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Musicoterapia (Música y Cerebro) - Javier Morales

La música como mediador para el desarrollo emocional y afectivo.

La Música a través de la Terapia Gestalt hace énfasis en desarrollar las posibilidades personales y potenciarlas, con la única intención de recuperar el equilibrio emocional. La terapia Gestalt también ayuda a desarrollar la creatividad, que es la capacidad que cada persona tiene para enfrentar problemas, analizar posibilidades, experimentar, tomar decisiones y finalmente encontrar soluciones originales. Ser creativo/a forma parte de un proceso muy amplio en el cual participan muchos otros aspectos del desarrollo. No se trata de una capacidad aislada, sino que se enlaza con otros aspectos de la personalidad del individuo.
La creatividad saca a la luz la personalidad y las características propias, sin censura, valoración o juicio. Además la creatividad, potencia el desarrollo de la autoestima, seguridad en uno mismo, empatía y propicia sentirse más felices a las personas, sin importar la edad: ayuda a manifestar sentimientos, a poner en palabras las emociones, y a hablar con normalidad de ellas, sintiéndonos aliviados/as y aprendiendo que además es algo que pueden compartir con los demás con naturalidad.
Durante toda mi vida, me he considerado una persona sin capacidad de crear, todo lo que se me pasaba por la cabeza no lo hacía realidad por miedo a que me dijeran que era una tontería. A lo largo de los cuatro años de formación y de terapia individual, he trabajado el descubrirme como persona creativa, “Soy una persona creativa”, y el llegar a creerme y pronunciar esta frase me ha costado mucho, ahora que soy capaz de creérmelo, me siento más seguro, algo en mi ha cambiado, me estoy viendo y descubriendo.
El manejo de la música y el sonido en la sensibilización Gestalt.
Es bien sabido el efecto de la música en diferentes expresiones artísticas y creativas, como ejemplo tenemos el cine, donde las películas toman un curso emocional poderoso debido a los efectos sonoros que los directores de sonorización le imprimen a las cintas cinematográficas. Basta hacer la prueba con una película donde disminuimos el sonido, y nos quedamos sólo con los subtítulos, para darnos cuenta como se convierten en escenas planas y sin efectos emocionales.
El sentido del oído es el que más se relaciona con los afectos y con las emociones. Esto se debe a que tanto las emociones como la música se procesan en el hemisferio derecho y parece ser que hay una respuesta más pura y directa entre estos dos elementos.
Por otro lado, la música tiene este efecto poderoso porque no podemos cerrar nuestros oídos. Estamos inmersos en una sonósfera de “sonidos que se escuchan y que no se escuchan, sonidos musicales y sonidos caóticos, sonidos extraños y sonidos familiares, sonidos que curan y sonidos que destruyen.” (Dewhurst, 1993, pág. 14)
Seamos conscientes o no, estamos recibiendo una influencia de ellos. Como ejemplo tenemos a los trabajadores que están expuestos a ruidos de altos decibeles, cuyos estados emocionales y afectivos llegan a ser realmente desordenados.
No tiene la misma estabilidad emocional una persona que trabaja con barrenadoras neumáticas en pleno centro de la ciudad, a cualquier pescador que escucha el rítmico sonido de las olas del mar, de gaviotas, el aire rozando en las palmeras, etc. Los seres humanos somos en buen porcentaje lo que escuchamos. Escuchemos solo música de Rock y veremos los efectos, escuchemos solo música clásica y veremos otros efectos, escuchemos sólo música creada con fines comerciales y habrá otro estilo de vida.
Mi experiencia personal en este sentido es que, según el estado emocional en que estoy, así son las canciones que toco, por ejemplo: si estoy enfadado toco canciones Rock, canciones rápidas y con mucha distorsión, y si estoy triste toco canciones melancólicas, un sonido más limpio, nunca me había parado a pensar como estaba en ese momento, yo cogía y cojo la guitarra y empiezo a tocar, luego, después de la sesión es cuando me doy cuenta de cómo estoy.
Personalmente creo que cuanto más abramos nuestro sentido del oído a diferentes tipos de música, estaremos ampliando nuestra conciencia y permitiendo darle salida a emociones de diferente índole. En mis clases me he dado cuenta que mis alumnos escuchan o los 40 Principales, Europa FM, etc., emisoras que ponen la misma música y estilo, es por esto que suelo recomendar a mis alumnos que escuchen la emisora Radio 3, porque es de las pocas que cada hora cambian de estilo musical, y con esto quiero ofrecerles un abanico musical anteriormente mencionado.
Quiero introducir el modelo de “Core Energética” creado por el Dr. John Pierrakos. Este autor nos habla de tres áreas en el ser humano:
• La máscara, que se refiere a todos los roles que actuamos en la vida, la forma en que nos percibimos ante el mundo, la manera en que manipulamos a los otros, etc.
• El yo inferior (Lower self), que se refiere a los sentimientos y energías más ocultas, como el odio, el rencor, la melancolía, lo obscuro, etc.
• El Core o ser superior (Higher self), tiene que ver con los aspectos más creativos, luminosos, amorosos y con nuestra esencia espiritual. En términos generales, en los grupos de Sensibilización, trabajan con estas tres áreas.
Si tomáramos este modelo en relación con la música, diríamos que existe música para la máscara, para el lower self y para el Core. Un ejemplo de música para la máscara se puede dar en estas canciones que hacen responder a sentimientos menos profundos (Música popular). Un ejemplo de música del lower self es aquella donde los sentimientos más reprimidos, como la rabia, pudieran salir (Rock). Y un ejemplo de música que estimule al Core seria aquella que nos evoca nuestra creatividad, nuestro amor, nuestra energía espiritual (Clásica, New Age). Con esto no quiero que se malentienda ni se generalice en relación a ningún género musical.

