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La estructura de la personalidad: Los rasgos

Rasgos: descriptores utilizados para caracterizar la personalidad. Cualquiera de las características conscientes o inconscientes de la persona que tiene contenido de las ideas o de la emoción”, “forma de percibir tendencias y probabilidades de una determinada conducta”.

El rasgo es analítico y muestra a la persona en sus diferentes características, y en consecuencia sirve mejor para definir la personalidad. La psicología de la personalidad estudia la génesis, evolución, estructura y funcionalidad de las características psicológicas que identifican a una persona o a un colectivo, y que confieren sentido a la manera de pensar, sentir y vivir en su desarrollo. Rasgos, atribuciones, categorías, atributos, esquemas, clases de conductas, son características utilizadas para la descripción psicológica de individuos y grupos.
Se utiliza la expresión “rasgo” como elemento de la personalidad desde los primeros intentos en distribuir a las personas en categorías, y desde el comienzo mismo de la psicología de la personalidad.
El concepto de rasgo ha pasado por épocas de desaprobación y épocas de abundante estudio, “aunque los rasgos nunca han sido aceptados completamente como los elementos básicos, siempre ha habido líderes de la materia que creen que si lo son” (Pervin L.A 1998 p. 34). Siguiendo con Pervin éste hace hincapié en los dos aspectos en los que sí están de acuerdo los diferentes estudiosos de la teoría del rasgo.
El primero es que los rasgos hacen referencia a continuidades o consistencias generales de comportamiento en la conducta, (son categorías básicas de diferencias individuales), y el segundo es que al poder describir y medir estas diferencias de funcionamiento, los rasgos son útiles como elementos básicos de la personalidad.
Desde la psicología estructural los rasgos de personalidad son estables y característicos de los individuos, a la vez que diferenciales y diferenciadores entre ellos. El desarrollo provino sobre todo de la psicología diferencial, en esos años (1940-50). El concepto de rasgos de la personalidad se diferenciaba de competencia o inteligencia, o de capacidades, aptitudes o habilidades, específicas o generalizadas. Y se entendía como
“aquellas características en las que los individuos difieren”, rasgos, factores o dimensiones de la personalidad eran los de naturaleza motivacional, conativa, expresiva y /o de comunicación, A la concepción que se fija en estas dimensiones la podemos calificar de oréctica (en griego orexis es deseo o tendencia), (Fierro, A. 1982 p. 79).
Comienza Allport su teoría de rasgos diciéndonos que es difícil que alguien haya puesto en cuestión la existencia de los rasgos como disposiciones fundamentales de la personalidad. El poder aceptar su existencia no requiere una revisión radical de las propias creencias psicológicas, ya que “los rasgos son biofísicos en el mismo sentido que las tendencias determinantes, las actitudes y otras influencias dinámicas que han sido siempre consideradas biofísicas por la psicología”. (Allport 1970 p. 304)
Los rasgos confieren el estilo de personalidad y son patrones persistentes de formas de percibir, relacionarse y pensar sobre el entorno y sobre uno mismo, que se ponen de manifiesto en una amplia gama de contextos sociales y personales, llegando a constituirse en trastorno de la personalidad cuando son inflexibles, persistentes y desadaptativos por un lado, y causan deterioro funcional significativo o malestar subjetivo.
Pelechano se refiere a los rasgos como “tendencias subyacentes que causan, dan razón, y de esta manera explican los patrones consistentes de pensamientos, acciones y sentimientos”.
Para Allport el rasgo es un sistema neuropsíquico (peculiar al individuo), generalizado y focalizado, dotado de la capacidad de convertir muchos estímulos en funcionalmente equivalentes, y de iniciar y guiar formas coherentes de comportamiento adaptativo y expresivo. Allport (1970 p.312)
No todos los profesionales de la psicología comparten la convicción de que el comportamiento responde a predisposiciones estables en cada persona, y por otra parte, aducen que la personalidad es una construcción hipotética desde un marco teórico preestablecido.
No hay en la clínica observación inmediata de la personalidad, con lo que su tipificación es producto del establecimiento de categorías a partir de características y conductas de cada persona. Hay autores que discuten la autoridad del rasgo como variable relevante para predecir conductas, es el punto de vista interaccional y situacionista, que se opone a las teorías de la personalidad que defienden la tipificación, y el análisis funcional del comportamiento. “Eysenck, cada individuo tiende a comportarse de una manera congruente con lo que suponemos su “modo de ser”, y nos propone como objeto de la psicología el estudio de las diferencias individuales y no la obtención de leyes para la predicción abstracta de la conducta”. (Valdés, M. en Vallejo J. 2006 p. 541)
El rasgo representa a las causas de la acción, a las expresiones verbales, o pautas de respuesta, o los elementos psicológicos que siempre están presentes, aunque no se manifiesten en todas las situaciones. “Es un concepto susceptible de cualificación, ya que no se trata de tener o no tener, sino de tener en mayor o menor medida. Esquemas, categorías o procesos pueden entenderse como tipos distintos de estos rasgos, y a la vez como distintas maneras de interpretación de distintas escuelas”. Pelechano (2004 p. 51).
