el medio. Es una dedicación atencional definida por el propio trabajo a realizar, sin prejuzgar la actitud o el estado de la persona. En las tareas de vigilancia se eleva la atención en la tarea y disminuye la sensibilidad, no hay figura mientras no emerja la misma, pero se está en la tarea de prevenir su aparición. Puede ocurrir que en la vigilancia la percepción equivoque el cometido, o, que el cansancio disminuya la atención y pierda el sentido de la vigilancia.
Atención como expectativas:
El ser humano por conocimiento y experiencia previa, anticipa, se prepara, adopta sesgos, para bien o para mal, con esto es más eficaz y más rápido, pero la expectativa por sí misma no puede concretar la acción, y cuando no se cumplen los acontecimientos previstos se deteriora el rendimiento. A las expectativas hay que definirlas como fines concretos de actuación, y dotarlas de los medios necesarios para poderlas llevar a cabo, comenzando por el medio más próximo, el actual, que es en el que hay que poner la atención necesaria (concentrándose en ello). Si este no fuera el correcto proceder, obviamente este tipo de atención es el que viene definido en el continuo del darse cuenta como zona de fantasía, no hay presencia, no hay atención en el aquí y ahora, es expectativa de futuro.

Palabra y Voz

Los Polster se expresan así sobre la palabra:

Ninguna palabra es idéntica para dos momentos o circunstancias diferentes, ya que la aparición de una palabra constituye un acontecimiento en el que culmina una vida entera de sensaciones, deseos, recuerdos e imágenes. Así entendida cada palabra auténtica debería tener, lógicamente su configuración propia y única de significado. Las palabras tienen significado, o significados, en ellas mismas, porque son símbolos, y como tal señalan algo diferente de ellas mismas, pero el darse-cuenta, es absoluto, es como el día y las estrellas, como nubes y montañas, y éstas son como la música, no hay que entenderlas, hay que escucharlas y dejarse estar en ellas, observando sus formas.
El lenguaje se compone de palabras, y la expresividad lingüística de una persona, lo que dice y cómo lo dice, nos habla mucho de cómo es. Hay personas de pocas y medidas palabras, parcas en el habla y escuetas en la construcción gramatical. Hay otros que vuelcan las palabras al exterior sin miramiento, se desbordan en un torrente multifacético.
Hay quien habla con precisión milimétrica, y hay quien se permite la libertad poética. La voz tiene dirección y tiene impulso. Puede ser armónica , en cuyo caso establecerá contacto y será bien recibida por los interlocutores, generando sosiego en el momento y haciendo posible el fluir del contacto.
Puede resultar agresiva, con el consiguiente rechazo por parte del ambiente, ya que con seguridad traspasará las fronteras del contacto e intimidará, incomodará o encrespará al oyente, provocando su resistencia.
Si la voz carece de la fuerza que requiere el momento relacional, se perderá, no entrará en contacto real, es más que probable que las palabras se pierdan antes de llegar al destino, lo que provocará, o el decaimiento de la conversación, o la retirada de alguna de las partes.
Hay voces destinadas a hablar en público, que se apoyan en su potencia y despliegan toda su energía cuando la ocasión lo requiere, y hay voces que están destinadas a la intimidad, al contacto más íntimo, voces de timbre más bajo.
A través de la palabra y de la voz entramos en contacto. Se produce la fusión (que no con-fusión) con el “tu”, el “vosotros”, o el “ellos”. El contacto nos lleva a unirnos y a separarnos, a juntarnos y a retirarnos, y esta paradoja nos acompaña continuamente, y nos cuesta mucho resolverla. O bien nos sentimos solos, o bien nos quedamos pegados, o bien escapamos continuamente, o tal vez evitemos.
El buen contacto supone que yo tenga mi sentido del propio yo, y que además tenga claro cuáles son los límites de mi frontera de contacto, y qué, o quién, permito que traspase la frontera, y qué es lo que rechazo. Necesito saber si yo dependo del consentimiento del otro, o si yo transgredo las fronteras de los demás. Necesito saber si se salir o no puedo salir del otro y me quedo pegado, necesito sentirme bien situado en el mundo, respetar mi propia soledad y la de los demás, y reconocer mi lugar como propio, estar a gusto en el palo de gallinero que me corresponda en cada momento.