Relación música-emoción-cerebro.

Un grupo de científicos ha conseguido por vez primera explicar la relación que existe entre la música, la emoción y el cerebro humano. Ha descubierto que todos estos episodios discurren en una parte del cortex prefrontal, región del cerebro que es la que permite recordar una melodía o detectar una falsa nota en una canción conocida.
El equipo, conducido por Petr Janata, del Centro de Neurociencias Cognitivas de la Universidad de Dartmouth, exploró la capacidad humana para memorizar una melodía a través del estudio del cerebro de ocho amantes de la música. Los músicos, con al menos doce años de estudios, debieron escuchar diversas melodías y analizarlas. Gracias a la imaginería cerebral, que señala qué parte del cerebro reacciona a un estímulo específico, los investigadores descubrieron que la capacidad de reconocer la música está situada en una parte del cortex prefrontal que es fundamental también para el aprendizaje de conocimientos y para la respuesta o control de las emociones.

Emociones diferentes

El hecho de que el cerebro de cada uno de los músicos reaccionara de forma ligeramente diferente al de los demás, explica por qué una misma melodía puede suscitar emociones diferentes según el momento. El estudio pone de manifiesto el estrecho vínculo que existe entre el espíritu humano y la música, aunque ésta no constituya un elemento de supervivencia física como el alimento o el cobijo. El cortex prefrontal está situado antes del área premotriz y puede dividirse en tres regiones: la región dorso lateral convexa, la región orbito-frontal y la región mediana interna. Hasta ahora se sabía que cuando esta región cerebral sufre lesiones, se altera la capacidad de asimilar información, de resolver problemas y de evaluar las consecuencias de la acción. Gracias a la investigación de Janata, se sabe también que la capacidad musical se vería también alterada en este supuesto.

Percepción visual

El cortex prefrontal está asociado también a la percepción visual ya que, cuando se activan las áreas visuales del cortex a causa de un objeto, el cortex prefrontal reacciona también para mantener viva la imagen recibida. Las neuronas del cortex prefrontal desempeñan asimismo un papel parecido en la memoria a largo plazo, por ejemplo, cuando se recuerda conscientemente una experiencia antigua o un cuadro.
Numerosos estudios han demostrado la participación del cortex prefrontal en la codificación y recuperación de los recuerdos, por lo que su papel se asocia con el esfuerzo por encontrar información almacenada en la memoria. Lo que ha venido a añadir el estudio de Janata es que la música forma parte de las tareas asignadas por la naturaleza al cortex prefrontal, así como que la emoción está íntimamente asociada a estos procesos.

La música como camino de inducción.