Allport en su teoría de rasgos utiliza la expresión “tendencia determinante” en un sentido amplio y en otro más estricto. En el sentido estricto atribuye tendencia dominante a una actitud mental que facilita la solución de un problema especial o de un cierto acto. En su sentido más amplio, es toda tendencia directiva o estado de disposición a la respuesta, el concepto de rasgo tiene que ver con esta concepción amplia.
Todos los rasgos son tendencias directivas, pero no todas las tendencias directivas son rasgos. Los rasgos son más generalizados y más duraderos y tienen más que ver con estructuras mentales persistentes que con actitudes mentales fugaces. Distinguió entre Rasgos Cardinales (disposiciones penetrantes que están presentes en prácticamente todos los actos). Rasgos Centrales, (disposiciones más limitadas pero que están presentes en amplias consistencias de la conducta, y Disposiciones Secundarias (tendencias).
Allport desarrolló varias categorías distintas de rasgos; unos los que se podían aplicar a los individuos en general, y otros los que eran aplicables a una solo persona (nomotético-idiográfico). “Popularizó el uso de estos términos, el término nomotético es de origen griego y significa ley, mientras que el término idiográfico deriva de la misma fuente que la palabra idiosincrásico y hace referencia a la manera particular de ser, que caracteriza a cada persona”. (Sanjuán 2003 en Bermudez, 2012 p. 68).
Para Allport cualquier teoría de la personalidad legítima tenía que ser capaz de aprehender la singularidad del individuo. No utilizó el análisis factorial, su impresión era que éste trata a la persona como si estuviera compuesta de elementos independientes más que como un sistema unificado de subestructurasinterdependientes. (Pervin, L.A 1998 p. 35).
Tras los extensos debates que ha habido sobre estabilidad, consistencia y cambio, ya sabemos que no podemos atribuir estabilidad a todo el ciclo vital, ni que las personas vayan a tener tal consistencia en su comportamiento que haga que se conduzcan de manera similar en situaciones distintas. Todas las personas son fuente de inconsistencia, y la coherencia depende del tipo de contexto de vida, y del área funcional. Al decir que los rasgos de personalidad son estables hemos de pensar que mantienen una estabilidad variable integrada en un sistema de atributos y situaciones. De ahí que el concepto de rasgo no se entienda de la misma manera por todos los teóricos que lo utilizan.
Hay autores que definen los rasgos como categorías cognitivas, con gran diversidad en sus criterios, desde los que usan las invariantes léxicas como Catell o Costa y Mcrae, hasta la escuela de Mischel que define los rasgos como “juicios condicionales sobre contingencias comportamentales con un pequeño poder de generalización”.
Hay un grupo de autores que entienden el rasgo, no como un patrón de respuestas, sino como una disposición a responder de una manera específica ante situaciones distintas a lo largo del tiempo, donde no existe una relación punto a punto entre rasgos y conducta, la consideración es que la estructura de la personalidad sería el patrón de covariación de rasgos en una población.
AUTORES
PATRONES DE COVARIACIÓN
DISPOSICIÓN – CASUAL
Catell, R
Superficiales
Fuertes
Eysenck
Fenotípicos
Genotípicos
Wiggins
Rasgo 1
Rasgo 2
Raymond B. Catell, químico en origen, se propuso desarrollar una taxonomía de rasgos de la personalidad comparable a la tabla periódica de los elementos de química, influido por el análisis factorial de Spearman es una de las grandes figuras de la historia del estudio del rasgo, su definición de la esfera de la personalidad la desarrolla a través de un enfoque léxico (Cattell, 1943):
Si en un lenguaje cualquiera no existe un nombre para una cosa, significaría que esa cosa no existe, en Andreu, Y. 2014).
Parte de muchos de los términos del estudio de Allport y Odbert de 1936, aplicando el análisis factorial para ver que grupos de términos podían ir juntos. Hace uso de tres tipos de datos, los datos L, (calificaciones de la vida real), datos T, (pruebas objetivas), y datos Q, basados en cuestionarios. Cattell llevó a cabo su investigación en tres fases, en cada una de las cuales era objeto de análisis factorial un conjunto o tipo de datos, el objetivo era el desarrollo de un cuestionario para medir diferencias individuales en los elementos básicos de la personalidad, usando el análisis factorial para determinar que ítems del cuestionario iban juntos, así concibió, (junto a Eber en 1962), el cuestionario de los 16 factores de la personalidad (16 PF) para medir las diferencias individuales en las dimensiones pertinentes del rasgo.
Catell interesado en las causas determinantes del rasgo ideó un método para determinar cómo influyen herencia y ambiente en el desarrollo de los diferentes rasgos, estimó en conjunto que la personalidad estaba determinada por el ambiente en dos terceras partes y una tercera parte por la herencia. Interesado asimismo en conocer si los rasgos eran aplicables a la personalidad de todas las edades, y si las puntuaciones del rasgo eran estables a lo largo del tiempo, descubrió que hay pruebas de una considerable estabilidad en un rasgo especialmente en la edad adulta.
Los 16 factores fundamentales identificados por Cattell no son independientes entre sí, por lo que pueden reducirse a un número menor de factores de segundo orden más amplios: Extraversión, Ansiedad, Dureza, Independencia y autocontrol.

