“Toma años el llegar a centrarse, demora mas que años el entender lo que es el estar ahora”.
El ahora es el presente, el fenómeno, aquello de lo que me doy cuenta, ya sea que estemos recordando o anticipando, lo estamos haciendo ahora. El pasado ya no es, el futuro aún no es. Al decir “yo era”, no es el ahora, es el pasado, al decir “yo quiero” es el futuro, todavía no es. Es imposible que nada exista excepto el ahora, yo digo que no es posible vivir en el aquí y ahora, sin embargo, nada existe fuera del aquí y ahora.
Podría decirse que el ahora no es la escala, pero sí el punto de suspenso, el punto cero, una nada, eso es el ahora. En el mismo momento en que siento que experimento algo, y hablo de ello, le presto atención, y en ese momento el momento ya se ha ido.
“En gestalt intentamos evitar todo lo que no está o no se desarrolla en el presente, incluso si el conflicto que aparece hace referencia a una experiencia del pasado o a un temor del futuro, traemos este material al aquí y ahora porque sólo en el presente se puede llevar a cabo la integración. No podremos valorar la importancia del presente si no tenemos en cuenta las trampas con que el neurótico lo evita refugiándose en el pasado o el futuro. El aquí y ahora significa maduración y crecimiento, lo demás no es sino mantener y reforzar el rol del “enfermo” para seguir movilizando el entorno en vez de empezar a echar mano del auto-apoyo.”
Cuando saco recuerdos del cajón nunca son idénticos a mi historia puesto que siempre un recuerdo es una abstracción. Siempre se extrae lo importante, la gestalt relevante del contexto total, si tomamos las abstracciones aparecen las memorias, si estas memorias son desagradables para nosotros, las modificamos, exageramos, parcheamos o distorsionamos. El pasado es el pasado, y, sin embargo, en el ahora acarreamos mucho del pasado, pero lo acarreamos en tanto que tenemos situaciones inconclusas. Lo que ocurrió en el pasado ha sido asimilado y se ha hecho parte de nosotros, o lo acarreamos con nosotros como una situación inconclusa, una gestalt incompleta.
“Decía Perls con humor que una persona entra en la terapia con un montón de personajes, vivos y muertos, sobre sus hombros, y que el proceso terapéutico no es si no ir sacando de la sala, uno por uno, a cada personaje (su padre, su madre, su hermano, su amigo, su profesor, etc.) hasta que la persona se encuentra por fin consigo misma, y deja de sentir la necesidad de manipular su historia como medio de mantener su neurosis.
“Por otra parte, el presente nos trae la experiencia de lo que está ocurriendo y hace fluir el auténtico aprendizaje, que no es sacar la información para adecuarla a nuestros conceptos actuales, si no descubrir, con el miedo que origina y el riesgo que supone, nuestra capacidad, potencial y nuestro apoyo. Esto se refiere al presente: actuar en lugar de imaginar, como trabajamos en gestalt cuando le proponemos a la persona, bien sea en individual o en trabajo grupal, que compruebe sus fantasías, que elabore un continuo de darse cuenta, que contraste con el grupo, que exprese lo que teme como catastrófico, que afirme las preguntas, que manifieste con libertad lo que siente.
El gran error del psicoanálisis es considerar que el recuerdo es realidad. Todos los traumas, que se estiman la raíz de la neurosis, son una invención del paciente para salvar su autoestima. Son mentiras a las que nos agarramos para así justificar nuestra falta de deseo de crecer. Madurar significa tomar responsabilidad de la propia vida, valerse por sí mismo. El psicoanálisis estimula el estado infantil, al considerar que el pasado es el responsable de la enfermedad, el problema es causado por algo existente en el pasado.
Ya no miramos al mundo en términos de causa y efecto, lo miramos como un proceso que transcurre continuamente, hemos hecho la transición de la causalidad lineal a pensar en procesos, del por qué al cómo. El cómo nos da perspectiva, orientación, nos muestra que una de las leyes básicas, la de la identidad de estructura y función es válida. Estos son los pilares sobre los que se apoya la gestalt: el ahora y el cómo. Ahora abarca todo lo que existe, incluye el balance de estar aquí, el vivenciar, compromiso, toma de conciencia. El cómo abarca todo lo que es estructura, conducta, todo lo que realmente está ocurriendo, el proceso que transcurre. Todo lo demás carece de importancia. Una persona absolutamente sana está en contacto consigo misma y con la realidad, el neurótico está en grado diverso completamente fuera de contacto con ambos, pero fundamentalmente o bien consigo mismo o bien con el mundo.