Sabemos, además, el poder de “Inducción” que tienen la música y los sonidos, y esto se debe a varios factores que denominan: los 5 poderes de la música:

Los poderes de la música:

1. No hay barreras físicas al sonido:
Es decir, nuestros oídos están expuestos al sonido y no podemos cerrarlos como cerramos los ojos para no ver. Vivimos en una sonósfera llena de diferentes estímulos de los cuales no somos conscientes, pero que siempre están allí. No es de extrañarse que los sonidos que nos rodean en la calle, en el trabajo, en casa, etc., cambien nuestro estado de ánimo, y luego nos preguntemos cuál es la causa.
2. La música en términos generales, no genera transferencia
Podemos decir que, con excepción de la música cantada, toda la demás música, no genera transferencia. Cuando decimos transferencia nos referimos a que el paciente hace proyecciones hacia el terapeuta. Con la música estamos proyectando hacia un espejo más limpio y más abierto. Si queremos facilitar que la persona toque algún sentimiento a través de nuestra verbalización, es posible que la persona transfiera hacia nosotros cierta resistencia o que nos vean como autoridad, o que proyecten cualquier aspecto en nosotros. En cambio, con la musicoterapia, la música y el sonido son la guía para tocar un sentimiento. Esta especialidad es justamente una de las más recomendadas en gente con dificultad de hacer contacto con sus emociones. Es tan poderosa que bastan unas notas musicales para que una persona entre a estados emocionales diversos.
3. La música y el sonido actúan a niveles preverbales
Esto quiere decir que, antes de que el infante aprenda a hablar y verbalizar, aprende lo que Ruth Friedman llamó como “protoritmos”. Los protoritmos son una serie de trozos rítmicos y melódicos que se aprenden al escuchar a sus padres o a las gentes que los rodean. Las palabras, las frases, las oraciones verbales, se sostienen sobre una base melódica y rítmica. Es decir, de alguna manera todo lo que hablamos lo “cantamos”, simplemente si leemos en voz alta lo que está escrito aquí, te das cuenta que hay un sonido que sostiene las palabras.
4. La música entra por la puerta de atrás
Dado que el sonido entra por “la puerta de atrás” es decir por el hemisferio derecho, tiene un acceso rápido y potente hacia el inconsciente. Ya estando allí genera movimientos expresados en sensaciones, imágenes, emociones, reacciones corporales, sentimientos. El enorme poder de la música estriba, como decíamos en un principio, en la manera y la parte del cerebro en donde se procesa. Aunque los sonidos están siendo procesados en todo el cerebro, tienen una preferencia de responder en el hemisferio derecho (especialmente la melodía y armonía), allí donde también se procesan las emociones, la conciencia corporal, etc. Por esto es fácil “contactar” de inmediato en los ejercicios de sensibilización cuando utilizamos la música.
5. Genera estados regresivos
Es común darnos cuenta de que la música que relacionamos con algún momento importante de nuestra vida es capaz de evocarnos o inducirnos a ese estado. Y no sólo esto, es capaz de llevarnos a contactar con estados de nacimiento y aun más, fetales y embrionarios.
Ahora que soy Padre, cuando canto les canto a mis hijos las canciones que cantaba cuando era pequeño, me vienen imágenes y sensaciones de aquel tiempo pasado, es increíble, como ejemplo pondré que cuando canto la canción “En el coche de Papá…”, veo a mi padre conduciendo en mi pueblo por la carretera y todos mis hermanos cantando y riendo. Ahora yo hago lo mismo con mis hijos, e incluso hago las mismas cosas con el volante que hacía mi padre.
En los talleres de Musicoterapia la gente experimenta estos estados cuando hacen la “regresión sonora”, es decir, utilizan sonidos regresivogenéticos como el agua o el latido cardíaco para generar estos estados, y poderlos anclar de una manera distinta a su forma original. Esto es muy poderoso ya que la música además de “abrir” el corazón, lo acompaña y hace anclajes armónicos.

¿Existe en realidad música neutra?