Rasgo y Hábito.

Desde la psicología de la salud hábito es un comportamiento específico que se produce de manera regular. El hábito designa un tipo invariable e inflexible de respuesta, consecuente con la repetición de una situación-estímulo con la cual está ligada por la experiencia y la práctica. Los rasgos como unidades de la personalidad son más versátiles, respecto a las situaciones que los ponen en movimiento como respecto de las situaciones que provocan. Hay hábitos que con el paso de los años se vuelven algo automático y quedan entramados en un sistema más amplio de hábitos, esto se puede convertir en un rasgo conjunto.
También puede surgir un rasgo, al menos en parte, por la integración de muchos hábitos específicos donde su operatividad esté relacionada con un mismo signo adaptativo para la persona. Pero, aunque adquirido, un rasgo es siempre una fusión de hábitos y bagaje innato, y no una reunión o cadena de hábitos exclusivamente. La expresión del rasgo es variable, además, su estructura va cambiando con el tiempo, ya que aparte de corresponder con un estilo de comportamiento, es también un sistema motivacional básico de la estructura de la personalidad. El rasgo se vuelve autónomo.

Rasgo y actitud.

Un rasgo es una forma de disposición a la respuesta, también lo es la actitud, ambos combinan, en alguna proporción, los frutos de la herencia y del aprendizaje, pero la actitud se hace presente cuando la disposición está ligada a un objeto o un valor, esto es, cuando la acción está bien definida a un estímulo y el individuo siente hacia ese estímulo una atracción o repulsa definidas.
Allport nos propone tres distinciones:
-La actitud tiene un objeto de referencia bien definido, (material o conceptual), mientras que el rasgo no tiene esa referencia definida a objetos. Cuanto mayor sea el número de objetos que pone en acción una actitud tanto más se va a parecer un rasgo. Cuando la actitud esté ligada específicamente a un estímulo menos se va a parecer a un rasgo.
-Las actitudes pueden ser específicas y generales, mientras que un rasgo solo puede ser general. Desde su acepción psicológica, una actitud es un estado estrictamente limitado de disposición para la respuesta.
-Además, la actitud habitualmente significa la aceptación o el rechazo del objeto o concepto de valor a la que esté vinculada, las actitudes son favorables o desfavorables, bien o mal dispuestas, son de contacto o retirada, y ante ellas el individuo puede afirmar o negar. Los rasgos por lo general no tienen semejante dirección bien definida.

Rasgo y tipo.