El Contacto

Solo se puede producir entre seres independientes, que se arriesgan a quedarse pegados en el mismo, ya que pasamos del yo-tu al nosotros, y ahí nos jugamos nuestra denominación de origen. Pero en un contacto sano tenemos la posibilidad de nutrirnos del otro y del ambiente, ya que si se produce contacto, hay experimentación, y obviamente, se produce cambio.
La frontera de contacto
Es el lugar en el que se experimenta el yo con lo que no es el yo, y esa vivencia es nutritiva si es sana. La frontera es la consecuencia de toda una vida de aptitudes adquiridas y experiencias de vida. Valores, momentos del recuerdo, imágenes, escenas, vivencias, todo esto que está en la frontera de contacto interviene cuando se establece un nuevo contacto, y tiñe, o destiñe, la nueva relación, en función de la experiencia de vida, que es la que nutre al fenómeno del contacto, en función de su meta-conocimiento del mundo relacional.
Tocar
Tocar es obviamente contactar. Hablan los Polster`s de los tabúes sociales relacionados con el tocar, cómo es un acto reprimido desde la infancia. Hay infinidad de introyectos relacionados con el tocar desde la infancia: “Niño no te toques “, y si en tiempos pasados el tocarse era un acto penado, en la actualidad en nuestra sociedad tampoco está demasiado “bien visto” el tacto, que queda en un somero apretón de manos, y poco más. Sociedad vanidosa con culto al cuerpo para la exhibición de su belleza desde la distancia más que desde la intimidad. La inmediatez del tacto atraviesa los estratos intelectuales y cuaja en experiencias palpables de reconocimiento personal (Polster`s)
La piel, junto con los pulmones, es nuestro mayor órgano de contacto. Es la frontera que delimita nuestro mundo externo de lo interno, es a través de ella, como mostramos nuestra voluntad de contacto hacia el otro, es en la piel donde se producen las somatizaciones mas visibles a la dificultad en, o a la falta de, contacto. El tacto es un acto de compromiso y muchas veces lo evitamos, o matizamos, por las posibles consecuencias de nuestra conducta, reprimimos el instinto en el momento de sentirlo, o lo llevamos al pensamiento donde hacemos con él cualquier cosa menos lograr el contacto cierto, con lo que nos quedamos insatisfechos quedando sin cerrar la toma de conciencia inicial.
De la misma forma al decir que si a un contacto aceptamos las consecuencias del mismo, nos arriesgamos a vivir el momento limpiamente, sin una proyección de futuro, o sin intención manipulativa, lo vivimos sabiendo que el deseo que lo origina es atemporal y que dura mientras se produce, sabiendo cerrar el ciclo de la experiencia mediante la retirada que necesite nuestra necesidad.
Gustar
Degustamos con lengua y boca que son nuestros órganos de contacto al exterior de todo el sistema digestivo, junto con garganta, faringe y estómago conforman todo el sistema que alimenta nuestro organismo La parte sensorial, las necesidades no solo alimenticias, sino mas bien todas las que son nutritivas para la persona.
A través la moralidad de las formas el gusto ha quedado relegado como un mero placer dionisíaco, que lo es, olvidándonos que es un placer necesario para la satisfacción personal, ya que el gusto estimula y recompensa la acción de comer, y cuando este sentido no es desarrollado origina frustración, y se convierte en un pesado introyecto que opera sobre nosotros.
Para Perls el comer significaba lo que el ambiente puede ofrecer a la persona, un acto de elaboración y asimilación, y para lograr la satisfacción a través de la alimentación necesitamos degustar aquello que ingerimos, hacerlo nuestro con gusto antes de desestructurarlo para luego asimilarlo adecuadamente. Crecemos y nos mantenemos mediante alimentos que masticamos (con lo cual comienza el proceso de desestructuración) y digerimos (con lo cual se continúa el proceso cambiando aún más allá los alimentos hasta llegar a partículas químicas que el cuerpo puede utilizar).
El alimento físico una vez adecuadamente digerido y asimilado, pasa a ser parte nuestra, se convierte en hueso, músculo y sangre. Pero alimentos que son tragados enteros, sin degustarlos, que engullimos por así decir, no porque lo queremos sino por obligación, yacen pesadamente en el estómago. Nos ponen incómodos, queremos vomitarlos y sacarlos de nuestros sistemas. Si no lo hacemos, si suprimimos nuestra incomodidad, nuestra náusea y nuestro deseo de deshacemos de ellos, entonces finalmente logramos digerirlos dolorosamente o incluso nos intoxican. De hecho el sentido de la palabra “gusto” es atribuido al talante estético de la persona: “tiene buen o mal gusto”.