Me gustaría decir que, por todo lo que hemos visto anteriormente, no hay música totalmente neutra; pero si música con posibilidad de proyección más abierta. Es decir, si utilizamos música melancólica, lo más probable es que podamos proyectar una gama más corta de emociones como tristeza, nostalgia, melancolía, etc. Si ponemos música rítmica y alegre muy probablemente proyectaremos sólo nuestro optimismo, euforia, alegría, etc.
Existiría una analogía para explicar esto: cuando ponemos ejercicios del “Darse Cuenta” hay caminos abiertos, mas no dirección definida. El lenguaje, las preguntas, las proyecciones nos hacen ver la posibilidad de caminar en diferentes direcciones. Direcciones que son proyecciones de nuestro estado de ánimo, de nuestras imágenes, de nuestras sensaciones y no del mismo ejercicio. Así sucede con la música, podemos proyectar nuestro estado de ánimo presente, imágenes, sensaciones, etc.
Es muy difícil en la música definir claramente cuando un camino tiene una dirección, ya que la música es en cierto sentido simbólica y no tiene un código específico como lo es el lenguaje verbal. Sabemos todos lo que significa la palabra tristeza y para algunos el Adagio de Albinoni nos evocará tristeza, pero para otros no.
En este sentido el lenguaje musical es más abierto y universal que el verbal. Sin embargo, corremos riesgos de saber elegir una música adecuada para el ejercicio que intentemos poner. Para poder encontrar ese lenguaje tenemos que buscarlo primero en nosotros mismos. Ejemplo en relación a la escucha y la elección de la música:
1. Ponte en una postura abierta al sonido.
2. Respira varias veces de tal manera que conectes con el presente.
3. Al escuchar la música date cuenta de:
-En qué parte de tu cuerpo vibra.
-Qué sensaciones registras.
-Qué sentimientos aparecen.
– Qué imágenes surgen.
4. Escríbelas en un papel.
5. Escribe qué te evoca, en la totalidad, esa música. Con qué sensación te quedas.
6. Compárala con el ejercicio que quieres poner. Por ejemplo si escoges “Tronco, cabaña y arroyo” puedes utilizar la música de Golden Voyage III, que contiene.
7. además de una música neutra, sonidos de río, pájaros, etc. Si escoges el ejercicio de “Orilla del Mar”, puedes utilizar música de Golden Voyage IV, que contiene música y olas en el fondo.
Debemos recordar que la música en un ejercicio puede evocar contactos más intensos que el mismo ejercicio, por lo que es indispensable que elijas una música que acompañe al ejercicio, no que lo lleve hacia otro lugar (Muñoz, 1993, pág. 4). Si de cualquier manera es difícil encontrar respuestas claras, a continuación mencionaré algunas características de música neutra:
• -Que sea desconocida, esto permitirá que la gente no asocie experiencias anteriores en que escuchó esa música.
• -Que contenga ritmos neutros. Es decir ritmos que no sean demasiado lentos o demasiado rápidos, a menos que se trate de un ejercicio de movimiento corporal o de un ejercicio donde el ritmo sea muy lento. Esto último es difícil de encontrar en ejercicios de sensibilización ya que no pretendemos relajarlos, sino acompañarlos.
• -Que tenga un contenido balanceado entre armonías menores y mayores.
• -Que no sea música popular.
• -Que no contenga letra.
Con todo esto que hemos mencionado anteriormente podemos decir que ni los más grandes expertos en el manejo de la música y el empleo de la musicoterapia se han puesto de acuerdo en cuanto a sus efectos. Sucede como el “Alka-Seltzer” todos saben que sí actúa, pocos saben cómo, y creo que ni éstos pocos saben en su totalidad como actúa.
También quiero mencionar que en la Musicoterapia existen 2 grandes formas de aplicarla: Activamente o pasivamente. Activamente sería cuando el grupo, a través de su voz, su cuerpo, de los instrumentos, genera música; y pasivamente cuando son cassettes, compactos o la voz, y el instrumento del terapeuta los que sirven como sensibilizadores en la persona. Esta última es la forma que podemos utilizar en el trabajo de sensibilización. A continuación mencionaré una serie de conceptos que se utilizan en musicoterapia y que pueden dar luz al empleo de la música en la Sensibilización Gestalt.