Los tipos tienen siempre una referencia social, no existen en las personas o en la naturaleza, son producto de los ojos del observador. Un tipo incluye más de lo que hay en el individuo, por el contrario, lo que alberga el rasgo está situado por entero dentro de los límites del individuo. En el tipo el punto de referencia es siempre algún atributo o grupo de atributos correlacionados, abstraídos de diversas personalidades. “Toda tipología está basada sobre la abstracción de algún segmento de la personalidad total, al que se le otorga una posición de preeminencia, todas son categorías superficiales ya que están relacionadas con la preferencia teórica del investigador”. (Allport 1970 p. 311)

Modelo Estructural Y Funcional De La Personalidad.
Siguiendo a Vicente Pelechano.

Desde los años 70, y durante más de 30 años, Pelechano y colaboradores han venido elaborando su propuesta de modelo estructural y funcional. Propuesta asentada en el modelo de parámetros, y junto a los teóricos que defienden una jerarquía de estabilidad y consistencia. En el modelo se distinguen los conceptos que pueden referirse a rasgos, dimensiones y/o procesos por un lado (atributos de personalidad), y nivel de consolidación y generalización de estos rasgos por otro. Esto origina un modelo multinivel de funcionamiento personal (un mismo atributo puede ser evaluado a distintos niveles de consolidación y generalización).
Pelechano al presentar su modelo hace una reflexión sobre los modelos de análisis de la personalidad; Los investigadores de estructuras y procesos utilizan la estadística, y desde el laboratorio corren riesgo de perder la idea de la unidad funcional que es el individuo. Por otro lado los psicólogos que trabajan en base a la unidad del individuo (del yo o del sí mismo), corren también el riesgo de caer en una pérdida de las especificaciones concretas, o en una diversificación de yoes para recoger la funcionalidad, lo que les puede llevar a la pérdida de la propia identificación del individuo.
Pelechano introduce los parámetros de niveles de consolidación-generalización, con lo cual la similitud entre modelos se incrementa. “Tradicionalmente se ha planteado una oposición entre proceso y estructura, aunque ambos interactúan entre si de una manera muy acentuada. La estructura sin más, poco dice más allá de un marco de actuación, y el proceso sin estructura está desvertebrado” (Pelechano 2000 p.17).
Propone un modelo multinivel, ya que entiende el ser humano como un conjunto muy complejo de sistemas funcionales que serían relativamente independientes entre sí, y que se encuentran organizadas en áreas funcionales (percepción, aprendizajes, emoción…), y en niveles de consolidación (estabilidad y consistencia), donde cada atributo (ansiedad, depresión, sabiduría…) puede ser evaluado en tres niveles distintos; básico, motivacional-contextual y situacional.
El modelo de Pelechano está inmerso en la teoría general de sistemas, donde queda entendido como un conjunto de elementos (variables, constantes, estados y parámetros) que definen un campo de estudio. Pueden ser diferentes los objetivos del estudio; El estudio de áreas determinadas, o el estudio de las propias características del sistema, o bien el estudio de la complejidad de sus unidades de análisis, o bien por el conocimiento del volumen de sus sistemas componentes.
Rasgo; patrón de covariación, o conjunto de respuestas que se relacionan entre sí de manera intensa, de modo que cuando aparece una tienden a aparecer otra u otras, es un conjunto de relaciones entre respuestas que son unidad de funcionamiento personal, y que posee una base orgánica que se encuentra detrás como apoyo a esta covariación. “Un rasgo no posee una entidad física que pueda cogerse con las manos y a la que se adscriba la responsabilidad de las acciones, sino que representa una entidad científica que sirve para elaborar modelos teóricos que deben ser contrastados. Y este proceso de validación y contrastación de unos y otros es prácticamente infinito”. (Pelechano 2004, p.75).
Pelechano presenta y define tres núcleos de agrupación de variables, la estimulación, las respuestas y el individuo, cada uno de ellos puede provocar fenómenos en los otros dos:
