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Rubén Gallego M. El trabajo en el siglo XXI

Trabajo y Ser Humano. Parte 2.- El trabajo en el siglo XXI
Rubén Gallego M.

El Trabajo como Modelo Productivo en el Siglo XXI.

La lucha de poder entre las personas, grupos o sociedades que tienen capital y las que no lo tienen centran las relaciones laborales de este siglo. El orden hegemónico actual cada vez pone más en valor el producto resultante del trabajo, entendiendo producto como un bien o servicio a disposición en el mercado. El trabajo cada vez tiene menos sentido fuera del modelo productivo en el que vivimos, un modelo que emerge en sociedad globalizada. Es por ello que en este capítulo vamos a realizar una visión sobre el concepto del trabajo que abarque toda esta realidad global en la que estamos inmersos e inmersas.

Breve Historia del Modelo Productivo Actual.

Comenzamos con la primera reunión del G7 en el año 1970, donde se reunió para hacer frente a la caída de las ganancias productivas debido a los derechos adquiridos por la clase obrera y a la subida del petróleo. En referencia al primer problema se planteó la nueva división internacional del trabajo donde gracias a los avances de las nuevas tecnologías y en consecuencia a la rapidez ganada en los medios de transportes, se pudo desglosar la producción de un producto determinado donde la mano de obra fuera más barata, en parte gracias a la falta de derechos existente en esos países. Para el segundo problema se planteaba el reciclaje de los petrodólares a corto plazo y lograr un abaratamiento del petróleo a medio plazo.
Este grupo hoy en día ha incorporado a Rusia (G8) en las reuniones y en ocasiones se juntan los 20 países más enriquecidos del mundo que representan las ¾ del potencial de paridad de compra. Es así como las sociedades más poderosas establecen reglas de mercado que excluyen a la mayor parte de las sociedades y personas del planeta. La hegemonía política se planteaba también a dos niveles: Uno a nivel internacional donde se pretendía frenar la expansión del bloque comunista ayudando en las guerras, en las cuales participaba de forma indirecta, dando apoyo a los movimientos de “Liberación Nacional” en los países empobrecidos.
La segunda medida se planteaba a nivel interno para luchar contra los efectos derivados de personas desocupadas, ociosas y al margen del sistema. Así las personas que mantienen una actitud activa de confrontación al sistema por consecuencias de este fenómeno, son tratadas de violentas y terroristas. De esta forma, se mantiene la cohesión social ya que no te ataca a la misma sino a grupos de otra índole que ponen en riesgo la “paz” y orden existentes.
Diez años más tarde, con la recuperación de la economía en los 80 el consumo representó la ideología de una clase obrera desestructurada, creando de esta forma un nuevo orden de un desorden mundial. En 1989 las 200 mayores empresas producían ¼ del PIB mundial donde las siete primeras empresas son de automóviles y petrolíferas por lo que esto nos da una idea de la del importancia del transporte en la actividad económica.
Tal vez para mantener la supremacía de estas empresas en el mercado mundial se termina de afianzar un modelo productivo basado en la división del trabajo, donde el transporte cobra una importancia fundamental. Sin embargo, esta no fue la receta para los llamados cuatro tigres asiáticos crecieron a un ritmo del 8% a finales del pasado siglo. Fueron muy vulnerables a las inyecciones de países extranjeros y terminaron por desplomarse sus respectivas economías y sociedades al salir el dinero tan fácil de cómo entró, siendo víctimas de su propio sistema financiero. Ciertamente, los nuevos países industrializados no disponen de su propia industria y dependen de forma excesiva de fondos de países extranjeros. Además sus habitantes y sus recursos son híper explotados especialmente personas y naturaleza.
En esta misma década, se asiste también a la creación de zonas de producción libre donde funcionan al margen de las economías del país de origen donde están, gozando de todo tipo de facilidades: No hay control de aduanas, libre manejo de divisas, falta de impuestos, de supervisión de la legislación laboral y de derechos de la OIT etc. Todas estas facilidades para aumentar la plusvalía en otros países, hacen que las industrias salgan de los países que están en el centro del sistema y en consecuencia el paro aumente de forma vertiginosa.
Prueba de esto es la gran fábrica donde la producción aumenta a pesar de la reducción de la mano de obra; Valga como ejemplo la marca de coches Fiat que pasó de 140.000 a 60.000 trabajadores en diez años y su producción aumento un 75%. Además estos trabajadores se han diversificado y estratificado el obrero masa proveniente de la zona rural ya no existe y la clase trabajadora pierde fuerza al tener una disparidad de intereses entre sí. Esta debilidad en la clase trabajadora, aumenta la desigualdad en la misma y posibilita la remuneración salarial basada en el toyotismo.