Tenemos dos niveles de existencia. Uno es el nivel de lo real, lo actual, en que nos ponemos en contacto con todo lo que acontece ahora, en contacto con nuestros sentimientos, en contacto con nuestros sentidos. La realidad es el darse cuenta de la vivencia en transcurso, palpar, ver, moverse, hacer. Para el otro nivel he escogido la palabra “maya”, que es una especie de sueño, un trance, algo parecido a ilusión, fantasía, es el escenario de los ensayos, es la actividad de nuestra fantasía vuelta hacia el futuro.
Vivimos en dos niveles, el nivel público que es nuestro hacer, observable, verificable, y el escenario privado, el escenario del pensar, donde nos preparamos para roles futuros que queremos representar. Pensar es un escenario privado donde tanteamos, probamos, se le habla a un desconocido, a uno mismo, nos preparamos para algo, se le habla a un ser amado….sea lo que sea que uno espera que va a ser. Y es posible que algo ocurra, ya que dejamos la seguridad del ahora y vamos hacia el futuro, tal vez pánico de escena, pero lo que si se puede producir es angustia, puesto que la angustia es una brecha entre el ahora y el después, es la tensión que sucede entre el ahora y el después que yo me fabrico.
Del futuro no sabemos nada, no podemos vivenciar el futuro, experimentamos una visión de futuro, pero esto ocurre en el aquí y el ahora, nos imaginamos, anticipamos un futuro porque nos da miedo el futuro, llenamos la brecha con cualquier cosa antes de permitirnos la posibilidad de estar abiertos al futuro. Resulta increíble el que pudiéramos vivir sin metas, sin preocupación del futuro, llenamos este vacío con cualquier historia antes de estar abiertos a que vaya ocurriendo. Las cosas son como son, eso es todo. Esta actitud de dejar ser te lleva más allá de la mente, con sus patrones de resistencia que crean polaridades positivas y negativas. Es un aspecto esencial del perdón. El perdón del presente es aún más importante que el perdón del pasado. Si perdonas a cada momento y aceptas que sea como es, no se creará una acumulación de resentimiento que haya de ser perdonada mas adelante.
“No hablamos de felicidad, cuando un ser querido acaba de morir, o sientes que tu propia muerte está cerca, no puedes sentirte feliz. Es imposible. Pero puedes estar en paz. Puede que haya lágrimas y tristeza, pero, si has renunciado a la resistencia, debajo de la tristeza sentirás una profunda serenidad, una presencia sagrada. Esto es la emanación del Ser, esto es presencia interna, el bien sin opuesto. Haz lo que tengas que hacer. Entre tanto, acepta lo que es. Como mente y resistencia son términos sinónimos, la aceptación te libera inmediatamente del dominio de la mente y te vuelve a conectar con el Ser. El resultado es que las motivaciones típicas que mueven el ego a actuar, miedo, avaricia, control, defensa o alimentación del falso sentido de identidad, dejan de operar. Una inteligencia mucho más amplia que la mente se hace cargo de las cosas, de modo que en tu hacer fluirá otra cualidad de conciencia. Mediante el perdón, que en esencia significa reconocer la insustancialidad del pasado y permitir que el presente sea como es, el milagro de la transformación ocurre dentro y también fuera. Un espacio silencioso de intensa presencia surge en ti y a tu alrededor. Cualquier persona o cosa que entre en tu campo de conciencia quedará afectada por él, unas veces de manera visible e inmediata y otras veces a niveles mas profundos, haciéndose visibles los cambios mas adelante. Disuelves la discordia, sanas el dolor, despejas la inconsciencia (sin hacer nada) simplemente siendo y manteniendo esa frecuencia vibratoria de la intensa presencia.”
Vivir en presente significa ser, dejarse estar, no estar atento a lo que pueda ocurrir ya que eso significa no estar, a veces queremos anticipar una respuesta y estamos esperando la oportunidad para hablar, a veces nos atropellamos para contestar antes de que el otro acabe de comunicar, en definitiva, aquí y ahora implica escucha, atención y presencia, estar en el ahora no es estar absorto en el pensar del mundo de la fantasía, con una falsa presencia. Estar en el ahora implica responsabilidad con uno mismo y compromiso con el otro. Estar aquí es estar en el darse cuenta, vivir la experiencia en libertad de la intromisión de un pasado que ya se fue, o de la angustia de un inimaginable futuro.