-Un estímulo puede ser definido por sus características físicas (ondas, vibraciones), o por las características físicas (sonido, luces), o funcionales (tipo de respuesta), o bioquímico (amina cortical), o simbólico (una instrucción verbal). Puede ocurrir en un laboratorio, en un contexto de vida, o bien en un ámbito sociocultural. Puede conferir un color emocional y puede ser de recompensa, punitivo o versivo. (Pelechano
2004, p.80)
-Las respuestas, pueden ser bioeléctricas, bioquímicas, neuroendocrinas, musculares motoras, y simbólicas, hacia sí mismo o hacia los demás. Cada uno de estos tipos de respuestas pueden ser parte de un único sistema o de sistemas distintos, y a su vez una respuesta puede ser estímulo de una cadena de estímulos o respuestas.
-El tercer núcleo es el individuo, y comprende las competencias cognitivas (inteligencias, estrategias, estilos de afrontamiento…), los determinantes de las respuestas ante situaciones concretas, los atributos que actúan en los distintos contextos de vida (motivación, locus de control…), las dimensiones básicas temperamentales, creencias y valores y finalmente el “yo digesto”, o yo comprometido con la integración personal, la identificación personal y la autovaloración.
Para Pelechano (2000,2004), estos son los núcleos principales de sistemas funcionales de la persona. La idea básica del modelo es que la personalidad puede entenderse como el estudio de las interacciones entre los tres dominios, con sus sistemas correspondientes y parte de los niveles de consolidación y generalidad de los elementos constitutivos que forman la personalidad (rasgos, dimensiones).
El primer nivel básico es relevante para el individuo, (bases temperamentales, creencias y valores, dimensiones sociales, competencias), y es compartido por sectores amplios de una misma sociedad, es estable y sus componentes pueden ser identificados en largos periodos temporales, “se aplican en situaciones muy distintas y tienden a presentar una notable consistencia transsituacional, en detrimento de su poder predictivo, más allá de su propia consistencia y estabilidad” (Pelechano 2000,p.144)
-Estas dimensiones pueden ser evaluadas de forma menos básica en el segundo nivel de análisis, más dependiente del contexto laboral, familiar y de ocio, este nivel gana en valor predictivo de acciones comportamentales completas, pero al estar inmerso en el contexto pierde fuerza en su consistencia transituacional.
-Un tercer nivel de cada dimensión básica, son los atributos de personalidad situacionales, con un referente temporal y espacial inmediato, al que llama evaluación situacional, donde la consistencia transsituacional es mínima y el poder predictivo respecto a acciones comportamentales es alto, la estabilidad temporal depende de la presencia o continuidad de situaciones equiparables. Los atributos de personalidad básicos pueden encontrarse en otros niveles de consolidación, pero no tienen por qué encontrarse en todos los niveles. El modelo especifica por un lado elementos teóricos que permiten una ordenación de resultados con un marco interpretativo de los mismos, y por otro lado diferencia entre generalización y predicción referida a campos distintos de respuestas dentro de un mismo nivel.
El modelo propone tres niveles con el fin de romper la dicotomización rasgo-estado, “aunque es posible que el número de niveles de consolidación no sea el mismo en todos los casos, dimensiones y procesos, la propuesta del modelo de asimilar este nivel intermedio a la motivación es arriesgada, pero a la vez posee sentido y tiene la pretensión de proponer una solución de compromiso entre maneras muy dispares de entender la psicología de la personalidad”. (Pelechano 2000, p.16)
Las relaciones entre variables y sistema no son constantes, y la forma de relacionarse es un elemento importante para el diagnóstico estructural. Al respecto cita Pelechano que para hacer un diagnóstico diferencial de la personalidad se deben tomar en cuenta tanto los posibles sistemas funcionales relevantes, como los niveles de consolidación-generalización de los sistemas, y la relación entre las dimensiones o conceptos evaluados.
Un trastorno no aparece solamente por la presencia de puntuaciones extremas en varias de las dimensiones ya que, asimismo, interviene la relación que exista entre estas dimensiones evaluadas. Lo cualitativo de una identificación psicológica puede encontrarse en lo extremo de las puntuaciones, pero otra importante asimismo es debida a la especial relación que se da entre las dimensiones relevantes.