Esta idea nació como su nombre indica en la empresa Toyota y desmiembra la plantilla en varios grupos; Los miembros de cada grupo se vigilarán y negociarán las condiciones de su salario de forma individual en base a sus recursos personales. De esta forma la calidad del producto se verá aumentada por una parte al vigilarse los trabajadores entre sí y por otra al competir entre ellos por mejorar su salario.
Respecto a la macro economía, se puede decir que los países empobrecidos cada vez son más dependientes de los países enriquecidos ya que no puede competir en muchas ocasiones ni tan siquiera con las materias primas como en el caso de los cereales (alimento básico) de estos países. Por lo tanto sólo les queda dedicarse a la plantación de cacao, azúcar, tabaco o algodón. Los precios de estas plantaciones se ven cada vez más reducidos debido al dumping y a la competencia entre los distintos países en un mercado totalmente irregularizado.
Además las tierras ocupadas en los países empobrecidos para llenar los almacenes de los países más poderosos son las más fértiles minimizando la producción para la población autóctona. A esto hay que unir el enorme gasto de energía y el desgaste que padece el suelo debido esencialmente a los contaminantes utilizados por las macro empresas.
Del mismo modo la tecnología está en manos de unas pocas personas y esto contribuye a la creación de latifundios y trabajos precarios. Así nos podemos encontrar países como Argentina que desplazaron su cultura “guanche” por la producción a gran escala. La crisis de principio de siglo donde el gobierno equiparó el peso convertible argentino al dólar tuvo gravísimas consecuencias para la población. A pesar de que era uno de los países que más carne producían, sus habitantes apenas ingerían proteína animal ya que la mayoría se exportaba. Hoy en día este riesgo de malnutrición sigue existiendo ya que los grandes propietarios de las tierras están dedicando los campos a la plantación de soja modificada genéticamente por el enorme margen de beneficios que da en comparación a la carne de vacuno.
Las empresas del mundo desarrollado, pueden vender sin ningún tipo de traba sus productos en todos los países del globo debido a la falta de competencia o a subvenciones como por ejemplo con el maíz. Las empresas estadounidenses dejaron sin trabajo a 27.000 familias en México ya que gracias a las subvenciones administradas por el antiguo gobierno de Bush, consiguieron precios más baratos que los locales, incluso por debajo del coste de producción, desplazando estas familias hacia la pobreza. A esta práctica se la conoce con el término anglosajón de “dumping”.
Además las ciudades están conociendo un nivel de “desarrollo” jamás conocido hasta ahora donde operan sistemas productivos cada vez más globalizados creando ciudades globales y mega ciudades a todas las escalas las cuales poseen enorme influencia tanto sobre el propio país como en los países que tienen sus fondos depositados o invertidos. Los países empobrecidos tienen que elegir constantemente entre medidas macroeconómicas para mantener la influencia internacional del país y las medidas microeconómicas para garantizar los derechos individuales, sociales y laborales de su población.
Otra forma de control sobre estos países son los aranceles impuestos. Los países enriquecidos imponen a las manufactures del resto de países unos aranceles altos con lo que una vez en el mercado, alcanzan unos precios que no son nada competitivos en comparación con los de las otras empresas de los países desarrollados. Esta medida protege a las empresas nacionales o con las que se tiene acuerdos comerciales ya que las manufacturas que vienen de fuera suelen ser más baratas debido a la mano de obra empleada, ventajas fiscales etc.
Por lo tanto, una vez conseguida la costosa tecnología e infraestructura, no pueden vender en su entorno por falta de capital ni tampoco en mercados ajenos. La consecuencia más inmediata es que sólo pueden vender materias primas ya que a la mayoría de éstas no se les pone aranceles tan desorbitados.
Esta última es una medida que desaconseja paradójicamente el FMI cuando un país pide algún crédito ya que impone duras medidas y entre ellas se encuentra la apertura del mercado. En 1996, los países empobrecidos debían a sus acreedores más de dos billones de dólares, casi el doble que diez años antes, siendo cerca del 50% de los pagos en concepto de interés. Además de esta medida, también existe otra doctrina básica en el neoliberalismo actual. Este principio es que el mercado es una fuerza que hay que dejar actuar sin poner obstáculos ni trabas, no hay que controlarlo. Se aconseja vender las empresas públicas, obteniendo de este modo beneficios y recortar el gasto social.
La crisis como tal se pone de manifiesto en 1982, cuando México anuncia que no puede pagar su deuda externa, suscitando en la comunidad financiera internacional el temor a que otros países siguieran el mismo camino. No obstante, el antecedente más directo de esta crisis data de 1973, cuando los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) cuadruplicaron el precio del petróleo e invirtieron su plusvalía de dinero en bancos comerciales. Los bancos, en su búsqueda de inversiones para sus nuevos fondos, hicieron préstamos a países en desarrollo, sin valorar debidamente las peticiones a tal efecto o sin supervisar el modo en que se utilizaban los préstamos.