Oler
Es la función de contacto mas primitiva, en los animales es el gran medio de reconocimiento, el olfato nos habla de intuición, el olfato que abre el viento y nos avisa y dispone en el ambiente. La nariz es nuestro órgano sensorial mas prominente y está considerado también el mas sincero, es una cazadora y nos avisa de las posibilidades que están ante nosotros, ¿Entre que cosas distingo, cómo las huelo….?. Existen en nuestro lenguaje popular innumerables refranes relacionados con el olfato: Esto huele mal…Huele a rayos… Me huele a chamusquina… Huele que alimenta…
En esta sociedad narcisista el olor corporal mas que evitado está mal visto, se evita el olor personal mediante perfumes, desodorantes, champús, jabones y pastas dentífricas, con lo que se hace imposible que podamos reconocer al otro a través de su propio olor. Pero el olor, el olfato que nos permite el sentido también es el mayor órgano de contacto que disponemos, ya que es la parte externa de todo nuestro sistema respiratorio.
La respiración es un acto rítmico. Se compone de dos fases, inhalación y exhalación. La respiración es un buen ejemplo de la ley de la polaridad: Los dos polos, inspiración y expiración, forman con su constante alteranancia, un ritmo. Un polo depende de su opuesto, y así la inspiración provoca la expiración, etc…
Un polo no puede vivir sin el otro. Porque si destruimos una fase desaparece también la otra. Un polo compensa al otro, y los dos juntos forman un todo. Respiración es ritmo, el ritmo es la base de la vida. La función central de la respiración es un proceso de intercambio: inspiramos oxígeno del aire conduciéndolo a los glóbulos rojos, y expiramos expulsando el anhídrido carbónico. Acoger y Expulsar. Tomar y Dar.
El aire es nuestra energía vital primaria, ya que contiene el oxígeno que nos da la vida o el prana, la fuerza vital, que nos proporciona energía. La respiración actúa en nosotros pero no nos pertenece. El aliento no está en nosotros, sino que nosotros estamos en el aliento. Por medio del aliento nos hallamos unidos a algo que se encuentra mas allá de lo creado, mas allá de la forma. Vivimos en el aliento como dentro de un gran claustro materno que abarca mucho mas que nuestro ser material, pequeño y limitado. La vida, ese secreto supremo que el ser humano no puede definir, no puede explicar. La respiración es el cordón umbilical por el que esta vida viene a nosotros. La respiración hace que nos mantengamos en esta unión.
La respiración impide que el ser humano se cierre del todo, se aísle, que haga impenetrable la frontera de su yo. Por muy deseoso que el ser humano esté de encapsularse en su ego, la respiración le obliga a mantener la unión con lo ajeno al yo. La respiración nos une constantemente con todo. Respiramos el mismo aire que animales y plantas, que nuestros enemigos. Este contacto entre lo que viene de fuera y el cuerpo se produce en los alvéolos pulmonares. El pulmón es nuestro mayor órgano de contacto.
Junto con la piel son los dos elementos de contacto, pero mientras el contacto a través de la piel está sujeto a nuestra voluntad, es intenso, directo y comprometido, el contacto que hacemos con los pulmones es indirecto, pero obligatorio. No podemos evitarlo ni ante la persona que nos produzca la mayor antipatía, ni ante aquella que nos deje sin aliento. El pulmón es órgano de comunicación ya que el aire expirado, modulado por laringe y cavidad bucal, nos permite hablar. Si hablamos de aliento, hablamos de libertad. Con el primer aliento empezamos nuestra vida y con el último la terminamos. Con el primer aliento damos también el primer paso por el mundo exterior al desprendernos de la unión simbiótica con la madre y hacernos autónomos, independientes y libres.
Cuando a uno lo cuesta respirar, puede ser síntoma de que teme dar por sí mismo los primeros pasos con libertad e independencia. La libertad le corta la respiración, le produce temor. Es habitual el resfriado con su correspondiente congestión, que implica un claro deseo de evasión y de falta de comunicación en una actitud defensiva. La sinusitis crónica resalta la limitación para pensar, limita la capacidad olfativa y bloquea la intuición y la capacidad de comprensión.
Contacto. Terapia Gestalt
Apuntes de I & M Polster / Pedro de Casso / Fritz Perls
Melchor Alzueta
Pamplona (Marzo, 2005)