Una musicoterapia holística

Si entendemos al ser humano como una totalidad (mente, cuerpo, emoción y energía o espíritu) la música se relaciona e interactúa con estas diferentes partes. Soy más que un ente pensante y racional, soy más que una expresión de mi cuerpo, soy más que una conjunción de emociones y sentimientos, soy más que una posibilidad energética o espiritual, soy un todo, único e irrepetible.
La Musicoterapia como la define Benenzon es “la relación que existe entre los sonidos y el ser humano”. Implica la influencia que ejercen los sonidos sobre el hombre, entendiéndolo desde un punto de vista holístico. El sonido actúa en las diferentes áreas generando cambios importantes en cada una de ellas. Se suele trabajar más sobre el área emocional y sobre la energética, ya que en este mundo occidental estas partes están más olvidadas que las otras dos, y porque la música ejerce un especial efecto sobre ellas.
Los principios de la musicoterapia tienen relación con los diferentes niveles en los que actúa en el hombre. El primer principio es un principio físico del sonido, todo sonido es una vibración, si todo sonido es una vibración éste está constantemente generándose en todo lo que tiene movimiento, pegando, rebotando, interrelacionándose con átomos, haciéndose, incluso, ionizaciones atómicas a través del sonido.
Es decir, la vibración siempre está presente en el Universo en forma de sonido. Estamos inmersos en una sonósfera que, seamos o no conscientes de ella, está generando influencia sobre todo lo que existe: seres humanos, animales, plantas, objetos aparentemente inanimados, etc.
El sonido lógicamente está interactuando como lo hace la luz, simplemente en otra escala de vibración más baja. Son innumerables los efectos que produce el sonido en seres vivos. Por ejemplo, en Estados Unidos se realizó un experimento en el que pusieron a un grupo de vacas a escuchar música de Mozart y otro sin música (Benenzon, 1984, sin pag.).El primer grupo reportó una producción de leche mejorada en calidad y en cantidad.
También se realizó un experimento con tres invernaderos, los tres con las mismas condiciones de luz, agua, temperatura y nutrientes. El primer grupo estuvo sin música, el segundo, con música de rock pesado y en el tercero con música de Mozart. En el primero no hubo cambios, en el segundo la calidad y cantidad de granos disminuyó y en el tercero aumentó. No tengo nada contra el rock pesado, incluso me parece favorable para trabajar ciertos estados energéticos, lo que trato de decir es que, si en seres con “otro tipo de conciencia” ejerce este efecto, cómo no puede suceder también en el hombre.
Se han descrito innumerables efectos sobre el organismo humano, por ejemplo: sonidos muy agudos, de alta vibración, producen vasoconstricción, tensión muscular y aumento del latido cardiaco; sonidos muy graves, de frecuencias bajas, generan vasodilatación, relajación muscular y disminución del latido cardiaco. Tal vez un ejemplo más claro son esas voces muy agudas que generan en nosotros cierto nerviosismo o lo contrario, voces muy bajas que nos dan relajación.
Algo llamativo es cómo algunos ruidos en altos decibeles pueden provocar algunas rupturas en los puentes de hidrógeno que unen a las proteínas de la cadena del DNA, y como esto puede generar el desarrollo de cáncer. Afortunadamente tenemos un extraordinario sistema inmunológico que lo detecta y lo hace desaparecer.