Hoy en día se está dando lo que se llama el neocolonialismo a través de dos formas. Una de ellas consiste en que los países empobrecidos vendan materias primas a precios baratos y compren, si pueden, las manufacturas a un precio desorbitado. La segunda es, como decíamos antes, las empresas acuden a estos países en busca de rebajas fiscales, permisos especiales para fábricas contaminantes etc. Además los precios de las materias primas bajaron de precio a principio de los ochenta cuando subió el tipo de interés y los países deudores tuvieron que hacer frente a una deuda externa mayor.
Para paliar esta adversidad, produjeron más materias primas con el consiguiente aumento de la oferta y bajada de precios, lo que les hizo todavía más dependientes. Estas acciones mantienen una realidad global insostenible: 30 millones de personas mueren de hambre en la Tierra cada año, lo que haciendo una comparación con los países del norte equivaldría 300 accidentes del Jumbo todos los días sin supervivientes, siendo la mitad de los pasajeros menores. Esta situación se da cuando nunca jamás anteriormente ha existido tanta riqueza y pobreza junta.
La pobreza tienen el rostro de la mujer: Las mujeres proporcionan los 2/3 de las horas de trabajo totales, producen el 44% de los artículos de alimentación, pero sin embargo sólo perciben el 10% de ingresos y poseen el 1% de los bienes. La enorme presión a la que está sujeta estos países también se ve en su medio ambiente de forma notoria: 10 millones de africanos y africanas han tenido que dejar sus tierras por la sequía. Todo esto provocará una tremenda presión migratoria hacia los países enriquecidos donde no se escatimarán fuerzas para controlarlas. La libertad de las personas se restringen para las personas, al tiempo que se facilita para las mercancías y capitales.
La llamada conflictividad social es la expresión de la búsqueda de una equidad que no llega: Las actividades delictivas son cada vez más numerosas en todo el mundo donde entre los años 1980 y 1986 experimentaron un incremento del 5% anual. El endurecimiento de los estados cada vez es mayor debido a la incapacidad de integrar mecanismos ordinarios de dominación a la mayoría social. En los países de la OCDE se gasta una media del 3% en mantener la seguridad y el orden social establecido.
La ¼ parte de la población mundial que vive en los países enriquecidos consume las ¾ de las materias primas existentes en el mundo y de que un norteamericano medio consume 300 veces más energía que un etíope. Observando estos datos, podemos decir que los llamados problemas sociales hay que considerarlos como una necesidad para mantener el actual modelo económico y social. Existen cuatro procesos estructurales para entender la realidad social en función al trabajo productivo:
-La primera de ellas son los cambios ocurridos en la estructura económica y su afectación al sistema de estratificación social y al incremento de las desigualdades. Después de la caída de la industria el aumento de la tasa del desempleo fue fundamental para conseguir el abaratamiento de la fuerza de trabajo, puesto que el desempleo proporcionó un aumento de la demanda de trabajo.
-La segunda es el proceso de urbanización en el cual se diferencian tres momentos históricos: El primero cuando las ciudades eran dependientes del campo, el segundo cuando el campo empieza a ser dependiente de la ciudad y el tercero que es el actual cuando lo urbano invade a lo rural.
-El tercer proceso es el referente al comportamiento político donde se ha fabricado un consenso social; La vida política y la participación se han mercantilizado absorbiendo los partidos políticos la legitimidad de participación en decisiones claves de las políticas de protección social, cuando un factor de desigualdad fundamental es la posibilidad de acceso o no a la participación política y a la toma de decisiones a través de los partidos. Los partidos se han ocupado de desmantelar el tejido social, reconvirtiendo organizaciones y asociaciones en empresas de trabajo.
-El último factor es el referente a los cambios en la estructura ideológico – cultural. Se han introducido características propias de las culturas dominantes transnacionales de las que cabe destacar: La secularización de la vida social, los cambios en los modos de vida especialmente de la familia, la preponderancia de la cultura del consumo como forma de alcanzar la felicidad y la consolidación de los nacionalismos.
Este modelo se asienta sobre una clase marginada que se intenta ocultar mediante mecanismos informales de distribución de la renta y por operaciones de cirugía estadística. Así las cifras se convierten en ambiguas cuando las personas se cifran en unidades convivenciales en vez de en personas o cuando la cifra de personas empobrecidas se desglosa en conceptos de “pobreza relativa” y “de ausencia de bienestar”.