Dimensiones de personalidad. V. Pelechano

Rasgos temperamentales.

Temperamento:
Diferencias en el comportamiento relativamente estables y consistentes, ancladas en lo biológico (Bates, 1987) Los modelos biológicos presentan los rasgos desde otras características: Cubren áreas concretas, el núcleo de ADN, sistemas hormonales, estructuras neuronales, y el valor adaptativo de la conducta, trabajan en el descubrimiento de procesos y estructuras de aplicación general en independencia de determinantes situacionales y de grupos distintos, y están más orientados hacia el cambio. Dos tradiciones en su estudio, la occidental, donde la diferencia entre temperamento y personalidad es difusa, y la oriental, donde se diferencia entre temperamento (de naturaleza biológica), y personalidad (socialización).
La tradición rusa deviene de las ideas de Pavlov sobre las relaciones entre en SNC y la conducta, esta teoría del temperamento propuesta por Strelau propone cinco ejes diferenciadores:
-El temperamento está determinado por variables biológicas y la personalidad por los procesos de aprendizaje.
-El temperamento aparece durante la infancia y la personalidad es de desarrollo gradual, continuando el cambio en la fase adulta.
-El temperamento es una característica común de todos los mamíferos y la personalidad es exclusivamente humana.
-El temperamento está relacionado con las características formales de la respuesta (rapidez, energía), y la personalidad se relaciona con el contenido significativo de las acciones.
-En cuanto a las funciones reguladoras el temperamento modifica las conductas específicas y concretas, y la personalidad se relaciona con las funciones integradoras que aseguran consistencia y relevancia de las acciones para conseguir sus metas.

Modelo de ansiedad estado-rasgo.

Modelo desarrollado desde las técnicas de Análisis factorial. (Catell, R 1972); dos factores de ansiedad: ansiedad rasgo y ansiedad estado. Spielberger (1966, 1972), sigue este modelo y desarrolla la teoría de ansiedad estado-rasgo, ansiedad como estado emocional y ansiedad como rasgo de personalidad.
La ansiedad-estado, es un estado emocional transitorio, conjunción de sentimientos, pensamientos intrusivos y cambios fsiológicos. Ansiedad-Rasgo. Es una disposición relativamente estable, tendencia o rasgo del individuo, no se manifesta directamente en la conducta.
“La relación entre ambas formas de ansiedad es muy estrecha. Un individuo con altos niveles de rasgo de ansiedad reaccionará con mayor frecuencia de forma ansiosa. Los individuos con alto grado de ansiedad-rasgo perciben un mayor número de situaciones como amenazantes y están más predispuestos a sufrir ansiedad- estado de forma más frecuente o con mayor intensidad”. (Gil, P. 2015 p. 34).

Hans C. Eysenck (1916-1997)

Para construir modelos explicativos del comportamiento y la personalidad, utiliza un enfoque experimental, clínico y estadístico, dando importancia a los aspectos clínicos y psicopatológicos de la conducta. El enfoque es biológico, su propuesta de un modelo estructural de personalidad, el PEN, tiene como base características biológicas. Propone una causalidad “distante o lejana” de la personalidad, que son los determinantes genéticos… se proponen intermediarios biológicos para traducir en conducta el potencial genético y las presiones ambientales. Estos mediadores constituyen los antecedentes próximos de las dimensiones temperamentales básicas (Pelechano 2000 p. 207).
Cinco niveles de análisis:
1. Anatómico-cerebral.
2. Funcionamiento psicofisiológico.
3. Procesos psicológicos.
4. Tipo de personalidad.
5. Comportamiento social y enfermedad.
Tres patrones temperamentales que originan los factores básicos de personalidad. En las puntuaciones extremas y en las interacciones entre estos tres grupos se situarían las perturbaciones de la personalidad:
1. Neuroticismo- Inestabilidad emocional.
2. Psicoticismo.
3. Introversión-Extraversión.
Jeffrey Gray (1987) continuó la hipótesis de Eysenck respecto a las bases biológicas del neuroticismo, pero rotando los ejes, de manera que aparecerían dos factores diferentes:
1) La susceptibilidad al castigo, mejor descrita como ansiedad.
2) La susceptibilidad al refuerzo, mejor descrita como impulsividad.
El modelo de Gray se trata de un modelo factorial-biológico. Al igual que Eysenck, sostiene que las bases de las diferencias individuales en personalidad se encuentran en mecanismos biológicos que sustentan los procesos de aprendizaje, emoción y motivación, y propone dos dimensiones básicas de personalidad: Ansiedad e Impulsividad.
Estas dos dimensiones son unipolares, no ofreciendo un polo opuesto, sino un gradiente de mayor a menor ansiedad e impulsividad. En la base conductual de los trastornos de conducta estaría la necesidad de la activación conductual y una débil inhibición. La interacción de estos dos sistemas facilitaría la exageración de rasgos como la agresividad, la frialdad y la impulsividad. (Gray J. 1982).

Melchor Alzueta S.
Pamplona 2016

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