Una musicoterapia holística

En la cual el sonido tiene efectos:
1. Orgánicos
2. Emocionales
3. Mentales
4. Energéticos
Como otro de los principios, tenemos que la Musicoterapia actúa a nivel emocional, sobre todo, si tomamos en cuenta la historia personal de cada individuo. Aunque la música en si misma tiene efectos universales, dados por el ritmo, la melodía, la armonía y el timbre, la verdad es que, como ya lo mencionábamos anteriormente, no tiene respuestas generalizadas. Cada individuo responde de una manera particular y esto se debe básicamente a dos factores:
” Factores históricos sonoros de la persona.
” Factores propios del individuo.
Factores que interfieren en la relación sonido-ser humano
1.- Factores intrínsecos del sonido.
” Ritmo
” Melodía
” Armonía
” Timbre
2.- Factores históricos sonoros de la persona.
” Arquetipos sonoros
” Exp. sonoras gestacionales
” Exp. sonoras de nacimiento
” Exp. sonoras infantiles – toda exp. sonora posterior
3.- Factores propios del individuo.
” Estado energético-emocional del momento de contacto sonoro
” El grado de apertura o defensa caracterológica
Como veremos más adelante, el ritmo y la melodía-armonía tienen una intima relación con el estado energético y emocional respectivamente. Es decir, algunos ritmos de repetición frecuente provocan estados de fuerza y vitalidad, como son los sonidos de tambores africanos. En cambio, ritmos de repetición más lenta, generan estados de paz o de calma. Tal es el caso de los sonidos de las olas del mar que, entre paréntesis, también provocan este estado debido al “efecto regresivo” al vientre materno por lo parecido al líquido amniótico y lo que genéticamente guardamos como información ancestral del mar como la madre, como el origen.
Por otro lado ciertas armonías “menores” provocan estados de melancolía y tristeza (Adagio de Albinoni). En cambio la música en armonías “mayores” genera estados de optimismo y de euforia (La novena sinfonía de Beethoven en su parte central).
Todo lo anteriormente dicho es válido, pero lo más importante es la respuesta tan particular que un ser humano tiene a esa melodía, ritmo, canción, etc. Es decir que tal vez el momento en que una persona escuchó por primera vez esa canción se relaciona con una experiencia de dolor y para otra de alegría.
Por esto es básico que, en la medida que sea posible, conozcamos la historia sonora de la persona. En el caso de los diferentes arquetipos sonoros se da un ejemplo muy claro: no es lo mismo que un africano escuche a Mozart, a que un Europeo lo haga, sus respuestas probablemente serán muy diferentes.
Tenemos incluido en nuestro código genético todo el acervo musical que nuestros padres, abuelos, bisabuelos, etc., nos dieron. Se hizo un experimento con niños recién nacidos que fueron llevados a otro país, y se dieron cuenta de que no respondían a los cantos de cuna del país al que fueron llevados, sino a los del país de origen. Parece ser que en este código genético está incluida una manera muy particular de percibir y de responder a la música.
Concluyendo, los factores históricos sonoros y los propios del individuo imperan sobre los factores intrínsecos del sonido. Finalmente hablaría de las propiedades energéticas o espirituales del sonido (Muñoz, 1992, sin pág.). Nuestros antepasados de Mesoamérica a través de sus cantos rituales y chamánicos, los indúes con sus mantras, los tibetanos con sus sonidos guturales, los mongoles con su “canto armónico” lograban, además de comunicarse con sus dioses, generar estados energéticos de mayor armonía.
Los hindúes armonizan su ser a través de mantras que actúan en los “Chacras”, que son centros biogeneradores capaces de interferir en los procesos psicológicos, mentales, corporales y energéticos de la persona. Ciertos sonidos resuenan en alguno de estos chacras dependiendo de la altura del sonido y de las silabas utilizadas en ellos.

Efectos psicológicos del sonido.

La música tiene un efecto inductor en el plano emocional y conforma profundas resonancias afectivas. Paul Valéry en “Pensées sur l’art”, afirma que “la música juega con nosotros, poniéndonos tristes, alegres, locos, pensativos, profundos, ardientes, tiernos o fuertes”. La música tiene tonalidades emocionales diferentes, según su composición y puede provocar fenómenos de tensión o de relajación.
Ansermet en su libro “Fundamentos de la música en la conciencia humana”, explica que el oído humano selecciona sonidos en forma empírica y ordenada, de tal modo que las estructuras que nacen representan una copia fiel del propio estado del alma afectiva del oyente, en otras palabras, el oyente presenta determinada tipología y aprecia aquella música que corresponde a sus propios estados del alma.
En la memoria humana la música ocupa un lugar preponderante, cada melodía es a menudo igual a la memoria de un tiempo, de un determinado acontecimiento, de un recuerdo, Patrick L’Echevin dice: “La música es el arte más comunicativo; el único que permite traducir el dolor del cuerpo o del alma sin describirlo”.
Por otra parte, el sonido es una reacción subjetiva a determinadas vibraciones del aire que van de 20 a 16,000 hz/seg. Las vibraciones debajo de 20 c/s no son percibidas por el oído pero pueden dar lugar a sensaciones táctiles. Los sonidos de más de 16,000 hz son sentidos en formas de jaquecas, malestares o desvanecimiento. La percepción de las formas sensoriales (sonidos, colores) está en estrecha relación funcional con el nivel de vigilancia o atención, pero un buen número de las diferencias sensoriales que llegan de continuo al cerebro no lo hacen a la conciencia más que en una pequeña parte.
Las vibraciones sonoras de baja frecuencia tienen propiedades particulares, se les puede oír sin escucharlas. La audición de las bajas frecuencias sumerge al individuo en un estado sofrónico o de hipovigilia (sofro-relajación obstetricia), ya que son las primeras que el feto percibe.