La Globalización como Modelo de Desarrollo.

Primeramente reflexionar sobre el concepto de “globalización”. Quizás los pocos consensos que se van creando sobre este fenómeno complejo se puedan resumir en algunas afirmaciones:
• A pesar de no tratarse de un proceso reciente, su aceleración se hace notar estas últimas décadas.
• Constituye una realidad multidimensional y no puede ser reducida a una cuestión puramente económica, a pesar de que ésta ocupe el centro de su inercia.
• Se trata de un proceso de transformación estructural a escala mundial en los recursos productivos organización social, relaciones internacionales, valores sociales e incluso culturales.
• Y sobre todo: Crea una amplia red de conexiones a escala planetaria que afecta a nuestro modo de concebir el tiempo y el espacio, tratándose de un proceso de larga duración y estable en el tiempo.
Para Manuel Castell “es un nuevo fenómeno histórico, permitido e impulsado por las nuevas tecnologías de comunicación e información y que está transformando nuestras sociedades y nuestras vidas”. Omar Cerini y Eduardo Beltrán afirman que “la globalización es el creciente proceso homogeneizador a escala planetaria por las innovaciones científico – tecnológicas que afecta a todos los actores y a todos los factores”.
Voces más críticas como la de Simón Pedro Arnold define este proceso por algunas de sus consecuencias: “La globalización es de hecho un proceso de exclusión de la mayoría de todo el planeta”. Para otro además no es más que el enmascaramiento de las relaciones de dominación económica, bajo el señuelo de un mercado mundial, auto regulado y fuera del alcance de los centros políticos de decisión, participación y control.
Este proceso, podríamos decir que enfatiza al menos seis acciones para su retroalimentación:
• Mundialización: Adaptación a nivel mundial a los capitales, mercados y empresas.
• Innovación tecnológica: Necesidad de descubrir nuevas formas de producir para reducir los costes de producción.
• Liberalización: Apertura total a los mercados existentes de tal forma que el mundo sea un único mercado.
• Desreglamentación: Llevar al máximo el eslogan “free trade faith”, fe en el libre mercado.
• Privatización: Bienes de consumo producidos por capital privado.
• Competitividad: Producir bienes de consumo al precio que dictamine el mercado único y mundial.
Vemos que estas acciones son necesarias para que se dé el proceso de globalización, son prácticamente similares a las que persigue el modelo neoclásico actual imperante, por lo que podríamos decir que existe una retroalimentación entre ambos.
Otra prueba de ello es que la mundialización tiende a igualar, en términos relativos las condiciones de producción y por lo tanto las condiciones de trabajo y salario. Así, los niveles de productividad y calidad entre los distintos países se aproximan rápidamente por la difusión de las nuevas tecnologías, la internacionalización de las inversiones y la unificación de los mercados.
Por su parte la innovación tecnológica repercute en la producción en masa a ritmos cada vez más acelerados y menores costos. Segmentación de los procesos productivos y su internacionalización. Control de los procesos a distancia: Producción, ventas, financiación etc. Rapidez y eficiencia en el transporte de grandes masas y volúmenes de mercancías. Homogeneización de productos, de hábitos de consumo y de sistema de ventas.
En la liberalización mercantil se pueden apreciar cambios en la organización social con un conjunto de valores que expanden las prácticas neoliberales e inciden en las expectativas, valores y visiones de las personas. El mercado que ha pasado a ser un único mundial con un modo de producción, independiente incluso de las decisiones políticas. El orden cultural al abrirse un proceso de homogeneización funcional mercantil a nivel planetario y sin fronteras.