Sonidos agradables y desagradables.

Por razones psicológicas algunos sonidos pueden ser desagradables cuando, a algunas disonancias o agregados sonoros musicales, no son estructurados por el oyente dentro de sus percepciones sonoras, en función de sus hábitos auditivos. De igual forma, un sonido sin altura o duración precisa puede motivar desagrado por su falta de significación. Sin embargo, se ha demostrado que los sonidos de alta frecuencia perturban los nervios auditivos. Los ruidos muy intensos pueden causar sordera y en general de 80 a 90 decibeles provocan “traumatismo sonoro”.
C.P. Boner (esp. en acústica EUA) afirma que los ruidos urbanos de fuerte intensidad son en parte responsables de trastornos circulatorios, pérdida de la audición, fatiga y trastornos emotivos. Las reacciones a la audición son individualizadas, cada persona es capaz de distinguir cerca de 300 alturas de sonidos y utilizar las buenas vibraciones para compensar las fatigas cotidianas, suprimir cefaleas provocando la vasoconstricción de las arterias cerebrales y favoreciendo la relajación.
Como hemos visto la audición implica dos factores: el fisiológico y el psicológico. Este último, como podemos apreciar, tiene que ver con la interpretación del sonido; en el nivel cerebral el sonido es un trabajo de análisis y síntesis de las percepciones sonoras, la combinación de sus intervalos melódicos y armónicos en la rapidez del flujo sonoro y las variaciones de intensidad.

Intervalos melódicos y armónicos.

De acuerdo a Cari Stumpf
“El uso de los intervalos fundamentales consonantes es lo que aparece cada vez más como la esencia de la música y aquello cuya fuente es la propia fuente de la música.”
Algunos intervalos se diferencian de otros por su carácter penetrante, se les llama consonantes y son estructuras naturales que se imponen al oído (uso corriente en canto monódico o polifónico). Estos por lo general son intervalos de 4ta, 5ta, 8tava, los cuales tienden al orden y a la organización del discurso musical según su poder de atracción, hay en ellos una afinidad primordial.
Por hábito auditivo la percepción musical aparece como una anticipación, una espera del retorno de ciertos polos de atracción, cuando esto no ocurre surge un efecto de sorpresa, una tensión emocional que puede ser desagradable si es demasiado frecuente. Las obras de estilo infrecuente, fuera del cuadro tonal, producen angustia en sujetos sensibles pues rompen el equilibrio emocional.
Desde el preciso momento en que el óvulo se une al espermatozoide y anida en el útero materno para ir gestando el nuevo ser, éste ya se encuentra en contacto con las pulsaciones del latido y sensaciones vibratorias de movimiento y sonidos dados por el crujir de las paredes uterinas, ruidos intestinales, respiración, contacto con los elementos del complejo no verbal. Poco a poco estos fenómenos son percibidos como vitales y esenciales para la prosecución de la vida.
A medida que el feto se desarrolla, va adquiriendo la sensación de la importancia del latido cardiaco que siente en todo su cuerpo y lo percibe como esencial para la vida por su estrecha relación entre el flujo sanguíneo y el ritmo cardiaco (cordón umbilical), así como la respiración (inspiración y expiración de la madre.) el feto no percibe los sonidos a través de su sistema auditivo, si no como percepción vibracional, como unidad de percepción sensorial, como un todo indiferenciado donde el factor más importante es el movimiento. Es aquí donde está la base de la relación del ritmo y del ser humano; en el contacto sonoro intrauterino.
La música es la evolución de la madre, es reeditar la relación con ella y con la naturaleza. A partir de esta evidencia, Rolando Benenzon crea el concepto de engrama Mnémico, el cual es “un mosaico genético heredado, donde se localizan las experiencias del acervo folklórico de la persona, correspondiente a la vida de sus antepasados, raza, medio cultural” y el de “imprinting sonoro” que es un vínculo duradero con el individuo, establecido con otro mediante una experiencia sonora significativa. Los niños recién nacidos expuestos al latido cardiaco quedan con un imprinting auditivo dé éste.
El imprinting son estos primeros sonidos que dejan huella en un individuo, ya sean cantos de cuna, silencios angustiantes, sonidos de quirófanos o de incubadoras, etc. De aquí, la importancia de que le demos música a nuestros hijos desde antes de nacer y durante el nacimiento. Se ha comprobado que niños que han sido estimulados con música generan un mejor desarrollo psicomotriz y una mejor autoestima. La música, la danza, son el resultado del imprinting y el hombre las crea y las vive en su esfuerzo por permanecer en la proximidad de los estímulos del imprinting, de recapturar las experiencias sensoriales similares a las que fueron percibidas durante la vida prenatal.

La música, el gran espejo proyector.

Con toda la revisión anterior, podemos decir que a pesar de algunos efectos intrínsecos y universales de la música, lo más importante es la persona, con toda su historia musical previa, sus arquetipos sonoros, etc. Por lo tanto, podemos deducir que la música es el gran espejo proyectivo.

Conclusión

Para terminar, como Maestro de Educación Musical, me gustaría decir los aspectos positivos que tiene
la asignatura de Educación Musical en la escuela, sobre todo porque en estos tiempos, estamos viendo
que con la nueva Ley de Educación LOMCE, la asignatura de Educación Musical está siendo desplazada hasta tal punto de que está en peligro de desaparecer.
Teniendo en cuenta lo expuesto en este trabajo y teniendo en cuenta la relevancia que la corriente psicológica Gestalt está teniendo en la educación estos últimos años, considero que es muy importante introducir en el aula la asignatura de Educación Musical con una metodología Gestáltica, porque beneficia en los siguientes aspectos:
• Potencia el desarrollo emocional del alumnado, haciendo niños más seguros de sí mismos, con una mayor autoestima.
• Educa en valores: respeto hacia los compañeros, escucha personal y del compañero
• Fomenta la capacidad de esfuerzo personal y la participación en el aula.
• Favorece el pensamiento crítico frente a los agentes sociales externos.
• Facilita la integración social entre grupos sociales de diferentes culturas.
• Previene el fracaso y el abandono escolar dotándolos de herramientas para superar dificultades que puedan darse en el ámbito escolar.
• Tiene una función social preventiva a largo plazo, porque dota a los alumnos de recursos personales que les permiten tomar decisiones por sí mismos, ser capaces de decir no… frente a la influencia del grupo social en etapas posteriores.
• Mejora la relación entre niños con necesidades educativas y los que no la tienen.
Trabajando la Educación Musical a través de la Gestalt conseguiremos una mayor profundización en el conocimiento de uno mismo y de los otros en vistas a la transformación personal, mejorando así la convivencia escolar, familiar y de la comunidad en la que vivimos.

BIBLIOGRAFÍA

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” Dewhusrst, Maddock, Olivea. (1993). Terapia del sonido. EDAF. Madrid.
” Muñoz, Víctor. (1992). Musicoterapia humanista (art. no publicado). México.
” Muñoz, Víctor. (1993). De la vibración humana al sonido transpersonal (art. no publicado). México.
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” http://www.slideshare.net/eltallerdelaeam/musicoterapia-y-gestalt
” http://blog.centrodefabula.com/tag/la-musica-y-gestalt/

1.- http://www.revista.unam.mx/vol.5/num1/art4/defini/10.htm
2.- http://www.revista.unam.mx/vol.5/num1/art4/defini/19.htm
3.- www.arteindividuoysociedad.es/articles/N16/Ana_Iribas.pdf
4.- http://www.uv.mx/cienciahombre/revistae/vol18num3/articulos/creatividad/
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6.- Perls. Citado por Francisco Peñarrubia. “Terapia gestalt. La vía del vacío fértil”. Alianza editorial Madrid Pag.288
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9.- www.institutovenezolanodegestalt.com.ve/…/PERFIL%20DEL%20TERA…
10.- Joseph Zinker. El proceso creativo en la terapia gestáltica. Pag.13
11.- www.institutovenezolanodegestalt.com.ve/…/PERFIL%20DEL%20TERA…
12.-Psicoterapia y creatividad”. Beatriz Martin Cabrero. www.feap.es/anuarios/2007/pdf/premio1-txt.pdf.

Javier Morales Casado
javichinchin@msn.com