La fe en el libre mercado lleva consigo confiar la tarea a las fuerzas del libre mercado, facilitando en lo necesario su cometido. Falta de instrumentos a los Estados para aplicar políticas económicas ya que la economía responde más a un orden internacional que nacional.
La privatización influye en que el gasto público generado no puede ser deficitario en el presupuesto estatal. Falta de subvenciones estatales para los sectores productivos debida a la creencia que se contraponen al espíritu empresarial e innovador y en definitiva a la competitividad internacional.
Este proceso, ha traído de nuevo el debate sobre la división del tiempo que las personas dedicamos a la acción productiva y no. Como decíamos, la estructura económica es la estructura predominante en este modelo de desarrollo que las diferentes fuerzas existentes están dando como resultado, por lo que intentaremos aproximarnos brevemente a la teoría que lo sustenta, el enfoque neoclásico. Esta teoría intenta explicar cómo puede funcionar una economía descentralizada y para ello toma como eje central la circulación de productos como actividad económica.
Además la teoría parte de estos cinco supuestos:
– La sociedad está formada por personas aisladas persigue sus propios objetivos.
– Los recursos productivos (tierra, trabajo y capital) son escasos e inalterables.
– Situación perfecta de competencia (Información, movimiento y no influencia).
– La oferta y la demanda son completamente independientes.
– Los precios son flexibles en función de la oferta y la demanda del producto.
A partir de estas cinco premisas, veamos ahora cómo se debiera de comportar en forma teórica el mercado: En primer lugar, decir que todo sistema económico busca una estabilidad, en este caso siendo la oferta y la demanda las dos balanzas a equilibrar. De esta forma se optimizan los diferentes recursos de productivos y en consecuencia cae el precio del producto (siempre y cuando haya demanda para el mismo), posiblemente así obteniendo más demanda en el mercado. La teoría neoclásica dice que si los precios son verdaderamente flexibles, el equilibrio se terminará por alcanzar siempre y cuando no haya ningún demandante u ofertante que controle el mercado.
El mercado de trabajo, también obedece a esta teoría en cuanto la oferta son las personas disponibles para trabajar y la demanda las personas que se necesitan para hacer un producto. Si los salarios se ajustasen al equilibrio entre la oferta y la demanda (suprimiendo la legislación laboral), además de suponer que nos encontramos en una sociedad libre de movimiento, podríamos decir que el resto de los recursos productivos responde a los principios de la teoría neoclásica. De esta forma, cada persona en base a lograr sus propios objetivos, podría vender más o menos fuerza de trabajo, cantidad de horas disponibles para trabajar en base a estas tres variables:
• Cuanto mayores sean los ingresos extra salariales que tenga un individuo, menor necesidad tendrá de vender su trabajo y al revés.
• La preferencia entre consumir bienes mercantiles o disfrutar de un mayor tiempo libre. Se presupone que el trabajo de por sí no da ninguna satisfacción sino que la gente lo hace para conseguir ingresos con los que adquirir bienes.
• Cuanto mayor sea el salario – hora que reciba por la venta de su trabajo, más cantidad de bienes podrá adquirir.
Dadas estas condiciones, cada persona, en función de la oferta, decide cuantas horas de trabajo poner a disposición del mercado, suponiendo que en cuanto mayor sea el salario mayor será la cantidad de horas dispuestas a trabajar. Esa oferta de trabajo es creada por las empresas que desarrollan actividades productivas o potenciales clientes que animen a ejercer de una forma autónoma su trabajo. En ambos casos se trata de obtener los mayores beneficios posibles, utilizando la tecnología para la maquinaria empleada, el equipamiento y las instalaciones; siempre con el objetivo de obtener la mayor plusvalía posible.

Trabajo, Consumo y Desempleo.

El tiempo que no se dedica al trabajo, el sistema mismo ha presentado una cratera de servicios para ocupar el tiempo disponible en actividades de ocio por lo que podemos hablar de una mercantilización del tiempo disponible que se materializa en actividades de ocio. El ocio era un fenómeno contradictorio, ya que se trataba de un tiempo improductivo y de consumo, pero constituía un elemento de comparación entre clases que según algunos estudios, las capas sociales bajas tienden a imitar el modelo de ocio de las clases altas. El ocio se había convertido en un factor de distinción social.
Atendiendo a las raíces de capitalismo, el ocio constituía un elemento absolutamente inadmisible dentro de un sistema social. Sin embargo, una vez consolidado el estilo de vida liberal, el ocio empezó a ser valorado por su indudable potencia económica. Del mismo modo, el ocio del trabajador también tenía numerosas ventajas para la empresa; por ejemplo para aumentar la productividad de los trabajadores, las empresas ofrecen una serie de actividades de ocio, dentro de la empresa y así el control podía también es mayor.
El ocio se había visto reducido a un simple mecanismo de adaptación a una sociedad de consumo forzoso, dirigida y manipulada por los medios de comunicación de masas. El ocio había perdido esas características de individualización, autonomía y desarrollo personal que debía de ofrecer. Así el nuevo modelo de ocio es dirigido, movido desde fuera por las modas. Este ocio consumista podía ser posible por los siguientes condicionantes:
– Una mejor redistribución del trabajo, lo que trajo un reparto más equitativo de la riqueza.
– Era necesario un espacio de vacaciones que dejara salida a los productos de ocio producidos.
– La televisión preparó el terreno para un consumo masivo de ocio.
– Como consecuencia, el ocio lejos de ser rechazado, era incluso obligado.
El consumo supo llenar este espacio recreativo, invadiendo y dirigiendo a vida de las personas a través del gasto del dinero, tanto para bienes útiles como inútiles.
Como consecuencia, el ocio había terminado por continuar los mismos mecanismos de sujeción propios del trabajo entendiéndolo como la forma producción actual, aunque por medios mucho más sutiles. Tanto el trabajo como e ocio no satisfacen las expectativas de ocio de las personas trabajadoras porque se había confundido con el comportamiento del consumidor pasivo. Para devolver la dignidad a la persona, al trabajo y al ocio Riesman propone:
-Volver a dar un sentido al trabajo, ya que éste seguía siendo una de las realidades en la que se construía a persona.
-Recuperar el ocio como valor cultura y placentero, como posibilidad de liberación y de creatividad individual de forma inalienante.
Parece evidente que el trabajo ha perdido la categoría de espacio para la realización humana y se ha convertido en algo a conseguir a toda costa como medio de subsistencia. Ante la ausencia de trabajo durante un periodo largo, es frecuente la aparición de sentimientos de fracaso, culpabilidad y frustración. Ahora, el trabajo se ha convertido en un remedio y en una forma de sentirse participe de la comunidad. Del mismo modo, tener un trabajo es la única posibilidad de adquirir los recursos económicos que resulten indispensables para acceder a los bienes del ocio proporcionados por la sociedad de consumo, ya que incluso las propuestas existentes del ocio son puramente consumistas, sirva de ejemplo los complejos hoteleros y los centros comerciales.
La incapacidad de resolver el problema del paro, con todo aquello que conlleva, se ha traducido el alargamiento de la escolaridad, la aparición de innumerables cursos de reciclaje, bajada de salarios por la abundante mano de obra disponible y una merma en los derechos individuales, civiles, políticos, laborales y sociales.
Bibliografía.

– ALBA RICO, S., Apuntes para una Antropología del Mercado, Anagrama, Madrid, 1995. (Páginas 41 – 65).
– FERNÁNDEZ R., La Explosión del Desorden. La Metrópoli como Espacio de la Crisis Global, Fundamentos, 1993. (Páginas 42 – 65 y 116 – 127).
– FREIRE P., La Naturaleza Política de la Educación: Cultura, poder y liberación, Paidos Ibérica, Barcelona, 1990.
– MANZANOS C., Sociedad Vasca y Construcción Nacional, Gakoa, Donosita – San Sebastián, 1999. (Páginas 87 – 106).
– ROMANO V., Formación de la Mentalidad Sumisa, Endimión, Madrid 1998.
– Apuntes del ciclo grado superior de animación sociocultural .promoción 2001 – 2003 en instituo usandeizaga – peñaflorida de donostia – san sebastián.

Rubén Gallego Murciego.
Rentería. Junio 2.014